Universidad
Largo diálogo con Vicente Solano Lima

 

 

 

 

 

 

 

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Reportaje a Jorge Luis Borges - 1974

La nueva ley universitaria fue aprobada en el Congreso después del debate que se consideró el más fructífero del año. ¿Cuáles son para usted los aspectos más positivos de esta ley?
—La inspiración de la nueva Ley Universitaria se fijó en la idea de promover una universidad del pueblo que esté ligada intensamente al destino de la Nación y que permita la movilización libre de las energías y de las inteligencias que se acogen a la vida de la Universidad.
—¿Qué plazo tiene para actuar como rector normalizador?
—365 días que pueden ser extendidos, de acuerdo a la ley, medio año más.
—¿Cuál va a ser su tarea durante este período?
—La reorganización total de la Universidad a partir de la nueva Ley, En consecuencia habrá que dictar los reglamentos internos, proyectar los estatutos académicos y funcionales de la Universidad, Habrá que designar los cuerpos directivos y también realizar los concursos para la designación de profesores. . .
—¿Qué profesores tendrán que presentarse a concurso para seguir en sus cátedras?
—Se tendrán que presentar a concurso todos los profesores designados con posterioridad a 1955, habiéndose decidido la reincorporación de los profesores dejados cesantes por causas políticas en 1955. Lo mismo ocurre con el movimiento de 1966, que provocó una serie de cesantías de profesores. Todos ellos han sido reincorporados. De manera tal que no siendo esas reincorporaciones, los demás están declarados en comisión y en consecuencia sometidos al régimen del concurso.
—¿No significa esto una situación de privilegio entre los profesores dejados cesantes y aquellos que también habían sido designados por concurso y siguieron en sus cargos?
—Bueno, obedece a razones discriminadas por el legislador. Las reincorporaciones que se realizan por cesantías por causas políticas importan la reparación de injusticias que se cometieron por los distintos regímenes que gobernaron el país con posterioridad a los hechos de 1955 y de 1966.

VOTARÁ LA OPINIÓN SILENCIOSA
—¿El futuro rector tendrá que ser elegido por los propios universitarios a través del voto de los distintos claustros?
—Efectivamente, por la asamblea universitaria.
—¿Los estudiantes tendrán que votar obligatoriamente?
—Los estudiantes votarán para elegir sus representantes y el voto es obligatorio y universal.
—¿Significa esto, doctor, que tendrá que participar un grupo de estudiantes que actualmente no lo hace y que algunos consideran una mayoría silenciosa?
—En este momento no han votado los estudiantes sino voluntariamente. En lo sucesivo será obligatoriamente. Es decir que será movilizada la opinión silenciosa.
—¿Esto corregiría la situación que se da en la Universidad, como en los clubes de fútbol, donde sólo una minoría participa de las elecciones?
—Ese ha sido el método hasta aquí. Las minorías activistas toman la dirección de las multitudes universitarias que no actúan, no votan, ni hacen un eficaz movimiento activo dentro de la Universidad. En lo sucesivo todos los estudiantes tendrán que votar obligatoriamente y el activismo sufrirá un retroceso debido a que la gran opinión pública universitaria va a gravitar en el destino de la Universidad.
—¿Podrá cambiar la modalidad de la Universidad cuando participe obligatoriamente ese sector hasta ahora marginado por su propia voluntad?
—Claro. En lo sucesivo va a cambiar. Se van a unir todos a la suerte de la Universidad.
—Doctor, usted le ofreció el cargo de secretario de la Universidad al licenciado Ernesto Villanueva, que ocupó ese puesto con el rector doctor Rodolfo Puiggrós. ¿Cuál es el sentido de esta continuidad?
—Precisamente el espíritu de continuidad con el movimiento interno de las facultades y de la Universidad a partir del 25 de mayo de 1973 y además las aptitudes personales de! candidato que han sido tenidas en consideración.

PUIGGROS Y SOLANO LIMA
—¿Qué diferencia hay entre el ex rector Puiggrós y el ex rector Villanueva y el actual rector normalizador Solano Lima? 
—Desde luego que hay diferencias. Están determinadas por las condiciones y aptitudes personales de cada uno, paro la línea es construir una Universidad que esté identificada con el país, que acoja las posibilidades de desarrollo de la tecnología, de la investigación científica y de la amplitud de las manifestaciones del espíritu universitario.
—¿Qué es en su opinión, como conservador popular, lo que debe conservarse en la Universidad?
—Un orden, una disciplina, para que los profesores enseñen con competencia y los estudiantes aprendan de manera positiva los conocimientos necesarios para sus respectivas carreras, es decir, el ordenamiento universitario sin perjuicio de las modificaciones impuestas por el tiempo. Yo creo que la Universidad que tiende a forjar la Ley busca un nuevo espíritu universitario en la Argentina, que las universidades no respondan al pasado sino al porvenir. Los estudiantes se quejan de eso, que las universidades existen para sostener el andamiaje del pasado en el campo económico, social y aun cultural, y en consecuencia ellos quieren una Universidad que contemple a la juventud, es decir, al mañana.
—¿Cómo se concilia el orden que usted propone para la Universidad con la movilización y el activismo estudiantil?
—El día que haya orden en las universidades y la aplicación de una norma justa, los estudiantes no tendrán por qué protestar ni salir a las calles. En consecuencia se dedicarán al estudio, se dedicarán a la investigación, al culto de la ciencia, de la técnica y del arte.
—¿Cuál es su secreto para ser respetado tanto por los que están en una posición política de izquierda como los de derecha?
—Porque soy justo, soy objetivo y no me cierro a la luz del progreso.
—¿Qué consejo podría darle a los que quieren ser argentinos del medio y están apretados por los extremos?
—Hay una línea intermedia que es el justo medio, en el cual se suma lo que importan adquisiciones de uno u otro para constituir una línea única y se desechan los errores de los extremos.
—¿Cómo se siente cuando se entera, diariamente, de los episodios de violencia desencadenados por los extremos y que tiñen de inseguridad la vida argentina?
—Constituye una suprema tontería emplear la fuerza física donde debe obrar la fuerza de la inteligencia. Es una humillación a la inteligencia tener que apelar a la represión física o pretender obtener conquistas por la violencia.

