Esa mujercita de ojos bellos de un celote casi
transparente cuya reproducción de su autorretrato se vende a los
turistas nada menos que en el Museo del Louvre es una de las
pintoras más cotizadas del país. El precio de la obra de Mariette
Lydis se fija internacionalmente desde Paris y sus cuadros han sido
adquiridos por los más importantes museos del mundo. Además de ser
una artista de importancia es posiblemente una de las mujeres más
coquetas que se conozcan —vastísimo guardarropas, visones incluidos,
exigencias terribles para quien ose fotografiarla—. Hace dos años,
sin embargo, fue víctima de la sorpresa mientras firmaba un cheque
en un banco. Ese 67 con que había llenado el espacio destinado al
año le recordaba algo. . . Algo impreciso. El asunto la tuvo
preocupada toda la noche hasta que finalmente con las primeras horas
de la mañana advirtió: "Ya sé, es que voy a cumplir 80 años". El
caso merecía la pena de ser consultado entre sus amigas. "¿Qué hago,
lo oculto?" La decisión fue unánime: "Hay que festejarlo". Y
realmente el hecho valía la pena: llegar a esa edad con la misma
preocupación por lucir bronceada en verano, elegante siempre, con un
dinamismo a prueba de todo, con el mismo entusiasmo por seguir
creando, no merecía pasar inadvertido. —No temo envejecer,
mientras los años no signifiquen otra cosa que el paso del tiempo.
Mientras mi capacidad de trabajo no disminuya. El otro día en una
reunión una señora me dijo: "Caramba, Mariette, qué joven está". Le
contesté que era por la pintura. Ella entendió que me refería al
maquillaje, cuando quise expresarle mi devoción por la creación...
Mariette vive desde su llegada a Buenos Aires en un departamento de
la calle Cerrito al 1200. Desde el atalaya de ese 9º piso domina la
ciudad y alcanza a ver el río. Una inmensa terraza; 250 m2 con
pileta es su único lugar de veraneo. Nada parece gustarle más que
ese refugio lleno de flores, frutas, huerta y glorieta con parras.
En las cálidas noches del verano reúne a sus amigos junto a la
parrilla del asador. —Casi siempre recibo gente muy joven.
Prefiero sobre todo su amistad. —¿Y la gente grande? —¿Los
viejos? Mmmm. . . Me gustan menos. Sólo hablan de muerte y
enfermedades; yo no sé lo que es un dolor de cabeza ni de hígado a
pesar de ser terriblemente golosa, o de problemas con el servicio
doméstico. Cuando para mí no existen los "sirvientes" sino los
empleados y amigos. Por ejemplo, la señora de González, mi
secretaria, está en la casa de hace más de 20 años, el jardinero 15,
Zulma, mucama, mi mano derecha, 11 años, igual la modista, el
chofer. . . No Esos no son temas de conversación que me interesen. .
. En cambio le gusta oficiar de confidente. Interesarse por la
vida de los demás es una de sus pasiones. Desentrañar la naturaleza
humana. Esto último fue una de las causas que la llevó a
introducirse en los hospicios de Vieytes y Melchor Romero, y en
Italia y Francia y para realizar estudios pictóricos sobre alinea
dos. —¿Por qué ese interés por la demencia? —Allí, en esos
personajes, se ve la naturaleza humana sin ¡imites de ninguna
especie. Todas las pasiones, las virtudes o defectos están
exagerados hasta la máxima expresión. Es sobrecogedor pero una forma
de ver al desnudo el alma humana. —Y en su vida, Mariette, ¿se ha
impuesto muchos límites? —No. Jamás. He hecho siempre lo que he
querido. Me ha interesado siempre todo. —¿Nada la horroriza?
—Sí. Por ejemplo la pose, algo tan común en los artistas. Ese "bla,
bla", esas peroratas sobre la inspiración, la creación. —¿Usted
por qué no interviene en ese tipo de cosas? ¿Modestia? —Soy
incapaz de experimentarla. Porque estoy siempre de parte de la
sinceridad. Me considero en cierta forma un apóstol de la verdad.
