Semana Política Argentina
Nuevas situaciones
y nuevas críticas
Dos hechos, en
el campo de la política exterior argentina y en el
de la UCR del Pueblo, podrían cambiar en las
semanas próximas gran parte de las tendencias del
actual gobierno. O, si no cambiarlas, al menos
introducir nuevos elementos en la convulsionada
actualidad nacional. En relación a la política
exterior, la visita del presidente de Alemania
Occidental ha llevado a conclusiones que van mucho
más allá de la información oficial o del
protocolar comunicado conjunto de los dos
presidentes. En las conversaciones reservadas que
se mantuvieron, al pedido de colaboración
económica formulado por las autoridades
argentinas, la delegación alemana —que no estaba
integrada por ningún miembro del equipo conductor
de la economía de aquel país— respondió que no
podía determinar las tendencias de los
inversionistas alemanes, y que seguramente esos
inversionistas se manejarían en función de la
política del gobierno argentino sobre control de
cambios y garantías a los inversores extranjeros.
La situación actual en estos dos campos dejaba
mucho que desear desde el punto de vista de los
inversionistas —hecho que ya había señalado hace
unas semanas el presidente del Banco Alemán,
Hermann Abs, en su visita a Buenos Aires—, y lo
único que podía hacer el gobierno de Alemania era
enviar un grupo de economistas en un futuro
próximo para que discutieran esos problemas con el
gobierno argentino. Presuntivamente, en ese
terreno había pocas perspectivas positivas. Lo
que quizás más tiempo llevó a la delegación
alemana, fue explicar las características de la
alianza de la República Federal con Francia. El
gobierno argentino sostuvo que la política que
había iniciado Zavala Ortiz de desprendimiento de
Estados Unidos con ayuda de Francia, debería
contar con la colaboración alemana, considerando
la estrecha alianza que une a Francia con
Alemania. Los alemanes debieron explicar que si
bien había una alianza entre estos dos países
europeos, Alemania no acompañaba a Francia en lo
que a su política respecto de Estados Unidos se
refiere. Por ahora, y quizás por un tiempo muy
largo, la seguridad militar de Alemania y la
independencia de Berlín dependen de Estados
Unidos. Uno de los hechos quizás más peculiares
de la visita del presidente Lübke, fue la íntima
amistad que se desarrolló con el presidente Illia.
Un vocero alemán señaló en rueda informal que
seguramente se debía a la similitud de carácter y
concepciones de los dos mandatarios: sencillez,
afabilidad, bondad. Un político argentino, que se
hallaba en la rueda, expresó suspirando: "Sí, pero
en Alemania no gobierna Lübke. Gobierna Erhardt."
En cuanto a la política interna, la semana pasada
asistió a un hecho novedoso: la apertura de un
frente interno en la UCRP. Emilio Parodi,
dirigente del larraldismo en la provincia de
Buenos Aires, asistió a una reunión de su sector
en La Plata. Se enunciaron en la misma duras
críticas a la conducción oficial, tanto en la
provincia como en el gobierno nacional. Pero
quizás la observación más significativa
correspondió al mismo Parodi, quien se preguntó si
el apoyo unánime de la población que tenía el
gobierno al asumir, y el deseo masivo del país de
que triunfara en su gestión, era tan masivo
actualmente después de siete meses de actuación.
Parodi reflejaba así una realidad que él mismo
puso de manifiesto al presidente Illia varias
veces cuando ejercía el cargo de secretario de
Prensa de la presidencia. Al dejar su cargo, a
Parodi le preocupaba. muy especialmente el vacío
crítico que quedaba en la Casa de Gobierno: ¿quién
le llamaría la atención al presidente Illia sobra
los errores que se cometían? Aparentemente, al
lanzarse ahora a la lucha política encabezando una
vez más al larraldismo, se propone asumir esa.
función crítica desde el llano. Las consecuencias
de esa apertura dentro de la UCRP, son
evidentemente imprevisibles por el momento.
