Vida nocturna
¿Es que ya no quedan play-boys?
Un mapa de las noches elegantes

   
Según consta en las oficinas respectivas del aeropuerto internacional de Ezeiza, durante la semana pasada llegaron al país siete extranjeros que ocupan cargos más o menos ejecutivos en importantes empresas. Por su parte, nueve argentinos y un italiano, radicado aquí desde hace años, viajaron a los Estados Unidos o a Europa en gira de negocios.
Luego de una investigación confidencial, es posible suponer que los argentinos que viajaron al exterior tienen el firme aunque disimulado propósito de visitar, en los ratos de ocio, los interesantes lugares de entretenimiento "sólo para ejecutivos" que ofrecen la mayoría de las capitales. Los más apetecidos podrían ser, por supuesto, los estremecedores key-clubs que pululan en la costa oeste de los Estados Unidos. Pero la investigación realizada revela que nada de eso es posible ofrecer en Buenos Aires a los visitantes extranjeros.
"Cuando usted venga a verme a Los Angeles —dijo un compungido asesor de planificación de una empresa petrolera— lo invitaré a mi club. Usted verá. No, no se imagine que se trata de algo "subido"; nada de eso. Están las chicas de la orquesta, las que atienden las mesas, todo eso, pero si usted intentara salirse de sus casillas sería expulsado del club. Pero es un lugar donde ir, divertirse, tomar copas y encontrar a gente interesante. ¿A dónde se puede ir en Buenos Aires?"
Ese lamento, entre patético y cómico, no es murmurado sólo por ávidos hombres de negocios extranjeros. También los argentinos se preguntan a diario a dónde ir en Buenos Aires, una
ciudad que hasta hace pocas décadas era llamada, aunque con cierta sorna, "la capital del vicio", y que ahora parece estar en vías de convertirse en. la ciudad más virtuosa y aburrida del continente.
"Además —explicó un financista canoso que en la década del 20 fue uno de los "muchachos terribles" de la época —, ya no hay espíritu ni plata. Ni siquiera se puede decir que en este país haya play-boys, a la manera de un Porfirio Rubirosa, por ejemplo, porque para eso hace falta demasiada plata. Antes, las madres fingían horrorizarse cuando se enteraban de las andanzas del novio de la hija, pero, en privado, aconsejaban no desesperar a las muchachas: 'Es mejor que los hombres hagan las calaveradas de jóvenes que no de viejos', era el lema. (Lo sé porque mi suegra se lo decía a la que hoy es mi mujer.) En cambio, ahora, las pobres chicas tienen que conformarse con muchachos formales y trabajadores, todos de anteojos, como el novio de mi hija. Un día de éstos habrá una explosión en este país."

