Semana Política Argentina
   

Nuevas situaciones y nuevas críticas

Dos hechos, en el campo de la política exterior argentina y en el de la UCR del Pueblo, podrían cambiar en las semanas próximas gran parte de las tendencias del actual gobierno. O, si no cambiarlas, al menos introducir nuevos elementos en la convulsionada actualidad nacional.
En relación a la política exterior, la visita del presidente de Alemania Occidental ha llevado a conclusiones que van mucho más allá de la información oficial o del protocolar comunicado conjunto de los dos presidentes. En las conversaciones reservadas que se mantuvieron, al pedido de colaboración económica formulado por las autoridades argentinas, la delegación alemana —que no estaba integrada por ningún miembro del equipo conductor de la economía de aquel país— respondió que no podía determinar las tendencias de los inversionistas alemanes, y que seguramente esos inversionistas se manejarían en función de la política del gobierno argentino sobre control de cambios y garantías a los inversores extranjeros. La situación actual en estos dos campos dejaba mucho que desear desde el punto de vista de los inversionistas —hecho que ya había señalado hace unas semanas el presidente del Banco Alemán, Hermann Abs, en su visita a Buenos Aires—, y lo único que podía hacer el gobierno de Alemania era enviar un grupo de economistas en un futuro próximo para que discutieran esos problemas con el gobierno argentino. Presuntivamente, en ese terreno había pocas perspectivas positivas.
Lo que quizás más tiempo llevó a la delegación alemana, fue explicar las características de la alianza de la República Federal con Francia. El gobierno argentino sostuvo que la política que había iniciado Zavala Ortiz de desprendimiento de Estados Unidos con ayuda de Francia, debería contar con la colaboración alemana, considerando la estrecha alianza que une a Francia con Alemania. Los alemanes debieron explicar que si bien había una alianza entre estos dos países europeos, Alemania no acompañaba a Francia en lo que a su política respecto de Estados Unidos se refiere. Por ahora, y quizás por un tiempo muy largo, la seguridad militar de Alemania y la independencia de Berlín dependen de Estados Unidos.
Uno de los hechos quizás más peculiares de la visita del presidente Lübke, fue la íntima amistad que se desarrolló con el presidente Illia. Un vocero alemán señaló en rueda informal que seguramente se debía a la similitud de carácter y concepciones de los dos mandatarios: sencillez, afabilidad, bondad. Un político argentino, que se hallaba en la rueda, expresó suspirando: "Sí, pero en Alemania no gobierna Lübke. Gobierna Erhardt."
En cuanto a la política interna, la semana pasada asistió a un hecho novedoso: la apertura de un frente interno en la UCRP. Emilio Parodi, dirigente del larraldismo en la provincia de Buenos Aires, asistió a una reunión de su sector en La Plata. Se enunciaron en la misma duras críticas a la conducción oficial, tanto en la provincia como en el gobierno nacional. Pero quizás la observación más significativa correspondió al mismo Parodi, quien se preguntó si el apoyo unánime de la población que tenía el gobierno al asumir, y el deseo masivo del país de que triunfara en su gestión, era tan masivo actualmente después de siete meses de actuación. Parodi reflejaba así una realidad que él mismo puso de manifiesto al presidente Illia varias veces cuando ejercía el cargo de secretario de Prensa de la presidencia.
Al dejar su cargo, a Parodi le preocupaba. muy especialmente el vacío crítico que quedaba en la Casa de Gobierno: ¿quién le llamaría la atención al presidente Illia sobra los errores que se cometían?
Aparentemente, al lanzarse ahora a la lucha política encabezando una vez más al larraldismo, se propone asumir esa. función crítica desde el llano. Las consecuencias de esa apertura dentro de la UCRP, son evidentemente imprevisibles por el momento.