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UCRI Alende: Crisis en su frente
interno La semana pasada, Oscar Alende
parecía comenzar a perder pie en su fortaleza
política de la Capital Federal. Hasta ese momento,
el distrito metropolitano era totalmente adicto a
su línea política en el pleito ucrista, con
excepción de unos pocos dirigentes. En breve
tiempo la situación comenzó a cambiar: el comité
de la sección 20ª se declaró autónomo de la
conducción alendista; adversarios del ex
gobernador de Buenos Aires ocuparon el comité
seccional de la 19ª, encabezados per Daniel Errea;
las secciones 17ª y 4ª parecían prácticamente
volcadas en la misma línea, mientras la 2ª y 3ª
vacilaban o mostraban importantes brechas
internas. De los veinte comités que el alendismo
controlaba férreamente quince días antes, seis
habían entrado en crisis. Y nada indicaba que el
foco hubiera quedado contenido. La corriente
secesionista, en tanto, había extendido
progresivamente su plan de acción sin inclinarse
por el frondizismo, pero desconociendo a las
autoridades alendistas: el criterio "rebelde" es
que en un referéndum los afiliados pueden
solucionar "incruentamente" —sin producir la
quiebra del distrito— el pleito que en el orden
nacional divide a la UCRI. Las autoridades que
responden a Alende desconfían, en cambio, de un
procedimiento que podría poner en tela de juicio
la parte de estructura que aún les es adicta.
La crisis en el frente interno de la UCRI
metropolitana fue acompañada por varios hechos
curiosos: • Los amigos de Alende se habían
preocupado de "hacer trascender" que
Etchepareborda estaba identificado con su
posición. No obstante, cuando éste no se definió
en el sentido que esperaban, lo acusaron de haber
colaborado con el gobierno de Guido • Quienes
habían compartido el criterio de Etchepareborda en
el sentido de que debía haber aceptado funciones
públicas luego del derrocamiento de Frondizi,
emplearon luego como arma el hecho de que el
citado dirigente hubiera sido fugazmente
interventor en la provincia de Buenos Aires. Sin
embargo, el argumento demostró ser peligroso:
simultáneamente con el regreso al país de
Etchepareborda se produjo el del ex senador
nacional Armando Turano, a quien los alendistas
trataban de captar, y que, obviamente, se encrespó
contra quienes dirigían violentas críticas hacia
los ex funcionarios de Guido: Turano había sido
embajador en Portugal en ese período. •
Algunos diarios publicaron una declaración contra
Roberto Etchepareborda, motor de los rebeldes
metropolitanos, firmada por el comité de la
Capital alendista. El presidente de ese organismo,
José Manuel Fernández, aclaró, sin embargo, que se
había enterado por los diarios de ese texto. •
José Stupenengo, dirigente del MIR, afiliado a la
sección 20ª (la misma de Etchepareborda),
coincidió con los alendistas en sus críticas al ex
presidente del Concejo Deliberante: lo acusó de
haber sido "colorado y amigo del general Poggi".
Lo interesante es que Stupenengo está vinculado
personalmente al alendista Celestino Gelsi, per lo
que algunos suponen que el ex gobernador tucumano
puede haber influido en la formulación de esa
crítica. A fines de semana, los errores
tácticos del alendismo amenazaban con volcar en su
contra a todos los "terceristas", que se sentían
arbitrariamente agredidos.
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Calumnias Historia del duelo que no se hizo
El martes de la semana pasada, con un intercambio
de cartas entre el ex canciller Carlos Florit y
sus padrinos, el general Luis Leguizamón Martínez
y el comodoro Roberto Huerta, terminó el planteo
caballeresco que el primero había iniciado contra
Adolfo Silenzi de Stagni por difamación, Silenzi
de Stagni había acusado de ladrón a Florit en una
mesa redonda transmitida por televisión, como
parte de su campaña contra los contratos
petroleros suscriptos durante el gobierno de
Frondizi; pero luego decidió rehuir el planteo
caballeresco.
