TEMARIO I.- LA POLITICA: ¿Ha perimido la
política tradicional —tipo de democracia e instituciones que la
reflejaban— en la Argentina? a) ¿Cuál es el sistema institucional
que propician las nuevas generaciones? b) Los partidos políticos
que existían hasta hace poco ¿reflejaban el país real? c) ¿Los
sindicatos deben participar o no de la política, entendiendo a ésta
en su acepción genérica, vale decir, no partidista? II.- ECONOMIA
Y SOCIEDAD: ¿Qué esquema de la Argentina prevé la juventud para
la década del 70? a) ¿Los términos "libre empresa-estatización"
seguirán siendo los polos antagónicos? b) ¿Cuáles serán las
grandes ideas aglutinantes? III.- EDUCACION Y CULTURA: ¿Qué
orientación debe imprimirse: hacia una cultura técnico-científica,
acorde con el desarrollo tecnológico de nuestro tiempo y las
necesidades del país, o hacia el escolasticismo? a) ¿Es necesaria
o perjudicial la autonomía universitaria? b) ¿Es la familia el
factor fundamental en la educación de los jóvenes? En caso
afirmativo: ¿Debe seguir siéndolo?
Una nueva Mesa
Polémica llega a los lectores de SIETE DIAS. Esta segunda Mesa está
tutelada por preocupaciones que nos afectan tan vitalmente como
pueblo y como nación. Recoge juicios serenos y apasionados,
invitaciones al diálogo y desafíos para la batalla. Siete hombres
jóvenes pero pertenecientes a varias generaciones —como ellos mismos
lo proclamaron—, se acercaron con sus opiniones a la redacción de
SIETE DIAS. Representan a distintos sectores, a diferentes
concepciones sobre el mundo y el país. Esas concepciones ¿son
incompatibles? ¿Podrá revivirse a nivel nacional el diálogo que, en
torno de un riesgoso cuestionario, protagonizaron en el piso 14º del
Edificio Abril? Ellos lo decidirán, como representantes de las
generaciones que van a mandar en un próximo futuro. Son: -Doctor
Luis GARCIA MARTINEZ, 34 años, doctor en Ciencias Económicas,
especializado en Comercio Internacional, y en la actualidad asesor
de gabinete del ministro de Economía. -Padre César SANCHEZ
AIZCORBE, sacerdote jesuita, 32 años, profesor de Sociología en la
Facultad de Filosofía de San Miguel, incorporada a la Universidad
del Salvador. -Julio BARBARO, 25 años, estudiante de Agronomía de
la Universidad de Buenos Aires y de Ciencias Políticas de la
Universidad del Salvador. Es presidente de la Liga de Estudiantes
Humanistas. -Oscar SMITH, 35 años, dirigente sindical: Secretario
Gremial del Sindicato de Luz y Fuerza, filial Capital. -Miguel
Ángel CIPRIANO, 23 años, estudiante de Derecho de la Universidad
de La Plata y miembro de la mesa directiva del Movimiento de la
Juventud Radical. -Capitán Federico MITTELBACH, 37 años; ejerce
el cargo de director general de Servicios Comunitarios de la
Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia de la Comunidad.
-Profesor Eliseo VERON, 32 años, sociólogo. Se desempeña actualmente
como investigador en el Centro de Estudios Sociales del Instituto Di
Tella.
