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crónicas del siglo pasado

 

1968
Los primeros montoneros
Ocaso y muerte de John W. Cooke

 


Revistero

 



 

LOS PRIMEROS MONTONEROS
Los diarios del 20 de setiembre de 1968 informaban que la policía había reducido a un grupo armado en la localidad de Taco Ralo, provincia de Tucumán, y que habían sido detenidos trece guerrilleros. Era la tercera vez que se tenían evidencias concretas sobre estos grupos. La primera también había sido en Tucumán, cuando Enrique Manuel Mena, el Comandante Uturunco, inicia la guerrilla rural en el cerro de Cochuna, en el norte de la provincia.
El intento es desbaratado en febrero de 1959 y fue sucedido por el del periodista Jorge José Ricardo Masetti, fundador en La Habana de la agencia Prensa Latina, quien se refugió en Salta cuando promediaba el gobierno de Arturo Illía. Masetti, el Comandante Segundo, fracasó en su operativo, se presume que murió en la selva y varios de sus colaboradores fueron apresados y sentenciados.
Ahora, en un paraje llamado La Caña, 120 kilómetros de Taco Ralo, en el sudeste de Tucumán, cerca de la frontera cor Santiago del Estero y no muy lejos de Catamarca, la policía recibió informaciones: sobre movimientos de grupos armados presumiblemente guerrilleros.
Desde San Miguel del Tucumán, a unos cien kilómetros de Taco Ralo, partieron sesenta efectivos de la policía local al mando del comisario Hugo Tamagnini. Llegaron a las inmediaciones del campamento la noche del 18 e iniciaron el ataque en dos frentes. Tras superar una línea de trincheras, consiguieron apoderarse del arsenal y, paulatinamente, la defensa de los guerrilleros cesó después de un breve tiroteo. Fueron detenidas en primera instancia nueve personas, incluida una mujer, pero cuatro se escaparon para esconderse en el monte. Fueron encontradas en las primeras horas del jueves 19 y, junto con las restantes, trasladadas a Tucumán.
Según el parte policial, los primeros detenidos eran: Juan Bertelli, 43 años, de Lamadrid, Tucumán; Leonardo Solupzky, 32, médico de Buenos Aires; Carlos Olivera, 29, de Buenos Aires; Envar El Kadri, 29, de Buenos Aires; José Luis Rojas, 27, de Tucumán, que había participado en el grupo de Uturunco, entre 1958 y 1959; Amanda Peralta, 28 profesora de Literatura, recibida en la Universidad de La Plata; Hernán Aredes, 31, empleado del Ministerio de Obras Públicas de Tucumán; Néstor Herdinsky, 24 estudiante, de Buenos Aires, y David José Ramos, 24, plomero, de la ciudad de La Plata. Posteriormente, se citaban los nombres de los cuatro guerrilleros detenidos en la mañana del jueves 19. Eran Hugo Petenatti, Orlando Zelli, Juan Lucero y Benicio Ulfino Pérez.
La policía se incautó de dos camiones pintados como los del ejército, ropas, mantas, uniformes, armas cortas y largas, municiones, víveres y 500.000 pesos en efectivo. Al explicar el operativo se aclaró que, pese a versiones en contrario, no había extranjeros entre los detenidos. Es que se sabía que Mena, el comandante Uturunco, había estado en Cuba, y conversado con Ernesto Guevara, quien estaba muy dispuesto a aportar elementos cubanos para armar la guerrilla rural en el norte de la Argentina.
El grupo se denominaba Comando Montonero 17 de Octubre, de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), y había sido fundado en abril de 1968 por varios jóvenes provenientes de la Juventud Peronista, como Envar El Kadri y Carlos Caride, y los ex seminaristas Gerardo Ferrari y Arturo Ferré Gadea. Antes, El Kadri y Caride habían participado activamente en la constitución de la Asociación Nacional de Estudiantes de Derecho (ANDE) y también fueron de los primeros miembros de la JP.
Las Fuerzas Armadas Peronistas no quedaron desmanteladas tras el fracaso en Taco Ralo, y en años sucesivos cometen asaltos, tomas de radios y atentados.
Se las vinculó con el grupo Montoneros, pero no se unieron con él. Su emblema tenía un escudo peronista en el extremo superior derecho y la estrella federal, de ocho puntas, junto con la inscripción FAP.

