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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE TODAS PARTES


Las dos alemanias
Un muro, vergüenza de europa

Revista Vea y Lea
1963

 

A dos años de su construcción, la muralla de Berlín se ha constituido en el símbolo del más grande enfrentamiento generado por la guerra fría entre Oriente y Occidente.
Eric Michelsen, Berlín oeste.

Veintinueve personas escaparon del este de Berlín por este túnel. El grupo, formado por hombres, mujeres y niños, fue el mayor de los llegados al oeste en una misma operación subterránea

A poco de cerrarse el paso entre los dos sectores, muchas casas fueron utilizadas para facilitar la fuga. Luego los ocupante de edificios fronterizos fueron obligados a evacuarlos

De pronto, sin aviso previo, la ciudad quedó cortada por un muro de bloques de cemento y más allá, una barrera de tablones impidiendo incluso la comunicación visual entre uno y otro sector

La plaza de Potsdam en el corazón populoso de Berlín, fue el 17 de junio de 1953 teatro de la sangrienta represión desatada por las fuerzas comunistas contra una manifestación de protesta por la rebaja de sueldos. Ese día habrí de convertirse en símbolo de la unidad alemana

Un grupo de ciudadanos residentes en Berlín occidental cambian impresiones con agentes de policía del régimen oriental, quienes se encuentran en plena labor en la construcción del muro

 

 

 

LA MURALLA de Berlín, construida por los comunistas en agosto de 1961 como medio para contener el éxodo del este de Alemania, ha sido franqueada por millares de individuos que desean hacer una vida libre más allá de la barrera. Arriesgándose el fuego comunista y a otros azares, huyen de la zona soviética individualmente, por parejas y en grupo. Algunos se han servido de zancos, cuerdas, o de los árboles para salvar la muralla; otros han utilizado pulmones acuáticos y esquíes de agua para cruzar ríos y canales. Los berlineses occidentales suelen distraer a los guardias y salvan el muro. Algunos fugitivos corren a través de los espacios despejados o "zonas de muerte." Algunos fugitivos han conseguido engañar a los guardias comunistas por medio de disfraces, escondiéndose en automóviles, trenes, barcas... y hasta ataúdes.
A principios de 1963 sé reveló que 28 alemanes orientales se habían escapado en un compartimento secreto detrás del radiador de un automóvil. El vehículo tuvo que hacer veintiocho viajes puesto que el hueco, sobre una de las ruedas delanteras, apenas era suficiente para una sola persona.
Unos ocho mil alemanes orientales han huido al oeste de Berlín desde que el jefe de la zona soviética, Walter Ulbricht, mandó construir y fortificar la barrera a través del corazón de la ciudad. Muchos de los refugiados, como un matrimonio de Potsdam, que cruzó a nado el río Havel empujando una bañadera de goma en la cual llevaban a su hijo de 18 meses, eran jóvenes. De los cuatro millones de personas, aproximadamente, que han huido de la zona soviética desde 1945, el 73 por ciento tenía menos de 45 años de edad y el 48 por ciento, menos de 25.
Aunque todas las huidas afortunadas se destacan como ejemplo de ingenio, el método de escapada en masa que ha recibido más publicidad es el de la excavación de túneles por debajo de la muralla En un caso reciente, 19 alemanes orientales llegaron al oeste por uno de estos túneles antes de que fuera descubierto por los comunistas. El 10 de marzo de este año, un grupo de siete mujeres, tres hombres y tres niños cruzaron el túnel que pasa por debajo de tres alambradas de espinos y de una "zona de muerte". Otro grupo de seis personas se escapó al día siguiente por el mismo túnel de 50 metros de longitud.
Los túneles, en general, han resultado el más peligroso de todos los medios para huir. Aunque algunos de ellos se empezaron en el este de Berlín, la mayoría fue iniciada en el oeste para evitar que la policía comunista descubriera la obra en sus primeras etapas. Sin embargo algunos centenares de estudiantes de Berlín occidental, trabajando en doce cuadrillas conocidas de excavadores de túneles. Han conseguido salvar a más de quinientos fugitivos del Este, a pesar de los muchos riesgos corridos. Por lo menos cinco estudiantes, han sido muertos o se han ahogado, y más de cincuenta excavadores han ido a parar a cárceles comunistas. Según un recuento reciente, de unas ochenta tentativas de construcción de túneles sólo veinte se vieron acompañadas por el éxito. Los estudiantes del oeste de Berlín reconocen que los túneles son peligrosos y consumen mucho tiempo, pero afirman que en muchos casos son el único medio de sacar a mujeres embarazadas, niños, ancianos e inválidos.

