Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Peronismo (I): El difícil equilibrio

Cuando Héctor Cámpora definió en breves pero tajantes palabras la posición del peronismo frente al gobierno, en la semana pasada, no solamente fueron algunos hombres de la primera fila del oficialismo los que se revolvieron inquietos. De la misma magnitud fue la incomodidad que súbitamente atacó a diversos sectores frentistas y del peronismo, que ya habían comenzado a abalanzarse sobre las casamatas oficiales.
De este modo Cámpora dio un paso decisivo para afirmar su imagen presidencial, su autoridad como conductor del proceso y la línea intransigente que llevara a ser elegido el candidato de Perón por ser "el más leal de los leales". Precisamente en resguardo de esta política, fue que Juan Domingo Perón decidió invitar (ver págs. 17 y 18) al presidente electo para que concurriera solo a la primera cita cumbre justicialista después de la victoria del 11 de marzo.
El golpe aplicado por el discurso de Cámpora cayó sobre las espaldas del conservador popular Alberto Fonrouge, secretario político del Frejuli, quien ya se había apresurado a enviar un contacto personal al Ministerio de Bienestar Social para realizar el "trasvasamiento" del poder antes del 25 de mayo. Del mismo modo fue observada como totalmente apartada de la línea levantada por la conducción táctica peronista la presencia del gobernador electo de Buenos Aires, Oscar Bidegain, en el despacho del brigadier Moragues y su viaje a la capital provincial en el auto oficial del gobernador. "Hay que entender —se indignó la semana pasada un asesor de la conducción peronista— que el 25 de mayo comienza un proceso revolucionario. Por lo tanto, la amabilidad continuista está de más." En este mismo sentido fue observada la visita que los ediles electos del Frejuli en la Capital Federal efectuaron al intendente Saturnino Montero Ruiz. Estas actitudes fueron denunciadas por el discurso de Cámpora, al tiempo que iban desapareciendo las listas, abrumadoramente erróneas, que circularon sobre los posibles integrantes del gabinete.
Es que, con ingenuidad o deficiencia informativa, los observadores tradicionales de la política argentina arman estas listas con el criterio del "cuoteo" de cargos de acuerdo a las tendencias internas del peronismo. Y, por otra parte, adjudican a éstas, en sus sectores más tradicionales y moderados, un poder del que efectivamente carecen.
Lo cierto es que la designación del gabinete y a disposición del Movimiento Peronista frente al nuevo proceso forman parte de una misma estrategia que cuidadosamente ha sido planificada por Perón y está siendo ejecutada por Cámpora y Juan Manuel Abal Medina. Perón encargó al secretario general del Movimiento el desarrollo de una propuesta que signifique para la dinámica justicialista superar la esclerosis del partido Justicialista. La reorganización se propone rescatar, dinámicamente, el concepto de Movimiento, como opuesto al de Partido, y generar una "estructura dinámica de movilización" que permita convocar permanentemente a las masas que simpatizan y militan —de un modo u otro— dentro de las fronteras peronistas. Todo el complicado sistema de punteros y mediadores, estructurado alrededor del partido Justicialista con finalidades electorales, sería progresivamente reemplazado por una estructura de movilización de nuevo cuño.
Así, mientras Abal Medina se dedicaba, con un equipo de asesores, a planificar el organigrama de la cúpula de este dispositivo, el propio Cámpora, en su discurso delimitador frente al gobierno, convocaba a la movilización organizada del peronismo. En este tema, junto al secretario general, trabaja un equipo en el que se destacan el abogado Domingo Mercante (hijo del ex gobernador peronista de Buenos Aires y defensor del sacerdote tercermundista Alberto Carbone en el caso Aramburu), la diputada nacional por la Capital, Nilda Garré; el dirigente platense Néstor Cogorno y los economistas Eduardo Setti y Armando Blasco, dos hombres de importancia en el actual dispositivo de conducción peronista. Por otra parte, el enlace en este tema con el presidente electo está a cargo de Héctor Cámpora (hijo) secretario privado de aquél, y de su socio, Esteban Righi. Precisamente, el Bebe es el hombre designado por Cámpora para mantener el enlace que el gobierno estableció al enviar al brigadier Bortot a la sede del Frejuli, la noche de la victoria electoral. Righi es uno de los hombres fundamentales del petit gabinete que, comandado por el diplomático Mario Cámpora —sobrino del nuevo presidente—, ha acompañado a éste desde su designación como delegado de Perón en noviembre de 1971.