OCASO Y MUERTE DE JOHN W. COOKE
El 19 de setiembre de 1968 muere en La Habana John William Cooke, diputado nacional entre 1946 y 1952, interventor en el Partido Peronista a partir del 16 de junio de 1955, declarado su heredero universal por Juan Domingo Perón en noviembre de 1956, firmante del pacto electoral con Frondizi, Frigerio y Perón en 1958, año en el que inicia una paulatina caída. A fines de 1959, Perón, enterado de las vinculaciones de Cooke con grupos peronistas de izquierda, escribía: "Se debe controlar la cosa. No sea que el Bebe Cooke empuje a los muchachos hacia el lado de los bolches".
John William Cooke estaba detenido cuando, en junio de 1956, se produce el movimiento encabezado por el general Juan José Valle. Un comando civil lo sacó de la celda junto con otros dirigentes peronistas. Algunos planeaban ejecutarlo. Varios jefes militares se opusieron, y Cooke volvió a la cárcel. Desde allí se comunicaba frecuentemente con Juan Domingo Perón, quien, a propósito del intento dirigido por Valle, le decía: "Estos mismos militares que hoy se sienten azotados por la injusticia y la arbitrariedad de la canalla dictatorial, no tenían la misma decisión el día 16 de setiembre, cuando los vi titubear ante toda orden y todo pedido de represión a sus camaradas que hoy los pasan por las armas". (Perón-Cooke, correspondencia. Editorial Parlamento). Era el interlocutor de Perón, aun desde las distintas celdas que ocupó. Una de
ellas, la de Río Gallegos, de la que se escapó el 27 de marzo de 1957 junto con José Espejo, Jorge Antonio, Pedro Gomiz, Guillermo Patricio Kelly y Héctor Cámpora. Se fueron todos a Chile, que los consideró asilados políticos, salvo a Kelly, que quedó detenido pero logró fugarse.
En noviembre de 1957 se fue a Caracas para hablar personalmente con Perón, quién, en la misma capital venezolana, había escrito el 2 de noviembre de 1956: "En caso de mi fallecimiento, delego en el doctor John William Cooke el mando del Movimiento". En enero de 1958 llega a Venezuela Rogelio Frigerio, con quien Perón y Cooke estudian el acuerdo electoral que colocaría en el poder a Arturo Frondizi. A propósito, en julio de 1964, ante una comisión parlamentaria, Cooke no sólo explicó los detalles de ese acuerdo electoral sino que mostró una copia del pacto firmada por Frondizi, Frigerio, Perón y él.
Cooke siguió al lado de Perón, lo acompañó a la República Dominicana y, amparándose en una amnistía, regresó a la Argentina cuando promediaba 1958. En noviembre fue detenido cuando se implantó el estado de sitio y, progresivamente, siguiendo el ritmo pendular del líder, fue cayendo en desgracia. Ya no era el heredero universal de Perón ni su delegado. Marginado, eligió como lugar de residencia la capital de Cuba.
Como abogado, sus últimas tareas en la Argentina fueron defensas de integrantes de la tendencia revolucionaria peronista, de la que fue un importante mentor ideológico. Tras su muerte se conoció su correspondencia con Juan Domingo Perón. La primera carta tiene fecha 12 de junio de 1956 y Perón la despachó desde Caracas en contestación de otra, enviada por Cooke desde Buenos Aires el 20 de mayo del mismo año. La última, Cooke la recibió en París en enero de 1966 y Juan Perón se la envió desde Madrid. Le agradecía a Cooke todas las referencias recibidas sobre la Conferencia Tricontinental de La Habana.

Extraído de suplemento de la revista Gente, sin fecha (¿1974?)