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Greta Garbo
Fue, probablemente, la más enigmática actriz que haya pasado por las pantallas cinematográficas.
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Greta Garbo tenía muy poca importancia pública en
1925, cuando llegó por primera vez a Hollywood.
Tenía 20 años de edad, en su carrera había dos
films europeos dirigidos por Mauritz Stiller y G.
W. Pabst. A raíz de ellos había sido contratada
por la Metro con un salario semanal de 350
dólares, y el mismo Stiller la acompañaba en ese
viaje, contratado como director por la misma
empresa. Pero la actriz sueca ignoraba casi
enteramente el idioma inglés, tenía además un
cuerpo poco agraciado, carecía de facilidad para
el trato social y estaba así subordinada a sus
amigos y empleadores. El apoyo de su descubridor
Stiller, que la preparaba diariamente, que la
instruía como un padre y que la ayudaba a preparar
sus papeles, sólo tenía una utilidad relativa,
porque el director estuvo en pre-conflicto con la
Metro desde la llegada (no le satisfacía recibir
órdenes de Irving Thalberg, jefe de producción que
tenía 17 años menos que él) y porque entre otras
medidas la Metro contrarió los deseos de ambos al
dar a Monta Bell la dirección de The Torrent, que
sería el primer film americano de Greta. Después
dio ciertamente a Stiller la dirección del
segundo, The Temptress, tomado como el primero de
una novela de V. Blasco Ibáñez, pero Stiller
aplicó sus propios métodos de dirección, se peleó
con el galán Antonio Moreno, alteró a su criterio
algunos planes de estudio, demoró en detalles y
terminó siendo sustituido por Fred Niblo, un
veterano que acababa de triunfar con Ben-Hur. Este
conflicto, muy similar a los que la Metro había
tenido en la época con Erich von Stroheim y con
Josef von Sternberg, inauguró la caída de Stiller.
Después pasó a la Paramount, trabajó
frenéticamente en Hotel Imperial, que fue un
éxito, hizo otros dos films fracasados, se peleó
con la Paramount, aspiró a volver a Metro para
dirigir a Greta en The Divine Woman (donde ella
interpretaría un papel modelado sobre la
personalidad de Sarah Bernhardt), fue sustituido
también allí por su compatriota Víctor Sjostrom,
se sintió humillado y vencido, volvió a Suecia.
Falleció en un hospital de Estocolmo, el 8 de
noviembre de 1928. La noticia de la muerte llegó a
Greta en un telegrama, entregado en el estudio
donde ella filmaba entonces Wild Orchids. Pareció
desmayarse, se apartó, se recostó contra la pared
con las manos apretadas en los ojos, volvió ante
la cámara y continuó la filmación como si nada
hubiera ocurrido. No dijo a nadie el contenido
del telegrama.
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