LA "OFICINA DE VIAJES"
Los túneles no empezaron hasta unos cuatro meses después de la construcción del muro. La historia del primer túnel ha sido descripta gráficamente por James O'Donnell. un periodista que ha vivido muchos años en Berlín. "Hasta diciembre de 1961 —dice O'Donnell— un puñado de berlineses occidentales, conocido como la "oficina de viajes", había conseguido rescatar a muchos alemanes orientales falsificando pasaportes y tarjetas de identidad. Pero las autoridades comunistas del este se protegieron con un sello elaborado especialmente que hacía casi imposible la substitución de documentos".
Ante la necesidad de sacar a más de doscientas personas a quienes habían prometido su ayuda, la "oficina de viajes" pensó en un túnel. Según el periodista citado, doce individuos hicieron un reconocimiento detenido a lo largo del muro, y descubrieron que en el lado este había un cementerio solitario paralelo al muro y pegado a él. A menos de tres metros del muro había una tumba de gran tamaño que dio a los estudiantes una idea brillante aunque algo macabra.
"Hicieron un túnel —continúa O'DonnelI— de sólo nueve metros de largo, desde el sótano de un almacén del oeste próximo al muro. El túnel terminaba en la tumba; debajo de la losa de piedra colocaron un gato hidráulico y pronto empezaron a llegar al cementerio los dolientes más felices del mundo, que se deslizaban por debajo de la loza. Escaparon unos ciento cincuenta, hasta que una madre, joven y nerviosa, abandonó el cochecito de su hijo y se metió con el niño en la tumba. El cochecito denunció el túnel..."
Los excavadores han descubierto que, infortunadamente, la mayor amenaza al éxito de las huidas por los túneles son los mismos refugiados. Saben que casi por definición, el fugitivo es una persona corriente en una situación extraordinaria, bajo presiones emocionales que la empujan a hacer las cosas más insólitas. Algunas llegan al túnel llevando grandes osos de juguete o con loros enjaulados; uno de ellos hasta trató de llevarse su motocicleta...
Hay aún otros peligros tales como los espías o los charlatanes descuidados. Sin embargo, a pesar de todos los riesgos, los estudiantes de Berlín continúan construyendo sus túneles. Es posible predecir razonablemente que cuando lleguen las próximas vacaciones, los estudiantes pondrán varios túneles en funcionamiento o estarán activamente entregados a otros ataques contra el muro.

