La voz del gigantesco y elegante hombre tiene
lejanas remembranzas. Ariel Ramírez (44 años que
no representa, dos hijas) fue maestro de escuela a
los 17 años en su provincia natal, Santa Fe. "No
servía". Y sonríe tenuemente. "No tenía
paciencia". Emigró a Buenos Aires en 1940. Compuso
desde entonces cerca de 200 canciones. "Pero la
mayor parte del año la paso en giras por el
interior". Su última creación ("Misa criolla", 45
minutos), grabada por el conjunto "Los
Fronterizos" y el coro de la Basílica del Socorro,
es un éxito sensacional: 120.000 long-plays
vendidos en 6 meses. Batió records en Argentina,
Uruguay (15.000 en 120 días) y ya se editó en
Europa. ¿Está seguro de haber vendido tanto? "Sí,
porque lo cobré." Ahora sí ríe con fuerza. Tres
millones de pesos son hasta hoy sus derechos.
—¿A qué se debe tamaño suceso? —Bueno, ¿quién
puede saberlo? Esperaban colocar 10 ó 15 mil en un
año. Y fíjese. Fue una avalancha. Yo quise salir
de la rutina, tuve una ambición mayor. Sentí la
necesidad de un coro. Y fue mi primer disco con
voces. Todos los anteriores eran instrumentales,
solos de piano ejecutados por mí. Aquí, sabe,
aporté el clavicordio, que ejecuto, y también
tumbadoras, cocos, batería completa ... Sí, fue
hecho con sumo cuidado. Pero a nadie tendría que
llamarle la atención que el público evolucione ...
—¿Cómo repercutió en el folklore aquel brioso
surgimiento de 1960? —Vea, para los 7 u 8 que
estamos en esto desde purretes, para Falú,
Yupanqui o Los Chalchaleros, la ola snobista del
año 60 fue indiferente. No nos levantó ni bajó.
Estamos igual o más y la ola pasó. ¿Positiva? En
algún sentido, sí. Creó el deseo de cantar en
cualquier persona. Artísticamente, sólo dio a los
Huanca-Hua. Lo negativo fue peor. Llevó a la
saturación. Claro, se juntaban 3 ó 4 tipos y ya
"hacían folklore". Era negocio. Por vez primera se
abrieron los clubes a la cosa nuestra. Pero en el
63, cuando llegaron los cantantes nuevaoleros,
terminó todo. Se cerró esa fuente de trabajo. Yo
no me quejo porque nunca fue mi medio de vida...
Además, aquel tremendo auge no vuelve ... Ariel
fuma su primer cigarrillo. Atiende un par de
llamados. Estamos en la lujosa oficina de su
representante. Corrientes y sus ruidos bullen
debajo. La media luz del atardecer entra por una
ventana. ¿Se estacionó mucho el folklore desde que
"nacieron" Palito y Leo Dan? —Se decantó, mejor
dicho. Es otra cosa. Igual que Zapata, por
ejemplo. El no se llama folklorista. Tiene
"gancho", hace letras para gustar y se promociona
bien... Sí, es popular. Yo no soy un artista
popular. Bueno, lo soy, pero usted me entiende.
Quiero decir que trato de elevar la calidad. A
veces coincido con el gran público. ¿Si esto se da
a menudo? Es para analizar. Hay hombres de calidad
excelsa que llegan a ser muy populares: Gardel es
un caso. ¿Las olas? Pasan, como dijo alguien. Y
mire por ejemplo a Falú. 20 años el mismo éxito.
Nunca va a "pasar". Respira anhelante, luego
gira en la silla. Un asistente viene a consultarle
cierto detalle del espectáculo "Otra vez
folklore". El año anterior, con "Esto es
folklore", también batió records. Ahora cuenta con
Cafrune, Los Chalchaleros, Los Huanca Hua,
etcétera. —¿Vio qué irónico? Durante cinco años
pedí un teatro. Los empresarios se burlaban. Lo
del año pasado abrió muchos ojos. Ahora todos
quieren ser "empresa". Pero lo seremos nosotros.
Sí, hay público. Es una nueva apertura, créalo. La
gente ya no quiere ir a peñas a tomar un vaso de
vino. Quiere sentarse y ver un espectáculo. ¿Yo?
Usted me ve bien ahora, cierto. Pero durante 15
años no alcancé a cubrir mi presupuesto... Sin
embargo, seguía en la brecha ... Ariel es el
realizador de la excepcional música que acompañó
la puesta en escena de "Romeo y Julieta", en el
teatro San Martín, en 1964. "Puse más que mi alma
en eso", acota. Su concepción del futuro es
nítida: —Hace poco oí a Blackie reporteando a
algunos chicos de la nueva ola. Todos confiaban
sus planes; decían "cuando me retire" o "cuando se
me acabe". Es decir, saben que lo suyo es efímero.
Nosotros, mi generación, nunca pensamos así. Con
plata o sin ella no podría dejar de componer o
tocar el piano; sería mi desastre espiritual ...
—¿Cómo explica a Cafrune? —-Es un fenómeno.
Como muchos otros —sonríe franco—. ¿Sabe qué edad
tiene? Su barba engaña; nada más que 27 años...
Tuvo perseverancia, ganas de querer llegar. En el
59 actuaba en un conjunto que traje yo. Y desde
entonces hizo un trabajo de hormiga. Siempre
decía: "Maestro, escúcheme solo". Ahora vengo de
una gira con él. Lo oía todas las noches. ¿Su
secreto? Primero, una dicción perfecta (por eso
elige letras con contenido, letras que pueda
expresar). Después, su fuerza. ¡Le mete con
todo! Se entrega. Duerme 5 ó 6 horas, es un toro
... El demoledor hombre cuya "Misa Criolla" es
pedida por embajadas en cantidades inusuales para
llevar al exterior, calla un instante. Luego
susurra: "¿Qué habría que hacer? ... Canciones de
calidad, para que todos levanten la puntería ...