I) LA POLITICA GARCIA MARTINEZ: Lo relativo a la
situación política podría centrarse en una pregunta fundamental:
¿Tenían los partidos políticos suficiente representatividad o
autenticidad en la vida argentina? ¿Su disolución significó algo en
la marcha del país? En realidad, salvo los directamente afectados,
nadie en la Argentina ha llorado su muerte: el país real fue
trasformándose (aunque no en la medida de los deseos de muchos),
pero los partidos no advirtieron esos cambios. La opinión pública
llegó a considerarlos, lo mismo que al sistema tradicional expresado
en el Parlamento, como impotentes para solucionar los problemas
importantes del país, por ejemplo, y más específicamente, el del
desarrollo nacional. Yo diría que no se trata tanto de pedir una
renovación del sistema institucional, sino de los partidos y sus
mentalidades dirigentes. La Argentina no pudo superar todavía el
gran trauma histórico de la crisis del año 30, no pudo acomodarse a
una perspectiva de crecimiento a largo plazo, si bien lo está
intentando por varios caminos. Una vez que este proceso de
trasformación pueda encauzarse hacia un sendero de crecimiento
realmente sostenido, los dirigentes políticos nuevos van a tener que
actuar. Recién entonces podrán, quizás, tener una posibilidad de ser
efectivamente representativos.
SANCHEZ AIZCORBE: Creo que
para la generación nueva han perdido vigencia el estilo político y
la forma curiosa de democracia que imperaron en la Argentina en los
últimos cincuenta años. ¿El sistema institucional que propician los
jóvenes? Bueno, para sintetizarlo en pocas palabras: Un sistema
democrático, que permita la mayor representatividad social posible.
Que cada habitante de la Nación participe en la tarea comunitaria
social y política y en los beneficios económicos. En la actualidad,
todos los partidos políticos —incluyendo al peronista— reflejan un
poco la desorientación que reina en la cultura política del país.
Pero no reflejan lo positivo: las inquietudes más hondas y las
aspiraciones del futuro de las jóvenes generaciones. Y en lo que
toca a los sindicatos, creo que muy pocos jóvenes negarían la
participación sindical en el campo político. Evidentemente, no debe
ser al estilo de un partido. Se aspira —y hay ejemplos en el mundo
que lo testimonian— a que los sindicatos puedan integrarse en forma
activa en la conducción legal y estructural del país. Es un derecho
y un deber, dentro de los límites que corresponden a su
representatividad. Pero los jóvenes son reticentes porque algunos
sindicatos no dieron una imagen bastante limpia de sí mismos. Su
conducción se vio envuelta en continuos manejos, y en ese sentido
son censurados.
BARBARO: La política tradicional ha perimido
desde el momento en que las minorías que ejercen el poder económico,
político y militar se niegan a aceptar la participación de otros
partidos que ("tristemente", según ellos) reflejan a la mayoría del
país. Entonces, la democracia está cuestionada en si misma. Las
nuevas generaciones coincidimos en la búsqueda de un cambio de
estructuras real, una revolución real. La única solución es la toma
del poder por el pueblo. En cuanto a los partidos políticos: sólo
reflejan la frustración y el caos del país real y aquel no diálogo
de las generaciones dirigentes formadas para un país que no es el
real. Hablo de todas las generaciones dirigentes, en todos los
campos; además, no hay diferencia sustancial entre la política
anterior a la llamada "Revolución Argentina" y la que existe ahora;
las diferencias son formales, pero se trata de una misma generación,
de una misma mentalidad ... ¿Si los sindicatos deben participar de
la política? Es una pregunta sin sentido. Si los partidos políticos
representan clases sociales, la clase obrera unida en el
sindicalismo participará en el partido que la represente. ¿Alguien
le discute esa posibilidad a la Sociedad Rural, que influye y se
juega en política con sus medios, los económicos? Quedan
dibujadas ya varias líneas de discusión, que los sucesivos aportes
van a profundizar. Y que se encarnan en algunas palabras-clave:
desarrollo; país real; participación comunitaria; cambio de
estructuras; revolución. La tesis de un participacionismo integrador
se instala enseguida en la enfática frase de un gremialista:
SMITH: No tenemos que entretenernos mucho en lo pasado; eso es lo
que siempre está dividiendo a los argentinos. El actual estado de
frustración de nuestra Patria es un problema que preocupa no sólo a
la juventud sino a la inmensa mayoría del pueblo, que ambiciona una
tranquilidad permanente y un futuro nacional promisorio, basado en
una auténtica justicia social. Esto se logrará al margen de las
politiquerías y dejando de lado los intereses personales; la plena
realización del hombre argentino no significará la mera distribución
de bienes, sino su activa participación en todos los aspectos de la
vida nacional. Pero plantear esto con excesiva premura sería hacer
el juego, en la actualidad, a algunos sectores para los cuales el
único camino son las salidas electorales ... condicionadas. De las
que estará ausente, una vez más, la mayoría del pueblo. Por eso,
exigimos una auténtica revolución nacional con participación para
lograr, con el esfuerzo de todos, el "despegue". Por otra parte, y
como lo señaló Juan XXIII en la encíclica "Mater et Magistra", es
necesario y conveniente que los trabajadores puedan discutir
aquellas decisiones que afectarán las condiciones de vida de las
grandes masas asalariadas. Más que el derecho tenemos la obligación
de participar en todo el proceso nacional.
