Música
Piazzolla, a juicio de Carlos Gardel

Astor Piazzolla
"Es la primera vez que siento ganas de bailar una fuga", dijo el director de orquesta polaco Paul Klecki cuando terminó de leer por primera vez la partitura de la Serie de Tangos 1963 de Astor Piazzolla, una suite para gran orquesta sinfónica estrenada el último miércoles en el teatro Coliseo por la Asociación Amigos de la Música. Se refería al tercer fragmento Vivace (Fuga), en el que los instrumentos de madera, con típicas síncopas y contratiempos piazzollianos, se van introduciendo uno tras otro, recreando el alucinante mundo tanguístico que este músico ha esparcido entre un público mucho más vasto que el de las salas de concierto.
Desde 1953, mucha gente se viene preguntando quién es realmente Astor Piazzolla. Era un año clave y particularmente engañoso en su carrera de compositor. Terminaba de ganar el Premio Fabien Sevitzky con Buenos Aires, 3 Movimientos Sinfónicos, y también el Premio de la Critica con su Sinfonieta, estrenada por Jean Martinón. La duda consistía para muchos en la dificultad de compaginar estos triunfos de músico culto, serio y erudito con el victorioso director de música típica que arrastraba a "una hinchada seguidora" en las pistas de baile de Palermo y de los clubes suburbanos.
Las dudas terminaron por adjudicarle un retrato que aún sigue sobrellevando con más resignación que fastidio. Para sus dos sectores de admiradores es una especie de Dr. Jekyl and Mr. Hyde: el respetable compositor de música seria y el nocturnal y sospechoso autor de tangos. Naturalmente, cada sector retira su adhesión del hemisferio que comidera monstruoso en Piazzolla.
Al día siguiente de este concierto, Piazzolla dedicó a PRIMERA PLANA un concienzudo intento de aclarar el viejo equívoco.
"Todo lo que soy —dijo—, todo lo que siento y pretendo como compositor proviene del tango. Para mí, el tango es esencialmente ritmo, y de eso no quiero alejarme. Es en ese sentido que mi última obra es la más sincera, la que más me representa y me interesa. Yo no ignoro que el folklore goza de mejor prensa y tiene mayor aceptación entre los compositores que buscan una entonación nacional en su obra, es más, el tango tiene para muchos un contexto de frivolidad, cursilería, melodrama y chabacanería. Pero esta lista de sensaciones proviene más de las vivencias subjetivas y de los prejuicios que de un examen objetivo de los valores estrictamente musicales del tango."
Para Piazzolla, en cambio, es la materia prima con que elabora su obra. El ritmo del tango se hizo presente en su vida desde la infancia. Nacido en Mar del Plata en 1921, se trasladó a los Estados Unidos con su familia al cumplir 4 años. Allí estudió piano con un alumno de Rachmaninoff y acompañó a Gardel en una de sus películas.
A los 9 años, Gardel le dedicó un comentario bastante críptico que hasta hoy Piazzolla sigue sin entender: "Vos, pibe, tocás el bandoneón como un gallego."
Revista Primera Plana
13.08.1963

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