POLEMICAS EN Siete Días Ilustrados
QUE PIENSAN LOS QUE VAN A MANDAR
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TEMARIO
I.- LA POLITICA:
¿Ha perimido la política tradicional —tipo de democracia e instituciones que la reflejaban— en la Argentina?
a) ¿Cuál es el sistema institucional que propician las nuevas generaciones?
b) Los partidos políticos que existían hasta hace poco ¿reflejaban el país real?
c) ¿Los sindicatos deben participar o no de la política, entendiendo a ésta en su acepción genérica, vale decir, no partidista?
II.- ECONOMIA Y SOCIEDAD:
¿Qué esquema de la Argentina prevé la juventud para la década del 70?
a) ¿Los términos "libre empresa-estatización" seguirán siendo los polos antagónicos?
b) ¿Cuáles serán las grandes ideas aglutinantes?
III.- EDUCACION Y CULTURA:
¿Qué orientación debe imprimirse: hacia una cultura técnico-científica, acorde con el desarrollo tecnológico de nuestro tiempo y las necesidades del país, o hacia el escolasticismo?
a) ¿Es necesaria o perjudicial la autonomía universitaria?
b) ¿Es la familia el factor fundamental en la educación de los jóvenes? En caso afirmativo: ¿Debe seguir siéndolo?


Una nueva Mesa Polémica llega a los lectores de SIETE DIAS. Esta segunda Mesa está tutelada por preocupaciones que nos afectan tan vitalmente como pueblo y como nación. Recoge juicios serenos y apasionados, invitaciones al diálogo y desafíos para la batalla. Siete hombres jóvenes pero pertenecientes a varias generaciones —como ellos mismos lo proclamaron—, se acercaron con sus opiniones a la redacción de SIETE DIAS. Representan a distintos sectores, a diferentes concepciones sobre el mundo y el país. Esas concepciones ¿son incompatibles? ¿Podrá revivirse a nivel nacional el diálogo que, en torno de un riesgoso cuestionario, protagonizaron en el piso 14º del Edificio Abril? Ellos lo decidirán, como representantes de las generaciones que van a mandar en un próximo futuro. Son:
-Doctor Luis GARCIA MARTINEZ, 34 años, doctor en Ciencias Económicas, especializado en Comercio Internacional, y en la actualidad asesor de gabinete del ministro de Economía.
-Padre César SANCHEZ AIZCORBE, sacerdote jesuita, 32 años, profesor de Sociología en la Facultad de Filosofía de San Miguel, incorporada a la Universidad del Salvador.
-Julio BARBARO, 25 años, estudiante de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y de Ciencias Políticas de la Universidad del Salvador. Es presidente de la Liga de Estudiantes Humanistas.
-Oscar SMITH, 35 años, dirigente sindical: Secretario Gremial del Sindicato de Luz y Fuerza, filial Capital.
-Miguel Ángel CIPRIANO, 23 años, estudiante de Derecho de
la Universidad de La Plata y miembro de la mesa directiva del Movimiento de la Juventud Radical.
-Capitán Federico MITTELBACH, 37 años; ejerce el cargo de director general de Servicios Comunitarios de la Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia de la Comunidad.
-Profesor Eliseo VERON, 32 años, sociólogo. Se desempeña actualmente como investigador en el Centro de Estudios Sociales del Instituto Di Tella.

I) LA POLITICA
GARCIA MARTINEZ: Lo relativo a la situación política podría centrarse en una pregunta fundamental: ¿Tenían los partidos políticos suficiente representatividad o autenticidad en la vida argentina? ¿Su disolución significó algo en la marcha del país? En realidad, salvo los directamente afectados, nadie en la Argentina ha llorado su muerte: el país real fue trasformándose (aunque no en la medida de los deseos de muchos), pero los partidos no advirtieron esos cambios. La opinión pública llegó a considerarlos, lo mismo que al sistema tradicional expresado en el Parlamento, como impotentes para solucionar los problemas importantes del país, por ejemplo, y más específicamente, el del desarrollo nacional. Yo diría que no se trata tanto de pedir una renovación del sistema institucional, sino de los partidos y sus mentalidades dirigentes. La Argentina no pudo superar todavía el gran trauma histórico de la crisis del año 30, no pudo acomodarse a una perspectiva de crecimiento a largo plazo, si bien lo está intentando por varios caminos. Una vez que este proceso de trasformación pueda encauzarse hacia un sendero de crecimiento realmente sostenido, los dirigentes políticos nuevos van a tener que actuar. Recién entonces podrán, quizás, tener una posibilidad de ser efectivamente representativos.

