Perón
Todavía las duras y agresivas razones

El ex presidente Perón se acerca ya a los 70 años de edad. Se lo ve cansado y en cierta forma agobiado. Sus problemas personales se complican por la falta de documentos argentinos, y los únicos con que cuenta son paraguayos, ya que fue designado ciudadano del Paraguay por el presidente Stroessner. No hace mucho fue operado, y circulan numerosas versiones sobre su estado de salud.

En el campo político, el peronismo argentino se ve sometido a un gran deterioro y su división interna llega prácticamente a la atomización. Una intensa campaña de acción psicológica desarrollada por los mandos peronistas tiende a demostrar que la intención de Perón es regresar al país en el curso de este año. Se pensó así contener el desmembramiento partidario. Pero poco se pudo lograr, y en las próximas semanas se realizará una reunión cumbre en Madrid para discutir con el mismo Perón el futuro del movimiento. Existe la sensación de que el ex presidente tiende a producir su testamento. En busca de ese testamento fueron a Madrid enviados del gobierno de la UCRP, pero sólo obtuvieron declaraciones generales.
También lo visitaron dirigentes de países latinoamericanos, entre ellos el líder democrático peruano Víctor Raúl Haya de la Torre. Perón parece sentir que su hora ha pasado, pero evidentemente no ha decidido aún cómo ha de vivir los últimos momentos de relativa hegemonía en la conducción del movimiento peronista.
Un redactor de PRIMERA PLANA, Osiris Troiani, quien estuvo encarcelado por Perón, lo entrevistó en Madrid la semana pasada. Se trata de la primero entrevista que Perón concede a un órgano de prensa independiente de Argentina, si bien atendió en numerosas oportunidades a los principales diarios del mundo entero.
Este es el informe enviado por nuestro redactor:
Perón dijo: "La construí hace cuatro años. El metro de tierra, que pagué a 40 pesetas, hoy vale 80; el metro de construcción, que me salió a 3.000 pesetas, ahora se cotiza a 9.000. ¿Se da cuenta? Es lo que se llama un negoción. Cuando me vaya de aquí, vendo con ganancia y me lleno de oro".
En el vasto parque, bajo el sol madrileño, contemplaba con orgullo su propiedad. Mientras sus tres caniches, cuidadosamente afeitados, revoloteaban a su alrededor, él descendía una cuesta con paso lento y fatigado. Vestía un saco jaspeado, pañuelo al cuello, pantalón sport y medias patito, y no dejaba de jactarse de su buena suerte y de su visión comercial. Ya había explicado, en el mismo tono, la economía nacional durante su gobierno.
"Cuando me vaya de aquí..." Era la primera alusión a su posible regreso. ¿Qué había de cierto en el rumor de que se está tramitando una avenencia o un compromiso mutuo con instancias políticas o militares de Buenos Aires?
"¿Qué va —respondió—. Nada de regreso condicionado. Es otra cosa. Es el deseo de intervenir, dentro de mis posibilidades, para que la situación de lucha que está arruinando al país pueda modificarse en su provecho."
Estas palabras parecerían confirmar aquel rumor. "Dentro de mis posibilidades" podría significar: "Si me lo permiten". Y eso de intervenir para que cese la pugna, o se atenúe, podría ser el precio a pagar por su libertad y seguridad.
Después siguió: "¿Acaso no he procedido siempre así? Vea lo que pasó con Frondizi, Hicimos un pacto, ¿no? El pacto es real y las cuatro firmas son auténticas. Lo tengo ahí adentro; después se lo muestro. Nosotros no ganábamos nada. Lo hicimos por el país. Si nos absteníamos, ganaba Balbín. Y bueno, todos saben que fue Frondizi quien faltó a sus compromisos. Nosotros le dimos un plazo de seis meses, después otro y otro. El hombre era superficialmente hábil, postergaba los problemas, pero los problemas se acumularon y terminaron por aplastarlo. Fue entregando al león a todos sus amigos, hasta que el león, no teniendo ya a quién comer, se lo comió a él...