DESCONTENTO JUVENIL
En Alemania Oriental, los estudiantes y sus padres han llegado a considerar la muralla de Berlín como un símbolo de las decrecientes oportunidades para la juventud del país. Desde que esta barrera de 40 kilómetros fue levantada a través de la ciudad, el 13 de agosto de 1961, se ha observado una creciente severidad en la disciplina aplicada a la juventud, incluyendo más trabajo para los menores y nuevas y muy agudas restricciones educativas y profesionales.
Walter Ulbricht, en un esfuerzo para aliviar la escasez crónica de mano de obra en el sector oriental, ha impuesto un programa de trabajos forzados para los escolares de 14 y 15 años de edad (campaña copiada del singular sistema adoptado por la Unión Soviética en 1958) .Los estudiantes de más edad se sienten descontentos por habérseles ordenado cambiar sus objetivos educativos y profesionales, para satisfacer arbitrarias necesidades económicas del régimen.
Antes de que la muralla fuera levantada cualquier intento de ese tipo para estimular la decadente economía de la zona soviética hubiera resultado imposible. Tal regimentación habría producido un éxodo masivo de la juventud hacia el oeste; es sabido que los alemanes orientales de 18 a 25 años de edad siempre han estado en la vanguardia de la oposición al régimen.
El programa de trabajo para los niños bajo el régimen de Ulbricht —llamado con eufemismo "educación politécnica" —tuvo un vacilante comienzo en el periodo 1960-61 y la muralla redujo drásticamente el éxodo juvenil hacia el Oeste; más tarde el programa fue extendido hasta alcanzar a los niños de 14 y 15 años. Durante las vacaciones de verano, estos adolescentes deben dedicar entre seis y once semanas al trabajo en fábricas, proyectos de construcción o en las granjas colectivas. Este ha levantado gran oposición, tanto entre los alumnos como entre sus padres, y la conscripción se ha "logrado no sin dificultades", como lo admitió el "Sozialistische Demokratie" del 10 de agosto de 1962. "Forum", vocero de la juventud comunista, reconoció asimismo que los estudiantes de la Universidad de Humboldt, en Berlín oriental, había demostrado "resentimiento" por su envío a las granjas colectivas y el alojamiento que se ofreció a esos estudiantes fue descripto como "sucio e inadecuado".
Cartas recientes de alemanes orientales a sus parientes del oeste revelan un creciente descontento. Un estudiante refirió que ni él ni ninguno de sus compañeros de labor habían recibido pago alguno por su trabajo. Otro se quejó de que los niños tenían que trabajar jornadas de doce horas en una granja colectiva. Aún cuando recibieron paga, la mitad de sus salarios había sido deducida en concepto de cuotas en beneficio de la organización de la juventud comunista.

