"RICARDO BALBIN: Una vez traté de convencerlo para
hacerle una nota. Me costó un triunfo. Y es
lógico. Se trataba de llevarlo al programa «FRENTE
A FRENTE», donde iba a tener que enfrentarse con
cincuenta vehementes Jóvenes políticos
pertenecientes a todos los partidos. La reticencia
del máximo líder de la Unión Cívica Radical me
resultaba perfectamente entendible. Sabiendo, como
sé, que no le gustan los tumultos. Finalmente
aceptó a regañadientes. Ya en el programa se enojó
varias veces y dijo en cámara que no debía haber
asistido. Cuando lo vio en el aire cambió su
impresión. Y es que cuando se tiene una
trayectoria como la de Balbín se puede enfrentar
cualquier auditorio,"
SERGIO VILLARRUEL
VISTO POR UN COMPAÑERO Yo sabía que existía.
Teníamos amigos en común y su trabajo en
televisión y radio en Córdoba ya tenía repercusión
en la Capital Federal. De pronto vino el
"cordobazo" y él cooperó en la cobertura de la
nota; Gracias al film que llegó en esa noche del
29 de mayo del 69, lo vi esquivando balas y
pedradas, guareciéndose tras una pared y haciendo
el relato fiel de lo que ocurría. Su voz no dejaba
traslucir ninguna emoción. Era el relator sereno,
el hombre que no se mimetizaba con los
acontecimientos. A los pocos días ya estaba
trabajando con nosotros, en Noticiero 13. Al
principio fue impenetrable. Serio, reconcentrado,
parecía cubierto por un caparazón. Con el tiempo
fue derritiéndose, mostrándose tal cual es. Esa
seriedad, ese gesto adusto, esa manera fría y
objetiva de dar las noticias, dejó paso al
Villarruel verdadero, a ese hombre que en la
redacción o en el café cuenta cuentos cordobeses o
se enternece por algún problema de un compañero.
El nos enseñó a un montón de periodistas a "no
leer" en cámara. Nos enseñó que un periodista debe
conocer a fondo la noticia que comenta como para
no necesitar de un cable o de un redactor detrás.
El nos enseñó que se puede ser objetivo y a la vez
criticar lo que el sentido común nos dice que es
desacertado. El nos enseñó que no hay que
reaccionar violentamente ante un agravio gratuito
o ante una acusación injusta ("manzana podrida" le
dijo un presidente públicamente). El nos enseñó
a ser humildes ("Chango... No somos artistas de
televisión... Somos periodistas, igual que los
reporteros de un diario. .. La diferencia es que
damos la cara, ¿sabés, chango?"). Definir "al
negro" no es difícil: es un gran tipo, un
excelente compañero, uno de los mejores
periodistas televisivos del mundo. Para
terminar: como secretario de redacción de la
División Noticias de Proartel, aseguro que es el
hombre más respetuoso de las jerarquías que
conozco y el "anti-estrella" total. Cuando esta
noche lo vea en su televisor, piense en todo lo
que le conté v recapacite. ¿No se merece los
premios que le dan? ¿UN HOMBRE así no se merece el
agradecimiento y aprecio de sus semejantes? Seguro
que piensa que sí. Igual que yo. LEO GLEIZER
"CARLOS PERETTE: Llegó en una oportunidad como
invitado mío a un programa político que por
entonces dirigía para la televisión de la
provincia de Córdoba. Antes de «salir» le pedí al
doctor Perette que pusiera «pimienta» en sus
palabras. La polémica comenzó a crecer. A los
pocos minutos había subido tanto la «presión» del
programa frente a los otros periodistas del
panel, que eran Baltiérrez y René Ávila, que no
tuve otra alternativa que interrumpir el programa
para evitar que los polemistas se fueran a las
manos. Jamás volvieron a dirigirse la palabra.
Después de la finalización del programa, Perette
reflexionó: «Vos me pediste que le pusiera
pimienta. Yo cumplí»"
"JORGE GARRIDO: Con
la milésima parte de lo que él ha visto y sabe
cualquiera podría transformarse en el mejor
periodista político del país. Permanentemente le
pido que me cuente algo. Pero es inútil. Como se
dice en criollo, «no larga prenda»."