SANCHEZ AIZCORBE: Creo que para la generación nueva han perdido vigencia el estilo político y la forma curiosa de democracia que imperaron en la Argentina en los últimos cincuenta años. ¿El sistema institucional que propician los jóvenes? Bueno, para sintetizarlo en pocas palabras: Un sistema democrático, que permita la mayor representatividad social posible. Que cada habitante de la Nación participe en la tarea comunitaria social y política y en los beneficios económicos. En la actualidad, todos los partidos políticos —incluyendo al peronista— reflejan un poco la desorientación que reina en la cultura política del país. Pero no reflejan lo positivo: las inquietudes más hondas y las aspiraciones del futuro de las jóvenes generaciones. Y en lo que toca a los sindicatos, creo que muy pocos jóvenes negarían la participación sindical en el campo político. Evidentemente, no debe ser al estilo de un partido. Se aspira —y hay ejemplos en el mundo que lo testimonian— a que los sindicatos puedan integrarse en forma activa en la conducción legal y estructural del país. Es un derecho y un deber, dentro de los límites que corresponden a su representatividad. Pero los jóvenes son reticentes porque algunos sindicatos no dieron una imagen bastante limpia de sí mismos. Su conducción se vio envuelta en continuos manejos, y en ese sentido son censurados.

BARBARO: La política tradicional ha perimido desde el momento en que las minorías que ejercen el poder económico, político y militar se niegan a aceptar la participación de otros partidos que ("tristemente", según ellos) reflejan a la mayoría del país. Entonces, la democracia está cuestionada en si misma. Las nuevas generaciones coincidimos en la búsqueda de un cambio de estructuras real, una revolución real. La única solución es la toma del poder por el pueblo. En cuanto a los partidos políticos: sólo reflejan la frustración y el caos del país real y aquel no diálogo de las generaciones dirigentes formadas para un país que no es el real. Hablo de todas las generaciones dirigentes, en todos los campos; además, no hay diferencia sustancial entre la política anterior a la llamada "Revolución Argentina" y la que existe ahora; las diferencias son formales, pero se trata de una misma generación, de una misma mentalidad ... ¿Si los sindicatos deben participar de la política? Es una pregunta sin sentido. Si los partidos políticos representan clases sociales, la clase obrera unida en el sindicalismo participará en el partido que la represente. ¿Alguien le discute esa posibilidad a la Sociedad Rural, que influye y se juega en política con sus medios, los económicos?
Quedan dibujadas ya varias líneas de discusión, que los sucesivos aportes van a profundizar. Y que se encarnan en algunas palabras-clave: desarrollo; país real; participación comunitaria; cambio de estructuras; revolución. La tesis de un participacionismo integrador se instala enseguida en la enfática frase de un gremialista:

SMITH: No tenemos que entretenernos mucho en lo pasado; eso es lo que siempre está dividiendo a los argentinos. El actual estado de frustración de nuestra Patria es un problema que preocupa no sólo a la juventud sino a la inmensa mayoría del pueblo, que ambiciona una tranquilidad permanente y un futuro nacional promisorio, basado en una auténtica justicia social. Esto se logrará al margen de las politiquerías y dejando de lado los intereses personales; la plena realización del hombre argentino no significará la mera distribución de bienes, sino su activa participación en todos los aspectos de la vida nacional. Pero plantear esto con excesiva premura sería hacer el juego, en la actualidad, a algunos sectores para los cuales el único camino son las salidas electorales ... condicionadas. De las que estará ausente, una vez más, la mayoría del pueblo. Por eso, exigimos una auténtica revolución nacional con participación para lograr, con el esfuerzo de todos, el "despegue". Por otra parte, y como lo señaló Juan XXIII en la encíclica "Mater et Magistra", es necesario y conveniente que los trabajadores puedan discutir aquellas decisiones que afectarán las condiciones de vida de las grandes masas asalariadas. Más que el derecho tenemos la obligación de participar en todo el proceso nacional.

CIPRIANO: El pueblo tiene un enemigo común: el régimen, cuya variante más extrema es la actual dictadura. El sistema liberal ha perimido; la guerra con lo antinacional tiene como punto de mira la toma del poder, el cambio total de estructuras. Y el radicalismo y el peronismo (con todas sus limitaciones y desviaciones) representan la ideología popular y la mayoría del país. Lo demás no existe; son mentiras, rótulos. En lo tocante a los sindicatos, por supuesto...: el sindicato, el obrero, debe participar del desarrollo de la sociedad. Pero sólo dictará su política cuando esté en posesión de las fuerzas de producción.

