A los 7 años, Pierre Etaix escribió en su primera
composición escolar: "Seré clown, para poder divertirme y divertir a
los demás". Todavía ahora sigue esperando lo mismo de sí, ser un
pobre clown a cualquier costa, aunque su film Le soupirant (El
suspirante) haya recibido el premio Louis Delluc y aunque la crítica
europea lo haya saludado como un genio cómico, un maestro comparable
a Sennett, Keaton y Tati. Pero Etaix detesta la fama. Vive en una
enorme habitación tapizada de periódicos, con la austeridad de un
alquimista. Denise, su mujer, cuenta que "Pierre suele levantarse en
medio de la noche para ensayar pantomimas ante un espejo. Parece un
poseso, un sonámbulo". Sucede que Pierre está en lo que quiere.
Nació en Ruán el 23 de noviembre de 1928 y hasta los 5 años sólo
mostró apasionamiento por la música. Según su madre, tocaba el
violín como un virtuoso y componía algunas sollozantes tonadas. Fue
la fiesta de su 5º cumpleaños lo que le alteró la vida: ese día hubo
clowns en su casa, y su padre le regaló un sombrero con resortes. A
partir de entonces, resolvió ser un cómico o nada, y se mostró tenaz
en la empresa. Empezó destrozando los sombreros maternos para
recortar bigotitos iguales a los de Chaplin, cortó el pasto de los
jardines vecinales para poder comprarse una caja de maquillaje y
desfigurar a sus amigos, aprendió piano, prestidigitación y latín,
pero sólo usó el latín para componer exorcismos cómicos. Por fin,
a los 16 años, pareció enderezarse hacia la pintura. Junto al
orfebre T. G. Hanssen se perfeccionó durante meses en la técnica del
vitrail y ejecutó algunos admirables para la catedral de Ruán. Era
un maniático, a pesar de todo: en cada uno de su grandes paneles
vidriados había siempre un clown con su propio rostro, el rostro de
Pierre. Después de casarse con Denise, en 1951, se instala en la
calle de l'An-cienne Comédie, sólo porque "el cuarto elegido está
empapelado con periódicos". Es por esa época cuando conoce a Jacques
Tati y comienza a colaborar con él como dibujante: todas las escenas
de 'Mi tío' han pasado antes por la mano de Pierre, han sido
analizadas por él hasta en sus últimas consecuencias cómicas. Hacia
1956, Pierre se consagra a la persecución de Robert Bresson, observa
sus movimientos en el cuarto de montaje, se le adhiere como una
cinta de goma y consigue que el maestro le confíe un papel en
Pickpocket: el ex clown juega allí con las manos, es un carterista,
y de paso aprende en carne viva la tortura de ser un actor
obediente.
El cine, gran demonio Pero de todas maneras, no
ha perdido la costumbre de adorar el music-hall, de llevarlo en la
sangre: durante dos temporadas, las de 1958 y 1959, actúa en Le
cheval d'or (un club nocturno) como segundo del clown Niño. Durante
un amanecer, de vuelta a su casa, conoce a Jean-Claude Carriere y
prepara con él dos cortos metrajes atestados de gags: La rupture
(realizado en 1961) y Hereux anniversaire (1962). No alcanza con
ellos ni la pena ni la gloria. Pero imprevistamente, esos cortos le
descubren que "el cine es el medio de expresión más favorable para
lo cómico. La comicidad deber ser siempre verdadera, y todo chiste
parece más verdadero sobre la pantalla que sobre un escenario."
Tal vez porque esa revelación lo acucia demasiado, Pierre se
transforma en una pulga dentro de la oreja del productor Paul
Claudon, abejorrea en ella hasta que Paul le entrega 25 mil dólares
para realizar 'Le soupirant'. Pierre ha tocado el cielo con las
manos. Durante 6 meses, de abril a octubre (1962) trabaja en
estricto secreto dentro de un viejo hotel particular, en el Faubourg
Saint Honoré, tras haber dibujado sobre una interminable bobina de
papel todas las tomas de su obra. Pierre tiene un tema simplísimo
entre manos: es la historia de un joven apasionado por la astronomía
a quien su padre, bruscamente, le descubre las ventajas del
matrimonio. Desde ese momento, el héroe le ofrece su amor a
cualquier mujer que esté cerca, ya sea una doméstica sueca que lo
rechaza porque no conoce el idioma en que se le habla, ya una
glacial cantante a quien él, de un golpe, le desbarata toda su fama.
Para el tenaz astrónomo hay una sola tersa filosofía del amor: si
una mujer le gusta, es preciso casarse con ella. Algunos
maniáticos han contado diez gags por minuto en Le soupirant, pero
esa cifra no prueba que Etaix es un cómico fecundo. Por lo
contrario, ha declarado que "la precipitación y la improvisación son
incompatibles con lo cómico. No pienso realizar mi segundo film
antes de dos años".
El ABC de lo cómico A pesar de la
pertinacia con que la crítica ve en él a un heredero de Tati, Etaix
sólo se confiesa influido por Buster Keaton. "Es la sobriedad de
Buster lo que permite verlo como a un genio conmovedor", ha escrito.
Así y todo, el talento de Pierre asoma como un viento nuevo en el
cine, como una vasta esfera hecha de pudor, de sutileza y de
timidez. Hace diez años, cuando era un desconocido; dijo que un gran
cómico debía ser, a la vez, "un maestro de la mímica facial, un
prodigioso prestidigitador y un gran músico. Ese es el ABC del
oficio". Etaix ha demostrado que juega esas tres cartas con la
soltura de un virtuoso. Ha dado pruebas, además, de que un hombre de
cine no es tal si no tiene la tenacidad de un campesino y la
imaginación de un mago. Parece suficiente para atribuirle la
jerarquía de un creador. 4 de junio de 1963 PRIMERA PLANA
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"Seré clown, para poder divertirme y divertir a
los demás"
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