Así que pasen cinco años
En noviembre de 1958, el general Dalmiro Videla
Balaguer, entonces embajador argentino en Italia,
había transmitido al doctor Florit algunas dudas
con respecto a la tramitación de los citados
acuerdos. Florit gestionó entonces una entrevista
entre el citado diplomático y Rogelio Frigerio,
que desempeñaba funciones de asesor
económico-social de Frondizi. El general Videla
Balaguer, Juego de la reunión., se consideró
satisfecho por las explicaciones que la fueron
proporcionadas, y no renunció a su cargo de
embajador de Frondizi en Roma. Sin embargo, a
la caída de Frondizi, el general Videla Balaguer
presentó una denuncia ante la Fiscalía Nacional de
Investigaciones, señalando irregularidades en la
gestación de los contratos y que él,
personalmente, había formulado la acusación a
Frigerio, delante del canciller Florit. La
Fiscalía convocó a un careo entre Florit y Videla
Balaguer, pero este último no concurrió. Al
crearse la Comisión Especial Parlamentaria, que
investiga los convenios, Silenzi de Stagni se
presentó recogiendo la denuncia de Videla
Balaguer. Allí citó respetuosamente a Florit:
"Asistió a una reunión en la que el general acusó
a Frigerio de coimero." Florit calificó como falsa
esa versión y envió una carta acusando a Silenzi
de "mentiroso". Pocos días después, Silenzi de
Stagni contestó a esa carta en una audición de
televisión, y opinó que Florit integraba "una
banda de delincuentes". Apenas enterado, el ex
canciller designó sus padrinos y los envió a su
acusador, con instrucciones severas: sable con
filo, contrafilo y punta; duración indeterminada;
duelo no a primera sangre, sino hasta que uno de
los contendientes quedara en estado de
inferioridad manifiesta. Como director del lance
propuso al coronel D'Andrea Mohr. conocido por su
inflexibilidad. Silenzi fue encontrado por los
padrinos de Florit el 3 de mayo a las 5 de la
tarde, y les explicó que debía pensar si aceptaba
el duelo. Pese al artículo 14 del Código de Honor
("o se retracta o manda sus padrinos en el término
de 24 horas"), no hizo una cosa ni otra. Remitió,
en cambio, una carta para informar que rehusaba
batirse "hasta que quede aclarada la situación
del doctor Florit". Ofreció, además, seguir
tramitaciones. El procedimiento es curioso:
mantiene la injuria y dice que no se batirá hasta
tanto se compruebe su veracidad. Los padrinos
del doctor Florit se trasladaron, entonces, al
estudio del presidente del Colegio de Abogados,
doctor Juan Carlos Palacio, especialista notorio
en cuestiones de honor, quien juzgó que debería
descalificarse a Silenzi y dar por terminado el
asunto. No obstante, los padrinos de Florit —
debido al deseo de éste de ir al duelo a toda
costa— otorgaron a Silenzi otras 24 horas para
decidirse. Acompañaron la invitación con una
intimación: si no manda sus padrinos,
"interpretaremos que rehúye el campo del honor".
La carta se entregó a Silenzi en propias manos.
Los testigos comentan que se puso pálido al
leerla. "No tengo un problema personal con el
doctor Florit, ya que se trata de un problema
político —reaccionó—. Deseo que todos salgan bien
de este asunto, incluso Florit." Uno de los
padrinos, muy serio, replicó: —Florit va a
salir bien, no se preocupe. Si usted quiere salir
bien, tiene que batirse.
El último acto
Silenzi tornó a demudarse —según narran los
testigos—. y dio sus razones: temía que si se
retractaba o se batía quizá después no pudiera
seguir enjuiciando la política petrolera de
Frondizi. Finalmente, aceptó batirse con los
padrinos de Florit, pero continuó sin designar los
suyos. Los representantes del ex canciller
entendieron que este procedimiento — que, en
principio, aprobaron— implicaba reconocer que su
ahijado no estaba en condiciones de llegar al
duelo. Consultaron al general Bernardino Labayru,
notoriamente adverso, en política, al doctor
Florit. Labayru opinó, lisa y llanamente, que
Silenzi de Stagni se hallaba descalificado, de
hecho, como caballero. El 5 de mayo, los
padrinos de Florit le comunicaron que habían
esperado hasta entonces que Silenzi de Stagni
nombrara sus representantes. El trámite quedaba
concluido. Y Florit, melancólicamente, debió
conformarse con formular la aspiración de que esta
reciente experiencia sirviera para impedir que
otra vez se incurriera en la confusión entre
política y calumnia, confusión "en la que medran
—escribió en respuesta a la comunicación de sus
padrinos— los profesionales de la infamia."