LA RAMA FEMENINA. La reorganización peronista supone acelerar la reestructuración de la controvertida rama femenina del peronismo. Decisiva en las épocas del gobierno peronista, cuando Eva Duarte la fundó para lograr la implantación del voto femenino e incorporar masivamente a la mujer a la vida política, esta rama del peronismo languidece. Las nuevas generaciones de militantes prefieren encuadrarse en la Juventud Peronista más que en aquélla. Como de cualquier modo el sector encuadra una porción apreciable del potencial político, la reestructuración de la misma juega un rol importante en el nuevo dispositivo.
En verdad, el recambio en la RF comenzó en noviembre de 1972, precisamente cuando se produjeron diversos reemplazos en el Consejo Superior del justicialismo. Entonces al trueque de Jorge Gianola por Juan Abal Medina se sumó el de Juana Larrauri por Silvana Roth, actual diputada electa por Capital. El motor de estos cambios es Isabel Martínez de Perón. La señora se dispone a dirigir personalmente la conducción en este sector. Contra lo que una insistente campaña periodística ha contribuido a crear, Isabelita ha impulsado permanentemente a los sectores renovadores del bloque femenino. Así, junto a la diputada Roth,
han trabajado otras flamantes legisladoras conformando un equipo renovador. Allí están ubicadas Irene Román, representante por la provincia de Buenos Aires, y su colega Garré. Por una parte, la política de Isabel Perón se dirigió a. reemplazar paulatinamente la versión tradicional de la RF, representada por Larrauri, y por otra parte a equilibrar —con nuevas promociones—, la fuerza respetable que posee en este ámbito el sector moderado del Trasvasamiento Generacional (Grabois-Álvarez), cuya cabeza visible es otra legisladora porteña, la joven Virginia Sanguinetti.

LA JUVENTUD. En este ámbito la reorganización no hará sino consagrar lo que ya ha sido edificado. La estructura nacional de la JP, en la cúpula de la cual está el delegado Rodolfo Galimberti, se ha desarrollado con la estructuración de siete regionales. El peso político de la misma fue creciendo, durante todo el año pasado, dio un salto adelante con la campaña del Regreso y un crecimiento cualitativo con la campaña electoral. Allí la tendencia revolucionaria del peronismo —esto es, la juventud de Galimberti— es de tal manera hegemónica, que los minoritarios sectores juveniles ligados al Trasvasamiento Generacional (Guardia de Hierro y FEN) han optado por abandonar el uso de las siglas JP y firman ahora como Brigadas Juveniles.
La Juventud Peronista se aprestaba en las últimas semanas a dar comienzo a una batalla decidida por el tema universitario. En ese sector, la tendencia aparece, superficialmente, en inferioridad de condiciones frente a FEN-OUP. La reorganización en este ámbito hará que las fuerzas de la Coordinadora Universitaria Peronista (CUP), integrada por los nucleamientos CEP-CENAP-FANDEP, de donde proviene el candidato a diputado Leonardo Bettanin, unida a otros sectores de la tendencia y un número significativo de grupos independientes, se desplieguen con todo su poder en la Universidad. Allí procurarán quebrar la entente que FEN-OUP tienen establecido con el sector nacionalista de la conducción universitaria, cuyo exponente más típico es el decano de Ciencias Exactas Raúl Zardini. El centro de la batalla, está aquí centrado en el cumplimiento de la política revolucionaria propuesta en las Pautas Programáticas (tenazmente defendida por 'la tendencia' y la Coordinadora); las huestes de Grabois-Álvarez, en cambio, parecen alentar una cierta forma de continuismo de la actual política universitaria, matizada por algunos toques folklóricos peronistas pasados de moda.
