BOLIVIA
El reflujo de la crisis

En los últimos días, la marea de conflictos desatados en Bolivia parece haber ingresado a un período de reflujo. El régimen del general Hugo Banzer Suárez ha conjurado, después de una dura represión, los bloqueos de caminos organizados por los campesinos del valle de Cochabamba; no existen, por el momento, perspectivas inmediatas de nuevas huelgas obreras y la unidad del Ejército no ha quedado demasiado resquebrajada como para prever cambios radicales a corto plazo.
Bolivia
Entre los saldos del vendaval sólo se advierte una inminente crisis de gabinete, la que se producirá en próximos días, y la existencia de numerosos elementos de combustión que aún no han sido activados y que podrían precipitar un nuevo incendio, a corto o mediano plazo.
La crisis de gabinete —según se anunció oficialmente —afectará al ministro de Estado, Waldo Cerruto, quien será nombrado embajador en la Argentina; al ministro del Interior, coronel Walter Castro Avendaño, y al ministro de Asuntos Campesinos, coronel Ramón Azcro.
El ministro Cerruto tuvo la idea —la mala idea— de organizar una oficina de moralización pública, para cuyo funcionamiento abrió un buzón de denuncias. Cerruto tomó muy en serio su labor a tal punto que impulsó juicios administrativos contra representantes de la poderosa empresa minera japonesa Nitto Mining y de la compañía norteamericana Parker Drilling, que suscribió contratos para la perforación de pozos petrolíferos. La presión de los consorcios hizo insostenible la situación de Cerruto, quien, por otra parte, es considerado un enemigo capital del ex presidente Víctor Paz Estenssoro, ex cuñado suyo.
La salida del ministro del Interior tiene connotaciones de importancia. Cabe hacer notar que el primer ministro del interior de Banzer, el coronel Andrés Selich, fue muerto a golpes en la casa de su sucesor en el cargo, el abogado de la minería privada, Alfredo Arce Carpió. Su sustituto, el coronel Mario Adett Zamora, tuvo también que salir del país (ahora es el embajador en el Brasil) acusado de conspirar contra Banzer. Sin embargo, el hombre fuerte del ministerio del Interior es el coronel Rafael Loayza, un técnico en inteligencia especializado por las misiones norteamericanas.
En los actuales momentos adquiere relevancia el cambio de ministro de Asuntos Campesinos. Banzer pretende el retiro del coronel Azero, para permitir el ingreso al gabinete del mayor retirado Hugo Bozo Alcocer, quien representará a los sectores barrientistas, recientemente adheridos a la coalición oficial gobernante, denominada Frente Popular Nacionalista.

EL DIAGRAMA OPOSITOR. El ex presidente boliviano, Hernán Siles Zuazo, y líder de uno de los sectores disidentes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) habría propuesto la necesidad de conformar un gran frente civilista, que plantee la renuncia del presidente Banzer, y una junta militar de gobierno, encargada de convocar a elecciones a breve plazo. En este frente estarían involucrados desde el derechista Partido Social Demócrata (el partido de los gerentes, se lo llama en Bolivia) hasta el Partido Comunista Marxista Leninista (pekinés), pasando por el comunista moscovita, el PRIN, de Juan Lechín Oquendo, y otras fracciones de menor importancia. Los partidarios de Siles habrían insistido en su decisión de romper relaciones con Víctor Paz Estenssoro, por considerarlo "excesivamente desprestigiado".
Paz Estenssoro, luego de ser calificado de desertor por el presidente Banzer, ha insistido en sus llamados a las Fuerzas Armadas, a fin de que un golpe de recambio le permita volver a activar dentro de la vida política boliviana. No obstante, el hecho de que en las últimas semanas haya lanzado reiterados ataques contra la minería privada ha terminado por enajenarle la voluntad de poderosos intereses económicos que hubieran podido cooperar en su retorno.
Los analistas han sido sorprendidos por el hecho de que las enérgicas movilizaciones campesinas no hayan sido respaldadas por el "combativo proletariado minero". Con excepción de los distritos de Siglo XX y Catavi, ningún otro respaldó las movilizaciones indígenas. Más aún, en momentos en que las tropas acribillaban a los labradores, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), que reconoce como dirigente a Lechín Oquendo, aceptaba un aumento salarial del 25 por ciento, a pesar de que el costo de vida subió en un 300 por ciento. Esta situación hizo surgir la figura del dirigente Gilberto Bernal, de Siglo XX, con quien los campesinos opositores a Banzer están dispuestos a suscribir pactos de lucha.
Por otra parte, ha sido confirmado el desconocimiento de los campesinos de Cochabamba y Santa Cruz a los dirigentes que proclamaron su adhesión al presidente Banzer. Ese desconocimiento ha sido acompañado de un acuerdo de trabajo entre los líderes agrarios disidentes y el general Juan José Torres González. Este hecho permite avizorar el fortalecimiento de un nuevo eje opositor, que no reside en levantar la bandera del frente civilista, proclamada por Siles Zuazo y en la que estarían involucradas figuras de la derecha tradicional, sino la consigna de la "reapertura del proceso revolucionario", encarnado en las medidas de gobierno adoptadas durante los regímenes de los generales Ovando y Torres.
PANORAMA, FEBRERO 14, 1974

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