En el campo político,
el peronismo argentino se ve sometido a un gran
deterioro y su división interna llega
prácticamente a la atomización. Una intensa
campaña de acción psicológica desarrollada por los
mandos peronistas tiende a demostrar que la
intención de Perón es regresar al país en el curso
de este año. Se pensó así contener el
desmembramiento partidario. Pero poco se pudo
lograr, y en las próximas semanas se realizará una
reunión cumbre en Madrid para discutir con el
mismo Perón el futuro del movimiento. Existe la
sensación de que el ex presidente tiende a
producir su testamento. En busca de ese testamento
fueron a Madrid enviados del gobierno de la UCRP,
pero sólo obtuvieron declaraciones generales.
También lo visitaron
dirigentes de países latinoamericanos, entre ellos
el líder democrático peruano Víctor Raúl Haya de
la Torre. Perón parece sentir que su hora ha
pasado, pero evidentemente no ha decidido aún cómo
ha de vivir los últimos momentos de relativa
hegemonía en la conducción del movimiento
peronista.
Un redactor de PRIMERA
PLANA, Osiris Troiani, quien estuvo encarcelado
por Perón, lo entrevistó en Madrid la semana
pasada. Se trata de la primero entrevista que
Perón concede a un órgano de prensa independiente
de Argentina, si bien atendió en numerosas
oportunidades a los principales diarios del mundo
entero.
Este es el informe
enviado por nuestro redactor:
Perón dijo: "La
construí hace cuatro años. El metro de tierra, que
pagué a 40 pesetas, hoy vale 80; el metro de
construcción, que me salió a 3.000 pesetas, ahora
se cotiza a 9.000. ¿Se da cuenta? Es lo que se
llama un negoción. Cuando me vaya de aquí, vendo
con ganancia y me lleno de oro".
En el vasto parque,
bajo el sol madrileño, contemplaba con orgullo su
propiedad. Mientras sus tres caniches,
cuidadosamente afeitados, revoloteaban a su
alrededor, él descendía una cuesta con paso lento
y fatigado. Vestía un saco jaspeado, pañuelo al
cuello, pantalón sport y medias patito, y no
dejaba de jactarse de su buena suerte y de su
visión comercial. Ya había explicado, en el mismo
tono, la economía nacional durante su gobierno.
"Cuando me vaya de
aquí..." Era la primera alusión a su posible
regreso. ¿Qué había de cierto en el rumor de que
se está tramitando una avenencia o un compromiso
mutuo con instancias políticas o militares de
Buenos Aires?
"¿Qué va —respondió—.
Nada de regreso condicionado. Es otra cosa. Es el
deseo de intervenir, dentro de mis posibilidades,
para que la situación de lucha que está arruinando
al país pueda modificarse en su provecho."
Estas palabras
parecerían confirmar aquel rumor. "Dentro de mis
posibilidades" podría significar: "Si me lo
permiten". Y eso de intervenir para que cese la
pugna, o se atenúe, podría ser el precio a pagar
por su libertad y seguridad.
Después siguió:
"¿Acaso no he procedido siempre así? Vea lo que
pasó con Frondizi, Hicimos un pacto, ¿no? El pacto
es real y las cuatro firmas son auténticas. Lo
tengo ahí adentro; después se lo muestro. Nosotros
no ganábamos nada. Lo hicimos por el país. Si nos
absteníamos, ganaba Balbín. Y bueno, todos saben
que fue Frondizi quien faltó a sus compromisos.
Nosotros le dimos un plazo de seis meses, después
otro y otro. El hombre era superficialmente hábil,
postergaba los problemas, pero los problemas se
acumularon y terminaron por aplastarlo. Fue
entregando al león a todos sus amigos, hasta que
el león, no teniendo ya a quién comer, se lo comió
a él...
"Yo estoy acostumbrado
a la ingratitud de la gente. Ni siquiera me enojo.
La ira es mala consejera. En este oficio hay que
proceder con grandeza, sin pasión."
