Sí, en Marte puede ser que haya vida. No importa
qué clase de vida. Si de seres racionales o de
microorganismos. Allí es donde hay, dentro del
sistema solar, mayores posibilidades de encontrar
materia viviente". No es uno, sino muchos los
científicos que han hecho esta clase de afirmación
respecto a nuestro rojo vecino Marte. "No se sabe
qué nos reserva, lo que allí encontraremos. Pero
la posibilidad existe y es por eso que hay que
tener enorme cuidado de no contaminar el planeta.
Los biólogos deben estudiar su superficie, virgen
de toda contaminación terrícola, e incluso
espacial. Es imprescindible que Marte se convierta
en una zona de conservación ecológica, exenta de
toda clase de contaminaciones que puedan impedir
el estudio original de los vestigios de vida, o de
las probables formas de vida que allí existan".
El fracaso del Zond II La declaración fue
hecha no hace mucho en una asamblea de científicos
cuando se hizo realidad el envío de satélites
rumbo a Marte. Concretamente cuando la nave
espacial soviética ZOND II al llegar al cuarto de
camino rumbo a Marte (situado a 240.000.000 de
kilómetros de la Tierra) dejó de emitir señales y
las informaciones que se poseían sobre su rumbo
hacían pensar que se estrellaría contra el
planeta. ¿Contaminaría su superficie? ¿Asentaría
en él injertadas formas de vida que dificultarían
los estudios de nuestros biólogos, que tardarían
en descubrir si esas formas de vida eran
originarias o provenientes de un descuido? No
olvidemos que un cuidado similar habrá que tener
cuando se logre de "nuestros" navíos desciendan en
planetas y retornen a la Tierra. ¿Volverán
contaminados?
Mariner IV: impaciencia y
curiosidad Un misterio que hasta no hace mucho
se creía insondable, o por lo menos no revelable
por muchos años, se pone al alcance de nosotros.
El 28 de noviembre del año anterior Estados Unidos
disparó hacia Marte el MARINER IV. Iba en busca de
Marte en un asombroso viaje de poco menos de 8
meses durante los cuales habría recorrido unos 560
millones de kilómetros desde su partida en Cabo
Kennedy. "Usted se imagina la impaciencia que nos
causa un vuelo de tan larga duración", manifestó
uno de los directores responsables del
lanzamiento, quién agregó: "Una mezcla de
curiosidad y nervios acompañó su recorrido. Y no
cesarán hasta que comencemos a recibir las
fotografías que el Mariner IV tome y nos envíe.
Será entonces cuando conoceremos mejor el
brillante desierto de Elíseo, el Mar Trivium
Charontis (un viejo conocido, ya que es el
encargado de reflejar las ondas de radar que
dirigimos a Marte), el Desierto del Céfiro algo
más al sur, y el Mar Cimmerium y el Desierto
Electris. Las cámaras los captarán en este orden,
mientras otros poderosos aparatos estudiarán la
atmósfera marciana y determinarán con certeza si
existe o no vapor de agua. De la atmósfera sólo
sabíamos que su densidad es inferior a la nuestra
y que llega a una altura mucho mayor. Los estudios
fotográficos mostrarán detalles que no se pueden
captar con los más poderosos telescopios y
radiotelescopios. Serán superiores en un 25 por
ciento a las imágenes que captamos con éstos."
Los conocimientos que se tienen sobre Marte
revelan estos sugestivos detalles, que hacen
pensar en la posibilidad de vida o de vestigios de
que allí hubo vida. Se ha notado una unión del
carbono con el hidrógeno. Su temperatura alcanza a
los 15 grados en su ecuador y desciende durante la
noche hasta 40 grados bajo cero. Y a su alrededor
giran dos satélites. Uno de ellos, Phobos,
atraviesa el cielo 3 veces por día a una velocidad
excepcional en el Uní verso conocido. Da la vuelta
completa a Marte en sólo 7h-39m. Su altura sobre
la superficie marciana es de solamente 8.350 km,
muy escasa por tratarse de un objeto astral. Muy
similar a la de un común satélite artificial...
construido por manos.. . marcianas... O podría ser
la cabeza de un cometa atrapado por el campo de
atracción de Marte. Las conclusiones pertenecen al
soviético Chklovsky, el que descubrió las señales
extraterrenas que conmovieron al mundo. Al hablar
de ello recordó un detalle curioso: que los gases
que forman la cola de un cometa tienen una
densidad casi intangible. Tanto, que una de ellas
que se extendiera desde la Tierra hasta Marte,
comprimida a la densidad de! agua cabría en un
dedal. Mas por el momento no importa que sea una u
otra cosa. Lo que importa es llegar a Marte. A
otros planetas. Ir descubriendo así los infinitos
secretos que esconde el Universo. Revista
Atlántida 08/1965
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