"Yo estoy acostumbrado a la ingratitud de la gente. Ni siquiera me enojo. La ira es mala consejera. En este oficio hay que proceder con grandeza, sin pasión."
Primera Plana: Cuando se habla del peronismo como movimiento revolucionario, ¿ello se refiere a la amplitud de los cambios que preconiza o a sus métodos de lucha para la reconquista del poder?
Perón: Bueno, eso depende de quien lo dice: para unos es la transformación profunda de la comunidad, para otros es el golpe de estado. El diccionario admite ambas cosas. Pero cuando yo hablo de revolución me refiero a lo primero: en un mundo que evoluciona aceleradamente, no comprendo cómo puede estarse detenido, o retroceder, sin provocar el caos. Por lo demás, el peronismo realizó, entre 1945 y 1955, una revolución que transformó al país; pero llegó al gobierno por el voto de los argentinos y no por el empleo de violentos medios de lucha, como sucedió en 1955, cuando el peronismo fue despojada de su legitimo poder.
Primera Plana: En el país se ha restablecido la Constitución de 1853, a pesar, de la impugnación peronista. También sus adversarios objetaron la Constitución de 1949, pero tuvieron que acatarla. En definitiva, ¿usted acepta la presente legalidad como el único punto de partida posible? ¿Prescribe a sus partidarios la necesidad de someterse a ella?
Perón: Eso es un sofisma. Sócrates, cuatro siglos antes de Cristo, ya definía el sofisma: cuando se acepta una afirmación falsa sobre la cual se apoyará luego una conclusión, que después resulta aparentemente justa. Usted da por aceptado que la reforma del 49, realizada de acuerdo con todos los preceptos constitucionales, fue lo mismo que hicieron los gorilas en 1956, cuando derogaron la Constitución por decreto y reunieron una Constituyente de la que estaba ausente el pueblo argentino. ¿Pueden los dos actos tener el mismo valor? Yo no acepto ni dejo de aceptar esta legalidad sui generis. No es asunto mío, sino del pueblo argentino. Pero el pueblo no puede manifestarse, porque carece de reales y fehacientes representantes, elegidos sin proscripciones y sin estatutos trampa.
Primera Plana: ¿Advierte usted en el actual gobierno —sean cuales fueren las críticas que puede merecerle por su origen— la voluntad sincera y el dominio efectivo para depurar de toda discriminación la vida política argentina? ¿Admite que ello no es fácil y que exige buena voluntad por ambas partes?
Perón; Advierto todo eso y mucho más. Lo que no veo son los actos. Para nosotros, ya se sabe, mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar...
Primera Plana: Hay un nuevo estatuto de los partidos. Algunos legisladores neo-peronistas convinieron en que es equitativo.
Perón: Ese proyecto podrá ser elogiado por las minorías a cuyo servicio está redactado, o por algunos neo-peronistas, que son otra minoría. Pero lleva un germen de discriminación, y tanto el Consejo Coordinador como las 62 Organizaciones lo han denunciado. Yo estoy completamente de acuerdo con ese juicio.
Primera Plana: ¿Pero no cree usted que ha llegado la hora de superar el personalismo? Históricamente, ¿estima que el culto de la personalidad —como dirían los comunistas— fue realmente indispensable, o admite que deformó en cierta medida el proceso revolucionario?