Paradójicamente, los "folklóricos ortodoxos" se opusieron al regreso de Perón y, hasta último momento, a la candidatura de Cámpora. Por cierto que el desarrollo de esta política dependerá de quien se ocupe de la cartera de Educación, para la que se han volcado los nombres de Jorge Taiana, Emilio Mignone —vinculado al Trasvasamiento—, Juan José Hernández Arregui y José María Rosa.
En estrecha relación con el problema universitario, pero desplegándose a toda el área de los cargos públicos, desde el gabinete a las direcciones generales, pasando por las empresas del Estado y los propios elencos provinciales, se desarrollan las pujas ideológicas de los equipos profesionales y técnicos. En forma oficial existe hasta el momento una comisión tripartita coordinadora que agrupa a los sectores más poderosos. Bajo la supervisión de Miguel Peláez, un hombre del gabinete camporista, se habían reunido tiempo atrás el Consejo de Planificación —inspirado por Leopoldo Frenkel—, que sostiene buenas relaciones con el sector técnico tradicional (Alfredo Gómez Morales, Antonio Cafiero, Miguel Revestido); el Encuadramiento de Profesionales, bajo la dirección de Juan D'Alessio, expresión del nucleamiento Demetrios, y el Consejo Tecnológico Peronista, tras la conducción de Rolando García, que expresa a muchos de los sectores definidos por el socialismo nacional. A ellos hay que sumar el Comando Tecnológico Peronista (CTP), bajo la inspiración de Francisco Licastro, cercano a las posiciones de García; los equipos profesionales del Trasvasamiento —que se mueven por cuenta propia— y los nacientes y vigorosos Equipos Político-Técnicos de la JP (Galimberti).
Aparentemente, Perón vería con buenos ojos el "ordenamiento", eufemismo que esconde la temida orden de disolución de los sectores. Esta no es, por cierto, una tarea fácil. Una primera aproximación a este espinoso tema estaría dada por la confección de un registro único de profesionales y técnicos que permitiera medir, de manera real, la verdadera fuerza de cada uno de los sectores. Al mismo tiempo se desarrolla un paulatino proceso de reordenamiento de las fuerzas tecnológicas en función de su afinidad política.

EL TRASVASAMIENTO GREMIAL. El complicado proceso del sindicalismo peronista tiene también un mar de fondo cuya composición tiende a aclararse de manera más o menos veloz. Desde el momento en que los participacionistas tenían casi todo el poder, a través de Rogelio Coria, y hegemonizaban la conducción de las 62 hasta el presente, mucha agua ha corrido bajo los puentes.
Se recordará que a mediados del año pasado los sindicalistas "combativos" Julio Guillán, Roberto Dighon y Alberto Cabrera fueron expulsados de las "62" por intentar ver a Perón sin autorización de la mesa del ente. Fue una victoria de Rucci y Coria, que afectaba también la política de Atilio López al frente de la regional Córdoba de la CGT. Cuando el proceso del regreso se dio, Rucci, utilizando el mismo mecanismo, bloqueó él diálogo entre López y Perón y en cambio prohijó el encuentro de su ahijado cordobés Alejo Simó con el Líder. Todo parecía perdido para los duros. Sin embargo, en ese mismo lapso, la tendencia comenzaba a invertirse. Días antes del 17 de noviembre una amnistía dictada en las 62 permitió el retorno de Guillán y sus aliados. Paradójicamente, fueron los telefónicos —gremio de Guillán— y los gráficos de Raimundo Ongaro, enrolados en la CGT de los Argentinos, los gremios que más apoyaron la movilización por el regreso de Perón. La ofensiva del peronismo revolucionario sindical, a través de sus diversas expresiones, continuó en forma más acelerada aún en el proceso de elección de candidatos. Allí se produjo la derrota más dura de la derecha de las 62: la ¡caída de Coria, bien vista por casi todos los sectores gremiales, incluida la dirección metalúrgica. Paralelamente, Atilio López vencía a Simó en la puja por la vicegobernación de Córdoba y la fórmula bonaerense Manuel de Anchorena-Luis Guerrero era descabezada por Abal Medina. Guerrero —cabeza de la seccional Avellaneda de la UOM— quedó seriamente desprestigiado y fue reemplazado por Victorio Calabró, titular de la seccional Vicente López del mismo gremio. La derrota de Anchorena fue también un traspié para Rucci, que era el inspirador gremial más notorio de la candidatura del jefe del Movimiento Federal. Al mismo tiempo, Lorenzo Miguel se convertía en el apoyo gremial más visible de Héctor Cámpora y Abal Medina y en jefe virtual de las 62.
