Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado


CASO BERTA
¿Los argentinos no sabemos perder?
Los argentinos vuelven a vivir "la fiebre" del automovilismo. En medio de la euforia hubo una nota amarga. De los coches argentinos nadie esperaba mucho. Pero hubo un caso que se vivió, entre muchos, como una frustración: el de Oreste Berta. Creador de un coche en el que todos tienen esperanzas, un modelo que dio en llamarse "el auto del pueblo", todo se vio desmentido, sencillamente porque no ocurrió nada. Fallas mecánicas ahogaron cualquier intento de lucimiento. Esto no es la primera vez que nos pasa. Pero cabe hacerse una pregunta: ¿quién tiene la culpa? Se puede creer que un poco la responsabilidad nos cabe a todos. No es ninguna novedad. Los argentinos depositamos expectativas en algo o en alguien, ponemos allí todas las esperanzas, y luego, cuando no sucede lo que esperamos, nos sentimos defraudados. Estafados. ¿O la culpa es del mismo Berta que se dejó ganar por la vanidad de ser figura y así fracasó? Para contestar a estas preguntas citamos a tres expertos en automovilismo: Ronald Hansen (que escribe en el "Herald"); Carlos Thiery (de la revista "El Gráfico") y José Onetto (cronista especializado del diario "Clarín"). Estos son los resultados de una charla de tres horas que mantuvimos con ellos:
EXTRA: ¿El caso Berta es sólo un mito inflado por el periodismo?
JOSE ONETTO: De ninguna manera, no se trata de un mito, sino de un hecho real y concreto.
CARLOS THIERY: Oreste Berta es uno de los Jóvenes talentos de los cuales países de elevado desarrollo tecnológico, como Estados Unidos o muchos de Europa, se sentirían orgullosos. Se trata de un hecho indiscutible.
RONALD HANSEN: Su misma realización indica que no se trata de un mito. Lo que ocurre es que la gente siempre está acostumbrada a leer entre líneas y a veces saca conclusiones que nunca se han escrito.
EXTRA: ¿Pero ustedes no creen que el periodismo tiene cierto grado de culpa por haber sobrevalorado el hecho? ¿No se crearon falsas expectativas?
THIERY: Hacer un auto de carrera de punta a punta, en todos sus detalles, es algo que no ocurre en todas partes.
Todas las semanas yo le dedicaba un espacio a esa información, ya que lo merecía. Si hubiera trabajado en un medio diario, es casi seguro que todos los días hubiera hablado del asunto. Nosotros no podemos controlar las reacciones del lector ante la información objetiva. Yo dije que la hazaña ya era solamente el hecho de que el coche pudiera rodar en la pista.
HANSEN: Cosas como la de Berta nos colocan en un nivel mundial bastante destacado. En este caso puede decirse que faltó tiempo, margen de maniobra económica. Las fallas de último momento (aceite, tren trasero, motor, frenos) eran lógicas. Sólo pueden salvarse experimentando. Marcas como Alfa Romeo y Ferrari tardan años en superar estas etapas.
ONETTO: Si el Berta no hubiera fallado, se trataría de un error técnico, ya que se hubieran quemado etapas indispensables.
THIERY: Ahí tienen el caso del Torino; fue a Alemania "a ver qué pasaba", y fue puntero. Ahora, para volver, tiene que hacer un papel destacado, no puede hacerlo de otra manera. Eso si condiciona.
EXTBA: Bueno, esto quedó en claro. Pero hablemos un poco sobre el exitismo de nuestro país, ¿No les parece que queremos hacer un "caso argentino" de todo... el coche del pueblo, el milagro argentino, el mago Berta? ¿Por qué ocurren esas cosas?
ONETTO: El argentino necesita creer en algo porque internamente reconoce que éste es un gran país y necesita gente que reafirme el sentimiento. Gente capaz y talentosa que haga cosas. Nosotros estamos enfermos de "no hacer", y cuando aparece alguien que hace, se ve la punta del hilo, y entonces el público apoya con todo, posiblemente demasiado.
THIERY: Es un patrimonio latino el de querer reafirmar siempre el súper-yo. En Italia, a la firma Ferrari le pasa lo mismo: hace mucho que anda buscando grandes pilotos italianos para que le manejen los coches. En la península, yendo a otro ejemplo, no le han perdonado a Benvenuti que haya perdido el título con Monzón.
Aquí, Berta representa el talento argentino. En una etapa determinada le ofrecieron para el prototipo frenos a disco ingleses de una conocida marca, con la única condición de que le pagara el viaje al ingeniero que los traía. Berta prefirió experimentar los suyos. Si no lo hubiera hecho así habrían dicho que el coche no era totalmente argentino,
HANSEN: Creo que existe en la gente una necesidad profunda de exteriorizarse. Al público le gusta las soluciones dramáticas; al volante le exige que gane siempre... y rápido. A veces no se aprecia ese trabajo, que consiste en acumular ladrillo sobre ladrillo para construir algo, eso no cabe en los planes. En la prueba de los 1000 Kilómetros, un coche "se quedó" y largó último. Después comenzó a recuperar terreno y pasaba a los otros como postes; hizo un buen papel y el público deliraba por él. La gente quiere que triunfe el débil en forma heroica,
EXTRA: Hablemos de Berta. ¿Ha sido empujado él también, presionado por esta necesidad nuestra de ganar, aun a cualquier costo? ¿Lo apuró la mentira... la varita mágica que podía transformar un auto experimental en un competidor de Ferrari, Porsche, Lola, etc.? ¿Qué grado de culpa tiene él de que todos nos hayamos sentido esperanzados?
ONETTO: Le puedo asegurar que Berta nunca se engañó sobre la realidad. Tiene bien puestos los pies sobre la tierra. Eso sí, creo que no quiso defraudar. Considero que creyó que ésta era una buena oportunidad para que el coche anduviera. Estoy seguro que él no cree que ha fracasado.
El hecho Berta pudo haber sido inflado por algunos.
THIERY: Berta tiene un carácter demasiado definido como para dejarse influenciar por el qué dirán. Creo que no hubo presión, sólo un compromiso frente a sí mismo, El es un tipo que se prueba constantemente; además lo acucia una ansiedad técnica notable. Quiere mejorar todo, y lo hace por probarse cosas.
HANSEN: Lo que le pasó a Berta podría haberle ocurrido a cualquier técnico del mundo. Además, él nunca ha prometido nada. Vuelvo a repetir que la verdadera hazaña es que el coche haya logrado estar en pista en tan poco tiempo.

CONCLUSIONES LOGRADAS POR UNANIMIDAD:
1) Lo que ocurrió con el coche de Berta fue lógico. Es más: estaba previsto.
2) El público depositó demasiadas esperanzas en él, porque necesita creer en algo.
3)Esas esperanzas parten de una verdad de fondo: el indudable talento del técnico.
4)El periodismo no "infló" nada, sólo informó objetivamente.
5)No se trata de un fracaso.
6)No lo influyó su vanidad, para probar el coche apresuradamente.
7)Tiene que seguir en carrera.
Revista Extra
02/1972
(Nota Mágicas Ruinas: para comprender el entorno histórico de la crónica recomiendo ver este enlace -al 6/12/2021- http://www.porsche917.com.ar/bertalr/berta_01_hist01.htm)

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