Perón: El peronismo no es un partido, sino un gran movimiento nacional. Lo que las masas populares apoyan no es a un hombre, sino sus ideas y realizaciones ... Pero la historia enseña que los movimientos revolucionarios cumplen cuatro etapas: la doctrinaria, la toma del poder, la dogmática y la institucional. Las tres primeras son generalmente gregarias. En la cuarta, el gregarismo se disipa y se institucionaliza la revolución. Si tomamos el ejemplo de la Revolución Rusa, la etapa doctrinaria es la de Lenin; la del golpe de estado, para tomar el poder, es la de Trotski; la dogmática es la de Stalin, y en la cuarta, es decir la de Kruschev, se institucionaliza la revolución. Históricamente, el culto a la personalidad es realmente indispensable en las etapas revolucionarias, las cuales hicieron exclamar a Napoleón: "El hombre es todo, los hombres no son nada". Es natural que Kruschev, empeñado en consolidar la revolución, quiera destruir el culto de la personalidad. En cambio, China, que se encuentra en plena etapa dogmática, no puede prescindir del hombre que la representa: Mao Tse-tung. Una de las causas del actual enfrentamiento radica precisamente en ese hecho. China necesita mantener el culto de la personalidad, Rusia ya puede reemplazarlo por la institución.
Primera Plana: Algunos peronistas juzgan incoherente la conducción del movimiento. Por ejemplo, se derribó al anterior gobierno constitucional, venciéndolo en las elecciones del 18 de marzo de 1962, y luego se aceptó integrar el Frente Nacional y Popular con la UCRI.
Perón: A Frondizi no lo derribamos nosotros, sino los militares. Con elecciones o sin ellas, tarde o temprano, ese gobierno se caía. La situación era insostenible. Pero no hubo rectificación alguna en la conducta del peronismo. El Frente no era sino un recurso electoral frente a la arbitrariedad y a la violencia.
Primera Plana: ¿No reconoce usted el esfuerzo que hicieron los oficiales azules para eliminar el espíritu "gorila"?
Perón: Lo reconozco. Los gorilas llevaban el país a la guerra civil y fueron detenidos. Pero los jefes y oficiales azules se quedaron a mitad de camino. Faltó la ecuanimidad indispensable para un entendimiento constructivo en favor de la pacificación del país.
Primera Plana: Desde luego, el estado de opinión de las fuerzas armadas no admitía en ese momento una reivindicación total del peronismo. ¿Cree usted que fue prudencia o cobardía no acordar a su movimiento sino una participación electoral limitada?
Perón: No me interesa saber si fue prudencia o cobardía. Me basta con entender que los azules ganaron la batalla de abril, pero perdieron la del 7 de julio. Quedaron a foja cero. Y el país está pagando las consecuencias. Yo no alcanzo a comprender los designios de algunos hombres que, ofuscados por lo anecdótico, olvidan que ante todo está el país.
Primera Plana: Entre lo anecdótico, como usted dice, quizás podamos contar su presencia al frente del movimiento. ¿Por qué, cuando el peronismo se haya reorganizado, usted no renuncia ante la nueva dirección representativa, como harían los dirigentes de cualquier partido? Si usted permaneciera al margen de la actividad política, sería un sacrificio en favor de la pacificación entre los argentinos y un homenaje a la madurez política de sus propios partidarios.
Perón: El hombre no ha conseguido vencer al tiempo; es el tiempo lo que sigue venciendo al hombre. Lo único que puede contra el tiempo es la organización. Desde mi caída, en 1955, me esforcé por dar al movimiento esa organización que ha de vencer al tiempo; pero las circunstancias en que debimos luchar no lo permitieron. Los comandos de exiliados, el comando táctico, la delegación del comando superior, el Consejo Coordinador y Supervisor, fueron etapas que recorrimos en procura de una estabilidad orgánica. Ahora intentamos una reorganización que permita alcanzar un poder orgánico y funcional; de ahí en adelante, el movimiento se conducirá por su órganos naturales. Nuestros enemigos han dificultado en toda forma ese proceso. Y en tanto no nos podamos organizar, es imposible que lleguemos a cumplir la finalidad que usted insinúa y en la que estoy empeñado hace tanto tiempo.
Primera Plana: Algunos de sus adversarios se han rectificado. Si usted mismo abriera un proceso de autocrítica acerca de los errores que condujeron a la crisis de 1955, ¿no podría ocurrir que esas rectificaciones fueran más frecuentes y más provechosas para el país?
