Briski point
Un reportaje de ADRIANA

Un diálogo áspero, tenso, en donde el fervor de un artista embarcado en una corriente política -el peronismo- abre campo a la controversia: ¿hasta qué punto justo renegar de la burguesía en tanto se disfrute de casi todos sus privilegios ¿Hay que peronista necesariamente para sentirse identificado con el pueblo?

¡Qué gran confusión, señor Norman Briski! ¡Qué gran maraña de ideas! Como una inmensa madeja de lana de múltiples colores. Las hay azules, rojas, verdes, amarillas. ¿Loco, señor Briski? No, usted no está loco. "Sin proponérmelo, he proyectado cierta imagen de locura", dijo. ¿Sin proponérselo? Vamos, señor Briski, ¡no me diga eso! Usted se lo propuso y lo logró. Lo que no logró en cambio es convencerme de que usted es habitante de una villa miseria.
Porque usted vive en Acassuso, señor Briski, en un barrio residencial. En una casa que —de estar pintada y ordenada— podría pertenecer a cualquiera de los burgueses que usted tanto desprecia. Usted dijo: "Burgués, o estás con el pueblo o ñácate!" La palabra burgués, como las demás, se la sugerí yo; pero la frase, como las demás, es suya. Manifiesta usted la misma bronca y empacamiento que podría manifestar un adolescente. Pero usted tiene treinta y tres años. No está en edad de aceptar por aceptar, de tener bronca por tener bronca. Usted vive en una casa cómoda, disfrazada de villa, autoconvencido de que de este modo se asemeja a un villero. Pero los villeros son auténticos. Auténticos en su ignorancia, su miseria, sus padecimientos. . . Pero usted, señor Briski, no es ignorante, ni mísero, y si le falta dinero, eso atribúyalo a su bronca, a su empaque. De manera que nada de sarcasmos.
A.: Hábleme de su infancia.
B.: Rica, dulce, cómoda. Como un frasco de caramelos.
A.: ¿Qué le recuerda una almohada?
B.: La fiaca. Me hace recordar una obra —La Fiaca— que hoy tendría que finalizar de otra manera: cuando el protagonista se decide a trabajar, pero para sí mismo. No para los demás.
A.: Oscuridad. . .
B.: Hay que prender la luz. . . Para despertarse.
A.: Luz.
B.: Todo.
A.: Bronca.
B.: Ver, asistir a muchas injusticias. Y en mi caso (como tengo contacto con la injusticia), más que bronca. Porque yo hago
teatro popular en barrios y en villas y veo injusticias todos los días. Y me da bronca que en un país como éste, a 5 kilómetros de la Capital haya gente que no tiene qué comer. Y me da bronca que aún se esté hablando de una justicia emparchada. Lo que habría que hacer es modificar la estructura social.
A.: Gente.
B.: Suena a élite. No a pueblo. La palabra me produce rechazo.
A: Fuego.
B.: ... Para cocinar garbanzos.
A.: Castigo.
B.: Presos políticos. Hombres castigados por luchar en contra de la injusticia.
A.: Teatro.
B.: La posibilidad de representar los problemas del pueblo. Los problemas de la clase trabajadora. Únicamente así tiene sentido. Cualquier otro teatro es reaccionario.
A.: Actor.
B.: El instrumento que se utiliza para hacer un teatro de apoyo a un país que necesita liberarse.
A.: Esperanza.
B.: De que todo pasará.
A.: Fuerza.
B.: Fuerza para aceptar y entender la contradicción de los demás. Fuerza para no volverse loco.
A.: Funeral.
B.: Me gustaría enterrar lo que no me sirve. Todo lo que no sea plástico, lo que no sea elástico.
A.: Drogas.
B.: La salida de las angustias sociales. Existen sociedades en las cuales la represión es tal que la única posibilidad de rebelarse o de decir algo —aunque sea en forma ficticia— es a través de la droga.
A.: Cinismo.