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CGT Objetivo gremial: Despertar al
gobierno "Ya terminó la guerra fría.
Ahora empezó la guerra caliente." La frase fue
pronunciada por un dirigente de la Confederación
General del Trabajo a mediados de la semana pasada
y constituye una definición del actual estado de
las relaciones entre el Gobierno Nacional y la
Central Obrera. Pocas horas antes, el director
general de Asociaciones Profesionales del
ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Julio
César Saguier, había iniciado su ofensiva para
introducir modificaciones a la Ley de Asociaciones
Profesionales: en una conferencia de prensa, había
denunciado eventuales irregularidades contables
cometidas por los dirigentes Andrés Framini y
Jorge Elías, de la Asociación Obrera Textil. En
los círculos sindicales se tuvo inmediatamente la
sensación de que, reales o no, las acusaciones
habían sido lanzadas con el propósito de crear un
clima propicio a la reforma de la Ley de
Asociaciones Profesionales. Lo cierto es que,
desde varios días antes, el mismo Saguier,
juntamente con el doctor Pifarré (experto en
asuntos gremiales vinculado al socialismo
democrático) y Germán López, subsecretario de
Trabajo, habían comenzado a trabajar en un
proyecto que el Poder Ejecutivo presentaría al
Congreso por vía del ministerio de Trabajo,
introduciendo variantes en el ordenamiento
jurídico de los sindicatos.
Sobre fondos y
procesos Una rápida encuesta permitió confirmar
esa impresión: un alto funcionario de la
presidencia de la República señalaba poco después
a PRIMERA PLANA que era imperioso reformar la Ley
de Asociaciones Profesionales, pues ésta
"convierte a los dirigentes en patrones de los
sindicatos y permite el continuismo indefinido de
las comisiones directivas". Las modificaciones,
agregó, tienen que estar inspiradas por la
necesidad de asegurar el control de los fondos y
la verificación de los procesos electorales.
Otro funcionario, reiterando esas afirmaciones,
indicaba que "el plan de lucha está destinado al
fracaso y a ese fracaso le sucederá el desaliento
de los dirigentes, que se encontrarán
imposibilitados de intentar una reacción: ése será
el momento oportuno". El secretario general de
la Confederación General del Trabajo, José Alonso,
afirmó por su parte, que tenía conocimiento de que
se iba a intentar la reforma de la Ley de
Asociaciones Profesionales: "Quieren que nos
hagamos los buenos y buscan asustarnos. Yo les
dije ya que a la CGT pueden venir todos los días,
mañana y tarde, a revisar el manejo de los fondos.
Pero el destino de los fondos lo disponemos
nosotros. La ley prevé verificación contable y,
además, asegura el control de las elecciones.
Lo que pasa es que el gobierno quiere a toda costa
una conducción adicta."
Respuesta peligrosa
El intento de reformar el texto jurídico citado es
aparentemente la respuesta del gobierno a la
decisión sindical del 1º de mayo, por la cual se
pone en ejecución la segunda etapa del plan de
lucha a partir del 18 de mayo y se fija fecha,
entre el 15 y el 18 de junio, para la ocupación
simultánea de los centros de producción por 24
horas. Los estrategos de la Central Obrera
trataron inmediatamente de elucidar si el gobierno
quería simplemente colocar un nuevo elemento de
negociación que reforzara su posición en el
memento que se discutiera un eventual acuerdo, o
si el propósito era desatar una verdadera ofensiva
contra la CGT, ofensiva para la cual se había
tomado tiempo enviando al Congreso los proyectos
prometidos, que no se trataron en la fecha fijada
(antes del 30 de abril). En tanto, los
dirigentes de la CGT hacían las siguientes
observaciones sobre la situación creada: • En
la Asociación Obrera Textil, los funcionarios del
ministerio de Trabajo vinieron actuando como una
verdadera comisión investigadora. "De otra manera
no se justifica que ahora envíen 2.500 inspectores
para verificar las elecciones por ramas, cuando a
veces pedimos inspectores y no mandan ni uno."