MITTELBACH: La política tradicional ha perimido. No tuvo respuestas eficaces para lograr una representatividad del pueblo, que le permitiera expresarse en la mejor forma posible. De allí los hechos y la coyuntura que transitamos.
La actitud de la juventud es la búsqueda de esa representatividad. Ese es el fin. El sistema que lo contemplara sería solamente el medio ..."

Tras la pausa del cigarrillo, el capitán Mittelbach se inclina sobre la mesa. Debe definirse sobre un punto que condensa toda esta problemática: Los partidos políticos que existían hasta hace poco ¿reflejaban el país real?

"Bueno, si la pregunta está dirigida a que los partidos políticos anteriores al 28 de junio eran una muestra más del estado de confusión y desorientación en que se sumía la sociedad argentina, digo que sí reflejaban el país. En cuanto a los sindicatos, participan de hecho en la política moderna. Pero si concebimos lo político a través de un sistema representativo de partidos, la mayor vigencia de los sindicatos estará dada por la falta de cauce para expresar las inquietudes ciudadanas a través de los partidos."
El problema de la representatividad popular sigue en el tapete. Se coincide en algo: los partidos en general no la canalizaron. Pero, ¿por qué?
El profesor Elíseo VERON abre su respuesta con una observación. "Interrogar si ha perimido la política tradicional supone que hay algo que es la política no tradicional, como opuesta a aquélla. Y que hay algo que son las nuevas generaciones, opuestas a las viejas, o un país real opuesto a un país que no es real. Por eso no acepto la expresión "política tradicional": no creo que nadie haga en el país una política nueva. Esto se asocia con ciertas discusiones recientes en cuanto a la posibilidad de ciertos cambios institucionales (comunitarismo, etc.), que no son más que un modo de disfrazar un hecho: el actual gobierno es sólo otro episodio de algo muy viejo en América latina, que es la intervención militar."
Un estudioso ha arrojado así una pequeña bomba... "En cambio, me parece buena la pregunta en tanto plantea lo siguiente: ¿Hay correspondencia o no entre las estructuras sociales y las instituciones políticas? La sociología argentina —en particular, Gino Germani— popularizó un esquema con el que no estoy muy de acuerdo pero que es útil: hubo un período de ascenso de las clases medias consagrado por los gobiernos radicales del 16 al 30. Se lo llamó democracia representativa de participación limitada. A partir de 1930 se produce una crisis: el país está pasando por la llamada democracia de participación total, que puso de manifiesto una serie de contradicciones. No estuvieron exentos de ellas ni los gobiernos conservadores ni los intentos nacional-populares como el peronismo, ni el período posterior de democracia inestable. Para este esquema, el período de expansión de las clases medias fue el último momento de armonía entre la estructura social y las formas políticas." Todo esto se relaciona con el crecimiento económico-industrial. Verón aclara que tal esquema olvida los factores externos, en un país dependiente como la Argentina. "Los Estados Unidos propician un desarrollo dependiente: por un lado apoyan un desarrollo bastante moderno; pero éste llevaría necesariamente a la movilización de las clases populares. Y pone en peligro a las élites tradicionales (tradicionales por sus actitudes, no porque se asocien necesariamente a la explotación agraria). Estas no se deciden a largar el queso. Es un círculo vicioso sin salida, salvo que algún tipo de movimiento político tienda a romper la relación imperialista. En la Argentina actual, esto es casi un chiste de humor negro.
El peronismo fue una excepción parcial a esta contradicción entre estructura social y formas políticas; no consiguió organizarse, pero lo cierto es que fue atacado por todos los gobiernos. La pregunta sobre sindicatos no tiene sentido. De hecho participan. La movilización obrera expresa el punto actual real de la situación estructural argentina.