CIPRIANO: El
pueblo tiene un enemigo común: el régimen, cuya variante más extrema
es la actual dictadura. El sistema liberal ha perimido; la guerra
con lo antinacional tiene como punto de mira la toma del poder, el
cambio total de estructuras. Y el radicalismo y el peronismo (con
todas sus limitaciones y desviaciones) representan la ideología
popular y la mayoría del país. Lo demás no existe; son mentiras,
rótulos. En lo tocante a los sindicatos, por supuesto...: el
sindicato, el obrero, debe participar del desarrollo de la sociedad.
Pero sólo dictará su política cuando esté en posesión de las fuerzas
de producción.
MITTELBACH: La política tradicional ha
perimido. No tuvo respuestas eficaces para lograr una
representatividad del pueblo, que le permitiera expresarse en la
mejor forma posible. De allí los hechos y la coyuntura que
transitamos. La actitud de la juventud es la búsqueda de esa
representatividad. Ese es el fin. El sistema que lo contemplara
sería solamente el medio ..."
Tras la pausa del cigarrillo,
el capitán Mittelbach se inclina sobre la mesa. Debe definirse sobre
un punto que condensa toda esta problemática: Los partidos políticos
que existían hasta hace poco ¿reflejaban el país real?
"Bueno, si la pregunta está dirigida a que los partidos políticos
anteriores al 28 de junio eran una muestra más del estado de
confusión y desorientación en que se sumía la sociedad argentina,
digo que sí reflejaban el país. En cuanto a los sindicatos,
participan de hecho en la política moderna. Pero si concebimos lo
político a través de un sistema representativo de partidos, la mayor
vigencia de los sindicatos estará dada por la falta de cauce para
expresar las inquietudes ciudadanas a través de los partidos." El
problema de la representatividad popular sigue en el tapete. Se
coincide en algo: los partidos en general no la canalizaron. Pero,
¿por qué? El profesor Elíseo VERON abre su respuesta con una
observación. "Interrogar si ha perimido la política tradicional
supone que hay algo que es la política no tradicional, como opuesta
a aquélla. Y que hay algo que son las nuevas generaciones, opuestas
a las viejas, o un país real opuesto a un país que no es real. Por
eso no acepto la expresión "política tradicional": no creo que nadie
haga en el país una política nueva. Esto se asocia con ciertas
discusiones recientes en cuanto a la posibilidad de ciertos cambios
institucionales (comunitarismo, etc.), que no son más que un modo de
disfrazar un hecho: el actual gobierno es sólo otro episodio de algo
muy viejo en América latina, que es la intervención militar." Un
estudioso ha arrojado así una pequeña bomba... "En cambio, me parece
buena la pregunta en tanto plantea lo siguiente: ¿Hay
correspondencia o no entre las estructuras sociales y las
instituciones políticas? La sociología argentina —en particular,
Gino Germani— popularizó un esquema con el que no estoy muy de
acuerdo pero que es útil: hubo un período de ascenso de las clases
medias consagrado por los gobiernos radicales del 16 al 30. Se lo
llamó democracia representativa de participación limitada. A partir
de 1930 se produce una crisis: el país está pasando por la llamada
democracia de participación total, que puso de manifiesto una serie
de contradicciones. No estuvieron exentos de ellas ni los gobiernos
conservadores ni los intentos nacional-populares como el peronismo,
ni el período posterior de democracia inestable. Para este esquema,
el período de expansión de las clases medias fue el último momento
de armonía entre la estructura social y las formas políticas." Todo
esto se relaciona con el crecimiento económico-industrial. Verón
aclara que tal esquema olvida los factores externos, en un país
dependiente como la Argentina. "Los Estados Unidos propician un
desarrollo dependiente: por un lado apoyan un desarrollo bastante
moderno; pero éste llevaría necesariamente a la movilización de las