—Ya que no es modesta, ¿cómo se considera como pintora?
—Excelente. —¿En qué se basa? —En que siendo totalmente
autodidacta no puedo, una vez terminadas mis obras, sentir
admiración por lo realizado. Con ella conviven un gato siamés,
llamado Sandy, que tiene los ojos idénticamente claros y celestes
como los de su ama. Pero Sandy es cruel y malhumorado: "Sólo lo
conservo —cuenta Mariette— por su belleza. A la noche duerme en mi
cama, pero a la mañana ya no lo recuerda. Los gatos no tienen
memoria". En cambio sus perros, Katy y Mary, dos caniches
inteligentes, son fieles y cariñosos. La pintora va montando en sus
caballetes distintas obras. Uno de sus cuadros muestra el rostro de
varios jóvenes. —Lo titulé "¿A dónde van?". —¿Por qué son tan
tristes los ojos? —No. Está equivocada. Son inquisidores. Aquí
está la juventud de hoy tal cual la veo. Distinta. Poco
estabilizada, salida de sus moldes. Respetuosa hasta el delirio de
la individualidad. Interrogadores de su propio destino. Además ha
retratado a los más importantes representantes de nuestra high-life,
así como también a personalidades mundiales. Larreta, Mallea,
Pedro Miguel Obligado, Adolfo Mitre, la Nena Gandara, Luchino
Visconti, monseñor Pacelli y monseñor de Andrea posaron para ella.
—¿Cuánto cuesta hacerse retratar por usted? —Mi precio es muy
caro. Pero no basta "querer" retratarse. Tiene a mí que gustarme
ese rostro y adivinar que esconde una naturaleza interesante, viva,
rica. No retrato a quien lo desea sino a quien yo quiero. —¿Vende
siempre? —Odio vender a pesar de que vivo de eso. Me gusta el
aplauso del público y que la gente se interese por adquirir mis
trabajos. Pero no puedo olvidar que cada cuadro es una parte íntima
y sentida de mí misma. —¿La crítica? —No me interesa. Ni
compro los diarios para conocerla. —¿Pero la trató bien o mal?
—Muy bien, admirablemente hasta el arribo del no figurativismo.
—¿A usted le interesa ese movimiento? —¡Pero no! Absolutamente.
He pintado desde siempre a la vida. A lo que veo y observo con tanto
detenimiento. No puedo aceptar que haya gente que con cuatro líneas
que no signifiquen nada se consideren genios. Se levanta
alrededor de las 12 y 30 y hasta las 14 horas, en que toma una
frugal merienda, no come nada. Cuando tiene modelo comienza a
trabajar desde las 15 hasta las 17 horas aprovechando la luz del sol
—no usa anteojos—. Cuando no, sale a recorrer la ciudad en su
Chevrolet Bel-Air negro. A la hora del coctel recibe siempre a
amigos. Más tarde come íntimamente "Bien y mucho. Aunque peso 48
kilos soy muy golosa". Y después queda acompañada solamente por sus
perros y gato pintando en su taller hasta las 5 o 6 de la madrugada.
Dos veces por semana se hace arreglar las manos. Una vez e
infamablemente concurre a la peluquería. La masajista, en cambio, la
visita más seguido. —Nací en Austria pero más tarde tomé
ciudadanía francesa. Cuando estalló la segunda guerra todos en un
comienzo creyeron como yo que era una cosa de pocos días. Lo que mi
segundo marido, el conde Giuseppe Govone era italiano, fue
considerado automáticamente enemigo de Francia. Él entonces marchó a
su patria y yo me refugié en la casa de unos amigos en Inglaterra,
dejando mi casa como estaba. Pensando que el regreso sería casi
inmediato. En Londres pasé mucho más tiempo del que imaginaba.