• "Ellos quieren renovar los cuadros sindicales,
porque les son adversos. ¿Por qué no intentan
renovar los cuadros políticos?" • Los gremios
independientes y las 62 Organizaciones se opondrán
a las modificaciones a la Ley de Asociaciones
Profesionales. Además, "si sacamos personería
jurídica y actuamos como sociedades anónimas, nos
vamos a reír del ministerio de Trabajo. Si cambian
la ley, todos los sindicalistas van a hacer eso.
La respuesta no tiene por qué ser una huelga en el
momento en que ellos quieren llevarnos a la
huelga". • "Detrás del grupo Pifarré está el
vicepresidente Perette, que quiere tener una CGT
propia."
Estrategia de contragolpe Por
otra parte, los dirigentes de la CGT ya elaboraron
su propia estrategia frente a lo que entienden
como una guerra declarada por el gobierno. En
primer término, niegan ser golpistas, pero
aseguran que tienen "aliados naturales entre
sectores no obreros que son sensibles a la grave
situación creada por la inercia del gobierno, como
la Iglesia y las Fuerzas Armadas". Esos sectores,
agregan, "saben que no somos agitadores y saben
que si nosotros no hubiéramos estado aquí, en este
momento habría 70 huelgas". Además, entienden
que los mismos industriales coinciden con muchos
de los objetivos de la CGT. "Hace falta que el
gobierno —afirmó un alto dirigente de la Central
Obrera— encare de una vez una política de
promoción industrial. Nosotros pedimos salario
mínimo vital y móvil. Hablamos de 13.500 pesos y
estamos ahora explicando a los bloques
parlamentarios por qué fijamos esa cifra. De todos
modos, el Parlamento no podrá bajar del
antecedente que los mismos diputados estimaron
como justo en el laudo a los empleados de
comercio: entre 9.500 pesos y 10.000 pesos. Eso
significaría un aumento del 60 ó del 70 por ciento
para muchos empleados públicos. ¿Cómo los van a
pagar? ¿Cómo van a pagar aumentos del 30 por
ciento los industriales? No van a alcanzar las
máquinas para fabricar plata. Si hay más plata por
los mismos productos, lógicamente los artículos de
primera necesidad aumentarán en forma espectacular
y el gobierno se hundirá en la crisis financiera.
¿Cuál es la única salida que tendrá el gobierno?
Promover la producción de bienes, planificar el
crecimiento industrial. Los 10.000 mínimos
aceptables son un fórceps que obligará al gobierno
a romper sus esquemas de siesta provinciana. Sólo
así el gobierno podrá salvarse. Lo cierto, sin
embargo, es que este gobierno fracasó ya, y es
optimista esperar una reacción. Nosotros queremos,
simplemente, que hagan algo. Y ésta es la única
manera que encontramos para presionar."
Historia de la modorra Como ejemplo del fracaso
del gobierno, los dirigentes de la CGT hablan del
"patético caso de la Ley de Abastecimiento". Por
lo demás, expresan, "si el gobierno hubiera
renovado convenios, ahora no se vería acorralado.
Los dos ministros anteriores a Solá, Martelli y
Bas, no pertenecían precisamente a gobiernos
populares. Pero eran eficaces. Estos no hacen
nada". Para la Central Obrera, una crisis
parcial o total de gabinete y la formación de un
nuevo equipo ministerial integrado "por gente que
viva en el siglo XX, sea del Mid, democristiana,
socialista o independiente", constituyen ahora la
única forma que tiene el gobierno de "renovar el
pagaré". "Mire —exclamó José Alonso—, yo ni
siquiera creo que el ministro Solá tenga
antagonismo con los obreros. Simplemente, lo
domina la inercia. El 90 por ciento de los
problemas que debe encarar el ministerio de
Trabajo son administrativos, no económicos. Pero
no se resuelven. Se trata a veces de un estatuto
modificado por asamblea, que en seis meses no se
estudia y luego no se discuten los convenios
porque los nuevos estatutos no están aprobados.