PROFESIONALES "A DEDO"
Otro aspecto de la política que el régimen comunista sigue con la juventud, consiste en asignar trabajos en función de las demandas económicas más bien que atendiendo a la vocación profesional de los estudiantes. El "Neue Zeit", vocero del régimen, declaró lisa y llanamente el 19 de setiembre de 1962 que "la selección de una carrera no depende de los deseos de los alumnos interesados. Las necesidades económicas del distrito al que pertenecen debe ser el factor decisivo". Si bien, teóricamente tanto los estudiantes como sus padres debieran ser consultados en materia de selección de profesiones, en la práctica estos requisitos son ignorados por las autoridades. Hasta los periódicos comunistas se han visto forzados a comentar acerca del programa de distribución de puestos, en vista de la creciente protesta pública en su contra. Un ejemplo adicional de regimentación fue descrito por el diario del partido comunista "Neus Deutschland": en una escuela secundaria de Berlín se asignaron 31 trabajos a 31 graduados sin siquiera ofrecérseles la oportunidad de expresar sus deseos. Afirma el diario que las asignaciones se hicieron mecánicamente y con indiferencia burocrática. Muchos estudiantes que se han opuesto al adoctrinamiento comunista consideran estas medidas como castigos, mientras que otros las consideran estas formas de coerción hacia el conformismo. Pero las presiones sobre la juventud de Alemania Oriental han engendrado resistencias en lugar de conformismo. Y evidentemente los conocimientos adquiridos no son muchos tampoco. El esfuerzo comunista por lograr el conformismo ideológico ha subrayado la pureza ideológica por encima de su capacidad pedagógica. En marzo de 1962 pese a la aguda escasez de maestros idóneos, un nuevo decreto destacó que sólo los candidatos con "conciencia de clase" serian nombrados maestros. No se hizo mención alguna a la preparación académica o a la habilidad. El decreto estipula que los maestros potenciales deben demostrar que están convenientemente adoctrinados en el marxismo-leninismo como base de su pensamiento y de su acción. Los resultados de este método pedagógico se hicieron evidentes seis meses después, cuando se informó que un comité especial del Ministerio de Educación había expresado su preocupación frente a los resultados tan pobres, particularmente en matemáticas e idiomas.
Pese a ello, el régimen comunista ha seguido reclamando el conformismo marxista-leninista como solución. "Los pobres resultados en matemáticas se han debido", dijo al alcalde de Berlín Oriental, Friedrich Ebert, "a que muchos profesores de matemáticas no poseen la suficiente claridad en relación a los problemas políticos básicos". Aunque se han dictado medidas ideológicas para remediarlos, el funcionario confesó que no podía informar sobre "mejoras evidentes en los resultados de la enseñanza".
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UNIDAD ESPIRITUAL INQUEBRANTABLE
Con toda la maquinaría del estado totalitario en sus manos, los comunistas del este de Alemania encuentran que su campaña para destruir la unidad de la iglesia es una de sus empresas menos afortunadas. Aún antes de comenzar la construcción de los cuarenta kilómetros de muralla, Walter Ulbricht, expresó claramente que uno de sus propósitos era dividir las secciones oriental y occidental de la iglesia y establecer un dominio completo sobre las actividades religiosas en la zona soviética. El peso de la campaña recayó sobre la Iglesia Evangélica Alemana (Luterana), que comprende el 85 por ciento de los 17 millones de habitantes del este alemán, y - que constituye una fuerza unificadora entre los pueblos del este y del oeste.
Dos hombres que se alzan como símbolos de esta unidad, y que han sido por consiguiente los blancos principales del régimen comunista, son el obispo luterano Otto Dibelius, y el doctor Kurt Scharf, presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana. Como obispo de la diócesis de Berlín-Brandenburgo que incluye el este y oeste de Berlín y a la provincia oriental de Brandenburgo, el doctor Dibelius es uno de los pocos eslabones que quedan entre las dos Alemanias. En el otoño de 1959, el obispo expidió una carta teológica en la cual declaraba que no podía considerar a las autoridades del este alemán como "poderes" a los cuales debieran obediencia los cristianos. Como resultado de esta carta, los comunistas del este prohibieron al obispo la entrada en el este de Berlín.
El doctor Dibelius tiene 82 años de edad y ha expresado el deseo de retirarse. En la determinación de mantener su unidad, la iglesia considera ahora al doctor Scharf como su nueva cabeza espiritual. Sin embargo, la continua obstrucción del régimen oriental ha impedido que el sínodo (organismo dirigente de la iglesia en Berlín-Brandenburgo) elija a Scharf como sucesor del obispo Dibelius. Scharf residía anteriormente en el este de Berlín, pero los comunistas le engañaron para hacerle salir de la zona dominada por los soviéticos y no les han permitido regresar. El régimen de Ulbricht le dio un pase, válido por tres meses para visitas repetidas a la sección occidental de la diócesis. Confiando en la buena fe de los dirigentes orientales, el dirigente religioso pasó al oeste de Berlín en agosto de 1961, pero cuando trató de regresar a su residencia le cerraron el paso en el muro. Le retiraron los papeles "para su examen" y no se los han devuelto.
En un esfuerzo por romper la unidad de la iglesia, los comunistas han prohibido a otros destacados eclesiásticos cruzar el muro, con lo cual el sínodo de la diócesis Berlín-Brandenburgo tiene que reunirse en dos partes separadas en el este y el oeste de Berlín. En diciembre de 1962 se trató, de elegir al doctor Scharf obispo de la diócesis pero no obtuvo la mayoría de dos tercios necesaria en la parte reunida en el este de Berlín, porque algunos de sus miembros opinaron que cualquier futuro obispo debería ser una persona que pudiera moverse libremente por toda la diócesis. Sin embargo el sínodo hizo constar su completa confianza en Scharf y anunció que apelaría al régimen comunista para que se le permitiera regresar a la zona este. Poco después la sección del sínodo del sector oriental dio cuenta de haber fracasado en sus negociaciones.
A pesar de la propaganda comunista en favor de una iglesia alemana oriental "independiente", los eclesiásticos del este han insistido en la unidad de la iglesia y en que el doctor Dibelius será obispo hasta que lo pueda suceder Scharf.
Para hacer frente a las necesidades de los tres millones de luteranos de la diócesis que quedan en el sector este, el sínodo designó un administrador temporal del obispado. De acuerdo con su táctica habitual, los comunistas trataron de hacer ver con este motivo que había una división dentro de la iglesia. El 9 de febrero de 1963 la radio oficial pretendió demostrar que el sínodo había elegido una administración especial de la iglesia, completamente independiente del oeste.
Dos días antes, sin embargo, el sínodo había hecho constar que el nombramiento era válido "solamente hasta el regreso del doctor Scharf, y el doctor Guenther Jacob, que es el nuevo administrador, explicó que había aceptado el cargo solamente como curador en representación del doctor "Scharf, cuya labor elogió calurosamente.