Ahora comienza una nueva etapa de perfiles más nítidos. Al calor de la invitación de Juan Perón a producir 'la renovación de los sindicatos, a jugarlos en función política y a renovar sus elencos con un dispositivo juvenil no solo en sus métodos sino en su ideología, las fuerzas del peronismo revolucionario y del moderado se aprestan a dar la batalla gremial. Los gremios combativos se han dado a una tarea autocrítica de trabajo de base. El fruto de la misma son las Agrupaciones Gremiales Peronistas (AGP), que critican "a la burocracia sindical", la presunta falta de democracia en las organizaciones obreras, la carencia de combates contra la patronal, la falta —en la mayoría de las direcciones— de un programa "antiimperialista". Paralelamente, la Juventud Peronista comienza a capitalizar los sectores de proletariado joven que ha agrupado en su campaña de movilización durante todo el año pasado y de éste, para trabajar en el campo obrero y gremial. Al mismo tiempo, el Peronismo de Base, fuertemente crítico de "la burocracia gremial y política", y muy alejado de estos dos sectores hasta el momento, se comienza a dar una política de convergencia, especialmente con la JP. La potencia de este tríptico encierra un potencial de movilización considerable. Al mismo tiempo, sectores tradicionales de las 62, como Luz y Fuerza, tienden a acercarse, a formular una política de aproximación a este caudal renovador. Juan José Taccone, jugado como ministro de Bienestar Social en los últimos días, es el artífice de este acercamiento, dirigido hacia los gremios "combativos". Por otra parte, nuevos desplazamientos de dirigentes en gremios grandes se avecinan. Así se menciona como insostenible la situación de Adelino Romero al frente de la Asociación Obrera Textil. Casildo Herrera podría ser su sucesor. La réplica de los sectores moderados del sindicalismo consiste, entre otras cosas, en la creación de la Juventud Sindical, un organismo cuya estructuración ha sido confiada —entre otros— a Nicanor de Elía, jefe de la Juventud Federal de Anchorena. Pero la posición de varios dirigentes sindicales respecto a la ortodoxia, deja mucho que desear. Frente al intento de Dirk Kloosterman y José Mercado, dirigentes del Sindicato de Mecánicos, por investigar la posición voto-blanquista del "clasista" René Salamanca, jefe de la regional Córdoba del gremio, se recuerda que el propio Mercado fue el vocero del grupo de Coria —opuesto a la candidatura de Cámpora— en el congreso nacional del partido Justicialista.

PERSPECTIVAS. En este marco, se reduce el margen de maniobra de sectores que fueran afines al sindicalismo tradicional, como el desarrollismo de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio. La relación del desarrollismo con el empresario Jorge Antonio debe verse bajo el prisma de la búsqueda de aliados. Antonio se dispone a incidir en la política argentina a través de la reaparición de Primera Plana, un órgano que podría ser confiado a Néstor Yustine 'el Perón' de la 13, un cacique parroquial que en 1967 pidió públicamente el apoyo al general Onganía.
Frondizi, Frigerio, los conservadores populares, de una parte, y por la otra un amplio espectro (Abal Medina, Galimberti, Ongaro, la rebelión sindical peronista), encarnan las líneas fundamentales de los dos proyectos políticos que se ofrecen al peronismo. Pero conviene no olvidar que Héctor Cámpora será presidente y que Juan Domingo Perón sigue, y seguirá siendo, el jefe del peronismo.