¿Europa? Bueno, fui a aprender, a estudiar ... Y,
no crea, allá no es difícil triunfar tras pagar el
derecho de piso... Sólo hace falta querer trabajar
. . . ¿Pero a quién le interesa Europa? ¡Somos de
aquí, de este barro y esta sangre! ¡Aquí debemos
luchar!" La pasión se le escapa por los ojos. La
pasión desmiente el atildado traje y la corbata
exacta. La pasión de hacer cosas, de crear: "Tengo
en vista con el letrista Félix Luna una comedia
musical. Algo que nunca se hizo con elementos
folklóricos ¡Como si no existieran temas!...
¿Antes? No sé. Pronto Cafrune me va a grabar "Los
caudillos", que abarca desde Pancho Ramírez a
Rosas; algo que va a armar lío por su ligazón
actual... Pero no lo diga, ¿eh?, que nadie lo sabe
..
LA NOCHE DEL SABOR A TIERRA Buenos
Aires contempló la noche del 1º de septiembre un
asombroso desfile de gauchos con sus típicos
atuendos. Botas y bombachas. Rastras con mil
monedas. Sombreros aludos. Elementos que el ojo
ciudadano no estaba acostumbrado a ver. El
teatro Odeón recibió la presencia de cotizados
astros del folklore nacional. Los Chalchaleros,
Jorge Cafrune, Los Huanca Hua, Ariel Ramírez. . .
A las 22.45 se levantó el telón. Un fastuoso
decorado logrado por Luis Diego Pedreira iluminó
el escenario. Una pulpería. Federales y unitarios
payan en su propio idioma. La idea fue extractada
de un cuadro de Morell pintado en 1840. Durante 15
segundos los personajes se estatuizan tal como
está pintado, para luego, poco a poco, entrar en
movimiento. "Llamé a Félix Luna y le pedí que le
pusiera texto a los personajes. La música la
adapté a como yo me imagino que habrán cantado en
aquel entonces". Ariel Ramírez, director artístico
del espectáculo, se siente conforme con el éxito.
"1840 y 1965 tienen mucho de parecido. Al menos,
tanto entonces como ahora hubo grandes divisiones.
Y hacemos un llamado a la unidad". En otro
cuadro, la litografía de Hipólito Bacle sirvió
para diseñar los trajes. Inés Cuello baila la
condición, ondula los polleras de un vestido de
época que costó 40.000 pesos. La antigüedad de
estas costumbres se remonta a 1833. "Hemos cuidado
hasta el detalle de un pañuelo. Ya ve usted, por
un minuto y medio de baile, gastamos tanta plata
en un vestido de raso. Creo —agrega Ariel Ramírez—
que todo saldrá bien. Hemos invertido alrededor de
2.500.000 pesos para que todo resulte. Esta es una
experiencia fundamental. La gente de Buenos Aires
no quiere solamente un buen espectáculo; quiere
además lindos trajes. Actrices bien vestidas. Eso
es lo que les damos". En la parte titulada
"Cholos y cholitas" los episodios se refieren a
las fiestas que se realizan en el Altiplano.
Exactamente en la frontera que forman los
Pueblitos de La Quiaca (Argentina) y Villazón
(Bolivia). Aparecen los personajes escondidos tras
gruesas caretas. "Llevo mucho tiempo recorriendo
el Norte —nos explica Ramírez— y encuentro que
todas las caras de los collas son parecidas. Son
como los japoneses. Ahí ha visto usted a Ulises
Dumont, el que hace el papel de Cholo. Ese sí que
va a tener éxito. Es un gran cómico. A la gente le
va a gustar. Los Chalchaleros son piedra
fundamental junto con Jorge Cafrune. Son
auténticos. Quizás los más auténticos. Los Huanca
Hua miran hacia adelante. Tengo aquí reunidos
todos los estilos. Ahí está el caso de Tres Para
el Folklore. Son 3 guitarras de sueño. El público
fue injusto con ellos la otra vez que vinieron.
Son maravillosos". Para representar el cuadro
de 5 correntinos que bailan chamamé en un obraje
del litoral Ariel Ramírez trajo desde Corrientes
auténticos personajes. La hilaridad del público
coronó el éxito de "Paraná arriba". El Pericón
Nacional fue bailado por auténticas parejas de las
provincias. Los Huanca Hua emocionan con la Misa
Criolla. Los Chalchaleros repiten sus grandes
éxitos de tantas noches. El cuadro final es
apoteótico. La esperanza de un gran triunfo se
repite en las voces de Jorge Cafrune, Los Huanca
Hua, Los Chalchaleros y el piano de Ariel Ramírez.
La Zamba de la Esperanza rubricó la noche. . .
Pie de fotos -Jorge Cafrune; nervio,
mensaje. Una barba que engaña: 27 años -Los
Chalchaleros. Con Inés Cuello. Su vestido de raso
costó $40.000 -Los Huanca-Hua. Concierto vocal
para una "Misa Criolla". Ovaciones. -Los bailes
norteños fueron con careta. Interpretación casi
poética de sus viajes más allá de Humahuaca.
"Todos los collas se parecen..." Y por primera vez
se bailó un Takirari aquí, en un escenario
porteño. -Músico, maestro y empresario. Ariel
Ramírez en su décimo año con su compañía de
espectáculos folklóricos. Ahora en sociedad con
"Los Chalchaleros". Mensualmente el teatro Odeón
le cobra un alquiler de $ 750.000. Revista
Gente y la actualidad 09.09.1965
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