clases populares. Y pone en peligro a las élites tradicionales
(tradicionales por sus actitudes, no porque se asocien
necesariamente a la explotación agraria). Estas no se deciden a
largar el queso. Es un círculo vicioso sin salida, salvo que algún
tipo de movimiento político tienda a romper la relación
imperialista. En la Argentina actual, esto es casi un chiste de
humor negro. El peronismo fue una excepción parcial a esta
contradicción entre estructura social y formas políticas; no
consiguió organizarse, pero lo cierto es que fue atacado por todos
los gobiernos. La pregunta sobre sindicatos no tiene sentido. De
hecho participan. La movilización obrera expresa el punto actual
real de la situación estructural argentina.
II) ECONOMIA Y
SOCIEDAD No surgió aún la discusión abierta. Sin embargo, las
ideas que vibran en el grabador traducen el largo debate
argentino: ¿Minorías contra mayorías? ¿Despegue contra
estancamiento? ¿Antiimperialismo o desarrollo? El humo de
cigarrillos y el sonido de los vasos enmarca el diálogo. Ahora
enfatiza el doctor GARCIA MARTINEZ: —Aunque complejo y lleno de
problemas, el gran hecho histórico es la integración
latinoamericana. Y está referido a la estrategia de desarrollo del
país. Algunos grupos políticos destacan como algo antitético, otro
problema también trascendental (y es uno de los méritos esenciales
del movimiento del 28 de junio el haberlo remarcado): la integración
territorial de la Argentina. Ambos problemas plantean situaciones de
muy difícil solución. La integración latinoamericana está ligada
a la disimilitud entre los niveles de desarrollo de los distintos
países. En cuanto a la integración territorial, el problema crucial
es la realización de inversiones: desde el punto de vista de la
rentabilidad privada, las mismas deberían concentrarse allí donde se
nuclea el grueso del ingreso, de la población y de la actividad: la
zona del Litoral. No obstante, entiendo que el gobierno tiene la
firme decisión de revertir esta situación de tan profundas raíces en
la vida argentina. Sólo así podrán solucionarse algunos de nuestros
problemas cruciales.
SANCHEZ AIZCORBE: ¿Qué esquema de la
Argentina prevé la juventud para la década del 70? Esta pregunta
aterraría a cualquier persona que no fuera joven. Y a un joven,
muchísimo. La vivencia fundamental apunta a la necesidad de un
cambio social intenso e irreversible, cuyo advenimiento podrá
dilatarse pero no impedirse. ¿Libre empresa o estatización? En la
práctica, la nueva generación se inclina a una cierta estatización,
un cierto dirigismo. La idea se expresa mejor con la palabra
planeamiento: que haya mucha libertad en la iniciativa individual,
pero con un control de los beneficios y las actividades privadas en
bien de la comunidad. Reestructurando, además, el derecho
empresarial. ¿Las grandes "ideas aglutinantes"? Encuentro las
siguientes, sobre la base del cambio social como coordenada
fundamental: 1º) Deseo de un desarrollo total del país. Es decir:
tanto en la distribución del producto económico-social como en la
integración del territorio. Buenos Aires debe ser cabeza, pero no
pulpo. 2º) La urgencia de actuar eficientemente. Los jóvenes están
saturados por los numerosos proyectos nunca realizados, por las
tertulias de planificación, por las revistas politiqueras... Se
piensa que en la acción podrán ir rectificándose los planes. 3º) Se
aspira a vivir en una sociedad pluralista. No es que la juventud
crea que todo es bueno, pero sí se quiere comprender y dialogar. A
veces nos peleamos antes de conocernos. 4º) La insistencia en el ser
propio de la Argentina. Nuestras soluciones deben partir de nuestra
realidad. 5º) La juventud quiere una Argentina integrada en
Latinoamérica. Tenemos una misión que cumplir, una riqueza por
participar, y también mucho que ganar en el contacto con los países
hermanos.
