Murió el "negro Raúl". Todos los que aún no somos
tan viejos, sin ser jóvenes más que en el ansia de saber y de
trabajar, aguzamos la memoria y recordamos "algo"... Muy poco. Tan
poco que no alcanza para una historia o una recordación cabal. Sin
embargo, nuestro archivo habla de "glorias" efímeras pasadas.
Glorias basadas en el pobre concepto que él tenía de sí mismo, si
alguna vez se detuvo a pensar... que no creemos... Raúl Grijeras
debía tener alrededor de 73 años. Había nacido en un conventillo de
la calle México al 1200. Un día. cuando Corrientes era estrecha y
estaba reservada para los niños "bien" —vulgo patoteros—. que podían
pagarse un bufón, apareció el negro Raúl. Le dieron mucho. Hasta los
vicios. Hizo de todo al unísono de sus mantenedores, que le
regalaban sus galeras estrafalarias — siempre le quedaban grandes—
sus bastones. sus polainas y que llevaron su sadismo hasta enviarlo,
alguna vez, en un cajón de muerto a sus "amiguitos" de Mar del
Plata. Fué a París. Vivió intensamente esa vida prestada. La de los
otros. La suya, ¿cuál sería?, de haber podido determinarla sin ese
amor a la buena vida que lo llevó a desvariar, hace años, cuando
nombraba a "Potito", a "Lito", a "Chiche", a la "niña Porota" y a
mil más que lo habrán agraviado, en su afán de tener un muñeco que
hablara, hiciera lo que ellos... hasta no pensar. Hizo dos años en
junio se lo dió por muerto por centésima vez. P.B.T. lo descubrió en
"Open-Door". Había pagado caro su tributo. Era un ex hombre. Sin
embargo, debió ser la única época feliz de Raúl Grijeras cuando no
se sintió atado al patotero, que fué corrido del centro... Ahora sí
que tendrá paz y el recuerdo de todos los que no añoramos esas
épocas... que no Volverán.
Revista PBT 19.08.1955
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