B.: La actitud intelectual de tomar el proceso argentino sin comprometerse.
A.: Tristeza.
B.: No encontrar más instrumentos para realizar teatro popular en toda la República.
A.: Pareja.
B.: La posibilidad de tener una compañera en todo. Compartir con ella cosas en complicidad. Es demasiado difícil desparramarse afectivamente; entonces hay que depositar todo en una sola persona.
A.: Mediocridad.
B.: La de los que no quieren cambiar cosas. La de los que no se permiten la posibilidad de estornudar con el ojo.
A.: Inteligencia.
B.: Lo contrario de mediocridad. La posibilidad de elaborar cambios con rapidez... Más que todo, la posibilidad de frustrarse sin hacerse pomada.
A.: Mugre.
B.: La de ciertas personas con cierta clase de poder que lo utilizan para destruir a los demás.
A.: Perón.
B.: El líder de la clase trabajadora.
A.: Eva Perón.
B.: La representante del desamparado, del oprimido, del explotado. La defensora, y la revolucionaria.
A.: Paliza.
B.: Algún día la daremos. . .
A.: Mar.
B.: Lo que vamos a hacer el año que viene: un mar de cosas.
A.: Libertad.
B.: Lo que falta.
A.: Rejas.
B.: Lo que sobra.
A.: Premio.
B.: El que tendremos algún día.
A.: Defecto.
B.: Mi defecto es el autoritarismo.
A.: Cine.
B.: ¿Qué cine? En este momento el cine no tiene importancia. Todo el cine, inclusive el extranjero, es un cine no comprometido, realizado por artistas no comprometidos.
A.: Pueblo.
B.: Es el que se compromete y al que nosotros los actores tenemos que acercarnos. . . De lo contrario somos seres antipueblo y por lo tanto enemigos del pueblo.
A.: Rebelión.
B.: Lo que surge del pueblo frente a las actitudes antipueblo.
A.: Aceptación.
B.: Embajada de Marruecos. Una invitación de la embajada de Marruecos. Aceptación a un vals.
A.: Debilidad.
B.: De seguir poseyendo cosas burguesas.
A.: Dios.
B.: Si Dios es el pueblo, creo en Dios. Si Dios significa no enfrentarse con la realidad, entonces Dios es algo así como el opio o la marihuana. . .
A.: Infierno.
B.: Vivir en una villa o en un barrio de erradicación. Ese es el infierno. Yo voy constantemente.
A.: Altruismo.
B.: Apoyar a la gente, no por la gente sino por uno mismo.
A.: Falsedad.
B.: El paternalismo, por ejemplo, no es una forma de dar.
A.: Cama.
B.: Amor.
A.: Verdad.
B.: Todo lo que no se puede destruir.
A.: Hambre.
B.: Lo relaciono con el imperialismo. Hay hambre gracias al imperialismo.
A.: Semáforo.
B.: Un ordenamiento de colores que sirve para ver la descomposición de la ciudad.
A.: Ley.
B.: Establecer una ley que dure más de un minuto es una injusticia. Como no se puede establecer, lo ideal sería que no existieran leyes.
A.: Misterio.
B.: ¿Ya ganó San Lorenzo? No, Rosario Central. Misterio. Un producto de consumo en colores.
A.: Corrupción.
B.: Todo lo que emerge de una sociedad enferma.
A.: Homosexualidad.
B.: Otro emergente de una sociedad no armónica. Patología de una sociedad no armónica.
A.: Excéntrico.
B.: Un tipo que dejó de vivir en el centro.
A.: Loco.
B.: Piazzolla en Washington.
A.: Pensamiento.
B.: Lo que debe ponerse en los libros y leerse nuevamente de vez en cuando. . . Me refería a la flor. A los pensamientos.
A.: Gracioso.
B.: Es una palabra burguesa. O se es divertido, o hilarante, o algo así. ¿Gracioso? Los que parten un huevo sobre la cabeza del rey.
A.: Mafalda.
B.: Quiero verla desnuda.