BARBARO: La sociedad sólo tiene sentido en cuanto
tiende a la realización de todos los hombres, y no de una minoría de
una determinada clase. O crecen en el país el caos, el subdesarrollo
y la dependencia del extranjero, o se da una verdadera revolución. A
esta última posibilidad nos jugamos. Si libre empresa y estatización
siguen siendo los polos antagónicos, el caos continuará.
SMITH opina que ambos sistemas: libre empresa (liberalismo) y
estatismo (colectivismo social) están perimidos. Aun cuando jueguen
en el futuro, no serán las ideas aglutinantes. El año 70 queda
todavía lejos. "Debemos empezar a hacer mañana mismo. No hay en
nuestro país definición de conducción económica ni plan coherente
visible." El despegue necesitará el esfuerzo de todos los sectores y
un plan claro de inversiones: caminos, viviendas, electricidad,
industria pesada, petroquímica, etc., y sin ortodoxia en materia
financiera. Aceptando, con pactos dignos, todas las inversiones
extranjeras. Pero éstas —la experiencia lo indica— serán al
principio una ínfima parte. Por ello, la base es el esfuerzo
nacional, con la participación activa del pueblo en la programación
y concreción de esta política. Y recurriendo a fórmulas propias que
produzcan una fuerte emotividad nacional.
El capitán
MITTELBACH es categórico: "La libre empresa y la estatización serán
los polos antagónicos, pero los casquetes polares van a estar muy
reducidos. La tendencia es hacia una concurrencia equilibrada: ideas
liberales, sí, pero integradas con la participación del Estado,
sobre todo en cuanto a las tareas de planeamiento." "Se trata de
una oposición falsa; son los libre-empresistas los que durante
muchos años quisieron convencernos de ella. Estatización no
significa nada de por si: La única salida hoy es un movimiento
apoyado en la movilización de las clases populares." Tal el
pensamiento del profesor VERON sobre este punto del cuestionario.
III) EDUCACION Y CULTURA Una rápida síntesis presenta estas
posiciones: GARCIA MARTINEZ: Es fundamentalísimo, e íntimamente
vinculado a las exigencias del mundo contemporáneo, el predominio de
la investigación científica y técnica. En tanto no la podamos
realizar nosotros, los argentinos, estaremos siempre subordinados a
los centros capaces de crearla. En cuanto a la autonomía
universitaria, hay que asegurarla. Entendiendo por ella, la
posibilidad de que la docencia y la investigación puedan
desenvolverse sin interferencias del poder público ni del político.
Y sin ningún tipo de censura. La familia es un elemento de primer
orden para un desarrollo armónico de la personalidad. Sin embargo,
la educación de los niños se socializa cada día más y pasa a
depender de centros extra-familiares. SANCHEZ AIZCORBE: La gran
ausencia en la Argentina ha sido la síntesis de los contenidos
humanistas en las profesiones técnico-científicas. La disyuntiva
entre una educación técnico-científica y una formación humanista
clásica desorienta a muchos jóvenes, que comprenden la importancia
de la tecnología para el desarrollo, pero aspiran simultáneamente a
conservar la riqueza de la literatura y el arte, vivencias típicas
del espíritu latino. La universidad debe servir al país, pero no
puede ser una pequeña república dentro de la Nación. La nueva
generación espera de la familia una contribución muy importante en
el cambio social que se vive, ya que es un lugar de privilegio para
el diálogo de las generaciones. Sin embargo, la familia no educa hoy
tanto como las expectativas de los jóvenes desearían que lo hiciera.