PERONISMO (II)
Para consolidar al elegido
Desde Madrid, escribe Armando Puente
A Perón le gusta jugar al escondite con los periodistas. En la mañana del pasado viernes 23 medio centenar de reporteros le esperaban en el aeropuerto de Barajas, desde donde iba a volar a las 13 horas con destino a Roma. Perón, que conoce todos los vericuetos del aeropuerto madrileño —que le es tan familiar— se divirtió en eludirlos y sólo fue localizado cuando se dirigía al avión de Alitalia, acompañado de su esposa y del embajador Emilio Pan de Soraluce, jefe de ceremonial de la cancillería española. Cuando lo rodearon simuló sorpresa y se mostró locuaz pero comedido, diciendo: "Voy a reunirme con el doctor Cámpora. No sé cuántos días estaremos juntos, ni puedo adelantar los temas de nuestras conversaciones. Ahora el que decide es el presidente electo, no yo".
El fortalecimiento de la figura y autoridad del doctor Cámpora es uno de los objetivos inmediatos de Perón y una de las razones que tuvo en cuenta al fijar Roma como lugar de la entrevista. En efecto, no habría faltado algún tenaz antiperonista que juzgara como un acto de sumisión al Líder que quien dentro de dos meses será primer magistrado de la Nación, hubiera acudido a verlo en su refugio de Puerta de Hierro.
La conveniencia de nuclear a todas las tendencias justicialistas en torno del presidente electo es la razón por la que Perón cerró las puertas de su residencia a cuantos acudieron presurosos a rendirle pleitesía y a brindarle sugerencias después del rotundo fallo popular del 11 de marzo. A todos ellos los remitió a Buenos Aires con la orden de ponerse a disposición del nuevo presidente. Sólo una persona tuvo acceso a la quinta "17 de octubre": el doctor Isidoro Ventura y Mayoral, quien como abogado, ha llevado sus asuntos personajes en los últimos años.

ENCUENTRO FAMILIAR. Por medio del télex y el teléfono Perón se mantuvo en constante contacto con Cámpora. Cuando éste comunicó el lunes 19 que se disponía a viajar dos días más tarde, se le rogó que esperara hasta conocer la decisión de Perón. La respuesta fue transmitida el martes 20 a la hija de López Rega. esposa del diputado nacional electo Raúl Lastiri: se trasladaba a Roma el lugar del encuentro, y se pedía al doctor Cámpora que fuera acompañado, únicamente, de su familia.
la meditada elección de la capital italiana no sólo tenía por objeto respaldar la autoridad del futuro presidente de la República, sino que como todas las decisiones de Perón, incluía —por lo menos— otros tres o cuatro objetivos, según creyeron ver los peronólogos madrileños. Este giro táctico busca subrayar que uno de los pilares sobre los que se asentará la política internacional del futuro gobierno justicialista será el Mercado Común Europeo. Para desarrollar esta apertura. Perón solicitó al dinámico Giancarlo Elia Valori que le organizara una reunión de financieros y hombres de negocios de la pletórica Europa, interesados en encauzar hacia la Argentina parte de sus capitales.
Por otra parte se había pensado que Juan Manuel Abal Medina, José Rucci y Lorenzo Miguel acompañarían al doctor Cámpora en este primer encuentro. Perón prefirió limitarlo a un marco familiar, íntimo, con lo que agrandaba y afianzaba su afecto y respeto hacia el presidente electo. Al mismo tiempo, facilitaba así la audiencia con el Papa Paulo VI, que desde dos semanas atrás gestionaba el doctor Valori.
No faltó quien creyó ver en el alejamiento de Madrid un gesto destinado a satisfacer a un sector derechista del peronismo, irritado por la acogida brindada al general Lanusse —"un liberal para sus pares hispánicos"—. Este sector habría expresado sus deseos de que, en el futuro, las relaciones entre Buenos Aires y Madrid debían quedar reducidas a nivel de encargado de negocios, como "desagravio a las ofensas inferidas al Líder por esa visita". Los que así opinaban ignoraban los comentarios de Perón, cuando la semana pasada recibió al embajador chileno en Madrid: "Estoy en un punto de mi vida en que ni el triunfo me exalta ni la derrota me deprime. Soy capaz de soportar la injuria". Tampoco conocían la confidencia del ex presidente, la víspera de su partida hacia Roma, a un diplomático rumano: "El gobernante debe saber poner a los hombres en su sitio. Más difícil es hallarle sitio a los descontentos".