Escala de valores
Una investigación confidencial sobre qué hacen hoy en Buenos Aires los hombres jóvenes de la alta clase media y de la clase alta, arroja los siguientes resultados provisionales:
• Los "muchachos terribles" de hoy no pagan por un whisky mucho más de 200 pesos, ni derrochan dinero en restaurantes lujosos. Un lugar típico de encuentro social es 05, Paraná y Arenales, tanto para los grupos de 20 años como para los avezados caballeros que avanzan parsimoniosamente hacia los 40. Se trata de un bar y restaurante, cuyos precios son perfectamente asimilables hasta para gente de la clase media. Un vaso de scotch cuesta un centenar de pesos y se puede comer a la minuta por muy poco más. Concurren, en cierta cantidad, automovilistas o personas vinculadas con ese deporte.
• De allí, a un paso, está la boite Sun-Sun. Una orquesta de negros que comunica refinado jazz, y el whisky sube apenas a los 250 pesos. Se concurre con trajes y vestidos moderadamente elegantes, y la alegría es abierta. La gente bebe y baila. Difícilmente son transferibles las parejas. Una botella de scotch cuesta 4.000 pesos. Pero también menos, si valen amistad o veteranía.
• En 1962 hubo un intento de sofisticación en 676, de la calle Tucumán. Intelectuales, temperamentos artísticos y grupos snobs concurrían a escuchar a Astor Piazzolla y, de vez en cuando, al humorista Carlos Peralta. Peralta ensayaba monodramas con agudas referencias políticas. No se bailaba. En cambio, se discutía sobre la música de Piazzolla o sobre los cuadros de pintores vanguardistas que habitualmente ornaban sus paredes. Alguna vez se leyeron poemas de los poetas beatnik norteamericanos. Este estilo se consumió rápidamente. Ahora, 676 es una boite de shows: Jamandreu pudo presentar sus modelos.
• El circuito frecuentado por los play-boys locales llega hasta la lejana avenida Caseros, donde antes hubo una caballeriza y hoy el Mesón Español. Como quienes circulan sobre este mapa prefieren gastar poco en comer y dejar más dinero para las copas, el Mesón es un sitio apetecible. Allí es posible comer bien y barato. Revien's, en Olivos, muy frecuentado en verano, no es olvidado del todo en la temporada invernal. Se come más caro, pero los amigos tienen ventajas apreciables.
• Los lujosísimos La tour d'argent y Au bec fin —en ocasiones especiales se sirven comidas traídas desde París a bordo de jets— reciben una clientela casi masivamente compuesta por miembros de la colonia diplomática y acaudalados hombres de negocios. Esta misma gente es la que después de comer suele ir al King's o Amok, boites con excitantes shows. El whisky oscila en los 500 pesos (cuando la presentación de Coccinelle, costó mil pesos). La alta clase prefiere el modesto Au Coin de Marseille, en Defensa al 300, o el menos modesto y reciente La casserole, de la calle Carlos Calvo a la altura del 2000.
• Gong's —su propietario es Rolo Alzaga— está firmemente ubicado dentro del mapa nocturno de la alta clase. Se concurre casi esencialmente para mostrarse y ver quién se muestra. Es el lugar elegido para concurrir después de un coctel o de un espectáculo especial. El nivel de la elegancia de hombres y mujeres sube a su tope máximo. Ningún play-boy que haya hecho una excelente conquista dejará de mostrarse en Gongs. Desde luego que también para una play-girl este sitio es un punto obligado de toque. Pero en Gong's la alegría no es abierta, como puede serlo en Sun-Sun y en lugares similares. Se baila con vigilado entusiasmo. Los whiskies son más caros: suelen frisar los 300 pesos.
• Los partidarios de la alegría abierta van, además, a otras tres o cuatro boites generalmente ubicadas más allá de la avenida Santa Fe, con excepción de Scandale, insertada en el bajo. Nook, Bossa Nova, tienen similar status. De igual manera que en Sun-Sun, músicos negros ejecutan un jazz que puede bailarse con ternura. En estos sitios no se permite la entrada a personas solas, aunque hay excepciones que también son atrayentes para la clientela. La juventud que transita en este contorno generalmente concurre más de dos veces por semana a las boites. En la mayoría de los casos no se trata de gente ociosa, sino de estudiantes universitarios.
• Durante las últimas horas de la tarde son típicos lugares de encuentro social los bares El Pilar y Via Veneto, situados sobre la avenida Alvear. A Via Veneto van sobre todo los play-boys ligados a actividades automovilísticas. También lo hacen modelos exóticas. Es la copa de la tarde.
• Al comentar la actitud de las jóvenes de la alta sociedad que frecuentan el mapa de la noche, un play-boy señaló con melancolía: "Parece que la castidad es una moda bastante firme en esta época. Y los muchachos se han vuelto muy comprensivos. Se sale. Se gasta poco. No se pierde el tiempo.
Mientras tanto, se van rarificando las reuniones en las residencias privadas. Todavía se hacen cocteles. Pero la nueva costumbre es hacerlos después de comer. La sofisticación de 1963 quizá consista en haber abandonado el polo, el tenis y las costosas recepciones."
Revista Primera Plana
11.06.1963

Ir Arriba

 

Volver al índice
del sitio



Vida Nocturna