BARBARO: Tiene que lograrse una integración educativa: que a mayor
profundidad científica y técnica haya un mayor conocimiento
humanístico, una mayor personalización. La autonomía universitaria
es imprescindible, por principio. ¿La familia? Bueno, hay una
interacción familia-sociedad; y sólo con un real cambio de
estructuras tendrá el papel que merece. SMITH: Estos problemas
debemos encauzarlos con nuestra mentalidad. Los aspectos técnicos y
científicos no están reñidos con los humanísticos. Rechazamos toda
división en este terreno. Autonomía universitaria: sí, pero
sirviendo al país, a la comunidad. La universidad debe servir a los
intereses nacionales, con total libertad de investigación y trabajo.
En cuanto a la familia, es y seguirá siendo un factor fundamental en
la educación. CIPRIANO: ¿Cultura y educación? Hablar de esto ahora
seria intelectualizar la cosa. Es un problema que decidirá el
pueblo. Lo mismo con la universidad: es el pueblo el que dará los
planes y verá si es necesaria o no la autonomía universitaria.
Creemos en la familia en función social, no como regidora en materia
educativa. MITTELBACH: El signo de los tiempos transita por lo
técnico-científico. El acento debe ser ése, sobre profundas raíces
humanísticas. La autonomía universitaria debe existir, al servicio
del país. Y soy muy optimista sobre el papel de la familia en la
educación, pese a las crisis de este momento de cambio. Sobre todo,
porque la nueva generación está advertida del cambio y puede
elaborar mejores respuestas. VERON: Hay una disociación, más marcada
que en épocas anteriores, entre viejas y nuevas generaciones. Pero
se manifiesta a través de pautas de consumo y de símbolos
culturales, antes que por un compromiso político. La intervención a
la universidad por parte de la "Revolución Argentina" significó un
regreso al escolasticismo: la "R. A." está en contra, no del
"comunismo", sino de la socialización política de la juventud a
través de la universidad (aunque hoy llega a su fin la etapa de la
universidad como lugar de toma de conciencia política). Además, está
en contra de la ciencia. Este es un indicador de su no modernidad.
DIALOGO FINAL CLUR (director de SIETE DIAS). — Haremos ahora
un diálogo "cruzado" para arribar así a las conclusiones generales
de esta Mesa. Se habló aquí del ser nacional; también, de la
dependencia del exterior o la probable influencia del imperialismo.
Creo que es un buen punto de arranque... GARCIA MARTINEZ. — Si
por dependencia exterior se entiende la colaboración con organismos
financieros internacionales, hay que aclarar cómo funciona eso: la
Argentina sólo tiene actualmente el acuerdo stand-by con el F. M.
I., no usado aún; su finalidad: salvar desequilibrios a corto plazo
de la balanza de pagos. Pero el problema de la dependencia hay que
verlo en relación con la estructura del país: el 95 por ciento de
nuestras exportaciones son agropecuarias y seguimos sujetos a todos
los problemas del comercio mundial de productos básicos. El sector
industrial debe participar más activamente en las exportaciones, a
través de un profundo proceso de reordenamiento ... No podemos
analizar los problemas con sistemáticas y demagógicas referencias al
pueblo y la toma del poder...
Para el padre SANCHEZ AIZCORBE
"la clave está en lo humano. La violencia no solucionará nada. La
conversión debe ser ante todo interior. En cuanto a la
independencia, sólo Estados Unidos y Rusia serían independientes, y
hasta por ahí no más (lo señaló Bertrand Russel). Porque si se les
'borran' todos los países vecinos habría que ver qué hacen. En la
Argentina hay un problema humano primordial, de cultura popular.
Porque si nos quedáramos solos, ¿quién haría aquí de Pininfarina,
quién inventaría nuevos hechos tecnológicos? Es un déficit cultural
que arrastramos todos nosotros."
