En los últimos 36
meses creó, a partir de la nada, el plantel del
primer campeón mundial de fútbol argentino:
Racing. En ese lapso su equipo obtuvo dos primeros
puestos, logró la Copa de Campeones de América y
del Mundo, produjo notables series invictas y de
efectividad, aún no igualadas.
Como desde que nació
bajo el signo de Tauro, Juan José Pizzuti sigue
viviendo (es soltero: un solterón empedernido,
para más datos) en el barrio de Barracas, en
Buenos Aires. Sus únicos hobbys son leer libros
referidos al fútbol ("El mejor de todos es Hola,
mister, el que escribió Alejandro Seopelli, por su
buena intención") y de vez en cuantío trepar a una
tertulia en el Teatro Colón, siempre y cuando el
programa anuncie una ópera italiana.
Pizzuti, que se retiró
de la practica activa hacia 1964 (tras pasar por
Banfield, River, Racing, Boca, Rácing y Boca,
respectivamente) es socio en una ferretería
industrial, ubicada en el barrio sur de Buenos
Aires, a donde llega montado en su Fiat 1500 gris,
puntualmente, cada tarde a partir de las 14.
Últimamente, Racing
declinó su rendimiento futbolístico y la opinión
pública comenzó a preguntarse sobre el futuro del
campeón del mundo.
Un torneo disputado en
los primeros meses de 1968, en Chile, fue la
piedra de la discordia: los diarios (algunos
diarios) alimentaron la incertidumbre general.
Para colmo, dos de los jugadores que habían
contribuido a la obtención del campeonato mundial
(el half Oscar Martín, 34 años; el interior
izquierdo Juan José Rodríguez, 31 años) fueron
declarados libres por decisión de Pizzuti. En
venganza, tal vez, se dedicaron a agitar los
sucios trapitos del despecho. Lo menos que dijeron
sobre Pizzuti fue que hacía sufrir a los
jugadores, que lentamente destruía el grupo
humano, que era un tirano
EXTRA: ¿Usted es
realmente un tirano o quienes lo acusan sangran
por la herida?
JUAN JOSE PIZZUTI: Yo
no me ocupo de llorones. Cuando el fútbol llega a
su término hay que echar la vista hacia atrás y
aceptarlo. Cuando yo llegué a Racing el señor
Rodríguez estaba en la reserva y el señor Martin
no tenía un peso. Ni él ni nadie, porque el
plantel no cobraba desde hacia varios meses. Y
ahora están llenos de plata. Usted se da cuenta
que clase de gente será este Rodríguez que esperó
a que yo estuviera afuera para hablar. Pese a todo
lo que digan el grupo humano se mantiene. Y se va
a mantener.
E.: ¿Por qué causa
dejó libres a Martín y a Rodríguez?
JJP.: A Martín porque
había terminado su ciclo y al otro porque tenía
ese puesto bien cubierto por Salomone.
E.: Perfecto. Pero,
¿para qué esperó tanto tiempo en lo que respeta a
la decisión de Rodríguez? ¿Buscaba perjudicarlo
especialmente?
JJP.: En absoluto. El
pase libre se lo ofrecí en Chile e incluso, le
aclaré que no lo estaba echando. "Si usted quiere
puede quedarse, a mí no me molesta", le dije, pero
me parecía que podría ubicarse perfectamente en
algún otro club. Ahora está en Quilmes: le dieron
1.500.000 pesos en la mano pero, claro, eso no lo
dice.
E.: Rodríguez afirmó
incluso que algunos jugadores del plantel hasta
tuvieron intención de agredirlo a usted. ¿Es
cierto?
JJP.: Que yo le diga
no, ahora, que eso es una infamia, no tendría
ningún valor. Pero le propongo que consulte uno a
uno a los jugadores o mejor, que hagamos un debate
público para aclarar si hay alguien que me quiera
pegar.
E.: Mucha gente
(periodistas, en especial) que lo tratan con
frecuencia asegura que usted es hosco, que se
afana para tratar muy mala la gente, que se ríe
poco, que es, en fin, un amargado. ¿Qué opina al
respecto?
JJP.: Pero, ¿que
pretenden, que sea un monito? Le confieso: yo no
vi tantos periodistas como los que hay ahora.
Entonces les explico:
ustedes son 20 y yo,
uno solito. Dejen trabajar a los que trabajan en
serio y cumplan las órdenes. Al jugador se lo
puede ver antes o después del entrenamiento, nunca
durante. No se puede hablar con él hasta que no se
haya tranquilizado, después de finalizar el
partido. Pero no; los periodistas quieren hacer lo
que se les da la gana. No van a tener nada de
suerte, porque por ahora en mi casa mando yo.
