Llegó con sus anteojos de siempre, que le dividen
la cara en dos como un parabrisas. Comenzó a
aflojarse y ajustarse el Rolex con muchas
palanquetas, y se aguantó las preguntas a pie
firme. —¿Lo felicitó Gradassi? —No, no me
felicitó. —¿Se vieron después de la carrera?
—Sí, fuimos a un almuerzo juntos, pero nos
sentaron separados. Tomamos un trago y nos fuimos
cada uno por su lado. —Durante el Gran Premio,
cuando usted se quedó, Gradassi siguió de largo.
¿A usted le molestó? —Y, vea, problemas con
Gradassi no hay. Claro, un poco de rabia me dio
que hubiera seguido. —¿Usted hubiera perdido
menos minutos si Gradassi se detenía? —En 5
minutos hubiera continuado en carrera. En cambio,
así, quedé a 18 minutos de él en la general al
terminar la tercera etapa. Me sacó Cordonnier.
—¿Usted paró cuando se quedó él? —Yo reduje la
velocidad, e iba a parar, pero los banderilleros
me dijeron que Gradassi ya se había ido a buscar
repuestos y no tenía nada. —¿Usted es amigo
personal de Gradassi? —No, nos conocemos por
andar juntos en esto, pero no somos amigos. Sólo
compañeros de equipo. —¿Y los compañeros de
equipo no deben ayudarse unos a otros? —No es
obligatorio, pero creo que corresponde. No sólo
entre integrantes de un mismo equipo, si no entre
todos los que corren. —¿Usted se detuvo muchas
veces? —No tengo demasiadas oportunidades
porque salgo siempre adelante. Pero cuando se
accidentó Viale, por ejemplo, yo paré. —¿Salió
con "bronca" a correr la última etapa?
—¿"Bronca"? Yo no le daría ese nombre. Salí con
ganas de ganar. —¿Se veían entre etapa y etapa?
—No, casi nunca. Yo paraba a veces en casas de
amigos o en hoteles a los que él no iba. Pero no
porque pasara nada. —¿Quién le hubiera gustado
que ganara el Gran Premio? —Gradassi. . .
—¿Cuánto hace que conoce a Oreste Berta? —Unos
cuatro o cinco artos. Yo corría con Renault, y en
Córdoba nos presentó un amigo común, el
motociclista Cruz. De ahí en adelante anduvimos
siempre juntos. Creo que nos dimos una mano mutua.
—¿Su "Liebre" tiene más velocidad que la de
Gradassi? —Son exactamente iguales. —Sin
embargo, a usted se le cronometró más velocidad. .
. —No, no puede ser. Bueno, a veces, entre dos
coches que tienen los mismos "fierros" hay una
pequeña diferencia. Hay que tener en cuenta que
durante un buen tramo yo corrí "chupado" con
Tullio Riva, y eso me ayudó mucho. —Los Torino
particulares que corren en competencias, ¿están en
desventaja con respecto a los del equipo oficial
IKA? —No, de ninguna manera. Eso es lo que la
gente cree, pero no hay diferencias. Las "Liebres"
tienen más penetración, por su forma, eso es todo.
Tengan en cuenta que a veces, el coche de Di
Palma, o cualquier otro, anda más que nosotros.
—¿Hay planes en el equipo cuando se sale a correr?
—Mínimos. Cada cual corre por su cuenta. Nunca nos
vimos obligados a decir: "Vos salí a reventar a
ése, que yo vengo de atrás". —¿Tiene amigos en
el automovilismo? —No. —¿Por qué? —No sé.
.., quizá porque corro y me vuelvo en seguida para
Mendoza. —¿Vive de las carreras de autos?
—No. Ni siquiera sé cuánto gané con el Gran
Premio. Palabra de honor. A mí, IKA me paga todos
los gastos, me da el coche para correr y otro para
mí, y me atiende bárbaramente. Si no fuera así no
correría. Eso es muy caro, y de mecánica no
entiendo casi nada. —Nombre un gran volante.