"LA CONSAGRACIÓN DE LA JUVENTUD"
La resistencia a las presiones comunistas continúa al nivel parroquial. La persistente oposición al régimen se mostró de nuevo cuando la Unión Cristiana Democrática del este de Alemania (grupo creado por los comunistas) celebró una serie de conferencias locales. La conferencia de Rostock, por ejemplo, manifestó que en muchas iglesias parroquiales existía "repugnancia" a cooperar con ningún grupo comunista o del frente comunista, tales como la mencionada Unión Cristiana. Los delegados a la conferencia de Potsdam admitieron por su parte que muchos miembros de la iglesia y eclesiásticos insisten en su actitud negativa hacia el régimen.
Especialmente incómodo para estos instrumentos del comunismo es la resistencia popular al adoctrinamiento marxista. Los delegados a la conferencia del frente comunista de Potsdam dieron cuenta de que "ciertos maestros y padres cristianos" no apoyan la educación comunista de los jóvenes. La actividad antirreligiosa se dirige principalmente a los jóvenes. En un periódico comunista, el portavoz del partido deploraba el hecho de que los maestros de una escuela hubieran "adoptado una actitud equivocada" hacia la hostilidad contra la religión. A causa de éste, acotaba la participación de la escuela en cuestión en el ritual comunista de la consagración de la juventud" había sido la más pobre en toda la ciudad de Frankfurt.
Las autoridades comunistas han intensificado su campaña en los últimos años para aumentar el número de los niños que toman parten en dicha ceremonia de consagración, que recuerda los ritos nazis de Hitler, con el objeto de substituir a la tradicional ceremonia religiosa de la confirmación.
A pesar de la amenaza de que el no participar puede cerrar a los niños las puertas de la enseñanza superior, muchos padres y jóvenes del este se resisten al adoctrinamiento. Se calcula que el 75 por ciento de los niños del este alemán reciben aún la confirmación de su iglesia según una memoria redactada por el sínodo del este de Berlín, y afirma además que en 1963 se advierte un "acusado aumento" en el número de jóvenes que asisten a clases de instrucción religiosa. 