II) ECONOMIA Y SOCIEDAD
No surgió aún la discusión abierta. Sin embargo, las ideas
que vibran en el grabador traducen el largo debate argentino: ¿Minorías contra mayorías? ¿Despegue contra estancamiento? ¿Antiimperialismo o desarrollo? El humo de cigarrillos y el sonido de los vasos enmarca el diálogo. Ahora enfatiza el doctor GARCIA MARTINEZ:
—Aunque complejo y lleno de problemas, el gran hecho histórico es la integración latinoamericana. Y está referido a la estrategia de desarrollo del país. Algunos grupos políticos destacan como algo antitético, otro problema también trascendental (y es uno de los méritos esenciales del movimiento del 28 de junio el haberlo remarcado): la integración territorial de la Argentina. Ambos problemas plantean situaciones de muy difícil solución.
La integración latinoamericana está ligada a la disimilitud entre los niveles de desarrollo de los distintos países. En cuanto a la integración territorial, el problema crucial es la realización de inversiones: desde el punto de vista de la rentabilidad privada, las mismas deberían concentrarse allí donde se nuclea el grueso del ingreso, de la población y de la actividad: la zona del Litoral. No obstante, entiendo que el gobierno tiene la firme decisión de revertir esta situación de tan profundas raíces en la vida argentina. Sólo así podrán solucionarse algunos de nuestros problemas cruciales.

SANCHEZ AIZCORBE: ¿Qué esquema de la Argentina prevé la juventud para la década del 70? Esta pregunta aterraría a cualquier persona que no fuera joven. Y a un joven, muchísimo. La vivencia fundamental apunta a la necesidad de un cambio social intenso e irreversible, cuyo advenimiento podrá dilatarse pero no impedirse. ¿Libre empresa o estatización? En la práctica, la nueva generación se inclina a una cierta estatización, un cierto dirigismo. La idea se expresa mejor con la palabra planeamiento: que haya mucha libertad en la iniciativa individual, pero con un control de los beneficios y las actividades privadas en bien de la comunidad. Reestructurando, además, el derecho empresarial. ¿Las grandes "ideas aglutinantes"? Encuentro las siguientes, sobre la base del cambio social como coordenada fundamental: 1º) Deseo de un desarrollo total del país. Es decir: tanto en la distribución del producto económico-social como en la integración del territorio. Buenos Aires debe ser cabeza, pero no pulpo. 2º) La urgencia de actuar eficientemente. Los jóvenes están saturados por los numerosos proyectos nunca realizados, por las tertulias de planificación, por las revistas politiqueras... Se piensa que en la acción podrán ir rectificándose los planes. 3º) Se aspira a vivir en una sociedad pluralista. No es que la juventud crea que todo es bueno, pero sí se quiere comprender y dialogar. A veces nos peleamos antes de conocernos. 4º) La insistencia en el ser propio de la Argentina. Nuestras soluciones deben partir de nuestra realidad. 5º) La juventud quiere una Argentina integrada en Latinoamérica. Tenemos una misión que cumplir, una riqueza por participar, y también mucho que ganar en el contacto con los países hermanos.

BARBARO: La sociedad sólo tiene sentido en cuanto tiende a la realización de todos los hombres, y no de una minoría de una determinada clase. O crecen en el país el caos, el subdesarrollo y la dependencia del extranjero, o se da una verdadera revolución. A esta última posibilidad nos jugamos. Si libre empresa y estatización siguen siendo los polos antagónicos, el caos continuará.

SMITH opina que ambos sistemas: libre empresa (liberalismo) y estatismo (colectivismo social) están perimidos. Aun cuando jueguen en el futuro, no serán las ideas aglutinantes. El año 70 queda todavía lejos. "Debemos empezar a hacer mañana mismo. No hay en nuestro país definición de conducción económica ni plan coherente visible." El despegue necesitará el esfuerzo de todos los sectores y un plan claro de inversiones: caminos, viviendas, electricidad, industria pesada, petroquímica, etc., y sin ortodoxia en materia financiera. Aceptando, con pactos dignos, todas las inversiones extranjeras. Pero éstas —la experiencia lo indica— serán al principio una ínfima parte. Por ello, la base es el esfuerzo nacional, con la participación activa del pueblo en la programación y concreción de esta política. Y recurriendo a fórmulas propias que produzcan una fuerte emotividad nacional.

El capitán MITTELBACH es categórico: "La libre empresa y la estatización serán los polos antagónicos, pero los casquetes polares van a estar muy reducidos. La tendencia es hacia una concurrencia equilibrada: ideas liberales, sí, pero integradas con la participación del Estado, sobre todo en cuanto a las tareas de planeamiento."
"Se trata de una oposición falsa; son los libre-empresistas los que durante muchos años quisieron convencernos de ella. Estatización no significa nada de por si: La única salida hoy es un movimiento apoyado en la movilización de las clases populares." Tal el pensamiento del profesor VERON sobre este punto del cuestionario.

