LAS OLAS PASAN, LO NUESTRO QUEDA
Ariel Ramírez
Fueron años tan risueños como duros... En Roma, del 50 al 53, estábamos María Rosa Gallo, Fernando Birri, yo y otros. Vivíamos en un palacio abandonado. Todos los días sacábamos de algún lado 50 liras cada uno y las poníamos para comer tallarines en la olla común..."

La voz del gigantesco y elegante hombre tiene lejanas remembranzas. Ariel Ramírez (44 años que no representa, dos hijas) fue maestro de escuela a los 17 años en su provincia natal, Santa Fe. "No servía". Y sonríe tenuemente. "No tenía paciencia". Emigró a Buenos Aires en 1940. Compuso desde entonces cerca de 200 canciones. "Pero la mayor parte del año la paso en giras por el interior". Su última creación ("Misa criolla", 45 minutos), grabada por el conjunto "Los Fronterizos" y el coro de la Basílica del Socorro, es un éxito sensacional: 120.000 long-plays vendidos en 6 meses. Batió records en Argentina, Uruguay (15.000 en 120 días) y ya se editó en Europa. ¿Está seguro de haber vendido tanto? "Sí, porque lo cobré." Ahora sí ríe con fuerza. Tres millones de pesos son hasta hoy sus derechos.
—¿A qué se debe tamaño suceso?
—Bueno, ¿quién puede saberlo? Esperaban colocar 10 ó 15 mil en un año. Y fíjese. Fue una avalancha. Yo quise salir de la rutina, tuve una ambición mayor. Sentí la necesidad de un coro. Y fue mi primer disco con voces. Todos los anteriores eran instrumentales, solos de piano ejecutados por mí. Aquí, sabe, aporté el clavicordio, que ejecuto, y también tumbadoras, cocos, batería completa ... Sí, fue hecho con sumo cuidado. Pero a nadie tendría que llamarle la atención que el público evolucione ...
—¿Cómo repercutió en el folklore aquel brioso surgimiento de 1960?
—Vea, para los 7 u 8 que estamos en esto desde purretes, para Falú, Yupanqui o Los Chalchaleros, la ola snobista del año 60 fue indiferente. No nos levantó ni bajó. Estamos igual o más y la ola pasó. ¿Positiva? En algún sentido, sí. Creó el deseo de cantar en cualquier persona. Artísticamente, sólo dio a los Huanca-Hua. Lo negativo fue peor. Llevó a la saturación. Claro, se juntaban 3 ó 4 tipos y ya "hacían folklore". Era negocio. Por vez primera se abrieron los clubes a la cosa nuestra. Pero en el 63, cuando llegaron los cantantes nuevaoleros, terminó todo. Se cerró esa fuente de trabajo. Yo no me quejo porque nunca fue mi medio de vida... Además, aquel tremendo auge no vuelve ...
Ariel fuma su primer cigarrillo. Atiende un par de llamados. Estamos en la lujosa oficina de su representante. Corrientes y sus ruidos bullen debajo. La media luz del atardecer entra por una ventana. ¿Se estacionó mucho el folklore desde que "nacieron" Palito y Leo Dan?
—Se decantó, mejor dicho. Es otra cosa. Igual que Zapata, por ejemplo. El no se llama folklorista. Tiene "gancho", hace letras para gustar y se promociona bien... Sí, es popular. Yo no soy un artista popular. Bueno, lo soy, pero usted me entiende. Quiero decir que trato de elevar la calidad. A veces coincido con el gran público. ¿Si esto se da a menudo? Es para analizar. Hay hombres de calidad excelsa que llegan a ser muy populares: Gardel es un caso. ¿Las olas? Pasan, como dijo alguien. Y mire por ejemplo a Falú. 20 años el mismo éxito. Nunca va a "pasar".
Respira anhelante, luego gira en la silla. Un asistente viene a consultarle cierto detalle del espectáculo "Otra vez folklore". El año anterior, con "Esto es folklore", también batió records. Ahora cuenta con Cafrune, Los Chalchaleros, Los Huanca Hua, etcétera.
—¿Vio qué irónico? Durante cinco años pedí un teatro. Los empresarios se burlaban. Lo del año pasado abrió muchos ojos. Ahora todos quieren ser "empresa". Pero lo seremos nosotros. Sí, hay público. Es una nueva apertura, créalo. La gente ya no quiere ir a peñas a tomar un vaso de vino. Quiere sentarse y ver un espectáculo. ¿Yo? Usted me ve bien ahora, cierto. Pero durante 15 años no alcancé a cubrir mi presupuesto... Sin embargo, seguía en la brecha ...
Ariel es el realizador de la excepcional música que acompañó la puesta en escena de "Romeo y Julieta", en el teatro San Martín, en 1964. "Puse más que mi alma en eso", acota.
Su concepción del futuro es nítida:
—Hace poco oí a Blackie reporteando a algunos chicos de la nueva ola. Todos confiaban sus planes; decían "cuando me retire" o "cuando se me acabe". Es decir, saben que lo suyo es efímero. Nosotros, mi generación, nunca pensamos así. Con plata o sin ella no podría dejar de componer o tocar el piano; sería mi desastre espiritual ...
—¿Cómo explica a Cafrune?
—-Es un fenómeno. Como muchos otros —sonríe franco—. ¿Sabe qué edad tiene? Su barba engaña; nada más que 27 años... Tuvo perseverancia, ganas de querer llegar. En el 59 actuaba en un conjunto que traje yo. Y desde entonces hizo un trabajo de hormiga. Siempre decía: "Maestro, escúcheme solo". Ahora vengo de una gira con él. Lo oía todas las noches. ¿Su secreto? Primero, una dicción perfecta (por eso elige letras con contenido, letras que pueda expresar). Después, su fuerza.
¡Le mete con todo! Se entrega. Duerme 5 ó 6 horas, es un toro ...
El demoledor hombre cuya "Misa Criolla" es pedida por embajadas en cantidades inusuales para llevar al exterior, calla un instante. Luego susurra: "¿Qué habría que hacer? ... Canciones de calidad, para que todos levanten la puntería ... ¿Europa? Bueno, fui a aprender, a estudiar ... Y, no crea, allá no es difícil triunfar tras pagar el derecho de piso... Sólo hace falta querer trabajar . . . ¿Pero a quién le interesa Europa? ¡Somos de aquí, de este barro y esta sangre! ¡Aquí debemos luchar!" La pasión se le escapa por los ojos. La pasión desmiente el atildado traje y la corbata exacta. La pasión de hacer cosas, de crear: "Tengo en vista con el letrista Félix Luna una comedia musical. Algo que nunca se hizo con elementos folklóricos ¡Como si no existieran temas!... ¿Antes? No sé. Pronto Cafrune me va a grabar "Los caudillos", que abarca desde Pancho Ramírez a Rosas; algo que va a armar lío por su ligazón actual... Pero no lo diga, ¿eh?, que nadie lo sabe ..