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UCRI
Alende: Crisis en su frente interno

La semana pasada, Oscar Alende parecía comenzar a perder pie en su fortaleza política de la Capital Federal. Hasta ese momento, el distrito metropolitano era totalmente adicto a su línea política en el pleito ucrista, con excepción de unos pocos dirigentes.
En breve tiempo la situación comenzó a cambiar: el comité de la sección 20ª se declaró autónomo de la conducción alendista; adversarios del ex gobernador de Buenos Aires ocuparon el comité seccional de la 19ª, encabezados per Daniel Errea; las secciones 17ª y 4ª parecían prácticamente volcadas en la misma línea, mientras la 2ª y 3ª vacilaban o mostraban importantes brechas internas. De los veinte comités que el alendismo controlaba férreamente quince días antes, seis habían entrado en crisis. Y nada indicaba que el foco hubiera quedado contenido.
La corriente secesionista, en tanto, había extendido progresivamente su plan de acción sin inclinarse por el frondizismo, pero desconociendo a las autoridades alendistas: el criterio "rebelde" es que en un referéndum los afiliados pueden solucionar "incruentamente" —sin producir la quiebra del distrito— el pleito que en el orden nacional divide a la UCRI. Las autoridades que responden a Alende desconfían, en cambio, de un procedimiento que podría poner en tela de juicio la parte de estructura que aún les es adicta.
La crisis en el frente interno de la UCRI metropolitana fue acompañada por varios hechos curiosos:
• Los amigos de Alende se habían preocupado de "hacer trascender" que Etchepareborda estaba identificado con su posición. No obstante, cuando éste no se definió en el sentido que esperaban, lo acusaron de haber colaborado con el gobierno de Guido
• Quienes habían compartido el criterio de Etchepareborda en el sentido de que debía haber aceptado funciones públicas luego del derrocamiento de Frondizi, emplearon luego como arma el hecho de que el citado dirigente hubiera sido fugazmente interventor en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el argumento demostró ser peligroso: simultáneamente con el regreso al país de Etchepareborda se produjo el del ex senador nacional Armando Turano, a quien los alendistas trataban de captar, y que, obviamente, se encrespó contra quienes dirigían violentas críticas hacia los ex funcionarios de Guido: Turano había sido embajador en Portugal en ese período.
• Algunos diarios publicaron una declaración contra Roberto Etchepareborda, motor de los rebeldes metropolitanos, firmada por el comité de la Capital alendista. El presidente de ese organismo, José Manuel Fernández, aclaró, sin embargo, que se había enterado por los diarios de ese texto.
• José Stupenengo, dirigente del MIR, afiliado a la sección 20ª (la misma de Etchepareborda), coincidió con los alendistas en sus críticas al ex presidente del Concejo Deliberante: lo acusó de haber sido "colorado y amigo del general Poggi". Lo interesante es que Stupenengo está vinculado personalmente al alendista Celestino Gelsi, per lo que algunos suponen que el ex gobernador tucumano puede haber influido en la formulación de esa crítica.
A fines de semana, los errores tácticos del alendismo amenazaban con volcar en su contra a todos los "terceristas", que se sentían arbitrariamente agredidos.

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Calumnias
Historia del duelo que no se hizo

El martes de la semana pasada, con un intercambio de cartas entre el ex canciller Carlos Florit y sus padrinos, el general Luis Leguizamón Martínez y el comodoro Roberto Huerta, terminó el planteo caballeresco que el primero había iniciado contra Adolfo Silenzi de Stagni por difamación, Silenzi de Stagni había acusado de ladrón a Florit en una mesa redonda transmitida por televisión, como parte de su campaña contra los contratos petroleros suscriptos durante el gobierno de Frondizi; pero luego decidió rehuir el planteo caballeresco.