Perón: Yo acostumbro mirar hacia el futuro y muy poco hacia el pasado. Si otros reconocen los excesos de su pasión, dirigidos contra mí y contra mi gobierno, es cosa de su conciencia. Mis errores los tengo bien estudiados. Al revés de lo que muchos creen, el éxito no está sólo formado por aciertos: es un conjunto de aciertos y errores, donde los primeros son más. El pueblo, que disfrutó de los aciertos y sufrió las consecuencias de los errores —con nueve años de dictadura más o menos disimulada—, es el mejor de los jueces: a él hay que preguntarle. Toda opinión subjetiva que formulemos nosotros no tiene el valor de una sola verdad expresada por el pueblo.
Primera Plana: El neo-peronismo gobierna hoy dos provincias, tiene mayoría en algunas legislaturas y puede influir en el Congreso. ¿Alienta usted a su partida para que persevere en esa vía, teniendo en cuenta que habrá elecciones parlamentarias el año próximo? ¿O estima que ese método enerva a su partido y lo asimila a un sistema incompatible con su doctrina?
Perón: Nada de esto se ha pensado. Los neo-peronistas son francotiradores que han considerado conveniente esa conducta. Muchos de ellos siguen siendo peronistas, pero no actúan en representación del movimiento, que ha preferido abstenerse en un proceso del cual estaba proscripto.
Primera Plana: El país se encuentra hoy en condiciones muy distintas de las de 1946, cuando usted encontró un cuantioso saldo de divisas. ¿Debe el peronismo insistir en ciertos puntos de su programa o reconocer que se han tomado inactuales?
(Aquí, el ex presidente se lanzó a una fantástica reseña de su gestión económica, que habría sido invariablemente correcta. Dijo de Miranda que "fue un genio", y echó pullas contra los economistas universitarios. "Si supieran algo de economía —acotó un día Miranda—, no estarían ganando 300 pesos por mes." Perón festeja todavía esa observación. En cuanto a la segunda parte de su gobierno, "yo mismo dirigí la economía: Cereijo, Ares, Gómez Morales, Cafiero, no fueron otra cosa que asesores míos".)
Perón: Ahora hay otra situación, y los métodos no pueden ser iguales. Si se pudieran aplicar siempre los mismos, la economía sería muy fácil. Hoy sería preciso mantener algunos puntos del programa de 1945 y desechar otros. Pero, a la vista de lo que ha pasado desde la caída del peronismo, ¿cómo pueden aceptarse las críticas a aquella conducción y las alabanzas al actual estado de cosas?
Primera Plana: La política de coexistencia que adoptaron las potencias occidentales con respecto a la URSS, ¿es o no, a su juicio, la única posible en la actual coyuntura internacional? ¿No implica una capitulación ideológica frente al comunismo?
Perón: Yo soy de los que están en claro sobre esta cuestión. No pierdo el tiempo contemplando los árboles que no dejan ver el bosque. Las comunicaciones y transportes modernos han empequeñecido la Tierra. La política interna ha pasado a ser provinciana: sólo hay política internacional, que se juega dentro o fuera de todos los países. Ello ha llevado a la formación de los instrumentos adecuados para manejarla: las grandes internacionales. Aparentemente, se contraponen. Pero la verdad es que están manejadas por una fuerza internacional superior a las otras... El capitalismo y el comunismo se enfrentan sólo en la ficción. Basta recordar lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. ¿Y ahora mismo? En los Estados Unidos se declara que el país con el cual se mantienen las mejores relaciones, en la actualidad, es la Unión Soviética. Así como se unieron contra la Alemania nacional-socialista y la Italia fascista, hoy el aparente milagro lo hace la aparición del Tercer Mundo. Cosas veredes, Sancho...
Primera Plana: Admitido que el gobierno cubano es comunista, ¿estima usted que por ese solo hecho es acreedor a las sanciones previstas en el tratado de Río, que usted firmó y mandó ratificar?