—Bueno. .., hay muchos. Me gustaría tener el
conocimiento mecánico de Oscar Gálvez y el manejo
de Fangio. —¿De los actuales? —Bordeu. . .,
Perkins, Canedo, Galbato. Es difícil elegir.
—¿Reza antes de correr? —No, no rezo. Soy
religioso, pero no rezo antes de una carrera.
—¿Tiene cábalas? —Eso no sirve para nada. Gané
unas cuantas carreras con un pantalón, y después
perdí con el mismo. No sirve para nada. —¿Qué
se siente cuando se anda a 240 por hora? —En
camino bueno, nada. Si el camino se complica, me
preocupo. —¿Tiene miedo? —Si tuviera miedo
no correría. Me dedicaría a otra cosa. —¿Se
dedica a otras cosas? —Sí. Tengo una boite en
Mendoza que se llama Scandal. En Mendoza hay 32
boites. ¿Se da cuenta? La mía es la más seria.
Está bastante iluminada y tiene un público
excelente. —¿Qué hace ahora en Buenos Aires?
—Salgo, salgo mucho. Voy a boites. Mau-Mau, Snob,
Zum-Zum. —¿Con quién va? —Con mi señora. Yo
soy un tipo muy serio. —¿A qué velocidad maneja
en pleno tránsito? —¿Acá? Muy despacio. Esto es
un loquero. Los porteños son demasiado "tuercas".
La Libertador es un circuito. A mí me pasan como
si estuviera parado. —¿No se tienta? ¿No tiene
ganas de correr al que lo pasó? —¡No! Si llego
a tener un accidente se me viene todo el mundo
encima. —¿Por qué silban al Torino? —Ahora
ya no. Eso fue al principio, como hicieron con el
Chevytú. El Torino ya es un coche popular, se
impuso. En el interior eso se nota mucho. Hasta
los hinchas de otras marcas reconocen que anda muy
bien. —¿Usted era hincha de Ford o de
Chevrolet, antes de correr para IKA? —De Ford.
No sé por qué. Me gustaba más. —¿Le interesa la
política? —Si, pero muy por arriba. Admiro a
Kennedy, por ejemplo, pero en el orden nacional me
costaría mucho elegir una figura. Frondizi, tal
vez. . . —¿Qué piensa del gobernador Blanco, de
Mendoza? —No se nota, pasa desapercibido. Lo
que sucede es que Mendoza es una provincia muy
ordenada, que se maneja sola. Siempre tuvo muy
buenos gobiernos, sobre todo los fe los
conservadores. Yo los voté porque merecían, pero
nunca me afilié a ningún partido ni hice política.
—¿Cuándo piensa retirarse? —Depende de muchos
factores. La edad ideal para correr está entre los
35 y los 45. Pero en TC se puede prolongar
bastante. —¿Cuál es su opinión sobre los
accidentes de los prototipos Ford? —Me
impresionaron mucho. Fue terrible. El de Cabalén
lo vi a 30 metros. No paré porque no había nada
qué hacer. Fue un desastre. —¿Lo reconocen por
la calle? —Bastante. Los taximetreros, casi
todos. Y eso es lo que más noto, porque tomo
muchos taxis en Buenos Aires. —¿A qué edad
empezó a manejar? —Ya ni me acuerdo. Mi padre
dice que a los 4 años. —¿Usted es un hombre de
fortuna? —No vivo mal. Me doy el gusto de
correr, salgo a cazar guanacos, hago esquí cuando
puedo. En fin. . . —¿Cómo obtuvo su primer
coche? —Me lo compró mi padre. El es bodeguero
allá en Mendoza. —¿Bebe vino? —Claro. Vivo
en Mendoza y nací en San Juan. ¿Qué le parece?
Revista Gente y la actualidad 14/12/1967
|