Así que pasen cinco años
En noviembre de 1958, el general Dalmiro Videla Balaguer, entonces embajador argentino en Italia, había transmitido al doctor Florit algunas dudas con respecto a la tramitación de los citados acuerdos. Florit gestionó entonces una entrevista entre el citado diplomático y Rogelio Frigerio, que desempeñaba funciones de asesor económico-social de Frondizi. El general Videla Balaguer, Juego de la reunión., se consideró satisfecho por las explicaciones que la fueron proporcionadas, y no renunció a su cargo de embajador de Frondizi en Roma.
Sin embargo, a la caída de Frondizi, el general Videla Balaguer presentó una denuncia ante la Fiscalía Nacional de Investigaciones, señalando irregularidades en la gestación de los contratos y que él, personalmente, había formulado la acusación a Frigerio, delante del canciller Florit. La Fiscalía convocó a un careo entre Florit y Videla Balaguer, pero este último no concurrió.
Al crearse la Comisión Especial Parlamentaria, que investiga los convenios, Silenzi de Stagni se presentó recogiendo la denuncia de Videla Balaguer. Allí citó respetuosamente a Florit: "Asistió a una reunión en la que el general acusó a Frigerio de coimero." Florit calificó como falsa esa versión y envió una carta acusando a Silenzi de "mentiroso".
Pocos días después, Silenzi de Stagni contestó a esa carta en una audición de televisión, y opinó que Florit integraba "una banda de delincuentes".
Apenas enterado, el ex canciller designó sus padrinos y los envió a su acusador, con instrucciones severas: sable con filo, contrafilo y punta; duración indeterminada; duelo no a primera sangre, sino hasta que uno de los contendientes quedara en estado de inferioridad manifiesta. Como director del lance propuso al coronel D'Andrea Mohr. conocido por su inflexibilidad.
Silenzi fue encontrado por los padrinos de Florit el 3 de mayo a las 5 de la tarde, y les explicó que debía pensar si aceptaba el duelo. Pese al artículo 14 del Código de Honor ("o se retracta o manda sus padrinos en el término de 24 horas"), no hizo una cosa ni otra. Remitió, en cambio, una carta para informar que rehusaba batirse "hasta que quede aclarada la
situación del doctor Florit". Ofreció, además, seguir tramitaciones. El procedimiento es curioso: mantiene la injuria y dice que no se batirá hasta tanto se compruebe su veracidad.
Los padrinos del doctor Florit se trasladaron, entonces, al estudio del presidente del Colegio de Abogados, doctor Juan Carlos Palacio, especialista notorio en cuestiones de honor, quien juzgó que debería descalificarse a Silenzi y dar por terminado el asunto.
No obstante, los padrinos de Florit — debido al deseo de éste de ir al duelo a toda costa— otorgaron a Silenzi otras 24 horas para decidirse. Acompañaron la invitación con una intimación: si no manda sus padrinos, "interpretaremos que rehúye el campo del honor".
La carta se entregó a Silenzi en propias manos. Los testigos comentan que se puso pálido al leerla. "No tengo un problema personal con el doctor Florit, ya que se trata de un problema político —reaccionó—. Deseo que todos salgan bien de este asunto, incluso Florit." Uno de los padrinos, muy serio, replicó:
—Florit va a salir bien, no se preocupe. Si usted quiere salir bien, tiene que batirse.

El último acto
Silenzi tornó a demudarse —según narran los testigos—. y dio sus razones: temía que si se retractaba o se batía quizá después no pudiera seguir enjuiciando la política petrolera de Frondizi. Finalmente, aceptó batirse con los padrinos de Florit, pero continuó sin designar los suyos.
Los representantes del ex canciller entendieron que este procedimiento — que, en principio, aprobaron— implicaba reconocer que su ahijado no estaba en condiciones de llegar al duelo. Consultaron al general Bernardino Labayru, notoriamente adverso, en política, al doctor Florit. Labayru opinó, lisa y llanamente, que Silenzi de Stagni se hallaba descalificado, de hecho, como caballero.
El 5 de mayo, los padrinos de Florit le comunicaron que habían esperado hasta entonces que Silenzi de Stagni nombrara sus representantes. El trámite quedaba concluido. Y Florit, melancólicamente, debió conformarse con formular la aspiración de que esta reciente experiencia sirviera para impedir que otra vez se incurriera en la confusión entre política y calumnia, confusión "en la que medran —escribió en respuesta a la comunicación de sus padrinos— los profesionales de la infamia."
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CGT
Objetivo gremial: Despertar al gobierno

