24 de Febrero de 1946
TRIUNFO ELECTORAL DEL PERONISMO

 

 

 

 

 

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La temperatura —más de 28 grados a la madrugada— hizo presentir una jornada calcinante para la ciudad que 129 días antes había asistido a la primera revolución popular de la Argentina, Más de 23.000 conscriptos de las tres armas, que permanecían acuartelados desde hacia una semana habían recibido órdenes de custodiar las 15.000 urnas repartidas por todo el país, A las ocho menos cuarto de la mañana, el coronel Juan Domingo Perón, vestido con un ambo gris claro, se hizo presente en el comicio instalado en Juncal 2961. Fue silbado por un grupito de muchachos de la Unión Democrática y debió esperar quince minutos para depositar su voto, el primero de la mesa, junto con los fiscales.
El día anterior, La Razón había anunciado en grandes caracteres: Mañana votará el país por la libertad y la democracia. Crítica en su edición del día de las elecciones tampoco ocultaba su optimismo: Anticípase un aplastante triunfo de la democracia. En todo el territorio nacional se impuso la fórmula de la libertad, predecía a media tarde...
En su edición del 25, La Nación narraba que al cerrarse el comicio los porteños se habían volcado en cines, teatros y restaurantes y le daba al hecho su peculiar interpretación "Fue como si hubiera terminado una pesadilla, la pesadilla provocada por el temor de que la democracia fuera burlada".
Seguros del triunfo, los popes de la Unión Democrática aceptaban sin retaceos la limpieza del comicio. "Hacía cuatro años que no se votaba en el país; pero eran muchos los años que debía remontar la memoria colectiva para recordar una elección general tan tranquila, tan libre, tan exenta de fraudes, violencias y presiones", escribiría Félix Luna casi un cuarto de siglo más tarde en El 45.
América Ghioldi, en la misma edición de La Razón que anticipaba: Tamborini aún no ha formado su gabinete, sentenciaba: "Han sido elecciones sorprendentemente correctas".
A los pocos días el resultado del escrutinio haría volver a la realidad a los capitostes de la oposición, pero por ahora podían descansar esperanzados después de una experiencia agotadora para ambos frentes.
El 26 de diciembre de 1945 Juan Domingo Perón, acompañado por un grupo de dirigentes del Laborismo y de la Junta Renovadora del Radicalismo, había iniciado su gira hacia el interior desde la estación Retiro.
Al día siguiente llegaba a Córdoba donde en el acto realizado en la intersección de General Paz y Colón, precisó: "Dicen que nos estamos constituyendo en una fuerza que ha de provocar la lucha social y olvidan que esa lucha y esa revolución se justifican cuando al pueblo se le cierra el camino para intervenir en el gobierno y administración del Estado", Palabras que muchos de sus seguidores recordarían muchas veces en los años que siguieron al golpe del 55.
Por esos días, el Partido Comunista atacaba oficialmente al decreto por el cual se hacía obligatorio el pago de aguinaldo y vacaciones a los trabajadores, en razón —decían— de que la medida "persigue un fin demagógico y electoralista, contrario a los intereses del pueblo".
Pese a las aparentes discrepancias ideológicas la embajada de los Estados Unidos apoyaba los argumentos de presuntas actividades nazis de Perón durante la guerra, y el 17 de enero distribuía —en conferencia de prensa— una , serie de documentos en los cuales trataba de probarse las tendencias pro germanas del candidato del Laborismo y el Radicalismo Renovador. Y un mes después Braden daba a conocer el llamado Libro Azul, el cual, pese a haber sido planeado como un factor decisivo para el desprestigiado del Secretario de Trabajo y Previsión, actuó tomo un boomerang y provocó que al día siguiente en las paredes de Buenos Aires apareciera una inscripción que representaba una alternativa terminante: "Braden o Perón".
El 21, desde algunos edificios de Buenos Aires se arrojó una lluvia de papel picado en adhesión a la Unión Democrática que el día 9 se había reunido sobre la rotonda de 9 de Julio y Avenida de Mayo dando mueras al nazismo y a Perón. El diario La Nación se enterneció por la lluvia de papelitos y volcando su cuota de cursilería metaforizó: "A diferencia de la otra nieve, que enfría las manos y la nariz, esta nieve de impresos era de las que hacen arder el corazón". La Prensa en cambio había encontrado muy poco poéticos a los seguidores de Perón, que auguraban el martes 12 frente a un edificio situado en Diagonal Norte y Cerrito donde el candidato había leído su discurso: "Sube la papa/sube, el carbón / y el 24 / sube Perón".
El diario de la Avenida de Mayo se alarmaba en su crónica del mitin porque "algunos concurrentes vestían indumentarias que habitualmente no se observan en Buenos Aires, luciendo simples camisetas y cubriéndose de la llovizna con arpilleras".
Juan Atilio Bramuglia aprovechó la reunión para insistir a los partidarios del coronel: "Tenemos que suplir la falta de fondos. Cualquier tiza, cualquier pincel con cal pueden servirnos. Hay que cubrir todas las paredes del país con el nombre de Perón", enfatizó.
Se trataba, también, de mostrar las diferencias económicas entre ambos frentes: pocos días antes, un empleado del Banco de la Nación, Raúl Margueirat, había descubierto entre los cheques al cobro uno extremadamente generoso firmado por Raúl Lamuraglia, de la Unión Industrial, endosado por el tesorero de la Unión Cívica Radical. Margueirat facilitó la fotografía del cheque a Eduardo Colom y al día siguiente La Época lo publicó en su primera página. Por otra parte, el apoyo público a la Unión Democrática efectuado por las autoridades de la Sociedad Rural y la Bolsa de Comercio, no dejaba lugar a dudas.
Perón, al cerrar la campana, definió, después de citar cifras estadísticas: "Hay que evitar la injusticia que representa que 34 personas deban ir descalzas, descamisadas, sin techo y sin pan para que un lechuguino venga a lucir la galerita y el bastón por la calle Florida".
El 24 de febrero de 1946 la opción estaba jugada, y tras el lento trabajo de la Junta Electoral, el 6 de abril se conocieron los resultados definitivos: Perón-Quijano: 1.327.231, Tamborini-Mosca: 1.207.155. El país entraba en una nueva etapa.
febrero 1971
revista Dinamis

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