Perón: Hablar de ideologías, en la actualidad, es como hablar en fenicio. Lo que interesa es liberarse: poco importa el signo bajo el cual se realice la liberación. Cuba la ha realizado y eso es todo. ¿Las sanciones? Me limito a preguntarle: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Primera Plana: Goulart ha sido derrocado. La izquierda chilena intenta llegar al poder por la vía electoral. ¿Piensa que la lucha de clases seguirá radicalizándose en Iberoamérica?
Perón: Llamar lucha de clases a los movimientos de liberación que se están produciendo en América latina, como en el resto del mundo, es asignarle al problema un carácter quizás decimonónico, con olor a demoliberalismo burgués, y empequeñecerlo en su realidad. Con uno u otro signo, los pueblos intentan librarse de los imperialismos. En Iberoamérica se han emprendido diversos movimientos de ese carácter en los últimos veinte años: el argentino entre ellos. Los han detenido por la fuerza. Pero "las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas", decía Tayllerand, El asunto del Brasil, ¿termina o empieza? En el caso argentino, ¿se ha dicho la última palabra? En Venezuela, Guatemala, Perú, Colombia, ¿se ha consolidado algo? Quienes no lleguen a comprender este proceso incontenible que agita al mundo, terminarán por ser aplastados. Cuando, en 1945, los justicialistas comenzamos el adoctrinamiento del pueblo argentino, ya teníamos la sensación de lo que actualmente está sucediendo en el mundo, En muchas partes, el devenir de estos veinte años nos dio la razón; en otras, la reacción ha triunfado, pero no le arriendo la ganancia. Quien pretenda conservarlo todo, termina por perderlo todo, hasta las orejas.
Primera plana: Los señores Betancourt y Haya de la Torre, por ejemplo, revolucionarios en su juventud, se han reconciliado con los poderes que usted solía denostar como oligarquía e imperialismo. ¿Puede ser ésa la actitud correcta? ¿Llegaremos a conocer tal vez un Perón que haya seguido una evolución semejante?
Perón: Es imposible que Perón siga la evolución de Betancourt y Haya de la Torre. El peruano estuvo a verme hace poco: se sentó allí, donde está usted. Bien, salió diciendo que nada bueno se obtendrá por esa vía.
Primera Plana: La economía de los países iberoamericanos está evidentemente estancada. ¿Cree usted que hay remedio contra ello dentro del sistema inter americano?
Perón: Creo precisamente lo contrario. El sistema interamericano, que se halla hasta hoy bajo la férula económica del imperialismo, es la causa del estancamiento, de la descapitalización de estos países. Nada más evidente que el caso argentino Después de diez años de florecimiento económico, de industrialización, de bienestar social y de progreso cultural, el país sufrió una agresión prohijada por el imperialismo. Siguieron nueve años de depredaciones e iniquidades de todo género, y el resultado de todo ello es la situación actual de ruina y miseria.
(Aquí comenzó otro discurso extenso. PRIMERA PLANA intentó varias veces recordar episodios de su gobierno: los 1.600 millones de dólares de las reservas del país que desaparecieron casi totalmente sin ningún beneficio importante; la libertad política coartada; el monopolio estatal de la prensa; los negocios de Juan Duarte y de Jorge Antonio; el famoso "cinco a uno" que casi desencadena una cruenta guerra civil; el incendio de las iglesias. Pero fue imposible. El anciano jefe político, a paso lento sobre la mullida y costosa alfombra, seguía profiriendo sus duras y agresivas razones en el total aislamiento de la apacible finca de la Puerta de Hierro, una residencia construida a todo costo, rodeada por un hermoso parque. El "Perón vuelve este año", escrito en muchas humildes paredes de la Argentina, parecía totalmente absurdo en este rincón acogedor y resguardado.)
PRIMERA PLANA
21 de abril de 1964

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