REPORTAJES A QUEMARROPA: ROGELIO FRIGERIO
LOS PERROS LADRAN A LOS QUE NO CONOCEN
Dice que no habrá golpe, y confiesa que es un hombre pobre. Sigue creyendo en el Frente y le gustan el petróleo, el acero y los versos.

—¿Qué opina del golpe militar: hay o no hay golpe?
—Creo que el asunto (golpe o no golpe) está mal enfocado. Pero contesto: No, no habrá golpe.
Rogelio Frigerio, el hombre que gobernó junto a Frondizi, levantó fuertes resistencias en sectores de las FF.AA. Su salida del gobierno fue la primera gran pieza que la oposición ganó al frondizismo. Hace unos días Arturo Frondizi se manifestó legalista. GENTE quiere la opinión de Frigerio ("Nos tenemos respeto intelectual", dijeron AF y RG repetidamente) en el asunto Gobierno-FF.AA. en momentos que algunas usinas golpistas difunden rumores.
—¿De dónde viene su convicción? ¿A ustedes les conviene el legalismo?
—No habrá golpe porque la política oficial es el sometimiento a los monopolios y la oligarquía, que controla factores de poder. Para estos sectores la política del gobierno es buena. Vea la gran zona de anestesia que se ha creado a través de las radios, la TV; aunque algunos diarios hagan crítica en la página editorial, presentan la información en línea gubernista, anestesiada. Sólo recibe respuestas violentas quien intenta cambios profundos. No es el caso del gobierno; por eso no creo en el golpe.
—¿Apoyaría usted a un gobierno encabezado por un militar?
—El asunto no es militares versus civiles. El asunto es abrir fábricas, crear trabajo (cada año hay 500.000 nuevos argentinos), agrandar la economía. Eso, que no interesa a la minoría privilegiada, interesa a todos los demás, desde militares a empresarios y obreros. Esa es la salida.
Hace poco Frigerio discutió públicamente con un dirigente peronista que afirmaba que "un gobierno militar llegaría a una alianza con los obreros para subsistir RF sostuvo que ese gobierno militar tendería a dividir a la clase obrera y utilizar "líderes amarillos", junto con la represión. Ahora discutimos, nos desviamos. Frigerio se levanta. camina. Ya no usa muletas. Usa un bastón cuando sale. Cuando está de espaldas le preguntamos:
—¿Ahora ustedes son antiyanquis (asunto Santo Domingo) y en el gobierno fueron proyanquis?
—La contradicción no está en nosotros sino en lo que dijeron
que éramos proyanquis, "vendidos al imperialismo", etcétera.
—Si no eran vendidos o proyanquis, ¿en qué hechos se veía?
—Primero: sacamos al país de la línea Inglaterra-Europa y abrimos buenas relaciones con todos aquellos que ayudaran el proceso industrial. Segundo: de los EE.UU. no quisimos limosnas (alimentos, medicamentos) ; pedimos apoyo económico para hacer nuestra industria, nuestro autoabastecimiento petrolero. Tercero: en Punta del Este nos opusimos a la expulsión de Cuba, y en la conferencia de Uruguayana encabezamos una lucha latinoamericana que pedía industrias y rechazaba dádivas.
(Se sienta. Pide café. La conversación es en su casa, un chalet grande y viejo en San Isidro.)
—¿Usted es rico?
—No. Si me pasara algo la familia tendría problemas.
Frigerio tiene cinco hijos. Octavio, el mayor, 28 años, es ingeniero genetista ("con un master y un doctorado en filosofía en los EE.UU., y metido en el MID, claro, entró en la lucha). María. Carmen, 23 años, en último año de arquitectura, casada ("Me hizo abuelo. El nieto se llama Tomás"). Alicia, 20 años, física, ayudante en el curso de ingreso; Mario, 18 años ("Le dieron la libreta"), segundo año de ingeniería electrónica, y Alejandro, 10 años ("Ese no tiene problemas"). Habla un rato de la familia. Además de café dice que tiene coñac, muy bueno. Que le hace mal, pero que le gusta la fragancia.
—Si en lugar de Santo Domingo invadieran Uruguay (que está más cerca), ¿cuál sería su posición?
—La misma. La autodeterminación de los pueblos es incuestionable.
—¿Qué va a pasar en las elecciones de 1967, sobre todo si gana el peronismo?
—El peronismo es mayoría, pero no debe aislarse. Nadie gana con el aislamiento. Yo creo en el entendimiento de amplios sectores sobre un programa nacional.
—¿Eso se llama un Frente?
—Exactamente.
—¿No se intentó antes y no anduvo?
—La coincidencia es cada vez mayor. La gente entiende cada día más. Por ejemplo, ya entiende que este gobierno no es "inepto e ineficaz". Nada de eso. La gente entiende que el programa del gobierno no tiene nada que ver con los intereses de los argentinos. Por eso habrá un gran reencuentro.
—¿Los militares también entienden más, incluidos los que los voltearon?
—Cuando las necesidades muestran el camino verdadero, todos los entienden, excepto quienes tienen intereses muy determinados para no hacerlo. Y cuanto a militares, ¡por supuesto que muchos cambiaron de opinión!
—¿Qué posibilidades tienen ustedes fuera de un Frente?
—Nadie tiene posibilidades fuera del Frente. El Frente es la salida para el país.
—¿También para la línea dura peronista?
—También. Porque el asunto no es dividir entre los peronistas "línea dura" (que se aíslan) y los llamados "buena letra" (o blandos). El asunto es darse un programa nacional y desde allí ganar la batalla nacional.
Viene el coñac. Cuenta que se lo regaló un viejo amigo, Isidro Odena. Vuelve al asunto del programa nacional y tiene una anécdota: "Cuando Eisenhower visitó la Argentina aquí fue bien recibido; en otros países había encontrado fuerte hostilidad. Estaba agradecido y dijo que quería colaborar con el país. Pensamos y le pedimos que, dentro de los créditos, nos facilitaran la instalación de una planta de acero. Se sorprendió, pero prometió colaborar Al principio todo pareció un trámite rápido, pero se fue diluyendo. Insistimos, y por fin vino de EE.UU. un ejecutivo de una gran acería, y nos dijo: ¿Para qué quieren fabricar acero? Se lo podemos vender a la mitad de lo que les costaría a ustedes. Dijimos que queríamos nuestro acero. Nunca tuvimos el crédito".
—Además del petróleo y del acero, ¿qué le gusta?
—Los versos y la filosofía.
—¿Su poeta nacional?
—Fernández Moreno... Y en cuanto a filósofos, le regalo una frase. Una vez nos decían si no temíamos que las máquinas de acción psicológica y nuestros adversarios presentaran nuestro programa como parecido al de Aramburu o Cueto Rúa. Contesté que a esta altura del entendimiento popular, de su conciencia, esto no podía preocuparnos. Y contesté con una frase del viejo Heráclito: "Los perros ladran a los que no conocen".
Revista Gente y la actualidad
09.09.1965


Ir Arriba