A.: Argentina.
B.: Quiero verla descamisada.
A.: Televisión.
B.: No quiero verla.
A.: Muerte.
B.: Tampoco.
A.: Presentimiento.
B.: De que no habrá elecciones.
A.: Vulgaridad.
B.: Una vaca con nombre extranjero.
A.: Negros.
B.: Son nuestros compañeros.
A.: Burgués.
B.: Decidite de una vez. ¡O estás con el pueblo o ñácate!
A.: Cuerdos.
B.: Los que se deciden por el pueblo.
A.: Política.
B.: Lo máximo. Todo lo máximo influye en política: la cultura, el trabajo, el arte. . .
A.: Serio.
B.: Es lo que todos creen que no soy. . . No, todo el mundo no. Además, bromear es una manera distinta de decir la verdad. Yo soy más o menos siempre serio; lo que pasa es que trato de decir lo que pienso en una forma más divertida. . . Me resulta más fácil comunicarme.
A.: Gusano.
B.: La palabra con la cual se denomina a los traidores.
A.: Comunicación.
B.: Es lo que no podemos hacer los argentinos. . . Lo digo por los teléfonos.
A.: Mundo.
B.: No puedo entrar en una visión tan cósmica. Yo soy muy de acá. Medio folklórico soy.
A.: Miedo.
B.: A la agresión física.
A.: África.
B.: No tengo una ideología al respecto. Sólo me duele mi patria. Asocio África con mi casamiento. Nos casó un africano, y no por un problema de religión, como afirman algunos. Me casé allí únicamente porque los padres de mi esposa viven allí.
A.: Sexoanálisis.
B.: Volvería a trabajar en esa película. . . Porque hace 16 meses que no hago TV y me echaron de la radio. En la radio hablé de las villas-miseria. Dije que a los chicos de las villas no les gustan nuestras escuelas. Que las viven como cárceles. Me acusaron de no hablar en serio. Me echaron los directivos de la radio; no me echó el pueblo. Se trata de una injusticia que define nuestro sistema. Y no me estoy refiriendo a una injusticia de tipo personal. Se trató de una injusticia hacia el pueblo, porque en la radio yo denunciaba la falta de agua, la falta de luz, la falta de leche. . . En el cine no tengo problemas, en teatro tampoco.
A.: Usted no puede trabajar en radio, no puede trabajar en TV, hace teatro gratis, lo único que le queda es el cine. Me parece que económicamente su futuro no pinta muy bien. ¿Le preocupa?
B.: Sí. Me preocupa. Me importa. Y me siento responsable de esta situación. Pero sé positivamente que nunca me faltará de comer, ni a mi mujer ni a mis hijos, porque sé trabajar con las manos. Sé hacer cosas. Soy electricista. Técnico electromecánico recibido. Me casé dos veces. Y tengo un nene que se llama Gastón, y ahora una nena, Victoria Eva.
A.: A través de todo lo que dijo me dio la impresión de ser una buena persona. Alguien de buena fue. Usted está realmente convencido de que su verdad es la verdad. Es auténtico en su ideología. Pero aún así, su ideología impresiona como inmadura, adolescente, con anteojeras que le impiden mirar en más de una dirección. Usted está muy aferrado a una posición. Me lo demostró varias veces. ¿Recuerda la palabra semáforo? Usted me contestó: "Un ordenamiento de colores que sirve para ver la descomposición de la ciudad". O sea que un símbolo de orden, de disciplina, para usted significa "descomposición". Y de la palabra serio me dijo: "Es lo que todos creen que no soy. Lo que pasa es que trato de decir lo que pienso en una forma más divertida. Me resulta más fácil comunicarme". Sin advertirlo, usted me dijo algo triste. Porque el que expresa un concepto serio "en broma", bien puede hacerlo por miedo. ¿Ley? Usted dijo: "Establecer una ley que dure más de un minuto es una injusticia. . . Como no se puede establecer, lo ideal sería que no existieran leyes". ¿No le parece, señor Briski, un concepto más bien pueril? Un mundo sin leyes sería un total desbarajuste. ¿No cabe la sospecha que una frase como la suya delate cierto desbarajuste mental?