Estas desorbitadas versiones tampoco alteraron a la cancillería española. Uno de sus funcionarios estimó que "si el doctor Cámpora no encontró obstáculos en el desempeño de su misión en ninguno de los viajes realizados en los dos últimos años, menos iba a hallarlos ahora, si desea visitar España como presidente electo" y desempolvó un antecedente, la visita del doctor Alvear, que estuvo en Madrid antes de tomar posesión y fue agasajado con todos los honores, incluida una cena de gala en el Palacio de Oriente, ofrecida por el rey Alfonso XIII. En tal sentido se dieron instrucciones al embajador Sebastián de Erice para que visitara al doctor Cámpora, mientras el jefe de ceremonial obsequiaba a Isabel Martínez con un ramo de orquídeas blancas, al despedir al matrimonio Perón en Barajas. Las declaraciones del ex presidente a la televisión hispánica, expresando "su gratitud y cariño al gran pueblo español, que jamás olvidaré", situaron en su lugar el alcance y significado de los motivos que lo llevaron a Roma.
Cada uno de ellos fue analizado y sopesado por la cancillería que en los últimos días adoptó tres decisiones que influían en el desarrollo de las futuras relaciones hispano-argentinas. La primera fue designar nuevo embajador en Buenos Aires a Luis García de Llera, un veterano diplomático que reemplaza a Sebastián de Erice, quien hacía varios meses había solicitado ser trasladado de Buenos Aires por razones de salud. García de Llera será probablemente el primer embajador que presente sus cartas credenciales al nuevo presidente, ya que se le han dado instrucciones de que no tome posesión hasta después del 25 de Mayo. Por otra parte, la cancillería aprobó la creación de la Alianza Iberoamericana, un organismo integrado por hombres de negocios y diplomáticos de América latina y España y el nombramiento de Carlos Amar —significativamente un argentino amigo personal de Perón— como secretario general de la entidad, destinada a impulsar el comercio con el hemisferio en la nueva etapa en la que España se dispone a invertir una parte importante de sus reservas de 5.500 millones de dólares. Finalmente, la cancillería hispánica comenzó a confeccionar la lista de personalidades que integrarán la misión que asistirá a las ceremonias de asunción del mando en mayo próximo. Se proyecta que encabece la misión el príncipe Juan Carlos de Borbón, a quien acompañarían, entre otros, el doctor Flores Tascón —médico de cabecera de Perón—, el doctor José Ángel Covián Blanco —su abogado—, y Emilio Romero, director del diario "Pueblo", órgano de los sindicatos oficiales, y uno de los amigos íntimos del Líder. Tres de las personas que han acompañado al ex presidente en los años de su exilio, recordarían al pueblo argentino cómo se ha tejido, íntimamente, uno de los capítulos decisivos de su historia.

PERONISMO (III)
Roma: Piruetas del protocolo
Desde Roma escribe Eduardo Estigarribia.
"El pueblo argentino sabe que el peronismo ha triunfado", repetía constantemente el presidente electo Héctor Cámpora en medio de la impresionante marea de fotógrafos, camarógrafos, periodistas, policías y curiosos que lo rodeaban en el aeropuerto internacional de Roma "Leonardo da Vinci". Cámpora, que llegó con su esposa y sus hijos en el avión regular de Alitalia con media hora de retraso —poco después de las 14, hora italiana (10, hora argentina) del lunes 26—, atravesó el breve trayecto entre la puerta de ingreso desde la pista y la sala especial VIP. Lo esperaba Juan Domingo Perón y su esposa, que se encontraban allí desde hacía largo rato. Cámpora parecía, más que una personalidad importante, un verdadero prisionero del racimo de personas que por obligación periodística, diplomática o de custodia lo envolvían al punto de hacerlo casi invisible a quien se encontrara a pocos metros de él.