ALEMANIA OCCIDENTAL QUINCE AÑOS DESPUÉS
Por ROLF W. ROHWEDER

EL MILAGRO alemán no es un fenómeno restringido sino un hecho de vasta repercusión social. Basta saber que el pueblo alemán tiene hoy un "standard" de vida tan alto que sólo es superado por el de los Estados Unidos y Suecia, y por escaso margen. El llamado "milagro alemán" comenzó en 1948. Alemania estaba exhausta por el esfuerzo de la guerra y su consiguiente derrota militar: Rusia había anexado y sovietizado las regiones tradicionalmente agropecuarias del país. La zona industrial que quedaba libre también había sido prácticamente saqueada por los soviéticos, quienes, como indemnización por daños de guerra, habían desmantelado las fábricas y llevado todos los equipos a territorio de la Unión Soviética.
La capacidad industrial de Alemania había quedado reducida a poco más de cero, al extremo de que los cálculos oficiales estimaban que cada ciudadano podría adquirir un traje cada cuarenta años y una camisa cada diez. En aquellos días la sujeción de Alemania Oriental a los soviéticos hizo que grandes continentes humanos huyeran al sector occidental, lo cual agravaba todos los problemas. La densidad de población, que era en Alemania Occidental de 135 habitantes por kilómetro cuadrado, subió en poco tiempo a 225 habitantes.
Para solucionar esta crisis, el gobierno de Bonn tomó medidas eficaces y enérgicas. Cierto día bloqueó todas las cuentas y fondos bancarios y sólo reconoció a cada habitante del país —rico o pobre— un patrimonio de 45 marcos , a todos por igual. A industriales y comerciantes impuso la obligación perentoria de poner en venta inmediatamente sus reservas; al mismo tiempo se fueron liberando los capitales destinados a inversiones industriales. Más tarde con el plan Marshall se produjo una verdadera avalancha económica.
Se prestó especial preferencia a la reconstrucción y a la construcción de viviendas. En menos de diez años fueron construidas 6 millones da casas habitación a razón de una por minuto. Estas y otras medidas originaron trabajo, prosperidad y confianza, tanto en el sector industrial como en la población en general.
Al salir de la guerra, Alemania se encontró con una situación critica fundada en tres causas básicas: veinticinco por ciento de sus viviendas destruidas; fábricas desmanteladas y paralizadas ; y una dieta alimentaría que, debido al saqueo agropecuario, no pasaba de ochocientas calorías diarias por individuo (el índice normal es de alrededor de 3.000 calorías).
En la actualidad parte de la medicina está socializada, con lo que se ha logrado adecuada asistencia sanitaria, mejor servicio asistencial y excelentes retribuciones para los profesionales, quienes gozan de un muy alto nivel de vida. La socialización fue necesaria por la escasez de médicos. Los servicios sociales se costean con una cuota fija del siete por ciento de los ingresos, cubierta por mitades entre trabajadores y empleadores. Los médicos que trabajan en forma privada promedian ingresos de tres mil marcos mensuales, en tanto que los que se dedican a atención hospitalaria reciben mil doscientos.
El sistema de transporte es excelente. La red vial está constituida por caminos, carreteras y autopistas, todas ellas magníficamente conservadas. Los servicios ferroviarios se caracterizan por su sincronismo, comodidad, rapidez y puntualidad. En estos y todos los otros aspectos, la situación en Alemania Oriental es diametralmente opuesta. En esta zona sovietizada el tiempo parece haberse detenido: reconstrucción retardada, alimentación escasa y pueblos entristecidos, en los cuales la emigración a la zona occidental es una de las mayores esperanzas.
El doctor Rehweder, científico integrante de una importante firma alemana radicada en la Argentina, visitó recientemente Alemania, luego de 15 años de ausencia, y sus impresiones (que se transcriben en parte) fueron expuestas en una conferencia realizada en el salón de actos de dicha empresa.
"Una idea aproximada de la situación económica en Alemania Occidental puede darla una comparación entre los salarios medios de los obreros alemán y argentino.
Mientras el salario medio del obrero alemán es el equivalente de 28 mil pesos mensuales, el argentino es de 8 mil (o sea tres veces y media menor); con su sueldo el alemán puede adquirir 6 trajes por mes, mientras el argentino apenas alcanzaría a comprar dos. El obrero alemán puede comprar cuatrocientos kilogramos de carne o, mil doscientos litros de leche, o mil cien litros de nafta; el argentino en los mismos rubros sólo podría adquirir ciento catorce kilogramos, setecientos, y setecientos treinta litros respectivamente.
Con el importe de seis sueldos el obrero alemán puede adquirir un automóvil en tanto que el argentino debe destinar cuarenta y ocho sueldos, siempre que se trate de un coche económico. En la compra de televisores la relación es similar.
Los alquileres en Alemania Occidental son relativamente bajos; para pagarlos el inquilino destina aproximadamente el diez por ciento de sus ingresos"

 

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