B.: Sí, es muy probable, y no creo que usted tampoco se salve. Ahora bien, en el manejo de mi contradicción yo la utilizo a usted y a las publicaciones para las cuales usted escribe.
A.: ¿Y la radio, y la TV?
B.: No, a la televisión no llegué a usarla. Me usaron ellos. Porque yo molesto no sólo en el orden político sino también en el orden laboral. Yo quiero que los contratos me los paguen, por ejemplo. Y en cuanto a las revistas que me hacen reportajes, quiero, dado que hablo del pueblo, que devuelvan al pueblo lo que pertenece al pueblo. Un periodista inglés se tomó esa responsabilidad: me hizo un reportaje sobre el teatro popular en los barrios y villas, y luego él devolvió el dinero que había ganado escribiendo ese reportaje al pueblo, para que fuera puesto a disposición de sus necesidades.
A.: Usted quiere que yo entregue al pueblo el dinero que ganaré con esta nota. Pero el hecho de que yo trabaje para subsistir, para darle de comer a mis hijos, es algo que no le concierne.
B.: No. Usted necesita algo para vivir, el resto tiene que entregárselo al pueblo. Porque no le pertenece.
A.: Su razonamiento es simplista. Si doy "algo" al pueblo, no me queda mucho. Un periodista no gana tanto como cree.
B.: Bueno, entonces quedate piola. . .
A.: ¿Qué tipo de teatro hace para el pueblo, Briski? ¿Qué tipo de teatro representa en las villas?
B.: El teatro de la clase trabajadora. Hecho por la clase trabajadora. Con todas las problemáticas de la clase trabajadora.
A.: Me gustaría verlo.
B.: ¡No! ¡No! No podés ir a verlo. Si no trabajás no podés entrar. Para entrar tenés que actuar, por ejemplo. Y hay que ser peronista.
A.: No entiendo, señor Briski. ¿Usted desea modificar mi ideología política y me excluye de un espectáculo que podría llegar a modificarla. . .
B.: No la excluyo porque no soy nadie para excluirla. Tiene que acercarse sola.
A.: ¿Pero cómo?
B.: Va y se mete en los barrios, en las villas, averigua su problemas y hace notas sobre ellos. Ya con eso va a colaborar. . . Pero para formar parte de mi teatro tiene que ser peronista, de lo contrario no puede actuar. Porque el pueblo es peronista. Yo soy y hago lo que e| pueblo quiere que haga y que sea. Y si el pueblo quiere que yo sea actor, voy a ser actor.
A.: ¿De manera que no podré ver una obra?
B.: Mire, yo no puedo invitarla. Si quiere tiene que ir allí y trabajar. Averigüe dónde es. Pero acuérdese que para entrar tiene que ser peronista.
A.: Para querer al pueblo, para identificarse con el pueblo, para comprenderlo, ¿hay que ser necesariamente peronista? No creo que para sentirse cerca de la gente que sufre sea indispensable tener determinada ideología política o vivir sus mismas experiencias.
B.: Usted está diciendo que no es necesario desclasarse para conocer los problemas de la clase explotada; pero, por lo menos, hay que meterse. Estar con ellos.
A.: Y usted, señor Briski, haciendo teatro después de haberse alimentado bien, trabajando para esa clase explotada después de haber dormido en una cama mullida, metiéndose con ella después de viajar en automóvil, ¿le parece que está haciendo más que yo? Somos iguales, señor Briski. Somos dos burgueses. Buenos, bien intencionados, sensibles, pero dos burgueses. Con la diferencia de que yo soy una burguesa consciente de serlo y usted rechaza su burguesía. Yo me acepto como algo serio y usted, señor Briski, se acepta como un vals.
Revista Siete Días Ilustrados
24.01.1972


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