Primera Plana: Cuando
se habla del peronismo como movimiento
revolucionario, ¿ello se refiere a la amplitud de
los cambios que preconiza o a sus métodos de lucha
para la reconquista del poder?
Perón: Bueno, eso
depende de quien lo dice: para unos es la
transformación profunda de la comunidad, para
otros es el golpe de estado. El diccionario admite
ambas cosas. Pero cuando yo hablo de revolución me
refiero a lo primero: en un mundo que evoluciona
aceleradamente, no comprendo cómo puede estarse
detenido, o retroceder, sin provocar el caos. Por
lo demás, el peronismo realizó, entre 1945 y 1955,
una revolución que transformó al país; pero llegó
al gobierno por el voto de los argentinos y no por
el empleo de violentos medios de lucha, como
sucedió en 1955, cuando el peronismo fue despojada
de su legitimo poder.
Primera Plana: En el
país se ha restablecido la Constitución de 1853, a
pesar, de la impugnación peronista. También sus
adversarios objetaron la Constitución de 1949,
pero tuvieron que acatarla. En definitiva, ¿usted
acepta la presente legalidad como el único punto
de partida posible? ¿Prescribe a sus partidarios
la necesidad de someterse a ella?
Perón: Eso es un
sofisma. Sócrates, cuatro siglos antes de Cristo,
ya definía el sofisma: cuando se acepta una
afirmación falsa sobre la cual se apoyará luego
una conclusión, que después resulta aparentemente
justa. Usted da por aceptado que la reforma del
49, realizada de acuerdo con todos los preceptos
constitucionales, fue lo mismo que hicieron los
gorilas en 1956, cuando derogaron la Constitución
por decreto y reunieron una Constituyente de la
que estaba ausente el pueblo argentino. ¿Pueden
los dos actos tener el mismo valor? Yo no acepto
ni dejo de aceptar esta legalidad sui generis. No
es asunto mío, sino del pueblo argentino. Pero el
pueblo no puede manifestarse, porque carece de
reales y fehacientes representantes, elegidos sin
proscripciones y sin estatutos trampa.
Primera Plana:
¿Advierte usted en el actual gobierno —sean cuales
fueren las críticas que puede merecerle por su
origen— la voluntad sincera y el dominio efectivo
para depurar de toda discriminación la vida
política argentina? ¿Admite que ello no es fácil y
que exige buena voluntad por ambas partes?
Perón; Advierto todo
eso y mucho más. Lo que no veo son los actos. Para
nosotros, ya se sabe, mejor que decir es hacer y
mejor que prometer es realizar...
Primera Plana: Hay un
nuevo estatuto de los partidos. Algunos
legisladores neo-peronistas convinieron en que es
equitativo.
Perón: Ese proyecto
podrá ser elogiado por las minorías a cuyo
servicio está redactado, o por algunos
neo-peronistas, que son otra minoría. Pero lleva
un germen de discriminación, y tanto el Consejo
Coordinador como las 62 Organizaciones lo han
denunciado. Yo estoy completamente de acuerdo con
ese juicio.
Primera Plana: ¿Pero
no cree usted que ha llegado la hora de superar el
personalismo? Históricamente, ¿estima que el culto
de la personalidad —como dirían los comunistas—
fue realmente indispensable, o admite que deformó
en cierta medida el proceso revolucionario?
Perón: El peronismo no
es un partido, sino un gran movimiento nacional.
Lo que las masas populares apoyan no es a un
hombre, sino sus ideas y realizaciones ... Pero la
historia enseña que los movimientos
revolucionarios cumplen cuatro etapas: la
doctrinaria, la toma del poder, la dogmática y la
institucional. Las tres primeras son generalmente
gregarias. En la cuarta, el gregarismo se disipa y
se institucionaliza la revolución. Si tomamos el
ejemplo de la Revolución Rusa, la etapa
doctrinaria es la de Lenin; la del golpe de
estado, para tomar el poder, es la de Trotski; la
dogmática es la de Stalin, y en la cuarta, es
decir la de Kruschev, se institucionaliza la
revolución. Históricamente, el culto a la
personalidad es realmente indispensable en las
etapas revolucionarias, las cuales hicieron
exclamar a Napoleón: "El hombre es todo, los
hombres no son nada". Es natural que Kruschev,
empeñado en consolidar la revolución, quiera
destruir el culto de la personalidad. En cambio,
China, que se encuentra en plena etapa dogmática,
no puede prescindir del hombre que la representa:
Mao Tse-tung. Una de las causas del actual
enfrentamiento radica precisamente en ese hecho.
