BLANCO Y NEGRO EN EL CABLE
Por ANTONIO DE BARI
Arte negro, política negra y ahora amor negro a toda vela: las izquierdas se encuentran. Miss Cripps y Mr. Appiah

DESDE hace poco más o menos un lustro los negros están dando bastante que hablar. Antes, el asunto se limitaba a un linchamiento más o menos. Ahora no; ahora África es la niña levantisca del mapa político del mundo; y ¡vaya si hay negros auténticos allí! Kenyatta, el jefe de los Mau-Mau. con su despiadada guerra contra el Occidente; Robson, con su voz profunda de galeote del Volga; la televisión yanqui proyectando. bugui-bugui en millones de pantallas, con parejas de negros; una película nuestra, "Sangre negra", la secuencia de Rosellini en "La voz humana". Arte negro, política negra y ahora amor negro a toda vela.
Una rubia con ojos azules como la pulpera de Santa Lucía aflojó entre una remada y otra; una rubia inglesa con volumen político, a lo menos por el lado paterno. Me refiero a Enid Margaret Cripps (Peggy). Este asunto ha provocado un enorme gesto de asombro y sonrisas, pero el hecho es que una tarde miss Cripps visitó el Club de Estudiantes de África Central; tal vez habría en el ambiente un poco más de niebla que la acostumbrada y las formas de las cosas y los se res se veían un poco esfumadas, imprecisas, como en una tela impresionista. Pero lo cierto es que miss Peggy Cripps y Joseph Emanuel Appiah conversaron de política; él, mostrando un pulido rostro abetunado con una hilera de dientes blancos como el marfil, que los cazadores europeos suelen traer de la Costa de Oro; ella, regalando a manos llenas una risa de boca grande de mujer amembrillada por treinta y dos años de exposición al sol.
Y se produjo el cóctel.
Ahora no podrá el viejo gruñón de Schopenhauer decir que las mujeres tienen los cabellos largos y las ideas cortas; no, ahora es al revés; los cabellos cortos y las ideas "largas" —amplias— y resuelven sus problemas, aunque a contramano, con la opinión enquistada de los demás.

BLANCO Y NEGRO EN EL CABLE
Según las informaciones periodísticas, el romance entre Peggy y Joseph empezó en 1951 y tuvo la alborada en el llamado "quartier latín" de Londres, en el famoso barrio de Chelsea. La señorita Cripps acompañó en un paseo por el viejo Támesis, en una lancha, al señor Appiah, y surgieron sobre las olas turbias los problemas sociales que siempre suelen ser problemas apasionantes —de derecha o de izquierda—, y en este caso la izquierda estaba en un mano a mano con un hombre que pertenece a una raza que es empujada hacia la extrema izquierda por ese "gulstream" blanco que es la incomprensión. Y de pronto, entre una definición marxista y un recuerdo totémico —es casi seguro que ninguno de los dos se acordó de la coronación— surgió la palabra traicionera, que busca la mirada cómplice y el roce inesperado del borde de la falda y un borde de botamanga del pantalón. Seguramente, los remos sintieron un suave pero enérgico estremecimiento, sin saber si era una descarga eléctrica o el estremecimiento del Támesis, Pero el destino de una rubia y un negro estaba sellado. Appiah acompañó a su flamante novia a la Costa de Oro y el padre dió su consentimiento. Cuando regresaron a Londres, ya estaban comprometidos. Y es de hacer notar que pasaron por esa prueba que, según algunas creencias, es difícil de ser superada: cuando dos enamorados cruzan por mar la línea del Ecuador —de un hemisferio a otro—, si el amor no es sincero se produce una instantánea separación.
Y así, en una conferencia de prensa —así, como suena— en casa de un amigo pintor, polaco, por más señas, Appiah declaró a los periodistas que se habían comprometido secretamente. Y dejó constancia que dedicaría sus energías al Partido del Pueblo —de izquierda—, que hoy rige los destinos de su patria. Fué una conferencia entre referencias de amor y propaganda política. Y después de esta conferencia, el 18 de julio próximo pasado, los novios contraían enlace en la iglesia de San Juan de Londres. Y lo desconcertante es que el flamante matrimonio piensa radicarse en África, que, si no es una novedad para el marido, para la hija del primer ministro de finanzas, gentleman y aristócrata Mr. Stafford Cripps, debe resultar un tanto extraño.

¿QUIEN ES JOSEPH EMANVEL APPIAH?
Appiah es un estudiante negro, africano, nacido en la Costa de Oro. Pero no es un negro cualquiera; en cierto modo es el símbolo de una raza que está sintiendo vivamente los impulsos de la libertad política y social. Appiah representa al gobierno de su país en Londres. Según el cable, la comunidad de ideales políticos fué el primer eslabón que condujo al matrimonio a la pareja Cripps-Appiah. Los ojos del mundo los miran.
Revista Caras y Caretas
08/1953

 

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