"Para mí —opina BARBARO—
dependemos en tanto nos planteamos pautas de conducta que nos son
ajenas. Nos exportan necesidades que de propias no tienen nada.
Petróleo no tenemos, acero no tenemos, caminos ni hablar, pero
tenemos fábricas de automotores de todo el mundo, y nos creamos más
deudas."
GARCIA MARTINEZ: ¿Rusia es un país subordinado al
Mercado Común Europeo, por el hecho de que la Fiat invertirá 450
millones de dólares allí? ¿Y no depende Estados Unidos de lo que
pasa en América Latina, en Europa, África o Asia?" VERON aclara: "La
cuestión de la dependencia se manejó en varios niveles diferentes. A
nivel político, un buen ejemplo es éste: ninguna alternativa que
implique poner en el tapete la movilización de las clases populares
va a ser aceptada por Estados Unidos. Esto hay que sacárselo de la
cabeza. Es decir, hay ciertas condiciones del desarrollo que no son
permitidas." CIPRIANO. — "Aquí hay varias generaciones reunidas.
Nosotros, los que tenemos entre 20 y 30 años, nacimos libres
—gracias a Dios o a Perón—. No estamos contaminados por el régimen.
Y para nosotros, la llegada del pueblo al poder se flama lucha
armada. Esto es la guerra. El sistema liberal ha perimido. Estamos
en la línea de Moreno, Dorrego, Rosas, Alsina, Alem, Yrigoyen y
Perón. El 'Che' Guevara mató y lo mataron. Para nosotros vive."
SMITH. — La salida del estancamiento nos interesa a todos, tengamos
más o menos de 30 años. Y está dada por la Encíclica: desarrollar
plenamente al hombre, a través de la genuina participación de todos
los sectores. Corrigiendo, en primer término, el proceso económico,
a través de una política de raíces nacionales. MITTELBACH. — Es
un agravio muy injusto hablar de influencias imperialistas sobre las
actuales autoridades argentinas. Admitamos que existan los
imperialismos. Pero decir que los argentinos somos capaces de
vendernos a ellos, es agraviarnos a todos. El padre SANCHEZ
AIZCORBE expresa su síntesis final: "Suele pensarse que cambiando
las estructuras, vamos a cambiar automáticamente al hombre que las
sostiene. Pero lamentablemente, nos encontraremos después con que se
repetirá el mismo proceso —con algunas modificaciones, es verdad—;
sin remover culturalmente la interioridad del hombre, es muy
difícil que el proceso desemboque en algo positivo. Mientras en la
cultura argentina no cambiemos el ideal humano que hoy tenemos como
prototipo, mientras sea posible ese escándalo y esa injusticia entre
los que tienen y los que no tienen, no cambiaremos nada
definitivamente: si instauramos un orden nuevo, justo, habiendo
matado a un millón de personas, ¿hasta qué punto esa justicia nueva
sellada con tanta sangre va a ser posible y deseable? Todos hablamos
continuamente de esto, pero después salimos de aquí y ninguno es
capaz de organizar un equipo que cambie las cosas. Si esta mesa
redonda tuvo algún fruto, puede ser ése: que nos demos cuenta de que
hay gente que piensa distinto que uno, y que seamos capaces de
integrarnos y formular planes muy concretos y muy preparados que
permitan ese cambio de la realidad." Con la esperanzada frase del
padre Sánchez Aizcorbe se cierra otra Polémica de SIETE DIAS. El
país, su pueblo, todos nosotros, estuvo cuestionado aquí. Para
buscar soluciones, a través del diálogo. Revista Siete Días
Ilustrados 16.01.1968
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¿Perdieron vigencia los partidos políticos? ¿Deben
intervenir los sindicatos en la acción política? ¿Cuál
es el cambio que necesita el país? ¿Cómo participarán en
él los núcleos populares, la Universidad y la familia?
Representantes de las nuevas generaciones debatieron, en
SIETE DIAS, el presente y el futuro de la Argentina
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