Falta capacidad ejecutiva. En la Unión del
Personal Civil de la Nación todavía no se sabe
cuál es la autoridad legítima. Lo mismo pasa en
otros gremios. El Consejo de Relaciones
Profesionales no funciona: hasta ahora no realizó
ni una sola reunión. Pero... ¿qué nos vamos a
quejar si ni siquiera se reúne el gabinete
nacional?" Asesores de la CGT señalan que la
causa fundamental de la ineptitud del ministerio
de Trabajo es que no hay equipos. "A todos los que
sabían algo, los echaron por razones políticas."
Para los sindicalistas, "el único apto es San
Sebastián, director de relaciones del trabajo,
pero está solo". José Alonso, por su parte,
cuenta dos anécdotas a su juicio ilustrativas. El
primer mes, dice, fueron girados 20 problemas al
ministerio; el segundo, 23; el tercero, 25.
Ninguno se resolvió. Luego, junto con Riego Ribas,
entrevistó al ministro Solá. La respuesta del
funcionario fue: —Pero si tienen razón...
"Lo que pasa —comentó Alonso- es que con Solá ni
siquiera nos podemos pelear, porque nos dice que
tenemos razón en todo. Pero los expedientes
todavía están sin resolver." La otra anécdota
tuvo por protagonista a Juan Racchini, otro
miembro del secretariado de la CGT, durante una
reunión con funcionarios del ministerio. Racchini
menciona un expediente. "Estamos estudiándolo", es
la respuesta. Otro. "Estamos estudiando". Así
sucesivamente. Finalmente, opta por abandonar la
reunión expresando: —Espero que alguno de
ustedes se reciba, ya que se pasan la vida
estudiando.
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Opiniones Dos maneras de tratar a Illía
"Al principio, no sabíamos si estaba dormido o
despierto. De pronto, levantó la cabeza y formuló
una pregunta inteligente. Nos agradó. Después nos
preguntó si la situación económica mejoraba y
contestamos que sí. Cuando salimos, nos asombramos
de haber dado aquella respuesta. Pero es tan buena
persona que hubiera sido terrible desilusionarlo."
La anécdota fue relatada por un empresario
argentino que, con un grupo de colegas, visitó al
presidente de la Nación; y la transcribe el
semanario norteamericano Newsweek en una de sus
recientes ediciones. Con una semana de
diferencia, Newsweek y su rival Time se ocuparon
de la situación argentina y, más concretamente, de
la gestión del doctor Arturo Illia ("un médico de
campaña"). Los títulos de los dos artículos se
parecen: "Una paz curativa", escribió Time. "Paz
con calmantes", Newsweek. Sin embargo, esa
similitud señala, también, el tono de las
informaciones: cálidamente elogioso, en Time;
severo y sarcástico, en Newsweek. En Buenos
Aires, los hombres de negocios norteamericanos
trataban de encontrar las razones por las cuales
Time hacía la apología del presidente Illia: ellos
no las tenían.
La acción de la inacción
Ambas publicaciones giran alrededor del mismo
concepto: la falta de acción del Poder Ejecutivo
argentino; Time pone como epígrafe a la foto de
Illia la siguiente frase: "Nada tiene tanto éxito
como la nada." Pero la nota presenta el panorama
de un país en franca y rápida recuperación:
"Aunque... perturbado todavía por la inflación y
la deuda externa", todo marcha bien: las
exportaciones, las cosechas, la industria, la
inversión de capitales, los-gremios; baja el costo
de la vida y el peso sube en su relación con el
dólar; las guerrillas castristas y los atentados
neonazis son hechos aislados. Para Newsweek, en
cambio, no todo marcha tan bien y el único fruto
positivo que encuentra en el gobierno de Illia es
que "durante cerca de siete meses ha mantenido
tranquilos a los militares argentinos". La revista
narra los problemas creados por la imposición de
controles de cambio y los pasos dados para
restringir el consumo de carne. Recalca, también,
la política poco tajante seguida por Illia: no
cancelar las leyes represivas pero tampoco
reforzarlas; anular, formalmente, los contratos
petroleros pero dejar que las compañías continúen
trabajando como antes de la ruptura. Newsweek
simboliza su visión con estas palabras: "En
verdad, su único programa (el de Illia) parece ser
el de gastar 16 horas al día conversando con quien
quiera visitarlo."