China necesita mantener el culto de la
personalidad, Rusia ya puede reemplazarlo por la
institución.
Primera Plana: Algunos
peronistas juzgan incoherente la conducción del
movimiento. Por ejemplo, se derribó al anterior
gobierno constitucional, venciéndolo en las
elecciones del 18 de marzo de 1962, y luego se
aceptó integrar el Frente Nacional y Popular con
la UCRI.
Perón: A Frondizi no
lo derribamos nosotros, sino los militares. Con
elecciones o sin ellas, tarde o temprano, ese
gobierno se caía. La situación era insostenible.
Pero no hubo rectificación alguna en la conducta
del peronismo. El Frente no era sino un recurso
electoral frente a la arbitrariedad y a la
violencia.
Primera Plana: ¿No
reconoce usted el esfuerzo que hicieron los
oficiales azules para eliminar el espíritu
"gorila"?
Perón: Lo reconozco.
Los gorilas llevaban el país a la guerra civil y
fueron detenidos. Pero los jefes y oficiales
azules se quedaron a mitad de camino. Faltó la
ecuanimidad indispensable para un entendimiento
constructivo en favor de la pacificación del país.
Primera Plana: Desde
luego, el estado de opinión de las fuerzas armadas
no admitía en ese momento una reivindicación total
del peronismo. ¿Cree usted que fue prudencia o
cobardía no acordar a su movimiento sino una
participación electoral limitada?
Perón: No me interesa
saber si fue prudencia o cobardía. Me basta con
entender que los azules ganaron la batalla de
abril, pero perdieron la del 7 de julio. Quedaron
a foja cero. Y el país está pagando las
consecuencias. Yo no alcanzo a comprender los
designios de algunos hombres que, ofuscados por lo
anecdótico, olvidan que ante todo está el país.
Primera Plana: Entre
lo anecdótico, como usted dice, quizás podamos
contar su presencia al frente del movimiento. ¿Por
qué, cuando el peronismo se haya reorganizado,
usted no renuncia ante la nueva dirección
representativa, como harían los dirigentes de
cualquier partido? Si usted permaneciera al margen
de la actividad política, sería un sacrificio en
favor de la pacificación entre los argentinos y un
homenaje a la madurez política de sus propios
partidarios.
Perón: El hombre no ha
conseguido vencer al tiempo; es el tiempo lo que
sigue venciendo al hombre. Lo único que puede
contra el tiempo es la organización. Desde mi
caída, en 1955, me esforcé por dar al movimiento
esa organización que ha de vencer al tiempo; pero
las circunstancias en que debimos luchar no lo
permitieron. Los comandos de exiliados, el comando
táctico, la delegación del comando superior, el
Consejo Coordinador y Supervisor, fueron etapas
que recorrimos en procura de una estabilidad
orgánica. Ahora intentamos una reorganización que
permita alcanzar un poder orgánico y funcional; de
ahí en adelante, el movimiento se conducirá por su
órganos naturales. Nuestros enemigos han
dificultado en toda forma ese proceso. Y en tanto
no nos podamos organizar, es imposible que
lleguemos a cumplir la finalidad que usted insinúa
y en la que estoy empeñado hace tanto tiempo.
Primera Plana: Algunos
de sus adversarios se han rectificado. Si usted
mismo abriera un proceso de autocrítica acerca de
los errores que condujeron a la crisis de 1955,
¿no podría ocurrir que esas rectificaciones fueran
más frecuentes y más provechosas para el país?
Perón: Yo acostumbro
mirar hacia el futuro y muy poco hacia el pasado.