"Ya terminó la guerra fría. Ahora empezó la guerra caliente." La frase fue pronunciada por un dirigente de la Confederación General del Trabajo a mediados de la semana pasada y constituye una definición del actual estado de las relaciones entre el Gobierno Nacional y la Central Obrera.
Pocas horas antes, el director general de Asociaciones Profesionales del ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Julio César Saguier, había iniciado su ofensiva para introducir modificaciones a la Ley de Asociaciones Profesionales: en una conferencia de prensa, había denunciado eventuales irregularidades contables cometidas por los dirigentes Andrés Framini y Jorge Elías, de la Asociación Obrera Textil.
En los círculos sindicales se tuvo inmediatamente la sensación de que, reales o no, las acusaciones habían sido lanzadas con el propósito de crear un clima propicio a la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales. Lo cierto es que, desde varios días antes, el mismo Saguier, juntamente con el doctor Pifarré (experto en asuntos gremiales vinculado al socialismo democrático) y Germán López, subsecretario de Trabajo, habían comenzado a trabajar en un proyecto que el Poder Ejecutivo presentaría al Congreso por vía del ministerio de Trabajo, introduciendo variantes en el ordenamiento jurídico de los sindicatos.

Sobre fondos y procesos
Una rápida encuesta permitió confirmar esa impresión: un alto funcionario de la presidencia de la República señalaba poco después a PRIMERA PLANA que era imperioso reformar la Ley de Asociaciones Profesionales, pues ésta "convierte a los dirigentes en patrones de los sindicatos y permite el continuismo indefinido de las comisiones directivas". Las modificaciones, agregó, tienen que estar inspiradas por la necesidad de asegurar el control de los fondos y la verificación de los procesos electorales.
Otro funcionario, reiterando esas afirmaciones, indicaba que "el plan de lucha está destinado al fracaso y a ese fracaso le sucederá el desaliento de los dirigentes, que se encontrarán imposibilitados de intentar una reacción: ése será el momento oportuno".
El secretario general de la Confederación General del Trabajo, José Alonso, afirmó por su parte, que tenía conocimiento de que se iba a intentar la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales: "Quieren que nos hagamos los buenos y buscan asustarnos. Yo les dije ya que a la CGT pueden venir todos los días, mañana y tarde, a revisar el manejo de los fondos. Pero el destino de los fondos lo disponemos nosotros. La ley prevé verificación contable y, además, asegura el control
de las elecciones. Lo que pasa es que el gobierno quiere a toda costa una conducción adicta."

Respuesta peligrosa
El intento de reformar el texto jurídico citado es aparentemente la respuesta del gobierno a la decisión sindical del 1º de mayo, por la cual se pone en ejecución la segunda etapa del plan de lucha a partir del 18 de mayo y se fija fecha, entre el 15 y el 18 de junio, para la ocupación simultánea de los centros de producción por 24 horas. Los estrategos de la Central Obrera trataron inmediatamente de elucidar si el gobierno quería simplemente colocar un nuevo elemento de negociación que reforzara su posición en el memento que se discutiera un eventual acuerdo, o si el propósito era desatar una verdadera ofensiva contra la CGT, ofensiva para la cual se había tomado tiempo enviando al Congreso los proyectos prometidos, que no se trataron en la fecha fijada (antes del 30 de abril).
En tanto, los dirigentes de la CGT hacían las siguientes observaciones sobre la situación creada:
• En la Asociación Obrera Textil, los funcionarios del ministerio de Trabajo vinieron actuando como una verdadera comisión investigadora. "De otra manera no se justifica que ahora envíen 2.500 inspectores para verificar las elecciones por ramas, cuando a veces pedimos inspectores y no mandan ni uno."
• "Ellos quieren renovar los cuadros sindicales, porque les son adversos. ¿Por qué no intentan renovar los cuadros políticos?"
• Los gremios independientes y las 62 Organizaciones se opondrán a las modificaciones a la Ley de Asociaciones Profesionales. Además, "si sacamos personería jurídica y actuamos como sociedades anónimas, nos vamos a reír del ministerio de Trabajo. Si cambian la ley, todos los sindicalistas van a hacer eso. La respuesta no tiene por qué ser una huelga en el momento en que ellos quieren llevarnos a la huelga".
• "Detrás del grupo Pifarré está el vicepresidente Perette, que quiere tener una CGT propia."