E.: Se lo ve nervioso.
Dicen que está histérico, porque a esta edad
todavía es soltero. ¿Por qué no se casó?
JJP.: Y, a lo mejor
porque me gustan todas. O porque no me gusta
ninguna.
E.: Decían que alguna
vez supe ser el novio de la célebre Tita, la hija
del canchero de Racing.
JJP.: Ja ja ja ja ja
ja ja. Es un invento. Como el de la vedette. ¿No
lo leyó?
E.: Si. Pero, ¿qué
ocurrió realmente?
JJP.: Nada. Que al
final les tuve que poner un abogado y hacerles
juicio. Era una chica que conocí en una fiesta,
dos veces la vi en mi vida. ¡Si por lo menos
hubiera pasado algo.!
E.: Para estructurar
al equipo de José improvisó por lo menos a media
docena de jugadores. Los buenos resultados
posteriores qué indican: ¿que es un hombre de
mucha suerte o que realmente sabe de este juego?
JJP.: Suerte, no hubo.
En esas circunstancias sí que fui un tirano. Se
trabajó a muerte. Entre nosotros: el jugador
argentino es muy buena persona, gambetea corto y
muy bien, pero, lamentablemente es hijo del rigor.
En los últimos años, por suerte, están entrando en
la onda real: que sin sacrificio no se consigue
nada.
E.: Al octogonal
disputado en enero pasado en Chile, Racing
concurrió pésimamente entrenado en contra de la
opinión de su equipo técnico. ¿Ese hecho no
representa una clara invasión de los dirigentes en
sus jurisdicciones, un viejo vicio que usted
aseguró no iba a tolerar?
JJP.: Lo de Chile fue
un compromiso firmado con muchos meses de
anterioridad y no se pudo esquivar. A propósito:
antes de la partida yo me reuní con los dirigentes
y les anticipé un resultado nada feliz; el mismo
preparador físico envió una nota advirtiendo las
probables consecuencias. Pero no hubo nada que
hacer y entonces dije: "bueno, vamos". Pero el que
armó todo el lio fue el mocoso ese, el periodista Monzo, que La Razón envió a Chile. La Razón,
siempre nos tira a matar. La gente que escribe en
ese diario cree que se las sabe todas. Cesarini
hace 30 años que está en esto y se equivoca; yo
hace 20 y me falta un montón. Ellos con cuatro
años de tablón se creen que son la Biblia.
E.: Otra cosa que
prometió en vano. Aseguró a mitad de 1967 que
cualquiera fuera el resultado dejaría a Racing a
fines de ese año.
JJP.: Primero que
jamás dije tal cosa. Segundo, que es algo muy
elástico. Porque si en el 68 tenemos la suerte de
repetir, Racing me seguirá pagando millones.
E.: Diez, por ejemplo.
Como los que va a ganar, durante el año.
JJP.: ¿Tanto? ;No me
diga! Todavía no me fijé en el sobre, no lo conté.
Pero hay técnicos que ganan más que yo, sin haber
hecho nada todavía.
E.: ¿Es cierto que se
lleva mal con los actuales dirigentes, que otro
era su trato con la gente que capitaneaba Saccol?
JJP.: Con los
dirigentes tuve y tengo escaso trato, salvo con
los señores Cúneo y Prieto, mis contactos de la
subcomisión de fútbol profesional. Eso no quita
que no si fuera un tirano no hablaría con nadie y,
como ve, yo estoy muy abierto al diálogo.
E.: ¿Qué ocurriría con
Pizzuti si Racing llega a fracasar en este
campeonato?
JJP.: ¿A qué llama
andar mal? Ultimo, estoy seguro, no va a salir. Va
a andar bien.
E.: ¿Usted es hincha
de Racing o de Boca, como se comenta?
JJP.: Hincha de
Racing. Imagínese: los mejores años de mi vida los
he pasado en ese club. Como jugador y como
técnico.
E.: Realmente. Lo
único, que le falta es casarse.
JJP.: Oiga, viejito:
¿tiene alguna hermana para presentarme, que me lo
pregunta tanto?
E.: Exactamente una
hermana no. Tengo una tía vieja, hincha de Lanús.
JJP.: ¡Bah! Si se casó
Tucho Méndez a los 46, yo con mis 40 todavía tengo
esperanzas.
Revista Extra
abril 1968
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