Casi 20 años atrás, un delicado cronista de LA
NACION, Luis Bello, publicaba una extraña crónica, plena de aromas y
grávida de intenciones, llamando a una multitud con un título
gráfico: "Eran 12 muchachones descamisados". Los muchachones
crecieron. Los descamisados, también. Ahí estaba Augusto Vandor, con
la camisa enarbolada al cuerpo. Su cara, que no termina de sonreír,
aunque siempre está en amago, no era el rostro feroz de "El Lobo"
aquel que se devoró a Caperucita Roja. No era tampoco la imagen de
un licenciado en caos. Era la cavidad cazurra, felina,
reconcentrada, de un hombre que se sabe clave y trata de
disimularlo. El cronista lo escrudiñaba, rasgándolo.
Adivinándolo. Mucha gente daba oro, a esa altura, para hablar con
Vandor. Para saber "qué iba a pasar". Empresarios preocupados,
políticos deprimidos. Mujeres que quieren paz y ser felices. ¿EL
PERONISMO ES SINONIMO DE TRANQUILIDAD? Vandor se enoja: "Claro
que lo es. ¿O creen que somos gorilas? Iremos al Congreso a cumplir
una función. El peronismo está en una vitrina, donde todo el
mundo mira. Donde todos querrán ver cómo nos portamos. Y nos verán
portarnos bien. Primero, porque así somos. Segundo, porque así
queremos ser. Tercero, porque es nuestro aporte al país..." Para
el endiosado dirigente metalúrgico, la realidad se mistifica todos
los días: "Ningún diario de los llamados prensa seria publicó
fotografías de diputados peronistas recibiendo diplomas. Se
auto-censuran. ¿O creen que no existimos? Manejan el problema
parlamentario a puro nivel obrero; dicen en todos los rincones que
llevamos cegetistas o dirigentes gremiales. Resulta que de pronto la
verdad es otra; sobre 54 elegidos, sólo 12 son de pura extracción
sindical. Quieren así azuzar a las fuerzas armadas. Volcarlas contra
nosotros. Así decían antes que en las villas miserias había aparatos
de televisión, y un día descubrieron que no había aparatos de
televisión simplemente porque no había corriente eléctrica... Pero
toda esta tremenda confusión termina a la hora de la urna. La gente
allí se clarifica y el país descubre que los peronistas existen".
Ahí está la gran cuestión. Vandor no lo dice, pero lo piensa. Lo
musita tal vez en algún rincón, lo deposita en alguna oreja amiga. O
simplemente lo consume por sí mismo: "El peronismo tiene un solo
camino serio y cierto; el cuarto oscuro. Es decir, la democracia.
¿Para qué vamos a dar la batalla entonces en otro sitio? Si no tiene
generales, no tiene formadores de opinión pública, ¿para qué ir al
terreno peligroso de dar la batalla donde no se debe?..." El
peronismo se portará bien y hará buena letra al menos durante un
tiempo. Es el saldo de dos horas largas de conversación con esta
mole humana. Vandor ha estudiado con dos sociólogos que se le
arrimaron, el resultado electoral de la Capital y del Gran Buenos
Aires; quedó perplejo cuando vio que por cada hombre peronista había
una mujer peronista que votaba por la UCRP. "En Mataderos comentó
Vandor, intrigadísimo, en una mesa de hombres, 186 votos peronistas,
UCRP 42; la misma mesa femenina, peronistas 83, UCRP 32..." Claro,
esto inquieta. Habrá que pensar seriamente en "la mujer; no
asustarla con los ogros. Vandor no cree que eso resulte difícil.
"Nuestra conducta en el Parlamento será demoledoramente
constructiva..., y entonces las mujeres tendrán motivos para volver
al redil. En última instancia, el justicialismo les dio técnicamente
la oportunidad de votar..." Para Vandor, la idea de transformar
el movimiento peronista en un "partido obrero es un invento".
"Juegan, por supuesto, con esa alternativa, que me la adosan,
porque, insisto, conviene irritar, suscitar temores, clavar
horquillas en el lomo mismo de la vida argentina. No porque entienda
que un partido obrero trae, parejamente, horrores o terremotos. Sí,
porque ésta es la cantidad de veneno que se suelta para intentar
crear factores espinosos...". Los saldos finales del encuentro
vandoriano juegan a este nivel: 1) El peronismo tiene un camino
vital; la urna. Su actitud más vital desde 1955 fue el triunfo de
Framini en la provincia. Cayó el gobierno. 2) El peronismo hará
buena letra. 3) El peronismo sólo contestará la agresión si lo
agreden. Esto es, si no hay garantías de su presencia en la elección
de 1967, entonces abandonará el camino legal en el que quiere
incrustarse y para siempre. 4) El peronismo tiene muchos puntos
de contacto con la política económica enunciada, pero no cumplida
—dicen— por el actual gobierno. En materia petrolera, en cambio, no
estará lejos de una renegociación clara y urgente de los contratos,
como no estuvo tan lejos de la actitud que entonces adoptó Frondizi.
(Por supuesto, esto no lo dice Vandor, que se encierra cuando se lo
tantea al respecto, pero no son pocos los que aseguran que es su
pensamiento más parecido.) El supuesto heredero de Perón, aparece
desagresivo, sin guardaespaldas, poco propenso a la matoneada. Más
sonriente cuando termina una conversación que cuando la empieza.
Convencido que lo mejor que hace el hombre es mirar el piso que
pisa. Antes de pisar... Revista TODO Nº 27 08.04.1965
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"El peronismo está en una vitrina, donde todo el
mundo mira. Donde todos querrán ver cómo nos portamos. Y
nos verán portarnos bien. Primero, porque así somos.
Segundo, porque así queremos ser. Tercero, porque es
nuestro aporte al país..."
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