Estrategia de contragolpe
Por otra parte, los dirigentes de la CGT ya elaboraron su propia estrategia frente a lo que entienden como una guerra declarada por el gobierno. En primer término, niegan ser golpistas, pero aseguran que tienen "aliados naturales entre sectores no obreros que son sensibles a la grave situación creada por la inercia del gobierno, como la Iglesia y las Fuerzas Armadas". Esos sectores, agregan, "saben que no somos agitadores y saben que si nosotros no hubiéramos estado aquí, en este momento habría 70 huelgas".
Además, entienden que los mismos industriales coinciden con muchos de los objetivos de la CGT. "Hace falta que el gobierno —afirmó un alto dirigente de la Central Obrera— encare de una vez una política de promoción industrial. Nosotros pedimos salario mínimo vital y móvil. Hablamos de 13.500 pesos y estamos ahora explicando a los bloques parlamentarios por qué fijamos esa cifra. De todos modos, el Parlamento no podrá bajar del antecedente que los mismos diputados estimaron como justo en el laudo a los empleados de comercio: entre 9.500 pesos y 10.000 pesos. Eso significaría un aumento del 60 ó del 70 por ciento para muchos empleados públicos. ¿Cómo los van a pagar? ¿Cómo van a pagar
aumentos del 30 por ciento los industriales? No van a alcanzar las máquinas para fabricar plata. Si hay más plata por los mismos productos, lógicamente los artículos de primera necesidad aumentarán en forma espectacular y el gobierno se hundirá en la crisis financiera. ¿Cuál es la única salida que tendrá el gobierno? Promover la producción de bienes, planificar el crecimiento industrial. Los 10.000 mínimos aceptables son un fórceps que obligará al gobierno a romper sus esquemas de siesta provinciana. Sólo así el gobierno podrá salvarse. Lo cierto, sin embargo, es que este gobierno fracasó ya, y es optimista esperar una reacción. Nosotros queremos, simplemente, que hagan algo. Y ésta es la única manera que encontramos para presionar."