LA NOCHE DEL SABOR A TIERRA
Buenos Aires contempló la noche del 1º de septiembre un asombroso desfile de gauchos con sus típicos atuendos. Botas y bombachas. Rastras con mil monedas. Sombreros aludos. Elementos que el ojo ciudadano no estaba acostumbrado a ver.
El teatro Odeón recibió la presencia de cotizados astros del folklore nacional. Los Chalchaleros, Jorge Cafrune, Los Huanca Hua, Ariel Ramírez. . .
A las 22.45 se levantó el telón. Un fastuoso decorado logrado por Luis Diego Pedreira iluminó el escenario. Una pulpería. Federales y unitarios payan en su propio idioma. La idea fue extractada de un cuadro de Morell pintado en 1840. Durante 15 segundos los personajes se estatuizan tal como está pintado, para luego, poco a poco, entrar en movimiento. "Llamé a Félix Luna y le pedí que le pusiera texto a los personajes. La música la adapté a como yo me imagino que habrán cantado en aquel entonces". Ariel Ramírez, director artístico del espectáculo, se siente conforme con el éxito. "1840 y 1965 tienen mucho de parecido. Al menos, tanto entonces como ahora hubo grandes divisiones. Y hacemos un llamado a la unidad".
En otro cuadro, la litografía de Hipólito Bacle sirvió para diseñar los trajes. Inés Cuello baila la condición, ondula los polleras de un vestido de época que costó 40.000 pesos. La antigüedad de estas costumbres se remonta a 1833. "Hemos cuidado hasta el detalle de un pañuelo. Ya ve usted, por un minuto y medio de baile, gastamos tanta plata en un vestido de raso. Creo —agrega Ariel Ramírez— que todo saldrá bien. Hemos invertido alrededor de 2.500.000 pesos para que todo resulte. Esta es una experiencia fundamental. La gente de Buenos Aires no quiere solamente un buen espectáculo; quiere además lindos trajes. Actrices bien vestidas. Eso es lo que les damos".
En la parte titulada "Cholos y cholitas" los episodios se refieren a las fiestas que se realizan en el Altiplano. Exactamente en la frontera que forman los Pueblitos de La Quiaca (Argentina) y Villazón (Bolivia). Aparecen los personajes escondidos tras gruesas caretas. "Llevo mucho tiempo recorriendo el Norte —nos explica Ramírez— y encuentro que todas las caras de los collas son parecidas. Son como los japoneses. Ahí ha visto usted a Ulises Dumont, el que hace el papel de Cholo. Ese sí que va a tener éxito. Es un gran cómico. A la gente le va a gustar. Los Chalchaleros son piedra fundamental junto con Jorge Cafrune. Son auténticos. Quizás los más auténticos. Los Huanca Hua miran hacia adelante. Tengo aquí reunidos todos los estilos. Ahí está el caso de Tres Para el Folklore. Son 3 guitarras de sueño. El público fue injusto con ellos la otra vez que vinieron. Son maravillosos".
Para representar el cuadro de 5 correntinos que bailan chamamé en un obraje del litoral Ariel Ramírez trajo desde Corrientes auténticos personajes. La hilaridad del público coronó el éxito de "Paraná arriba".
El Pericón Nacional fue bailado por auténticas parejas de las provincias. Los Huanca Hua emocionan con la Misa Criolla. Los Chalchaleros repiten sus grandes éxitos de tantas noches.
El cuadro final es apoteótico. La esperanza de un gran triunfo se repite en las voces de Jorge Cafrune, Los Huanca Hua, Los Chalchaleros y el piano de Ariel Ramírez. La Zamba de la Esperanza rubricó la noche. . .

Pie de fotos
-Jorge Cafrune; nervio, mensaje. Una barba que engaña: 27 años
-Los Chalchaleros. Con Inés Cuello. Su vestido de raso costó $40.000
-Los Huanca-Hua. Concierto vocal para una "Misa Criolla". Ovaciones.
-Los bailes norteños fueron con careta. Interpretación casi poética de sus viajes más allá de Humahuaca. "Todos los collas se parecen..." Y por primera vez se bailó un Takirari aquí, en un escenario porteño.
-Músico, maestro y empresario. Ariel Ramírez en su décimo año con su compañía de espectáculos folklóricos. Ahora en sociedad con "Los Chalchaleros". Mensualmente el teatro Odeón le cobra un alquiler de $ 750.000.
Revista Gente y la actualidad
09.09.1965

 

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