III) EDUCACION Y CULTURA
Una rápida síntesis presenta estas posiciones: GARCIA MARTINEZ: Es fundamentalísimo, e íntimamente vinculado a las exigencias del mundo contemporáneo, el predominio de la investigación científica y técnica. En tanto no la podamos realizar nosotros, los argentinos, estaremos siempre subordinados a los centros capaces de crearla. En cuanto a la autonomía universitaria, hay que asegurarla. Entendiendo por ella, la posibilidad de que la docencia y la investigación puedan desenvolverse sin interferencias del poder público ni del político. Y sin ningún tipo de censura. La familia es un elemento de primer orden para un desarrollo armónico de la personalidad. Sin embargo, la educación de los niños se socializa cada día más y pasa a depender de centros extra-familiares. SANCHEZ AIZCORBE: La gran ausencia en la Argentina ha sido la síntesis de los contenidos humanistas en las profesiones técnico-científicas. La disyuntiva entre una educación técnico-científica y una formación humanista clásica desorienta a muchos jóvenes, que comprenden la importancia de la tecnología para el desarrollo, pero aspiran simultáneamente a conservar la riqueza de la literatura y el arte, vivencias típicas del espíritu latino. La universidad debe servir al país, pero no puede ser una pequeña república dentro de la Nación. La nueva generación espera de la familia una contribución muy importante en el cambio social que se vive, ya que es un lugar de privilegio para el diálogo de las generaciones. Sin embargo, la familia no educa hoy tanto como las expectativas de los jóvenes desearían que lo hiciera. BARBARO: Tiene que lograrse una integración educativa: que a mayor profundidad científica y técnica haya un mayor conocimiento humanístico, una mayor personalización. La autonomía universitaria es imprescindible, por principio. ¿La familia? Bueno, hay una interacción familia-sociedad; y sólo con un real cambio de estructuras tendrá el papel que merece. SMITH: Estos problemas debemos encauzarlos con nuestra mentalidad. Los aspectos técnicos y científicos no están reñidos con los humanísticos. Rechazamos toda división en este terreno. Autonomía universitaria: sí, pero sirviendo al país, a la comunidad. La universidad debe servir a los intereses nacionales, con total libertad de investigación y trabajo. En cuanto a la familia, es y seguirá siendo un factor fundamental en la educación. CIPRIANO: ¿Cultura y educación? Hablar de esto ahora seria intelectualizar la cosa. Es un problema que decidirá el pueblo. Lo mismo con la universidad: es el pueblo el que dará los planes y verá si es necesaria o no la autonomía universitaria. Creemos en la familia en función social, no como regidora en materia educativa. MITTELBACH: El signo de los tiempos transita por lo técnico-científico. El acento debe ser ése, sobre profundas raíces humanísticas. La autonomía universitaria debe existir, al servicio del país. Y soy muy optimista sobre el papel de la familia en la educación, pese a las crisis de este momento de cambio. Sobre todo, porque la nueva generación está advertida del cambio y puede elaborar mejores respuestas. VERON: Hay una disociación, más marcada que en épocas anteriores, entre viejas y nuevas generaciones. Pero se manifiesta a través de pautas de consumo y de símbolos culturales, antes que por un compromiso político. La intervención a la universidad por parte de la "Revolución Argentina" significó un regreso al escolasticismo: la "R. A." está en contra, no del "comunismo", sino de la socialización política de la juventud a través de la universidad (aunque hoy llega a su fin la etapa de la universidad como lugar de toma de conciencia política). Además, está en contra de la ciencia. Este es un indicador de su no modernidad.

DIALOGO FINAL
CLUR (director de SIETE DIAS). — Haremos ahora un diálogo "cruzado" para arribar así a las conclusiones generales de esta Mesa. Se habló aquí del ser nacional; también, de la dependencia del exterior o la probable influencia del imperialismo. Creo que es un buen punto de arranque...
GARCIA MARTINEZ. — Si por dependencia exterior se entiende la colaboración con organismos financieros internacionales, hay que aclarar cómo funciona eso: la Argentina sólo tiene actualmente el acuerdo stand-by con el F. M. I., no usado aún; su finalidad: salvar desequilibrios a corto plazo de la balanza de pagos. Pero el problema de la dependencia hay que verlo en relación con la estructura del país: el 95 por ciento de nuestras exportaciones son agropecuarias y seguimos sujetos a todos los problemas del comercio mundial de productos básicos. El sector industrial debe participar más activamente en las exportaciones, a través de un profundo proceso de reordenamiento ... No podemos analizar los problemas con sistemáticas y demagógicas referencias al pueblo y la toma del poder...