"ROBERTO MARCELO LEVINGSTON: Cuando el embajador
Rodolfo Baltiérrez era secretario de Prensa, un
día me llamó por teléfono para decirme: «El
presidente quiere invitarlo a almorzar». Yo no lo
había visto nunca y no entendía bien la cosa. Pero
una invitación del presidente de la República no
puede rehusarse. Hablamos de la actualidad
política, social, económica y acerca de otros
temas. Al retirarme le pedí a Baltiérrez que me
explicara el porqué de la invitación. El tampoco
lo sabia. Pero me advirtió que de televisión el
presidente sólo veía los noticieros de la noche."
"JOSE GELBARD: Al actual ministro lo
entrevisté varias veces por cuestiones vinculadas
a su anterior gestión, como presidente de la
Confederación General Económica. Conmigo siempre
fue muy accesible. Pero durante las conversaciones
que mantuvo con Perón y el presidente Cámpora hace
más de un mes en Madrid tuve que hacer la guardia
toda la tarde en el hall del hotel donde se
hospedaba. A pesar de mi tenacidad él no me dijo
nada de cuanto yo quería saber. Espero tener más
suerte con él ahora y en el futuro
"ARTURO
FRONDIZI: Al ex presidente lo conocí en Córdoba.
Muchos años después volvimos a encontrarnos,
alojados en el mismo hotel. Un día, a las seis de
la mañana, me despertó uno de sus custodias para
decirme que el doctor Frondizi quería hablar
conmigo. Nos encontramos en el living del hotel.
«Le doy una primicia —me dijo Frondizi—. Hoy va a
haber una revolución». Esto ocurría el 2 de abril
de 1963, en el hotel Tunquelén, de Bariloche.
Frondizi había llegado unos días antes desde
Martín García. Se acababa de cumplir un año de su
derrocamiento y aún no estaba totalmente en
libertad. La revolución estalló dos horas más
tarde, en Buenos Aires."
"TATO BORES: Lo
sigo con atención y cariño desde la época en que
creó su famoso personaje. Pero nunca Tato me hizo
reír tanto como la noche del Cinzano Club en que
se encontró frente al ministro de Hacienda, José
Gelbard. Sin la menor vacilación lo increpó
«duramente». Tato estuvo largo rato quejándose y
acusando a Gelbard de haberle vendido en su
fábrica, neumáticos más caros que los que están en
venta en cualquier gomería. El ministro Gelbard
respondió a la humorada con ingenio y rapidez."
"ALVARO ALSOGARAY: Al poco tiempo de asumir su
cargo como ministro de Economía en el gobierno del
doctor Arturo Frondizi lanzó una frase que después
se haría famosa: «Hay que pasar el invierno».
Quizá sea, de unos años a esta parte, el más
atacado, vilipendiado y discutido de los políticos
argentinos. Pero su nombre ha trascendido las
fronteras del país. Hace unos días, en Madrid, una
revista española de economía me pidió una nota con
la opinión de dos especialistas sobre las
perspectivas argentinas a partir del 25 de mayo. Y
me dieron dos nombres: Álvaro Alsogaray y Antonio
Cafiero."
"DRINGUE FARIAS: Nunca me
olvidaré de su dúo con Castrito en el Maipo. Años
después lo conocí en Córdoba, en el teatro La
Comedia. Cuando se enteró que estaba haciendo mis
primeras armas en Buenos Aires fue uno de los
primeros que «puso el hombro» con algo que no
puede medirse: buenos consejos."
"HECTOR
LARREA: Alguna vez fue a cenar a un restaurante
que yo tenía, junto con otros dos amigos, en la
ciudad de Córdoba. Pero él se enteró de esa
actividad mía recién cuando nos encontramos en
Buenos Aires y yo ya estaba trabajando para el
Canal 13. Desde entonces se convirtió en uno de
los grandes propagandistas de aquel lugar. Al
margen de la anécdota, como profesional y como ser
humano es un estupendo personaje y a mí me honra
el sentirme su amigo."
"JORGE «CACHO»
FONTANA: Lo conocí al poco tiempo de estar en
Buenos Aires, una tarde en que nos encontramos en
la sala de maquillaje del canal. Allí no más, sin
mayores preámbulos, me preguntó si yo había tenido
problemas en la Capital, si alguien se había
«tirado» en contra mía o si me habían puesto
trabas, si creía en las «trenzas» del ambiente. A
todo le respondí que no. Esa respuesta la utilizó
como argumento para rebatir a varios de los allí
presentes que sostenían, por supuesto, una tesis
contraria. Es humanamente un fuera de serie. Un
tipo sensacional, leal y un amigo derecho."
Revista Gente y la actualidad 14.06.1973
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