Historia de la modorra
Como ejemplo del fracaso del gobierno, los dirigentes de la CGT hablan del "patético caso de la Ley de Abastecimiento". Por lo demás, expresan, "si el gobierno hubiera renovado convenios, ahora no se vería acorralado. Los dos ministros anteriores a Solá, Martelli y Bas, no pertenecían precisamente a gobiernos populares. Pero eran eficaces. Estos no hacen nada".
Para la Central Obrera, una crisis parcial o total de gabinete y la formación de un nuevo equipo ministerial integrado "por gente que viva en el siglo XX, sea del Mid, democristiana, socialista o independiente", constituyen ahora la única forma que tiene el gobierno de "renovar el pagaré".
"Mire —exclamó José Alonso—, yo ni siquiera creo que el ministro Solá tenga antagonismo con los obreros. Simplemente, lo domina la inercia. El 90 por ciento de los problemas que debe encarar el ministerio de Trabajo son administrativos, no económicos. Pero no se resuelven. Se trata a veces de un estatuto modificado por asamblea, que en seis meses no se estudia y luego no se discuten los convenios porque los nuevos estatutos no están aprobados. Falta capacidad ejecutiva. En la Unión del Personal Civil de la Nación todavía no se sabe cuál es la autoridad legítima. Lo mismo pasa en otros gremios. El Consejo de Relaciones Profesionales no funciona: hasta ahora no realizó ni una sola reunión. Pero... ¿qué nos vamos a quejar si ni siquiera se reúne el gabinete nacional?"
Asesores de la CGT señalan que la causa fundamental de la ineptitud del ministerio de Trabajo es que no hay equipos. "A todos los que sabían algo, los echaron por razones políticas." Para los sindicalistas, "el único apto es San Sebastián, director de relaciones del trabajo, pero está solo".
José Alonso, por su parte, cuenta dos anécdotas a su juicio ilustrativas. El primer mes, dice, fueron girados 20 problemas al ministerio; el segundo, 23; el tercero, 25. Ninguno se resolvió. Luego, junto con Riego Ribas, entrevistó al ministro Solá. La respuesta del funcionario fue:
—Pero si tienen razón...
"Lo que pasa —comentó Alonso- es que con Solá ni siquiera nos podemos pelear, porque nos dice que tenemos razón en todo. Pero los expedientes todavía están sin resolver."
La otra anécdota tuvo por protagonista a Juan Racchini, otro miembro del secretariado de la CGT, durante una reunión con funcionarios del ministerio. Racchini menciona un expediente. "Estamos estudiándolo", es la respuesta. Otro. "Estamos estudiando". Así sucesivamente. Finalmente, opta por abandonar la reunión expresando:
—Espero que alguno de ustedes se reciba, ya que se pasan la vida estudiando.

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Opiniones
Dos maneras de tratar a Illía

"Al principio, no sabíamos si estaba dormido o despierto. De pronto, levantó la cabeza y formuló una pregunta inteligente. Nos agradó. Después nos preguntó si la situación económica mejoraba y contestamos que sí. Cuando salimos, nos asombramos de haber dado aquella respuesta. Pero es tan buena persona que hubiera sido terrible desilusionarlo." La anécdota fue relatada por un empresario argentino que, con un grupo de colegas, visitó al presidente de la Nación; y la transcribe el semanario norteamericano Newsweek en una de sus recientes ediciones.
Con una semana de diferencia, Newsweek y su rival Time se ocuparon de la situación argentina y, más concretamente, de la gestión del doctor Arturo Illia ("un médico de campaña"). Los títulos de los dos artículos se parecen: "Una paz curativa", escribió Time. "Paz con calmantes", Newsweek. Sin embargo, esa similitud señala, también, el tono de las informaciones: cálidamente elogioso, en Time; severo y sarcástico, en Newsweek.
En Buenos Aires, los hombres de negocios norteamericanos trataban de encontrar las razones por las cuales Time hacía la apología del presidente Illia: ellos no las tenían.

La acción de la inacción
Ambas publicaciones giran alrededor del mismo concepto: la falta de acción del Poder Ejecutivo argentino; Time pone como epígrafe a la foto de Illia la siguiente frase: "Nada tiene tanto éxito como la nada." Pero la nota presenta el panorama de un país en franca y rápida recuperación: "Aunque... perturbado todavía por la inflación y la deuda externa", todo marcha bien: las exportaciones, las cosechas, la industria, la inversión de capitales, los-gremios; baja el costo de la vida y el peso sube en su relación con el dólar; las guerrillas castristas y los atentados neonazis son hechos aislados.
Para Newsweek, en cambio, no todo marcha tan bien y el único fruto positivo que encuentra en el gobierno de Illia es que "durante cerca de siete meses ha mantenido tranquilos a los militares argentinos". La revista narra los problemas creados por la imposición de controles de cambio y los pasos dados para restringir el consumo de carne. Recalca, también, la política poco tajante seguida por Illia: no cancelar las leyes represivas pero tampoco reforzarlas; anular, formalmente, los contratos petroleros pero dejar que las compañías continúen trabajando como antes de la ruptura.
Newsweek simboliza su visión con estas palabras: "En verdad, su único programa (el de Illia) parece ser el de gastar 16 horas al día conversando con quien quiera visitarlo."