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Entretelones El gobierno mira hacia
Francia El embajador de los Estados
Unidos, en una visita a Posadas, y ante preguntas
de periodistas locales, ratificó algo que era bien
conocido: la anulación de los contratos petroleros
había creado un clima adverso en los inversores
norteamericanos respecto de operaciones a
realizarse en la Argentina. Las declaraciones
motivaron una presentación de un grupo de
senadores radicales del Pueblo y de un diputado
justicialista: cada uno por su lado, solicitaron
la semana pasada que se declarara persona no grata
al señor Mac Clintock. Este hecho aparentemente
simple tiene algunos entretelones por demás
curiosos. • El
vicepresidente Perette maniobró en la Cámara Alta
de la Nación para que el tema no se tratara —no
llamó a sesión—, a pesar de que el proyecto se
había originado en su propio sector. Lo hizo
después que legisladores del MIR frondizista
expresaron que se opondrían al pedido. Estos
legisladores agregaron que en el curso del debate
recordarían dos cosas: la asociación de los
actuales dirigentes del gobierno con el embajador
Braden en los años 1945/46; el hecho de que el
embajador Mac Clintock representó en la Argentina
la política de Kennedy, y que precisamente había
sido designado en Buenos Aires por su estrecho
contacto con el presidente asesinado. • Entre
los observadores llamó la atención el proyecto del
diputado justicialista Cornejo Linares. Algunos
miembros de su grupo expresaron que se trata de
una posición sumamente personal, ya que
precisamente a pedido de los núcleos neoperonistas
el embajador Mac Clintock, entre los años 1962 y
1963, hizo esfuerzos para que el peronismo
encontrara una vía legal en el país. Se recuerdan
al respecto sus frecuentes entrevistas con
dirigentes peronistas, en especial de los sectores
gremiales. • Simultáneamente con la ofensiva de
los senadores radicales del Pueblo, se supo que el
gobierno —en especial por la vía del canciller
Zavala Ortiz— estaba demorando la aceptación de
una cesión gratuita por parte de los Estados
Unidos de material de comunicaciones cara el
Ejército argentino. Este material —no combatiente—
es urgentemente necesitado en las zonas
fronterizas del país, en especial en la lucha
contra los guerrilleros. En caso de no haber
aceptación por parte del gobierno argentino antes
de junio, probablemente se pierda la oportunidad
debido a que el próximo mes vence la adjudicación
en los Estados Unidos, de acuerdo a sus normas
presupuestarias. Esto obligaría a una nueva
tramitación en el gobierno de los Estados Unidos y
el Congreso de ese país. • En la Secretaría de
Informaciones de Estado (SIDE) se han recibido
detalles de un compromiso verbal asumido por el
ministro de Economía, Blanco, durante su reciente
estada en París. Habría propuesto a las
autoridades francesas someterles el plan
quinquenal del gobierno Illia para su análisis y
aprobación. En caso de que la aprobación se
efectuara, financiar dicho plan con un paquete de
400 millones de dólares a ser obtenido en Europa
con la colaboración francesa. El gobierno de de
Gaulle debería aportar en ese caso la suma de 200
millones de dólares. Esta política formaría parte
del vuelco a Francia, y el presumible
enfrenta-miento con los Estados Unidos, tendencia
patrocinada en el actual gobierno argentino por
los ministros de Relaciones Exteriores y de
Economía y por el presidente del Banco Central.
Todos estos elementos de juicio hacen sospechar
que el asunto Mac Clintock es apenas un
ingrediente utilizado en una política mucho más
vasta, en la cual está embarcado el actual
gobierno o al menos sectores del gobierno sin el
conocimiento detallado del presidente Illia,
quien, al fin de la semana, y en términos muy
cordiales, despidió al embajador de los Estados
Unidos, que ya ha concluido su estada en la
Argentina.
Revista Primera Plana
12.05.1964
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