Si otros reconocen los excesos de su pasión,
dirigidos contra mí y contra mi gobierno, es cosa
de su conciencia. Mis errores los tengo bien
estudiados. Al revés de lo que muchos creen, el
éxito no está sólo formado por aciertos: es un
conjunto de aciertos y errores, donde los primeros
son más. El pueblo, que disfrutó de los aciertos y
sufrió las consecuencias de los errores —con nueve
años de dictadura más o menos disimulada—, es el
mejor de los jueces: a él hay que preguntarle.
Toda opinión subjetiva que formulemos nosotros no
tiene el valor de una sola verdad expresada por el
pueblo.
Primera Plana: El
neo-peronismo gobierna hoy dos provincias, tiene
mayoría en algunas legislaturas y puede influir en
el Congreso. ¿Alienta usted a su partida para que
persevere en esa vía, teniendo en cuenta que habrá
elecciones parlamentarias el año próximo? ¿O
estima que ese método enerva a su partido y lo
asimila a un sistema incompatible con su doctrina?
Perón: Nada de esto se
ha pensado. Los neo-peronistas son francotiradores
que han considerado conveniente esa conducta.
Muchos de ellos siguen siendo peronistas, pero no
actúan en representación del movimiento, que ha
preferido abstenerse en un proceso del cual estaba
proscripto.
Primera Plana: El país
se encuentra hoy en condiciones muy distintas de
las de 1946, cuando usted encontró un cuantioso
saldo de divisas. ¿Debe el peronismo insistir en
ciertos puntos de su programa o reconocer que se
han tomado inactuales?
(Aquí, el ex
presidente se lanzó a una fantástica reseña de su
gestión económica, que habría sido invariablemente
correcta. Dijo de Miranda que "fue un genio", y
echó pullas contra los economistas universitarios.
"Si supieran algo de economía —acotó un día
Miranda—, no estarían ganando 300 pesos por mes."
Perón festeja todavía esa observación. En cuanto a
la segunda parte de su gobierno, "yo mismo dirigí
la economía: Cereijo, Ares, Gómez Morales,
Cafiero, no fueron otra cosa que asesores míos".)
Perón: Ahora hay otra
situación, y los métodos no pueden ser iguales. Si
se pudieran aplicar siempre los mismos, la
economía sería muy fácil. Hoy sería preciso
mantener algunos puntos del programa de 1945 y
desechar otros. Pero, a la vista de lo que ha
pasado desde la caída del peronismo, ¿cómo pueden
aceptarse las críticas a aquella conducción y las
alabanzas al actual estado de cosas?
Primera Plana: La
política de coexistencia que adoptaron las
potencias occidentales con respecto a la URSS, ¿es
o no, a su juicio, la única posible en la actual
coyuntura internacional? ¿No implica una
capitulación ideológica frente al comunismo?
Perón: Yo soy de los
que están en claro sobre esta cuestión. No pierdo
el tiempo contemplando los árboles que no dejan
ver el bosque. Las comunicaciones y transportes
modernos han empequeñecido la Tierra. La política
interna ha pasado a ser provinciana: sólo hay
política internacional, que se juega dentro o
fuera de todos los países. Ello ha llevado a la
formación de los instrumentos adecuados para
manejarla: las grandes internacionales.
Aparentemente, se contraponen. Pero la verdad es
que están manejadas por una fuerza internacional
superior a las otras... El capitalismo y el
comunismo se enfrentan sólo en la ficción. Basta
recordar lo que ocurrió en la Segunda Guerra
Mundial. ¿Y ahora mismo? En los Estados Unidos se
declara que el país con el cual se mantienen las
mejores relaciones, en la actualidad, es la Unión
Soviética. Así como se unieron contra la Alemania
nacional-socialista y la Italia fascista, hoy el
aparente milagro lo hace la aparición del Tercer
Mundo. Cosas veredes, Sancho...
Primera Plana:
Admitido que el gobierno cubano es comunista,
¿estima usted que por ese solo hecho es acreedor a
las sanciones previstas en el tratado de Río, que
usted firmó y mandó ratificar?
