Recortes
marzo de 1968

Juan Carlos Coral, socialista
Usina nuclear en Atucha

 

 

 

 

 

OTRAS CRÓNICAS NACIONALES

Acné juvenil y revolución (estudiantes secundarios 1973)
Balbín - Alfonsín ¿Qué quieren los radicales?
1º de mayo la plaza era un solo grito
Un grito de corazón
¿Qué le dice la vida a Juan José Lujambio?
Reportaje al Riachuelo Crónicas del río color de petróleo
Paraná, un río cuenta su historia
Hugo del Carril Confesiones de un militante

17 años después Perón vuelve a partir

Roberto Arlt

Manuel J. Castilla: memoria de la tierra

Juan Carlos Coral
Primera Plana — ¿Qué pasa actualmente en el Socialismo Argentino?
Juan C. Coral — Nosotros no sólo podemos decir que mantenemos la actividad sino que la hemos intensificado, particularmente la organización partidaria, con la incorporación de nuevos cuadros, de procedencia obrera, y de la juventud. Realizamos en diciembre pasado un Congreso Nacional convocado por los centros socialistas de todo el país, que significó algo así como la culminación del proceso abierto en 1958 con la expulsión del sector ghioldista. A partir de 1958 el partido tomó una línea más definida, ortodoxa, pero de todas maneras quedaron ghioldistas sobrevivientes. Este Congreso permitió al PSA adoptar una línea ideológica, clasista y revolucionaria, y desplazar de la conducción á figuras de otra época que perturbaban seriamente el reencuentro del socialismo con las bases obreras.
PP —- ¿Fue defenestrada Alicia Marean de Justo, Secretaria General?
Coral — Así es. La doctora Moreau de Justo, que ya había perdido la elección interna; esposa del hombre que fundó el partido en el siglo pasado, no podía seguir conduciéndolo como si fuera una herencia familiar.
PP — ¿Qué cargo tiene usted en la nueva organización?
Coral — Secretario General.
PP — Usted asistió a la Conferencia de OLAS, en La Habana, el año pasado. ¿Qué directivas dio la Conferencia, aplicables a las tácticas de los movimientos de izquierda en Latinoamérica?
Coral — Fundamentalmente, luchar por la conquista del poder. Algunos suponen que OLAS ha dado directivas rígidas en el sentido de iniciar mañana mismo la guerrilla en todos los países. El socialista o marxista que no estuviese mañana con el fusil al hombro en alguna sierra sería un traidor para OLAS. Y no es así: lo que quedó en claro en la Conferencia fue la liquidación definitiva del parlamentarismo, del reformismo, de las vías legales dentro de la democracia liberal burguesa como métodos idóneos para la realización del socialismo. Para nosotros, la democracia burguesa, aun cuando funcione circunstancialmente con apariencia legal, es una forma encubierta de dictadura de clase, de la clase capitalista; llevada al ámbito internacional, una forma encubierta por la que el imperialismo explota a los países semi-coloniales y subdesarrollados. Estos conceptos, que pertenecen al abecé del marxismo, han tenido que ser reafirmados, sin embargo, en la Conferencia, frente a las desviaciones oportunistas de una gran cantidad de partidos comunistas y socialistas, que en lugar de afirmar su vocación de poder han vegetado en los parlamentos burgueses y han buscado indefinidamente "brechas democráticas" o variantes "progresistas" dentro de las filas del enemigo. Lo que quedó en claro es que se puede utilizar el Parlamento y las vías legales, dentro de la democracia liberal burguesa, a condición de subordinar todas esas tácticas al objetivo central de la toma del poder.
PP — Usted fue parlamentario, Coral, y no se puede decir que ese Parlamento fuera revolucionario.
Coral — Precisamente, mi experiencia parlamentaria puede servir para probar que no se puede avanzar ya ni un paso por la vía parlamentaria.
PP — En nuestro país no existe el Parlamento, no hay partidos políticas reconocidos; en fin, desde esta realidad, ¿cuál es la salida política?
Coral — Lamentablemente no hay una salida política. La crisis dentro del sistema capitalista se ha profundizado de tal manera que los resortes institucionales no son capaces ya de contener el proceso revolucionario que se va gestando fundamentalmente en los países subdesarrollados, donde las tensiones sociales son mayores y donde la crisis económica también es más profunda. Es decir, que las soluciones están dadas en términos revolucionarios.
PP — ¿Qué perspectiva asigna al Movimiento del general López?
Coral —Bueno, el general López no ha señalado ningún fundamento programático fundamental como para poder congregar en torno de él a un movimiento popular revolucionario, como pretende. Es, simplemente, una alternativa de detalle, de segunda importancia dentro del propio régimen; él empieza por admitir la necesidad de la Revolución Argentina tal como se la proyectó en los primeros momentos; simplemente trata de hacer un cambio de hombres. El general López sería una pieza de recambio frente al desprestigio galopante del Gobierno, pero ésa no es una alternativa fundamental.
PP — ¿Qué deduce de los cambios en el elenco oficial?
Coral — Este caos que el Presidente confesó al cabo de dos años es consecuencia de la crisis definitiva en todo el sistema capitalista, y por lo tanto es falsa una alternativa entre la lentitud del Parlamento y la ejecutividad de los militares, porque todos se mueven en la misma estructura. No hay respuesta capitalista para estos problemas.
PP — Tengo entendido que hacia fines del año pasado usted estuvo en España y entrevistó a Perón. ¿Puede referir la experiencia de ese encuentro?
Coral — Usted me sorprende un poco con esta pregunta. Es la primera vez que contesto sobre este asunto, porque, efectivamente, mantuve una entrevista con Perón, pero no para exhibirla publicitariamente sino para extraer mis propias conclusiones como dirigente político de los trabajadores. En ese momento, hacia setiembre del año pasado, Perón propiciaba un entendimiento sobre la base del pacto con los radicales del Pueblo y creía inminente un cambio de Gobierno. Consideraba que era indispensable la coincidencia de distintos sectores para terminar con la dictadura militar que calificó de "dura pero frágil". Yo le hice notar mi punto de vista en el sentido de que semejante coalición implicaba retornar al pacto entre Perón y el frondicismo y que para nosotros la única salida posible es la que puede producir la clase trabajadora, organizada como vanguardia del proceso revolucionario; es decir, no un pacto en la cúspide política sino la cohesión y la organización de las bases obreras en cuanto constituyen la única clase con aptitud revolucionaria. Perón admitía la necesidad de una agitación inmediata de las masas, y en algunas de las cartas que llegaron al país así lo hacía notar. Lamentablemente, hay una contradicción flagrante entre ese anuncio de Perón de poner a las masas en pie de guerra y lo que está ocurriendo: una burocracia sindical actuando como freno del movimiento obrero para convertirlo en apéndice del estado burgués.