Después del aterrizaje del avión, Cámpora y su comitiva atravesaron la
pista en varios automóviles expresamente puestos a su disposición por la capitanía de la aeroestación. Al llegar a la rampa que da acceso a la sala de tránsito, el embajador argentino Constantino Argüelles y el encargado de negocios de la representación argentina Tulio Sugasti, con sus respectivas esposas, bajaron hasta la pista para recibir al virtual presidente electo. El embajador Argüelles previamente había hecho notar a quien lo hubiera querido oír que él había ido a recibir a Cámpora porque tenía una expresa orden de la cancillería argentina a ese respecto.

SALONES SEPARADOS. La llegada del nuevo presidente no solamente produjo algunos roces e inconvenientes entre la representación diplomática y la comitiva peronista, sino también ciertos problemas formales para la dirección del ceremonial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia. Mientras Perón y su esposa Isabel esperaban en la salita para "Gente muy importante", el embajador Argüelles, que por razones de protocolo debería haber estado también allí, se encontraba en cambio en la sala de tránsito. En verdad, la salita para los vip es de dimensiones muy reducidas. Argüelles, que en todas las oportunidades anteriores ignoró la presencia de Perón en Roma, se hubiera encontrado en situación bastante embarazosa.
Es probable que el mismo Perón haya aceptado satisfecho esta solución salomónica de la separación. Pero si bien el ex presidente aceptó la variante de las piezas separadas, para el gobierno italiano esto debió haber creado algunas perplejidades nada irrelevantes para la cuidadosa burocracia diplomática: afortunadamente para él, el ministro de Relaciones Exteriores, Medid, no se encontraba —por razones de su cargo— en Roma para el complicado arribo. En su lugar fue a recibir al huésped el ministro de la Marina Mercante Giuseppe Lupis. Su designación no pudo atribuirse a ninguna razón particular.
Lupis, que primero saludó a Perón en su retiro de la salita de ceremonial, se dirigió luego a la sala de tránsito, donde presentó sus saludos al embajador Argüelles, con quien se quedó conversando durante un momento. Fue en esa oportunidad cuando Panorama pudo escuchar que el ministro italiano hacía alguna referencia a la difícil situación que se había creado acerca de Cámpora, ya que no se atinaba a ubicarlo en el tipo de categoría correspondiente de huésped diplomático. Finalmente se encontró la fórmula mágica: "Presidente electo no consagrado", solución que según voceros de la cancillería peninsular era la primera vez que se aplicaba.

ARTE DE MAGIA. Después del saludo a Cámpora, los diplomáticos argentinos subieron por la rampa hasta la sala de tránsito y desaparecieron casi como por arte magia sin que nadie se hubiera dado cuenta de esta maniobra, ocupados como estaban todos en acercar micrófonos y cámaras hasta el huésped. Pocos minutos después Cámpora podía abrazarse y conversar con Perón. La escena y el diálogo fueron registrados por un puñado de privilegiados periodistas, acróbatas y pugilistas improvisados. La enorme mayoría quedó fuera del recinto discutiendo y forcejeando con la policía italiana, que no encontraba ya fuerza para contener a los excluidos.
Del aeropuerto, la comitiva peronista se dirigió hasta el hotel, donde después de almorzar se retiraron a descansar. El lunes 26 por la tarde parecía estar dispuesto para el comienzo de las conversaciones entre los líderes argentinos. Para el martes 27 estaba anunciada una conferencia de prensa y contactos a alto nivel con importantes personalidades del mundo político, industrial y financiero de Italia. Entre estas entrevistas se asegura que Cámpora se verá con el presidente de la República, Giovanni Leone, y con el presidente del consejo de ministros, Giulio Andreotti. Lo cierto es que por el momento Perón e Isabel Perón se entrevistaron privadamente con el premier Andreotti, antes de llegar a Fiumicino. Durante la tarde se dirigió a saludar a Cámpora —no había podido estar en el aeropuerto— el embajador argentino ante el Vaticano, Santiago de Estrada. Como se sabe, él es un viejo amigo del ex presidente Arturo Frondizi y conspicuo miembro del Ateneo de la República.
PANORAMA, MARZO 29, 1973

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