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Entretelones
El gobierno mira hacia Francia

El embajador de los Estados Unidos, en una visita a Posadas, y ante preguntas de periodistas locales, ratificó algo que era bien conocido: la anulación de los contratos petroleros había creado un clima adverso en los inversores norteamericanos respecto de operaciones a realizarse en la Argentina. Las declaraciones motivaron una presentación de un grupo de senadores radicales del Pueblo y de un diputado justicialista: cada uno por su lado, solicitaron la semana pasada que se declarara persona no grata al señor Mac Clintock. Este hecho aparentemente simple tiene algunos entretelones por demás curiosos.
• El vicepresidente Perette maniobró en la Cámara Alta de la Nación para que el tema no se tratara —no llamó a sesión—, a pesar de que el proyecto se había originado en su propio sector. Lo hizo después que legisladores del MIR frondizista expresaron que se opondrían al pedido.
Estos legisladores agregaron que en el curso del debate recordarían dos cosas: la asociación de los actuales dirigentes del gobierno con el embajador Braden en los años 1945/46; el hecho de que el embajador Mac Clintock representó en la Argentina la política de Kennedy, y que precisamente había sido designado en Buenos Aires por su estrecho contacto con el presidente asesinado.
• Entre los observadores llamó la atención el proyecto del diputado justicialista Cornejo Linares. Algunos miembros de su grupo expresaron que se trata de una posición sumamente personal, ya que precisamente a pedido de los núcleos neoperonistas el embajador Mac Clintock, entre los años 1962 y 1963, hizo esfuerzos para que el peronismo encontrara una vía legal en el país. Se recuerdan al respecto sus frecuentes entrevistas con dirigentes peronistas, en especial de los sectores gremiales.
• Simultáneamente con la ofensiva de los senadores radicales del Pueblo, se supo que el gobierno —en especial por la vía del canciller Zavala Ortiz— estaba demorando la aceptación de una cesión gratuita por parte de los Estados Unidos de material de comunicaciones cara el Ejército argentino. Este material —no combatiente— es urgentemente necesitado en las zonas fronterizas del país, en especial en la lucha contra los guerrilleros. En caso de no haber aceptación por parte del gobierno argentino antes de junio, probablemente se pierda la oportunidad debido a que el próximo mes vence la adjudicación en los Estados Unidos, de
acuerdo a sus normas presupuestarias. Esto obligaría a una nueva tramitación en el gobierno de los Estados Unidos y el Congreso de ese país.
• En la Secretaría de Informaciones de Estado (SIDE) se han recibido detalles de un compromiso verbal asumido por el ministro de Economía, Blanco, durante su reciente estada en París. Habría propuesto a las autoridades francesas someterles el plan quinquenal del gobierno Illia para su análisis y aprobación. En caso de que la aprobación se efectuara, financiar dicho plan con un paquete de 400 millones de dólares a ser obtenido en Europa con la colaboración francesa. El gobierno de de Gaulle debería aportar en ese caso la suma de 200 millones de dólares. Esta política formaría parte del vuelco a Francia, y el presumible enfrenta-miento con los Estados Unidos, tendencia patrocinada en el actual gobierno argentino por los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía y por el presidente del Banco Central.
Todos estos elementos de juicio hacen sospechar que el asunto Mac Clintock es apenas un ingrediente utilizado en una política mucho más vasta, en la cual está embarcado el actual gobierno o al menos sectores del gobierno sin el conocimiento detallado del presidente Illia, quien, al fin de la semana, y en términos muy cordiales, despidió al embajador de los Estados Unidos, que ya ha concluido su estada en la Argentina.

Revista Primera Plana
12.05.1964

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