Energía
Usina nuclear: Para esperar a El Chocón
Un mes atrás, el Gobierno nacional anunció su propósito de contratar con la firma Siemens Aktiengessellschaft, de Alemania Occidental, la instalación en el país de la primera usina nuclear: deberá estar terminada hacia 1972, cuando el déficit energético se torne crítico y cubrirá el bache eléctrico de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires hasta un lustro después, cuando tal vez entre en escena el legendario complejo El Chocón-Cerros Colorados.
Ahora se conocen las principales especificaciones de la central atómica: estará ubicada en Atucha, un villorrio que se extiende tras las barrancas del río Paraná, en el partido de Zarate (Buenos Aires) y ocupará unos 20.000 metros cuadrados de construcciones, entre las cuales descollará un gigantesco edificio oval —el reactor—, un recipiente capaz de desafiar presiones cercanas a las 400 toneladas. A él se sumarán varias plantas que albergarán las máquinas accesorias y las instalaciones eléctricas, los talleres y las piletas refrigeradoras. El agua utilizada: la del Paraná, que en su retorno al lecho fluvial, barranca abajo, creará una porción adicional de energía.
Dentro de un par de meses, multitud de operarios acometerá la iniciación de las obras civiles, a las que seguirán las de montaje: se calculan en 1.000 hombres los necesarios para concluir el sistema, trabajando en forma continuada durante los próximos cuatro años; en cambio, cuando la fábrica sea puesta en marcha tan sólo empleará a 120 obreros expertos. Costo total: alrededor de los 280 millones de marcos, es decir, unos 70 millones de dólares, pagaderos en veinte años a partir del quinto posterior a la firma del convenio entre el Gobierno y la Siemens.
La firma adjudicataria de las obras de Atucha, cuya reactor producirá una energía de 300 megavatios, fue la misma que en 1857 tendió la primera línea telegráfica al margen del entonces Ferrocarril del Oeste. Las experiencias atómicas de Siemens, por cierto, no son tan viejas: datan de 1955, cuando un millar de técnicos del rubro se introdujo en los laberintos de la radiactividad aplicada a los usos pacíficos. Los directivos de la filial argentina de Siemens informaron que la casa matriz interviene en el proyecto y erección de varias centrales termonucleares: cuatro están en Alemania Occidental: la de Karisruhe (50 megavatios), epilogada en 1965; la de Obrigheim, que comenzará a funcionar este año, será gemela a la de Atucha; la de Hieder Aichbach, de 100 Mw, programada para echar a andar en 1970, y la de Stade —la mayor de Europa—, que trabajará recién en 1972 y brindará 660 Mw.
El proyecto argentino cobró perfiles de realidad en 1967, cuando la Comisión Nacional de la Energía Atómica (CNEA), dirigida por el almirante en retiro Oscar Quillahalt, efectuó un concurso internacional de antecedentes, al que se presentaron cuatro firmas de USA, dos de Alemania y. respectivamente, una de Francia, Canadá y el Reino Unido.
La usina de Atucha se alimentará con uranio natural, del que hay existencias en la Argentina (uno de los pocos países con ese privilegio). Las severas objeciones contra la buena marcha de los reactores así abastecidos no torcieron la decisión del Consejo Nacional de Seguridad (CONADE) y de la Comisión de Energía Atómica: estas dos entidades oficiales aconsejaron el combustible natural y desecharon el mineral enriquecido, que los Estados Unidos proveen a los compradores a cambio de uranio natural. Las razones esgrimidas en los ambientes oficiales se vinculan con la independencia económica del país. Por su parte, Siemens, beneficiaría de la decisión del Gobierno, acota: "Es cierto que los críticos señalan las pocas experiencias realizadas con uranio natural, pero sin subestimar tal argumentación, las empresas oferentes de uranio natural pueden demostrar que en los reactores en funcionamiento y en construcción se han reunido desde ya suficientes experiencias de tecnología aplicada como para asegurar plenamente las bases que sustentan a la futura central de Atucha". 

Primera Plana 
Marzo 1968

Vamos al revistero


la planta de Obrigheim, una gemela se elevará en Atucha


Juan Carlos Coral