Comenzaron los bombardeos. —¿Y entonces? —Fui invitada a los
EE. UU., que aún no había entrado en guerra. Pero también recordé
que ya vendía con gran éxito en Buenos Aires y que el marchand señor
Muller me había invitado en varias oportunidades. Elegí Argentina y
me embarqué en el último barco que partió de Inglaterra hacia
América. Durante la travesía fuimos perseguidos por submarinos. Salí
de allá con solo 10 libras. . . —¿Y cómo hizo? —Cuando llegué,
a pesar de haber cuidado mis gastos tenía solo 4 libras. Pero cuando
en el puerto, Muller me preguntó dónde me alojaría, le contesté:
"¿Cuál es el mejor hotel de Buenos Aires?". "El Plaza", fue la
respuesta. Y allí fui. Y ríe recordando la anécdota. Pocos días
antes habían llegado sus cuadros y su exposición fue un éxito.
Aquí también la sorprendieron inmediatamente la afectuosidad de la
gente y le chocó en un principio la facilidad para el tuteo. —La
mujer argentina nunca -va a decir una cosa desagradable,
contradecirle o dirigir una palabra seca o crítica. Quién sabe si no
va a decirlo a otra persona un momento más tarde, pero nunca,
gracias a Dios, a una misma. Y esta tierra donde años más tarde
se reuniera con su marido, hoy muerto, es considerada como suya a
pesar que la felicidad vivida en algunos momentos en otros países a
veces suele embargarla de melancolía. Pero finalmente ha decidido:
—La Argentina, que con su ternura, comprensión y fervor ha envuelto,
enriquecido e iluminado mi vida de trabajo, es el lugar donde viviré
siempre. Por eso, en el hall de entrada hay un ramo mandado por
el intendente Iricíbar, agradeciendo la donación que hizo hace un
mes Mariette a Buenos Aires. Más de 60 de sus más importantes obras
han sido donadas a la Municipalidad, con las que se abrirá una sala
con su nombre en el Museo Nacional de Bellas Artes. —Quise que
todas esas personas que me siguieron con tanta devoción y simpatía y
que muchas veces por falta de recursos no pudieron adquirir mis
trabajos tuvieran la oportunidad de hacerlos de esta manera suyos.
Su residencia del siglo con vista espléndida sobre el Lago di Como,
en Italia, y su casa en Rué Boileau, en París, esperarán inútilmente
a esa mujer de figura pequeñita y frágilmente bella que se
justifica. —Me quedo aquí, pues es donde están mis verdaderos
amigos. Múltiples, conocidos y desconocidos. A los que a pesar de
verlos poco o posiblemente a causa de esto la amistad conserva
siempre su frescura y su calor. Su delicadeza y ternura por mi
persona y mi obra me conmueven siempre. CRISTINA IRALA Fotos:
LUIS GEMELLI Revista Gente y la Actualidad 5/6/1969
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LLEGO AL PAIS DESDE
LONDRES HUYENDO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL BUENOS
AIRES LA RECIBIO COMO A UNA VIEJA AMIGA YA QUE SU OBRA
SE CONOCIA CON GRAN EXITO. EN LA ACTUALIDAD ES ARTIFICE
DE UNA PRODUCCION INCALCULABLE. MUCHAS DE SUS OBRAS
FIGURAN EN LOS MAS IMPORTANTES MUSEOS DEL MUNDO. SUS
RETRATOS DE ADOLESCENTES CON EXPRESION INQUISIDORA SON
FAMOSOS. ES LA RETRATISTA PREFERIDA DE LA HIGH-LIFE DEL
PAIS, E IMPORTANTES PERSONAJES HAN POSADO ESPECIALMENTE
PARA ELLA. A LOS 82 AÑOS ES AUN SUMAMENTE COQUETA Y HACE
RESPONSABLE DE SU ETERNA JUVENTUD A LA PINTURA. EN
AGRADECIMIENTO A BUENOS AIRES, ACABA DE DONAR 60 DE SUS
MEJORES CUADROS A LA MUNICIPALIDAD DE BUENOS AIRES. "EN
LA ARGENTINA —DICE— ESTA MI CASA Y LA GENTE QUE QUIERO".
PERO TAMBIEN HABLO DE SUS COMIENZOS, DUDAS,
SENTIMIENTOS, FORMA DE VIDA Y EXITO.
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