Perón: Hablar de
ideologías, en la actualidad, es como hablar en
fenicio. Lo que interesa es liberarse: poco
importa el signo bajo el cual se realice la
liberación. Cuba la ha realizado y eso es todo.
¿Las sanciones? Me limito a preguntarle: ¿Quién le
pone el cascabel al gato?
Primera Plana: Goulart
ha sido derrocado. La izquierda chilena intenta
llegar al poder por la vía electoral. ¿Piensa que
la lucha de clases seguirá radicalizándose en
Iberoamérica?
Perón: Llamar lucha de
clases a los movimientos de liberación que se
están produciendo en América latina, como en el
resto del mundo, es asignarle al problema un
carácter quizás decimonónico, con olor a
demoliberalismo burgués, y empequeñecerlo en su
realidad. Con uno u otro signo, los pueblos
intentan librarse de los imperialismos. En
Iberoamérica se han emprendido diversos
movimientos de ese carácter en los últimos veinte
años: el argentino entre ellos. Los han detenido
por la fuerza. Pero "las bayonetas sirven para
todo, menos para sentarse sobre ellas", decía
Tayllerand, El asunto del Brasil, ¿termina o
empieza? En el caso argentino, ¿se ha dicho la
última palabra? En Venezuela, Guatemala, Perú,
Colombia, ¿se ha consolidado algo? Quienes no
lleguen a comprender este proceso incontenible que
agita al mundo, terminarán por ser aplastados.
Cuando, en 1945, los justicialistas comenzamos el
adoctrinamiento del pueblo argentino, ya teníamos
la sensación de lo que actualmente está sucediendo
en el mundo, En muchas partes, el devenir de estos
veinte años nos dio la razón; en otras, la
reacción ha triunfado, pero no le arriendo la
ganancia. Quien pretenda conservarlo todo, termina
por perderlo todo, hasta las orejas.
Primera plana: Los
señores Betancourt y Haya de la Torre, por
ejemplo, revolucionarios en su juventud, se han
reconciliado con los poderes que usted solía
denostar como oligarquía e imperialismo. ¿Puede
ser ésa la actitud correcta? ¿Llegaremos a conocer
tal vez un Perón que haya seguido una evolución
semejante?
Perón: Es imposible
que Perón siga la evolución de Betancourt y Haya
de la Torre. El peruano estuvo a verme hace poco:
se sentó allí, donde está usted. Bien, salió
diciendo que nada bueno se obtendrá por esa vía.
Primera Plana: La
economía de los países iberoamericanos está
evidentemente estancada. ¿Cree usted que hay
remedio contra ello dentro del sistema inter
americano?
Perón: Creo
precisamente lo contrario. El sistema
interamericano, que se halla hasta hoy bajo la
férula económica del imperialismo, es la causa del
estancamiento, de la descapitalización de estos
países. Nada más evidente que el caso argentino
Después de diez años de florecimiento económico,
de industrialización, de bienestar social y de
progreso cultural, el país sufrió una agresión
prohijada por el imperialismo. Siguieron nueve
años de depredaciones e iniquidades de todo
género, y el resultado de todo ello es la
situación actual de ruina y miseria.
(Aquí comenzó otro
discurso extenso. PRIMERA PLANA intentó varias
veces recordar episodios de su gobierno: los 1.600
millones de dólares de las reservas del país que
desaparecieron casi totalmente sin ningún
beneficio importante; la libertad política
coartada; el monopolio estatal de la prensa; los
negocios de Juan Duarte y de Jorge Antonio; el
famoso "cinco a uno" que casi desencadena una
cruenta guerra civil; el incendio de las iglesias.
Pero fue imposible. El anciano jefe político, a
paso lento sobre la mullida y costosa alfombra,
seguía profiriendo sus duras y agresivas razones
en el total aislamiento de la apacible finca de la
Puerta de Hierro, una residencia construida a todo
costo, rodeada por un hermoso parque. El "Perón
vuelve este año", escrito en muchas humildes
paredes de la Argentina, parecía totalmente
absurdo en este rincón acogedor y resguardado.)
PRIMERA PLANA
21 de abril de 1964
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