Para el padre SANCHEZ AIZCORBE "la clave está en lo humano. La violencia no solucionará nada. La conversión debe ser ante todo interior. En cuanto a la independencia, sólo Estados Unidos y Rusia serían independientes, y hasta por ahí no más (lo señaló Bertrand Russel). Porque si se les 'borran' todos los países vecinos habría que ver qué hacen. En la Argentina hay un problema humano primordial, de cultura popular. Porque si nos quedáramos solos, ¿quién haría aquí de Pininfarina, quién inventaría nuevos hechos tecnológicos? Es un déficit cultural que arrastramos todos nosotros."

"Para mí —opina BARBARO— dependemos en tanto nos planteamos pautas de conducta que nos son ajenas. Nos exportan necesidades que de propias no tienen nada. Petróleo no tenemos, acero no tenemos, caminos ni hablar, pero tenemos fábricas de automotores de todo el mundo, y nos creamos más deudas."

GARCIA MARTINEZ: ¿Rusia es un país subordinado al Mercado Común Europeo, por el hecho de que la Fiat invertirá 450 millones de dólares allí? ¿Y no depende Estados Unidos de lo que pasa en América Latina, en Europa, África o Asia?" VERON aclara: "La cuestión de la dependencia se manejó en varios niveles diferentes. A nivel político, un buen ejemplo es éste: ninguna alternativa que implique poner en el tapete la movilización de las clases populares va a ser aceptada por Estados Unidos. Esto hay que sacárselo de la cabeza. Es decir, hay ciertas condiciones del desarrollo que no son permitidas."
CIPRIANO. — "Aquí hay varias generaciones reunidas. Nosotros, los que tenemos entre 20 y 30 años, nacimos libres —gracias a Dios o a Perón—. No estamos contaminados por el régimen. Y para nosotros, la llegada del pueblo al poder se flama lucha armada. Esto es la guerra. El sistema liberal ha perimido. Estamos en la línea de Moreno, Dorrego, Rosas, Alsina, Alem, Yrigoyen y Perón. El 'Che' Guevara mató y lo mataron. Para nosotros vive."
SMITH. — La salida del estancamiento nos interesa a todos, tengamos más o menos de 30 años. Y está dada por la Encíclica: desarrollar plenamente al hombre, a través de la genuina participación de todos los sectores. Corrigiendo, en primer término, el proceso económico, a través de una política de raíces nacionales.
MITTELBACH. — Es un agravio muy injusto hablar de influencias imperialistas sobre las actuales autoridades argentinas.
Admitamos que existan los imperialismos. Pero decir que los argentinos somos capaces de vendernos a ellos, es agraviarnos a todos.
El padre SANCHEZ AIZCORBE expresa su síntesis final:
"Suele pensarse que cambiando las estructuras, vamos a cambiar automáticamente al hombre que las sostiene. Pero lamentablemente, nos encontraremos después con que se repetirá el mismo proceso —con algunas modificaciones, es verdad—; sin remover culturalmente la interioridad del hombre, es muy difícil que el proceso desemboque en algo positivo. Mientras en la cultura argentina no cambiemos el ideal humano que hoy tenemos como prototipo, mientras sea posible ese escándalo y esa injusticia entre los que tienen y los que no tienen, no cambiaremos nada definitivamente: si instauramos un orden nuevo, justo, habiendo matado a un millón de personas, ¿hasta qué punto esa justicia nueva sellada con tanta sangre va a ser posible y deseable? Todos hablamos continuamente de esto, pero después salimos de aquí y ninguno es capaz de organizar un equipo que cambie las cosas. Si esta mesa redonda tuvo algún fruto, puede ser ése: que nos demos cuenta de que hay gente que piensa distinto que uno, y que seamos capaces de integrarnos y formular planes muy concretos y muy preparados que permitan ese cambio de la realidad."
Con la esperanzada frase del padre Sánchez Aizcorbe se cierra otra Polémica de SIETE DIAS. El país, su pueblo, todos nosotros, estuvo cuestionado aquí. Para buscar soluciones, a través del diálogo.
Revista Siete Días Ilustrados
16.01.1968

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¿Perdieron vigencia los partidos políticos? ¿Deben intervenir los sindicatos en la acción política? ¿Cuál es el cambio que necesita el país? ¿Cómo participarán en él los núcleos populares, la Universidad y la familia? Representantes de las nuevas generaciones debatieron, en SIETE DIAS, el presente y el futuro de la Argentina
Mesa de Polémica
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