PLAN EN DERECHO Y DECANATOS
—¿Cuál es su posición como rector-normalizador ante el nuevo plan de estudios en la Facultad de Derecho que ha sido criticado por el ministro de Educación y Cultura Dr. Taiana?
—En este momento está en estudio y no desecho la idea de nombrar una comisión que lo estudie en profundidad, para ver qué es lo que está acertado o no en dicho plan. Por lo pronto el decano, doctor Kestelboim, ha tenido la amabilidad de acercarme un legajo de antecedentes para demostrar la exageración en que se ha incurrido al apreciar el valor de ese programa. De todas maneras voy a someter a análisis este asunto.
—Mientras tanto, ¿el plan se aplica o no?
—Esta es una cosa que habrá que resolver en la semana. Por lo pronto, si ya se está estudiando con este plan, antes de interrumpirlo debe producirse él despacho de la comisión que puede ser en pocos días y aun en horas.
—¿Cuál es su actitud frente al pedido de mantener en sus puestos a varios decanos?
—Pienso que en las facultades donde las cosas se desarrollaron ordenadamente, no hay protestas, ni incidencias, ni discrepancias profundas, no hay ningún problema en que continúen los decanos. Toda la continuidad de los decanos es precaria porque está sujeta a la autoridad del rectorado. Pero lo que no lastime al espíritu de la Universidad puede continuar y debe ser respetado.
—¿Su libertad de maniobra como rector normalizador es compatible con la exigencia de no producir, por ejemplo, modificaciones en algunos decanatos?
—Tengo una amplia libertad de maniobra que me ha dado el gobierno del cual emerge mi mandato. Eso no implica que no escuche las voces razonables en favor o en contra de determinados decanos. Yo voy a estudiar las críticas que se les hacen y voy a apreciar el valor de cada uno de ellos con una estimativa puramente personal y será ése mi criterio a aplicar en la Universidad en lo sucesivo.

PARÍS 1968 - BUENOS AIRES 1974
—Algunos estiman que en 1968, en París, se produjo la segunda Revolución Francesa con la llamada Contestación del Estudiantado. ¿Qué estima usted que tiene de rescatable ese movimiento?
—Los sucesos de 1968 demostraron varias consecuencias contradictorias y confusas. Fue un movimiento del estudiantado dentro de la Universidad que luego pretendió penetrar en el campo político y llegar a afectar la estabilidad del Estado. En el primer momento disfrutó del asentimiento del movimiento obrero y en consecuencia fue un movimiento que parecía incontrarrestable. Luego el movimiento obrero cesó en su apoyo al estudiantado cuando el estudiantado se lanzaba a la conquista política del poder, y en consecuencia se paralizó la obra de la revolución de 1968. No creo que sus consecuencias hayan sido tan universales como las de la Revolución Francesa, pero de todas maneras se inserta en el proceso de cambios de este siglo y por otra parte todas las universidades del mundo están perturbadas con la rebelión estudiantil, en consecuencia, hay que estimar que las causas de esa rebelión no son injustas, y no pueden desestimarse, al contrario, cabe una valoración positiva de las mismas, porque eso significa el cambio de las universidades, lo que yo decía al principio: las universidades deben servir a la juventud y al porvenir, no al pasado y a las generaciones que transitaron detrás de ese pasado.
—Doctor, usted dijo que la revolución del estudiantado se paralizó en Francia al cesar el apoyo de los obreros, ¿en Argentina podrá ocurrir lo mismo, que los estudiantes vayan por un lado y los obreros por otro?
—Puede darse. Hay una cierta incompatibilidad entre los fines del movimiento sindical y los propósitos estudiantiles. Por otra parte, los propósitos estudiantiles están limitados, generalmente, entre los muros de la Universidad. Cuando salen de allí caen en un campo que les es extraño. Y en consecuencia allí sus fuerzas se estragan.
—Y los gremios, ¿no podría suponerse que están igualmente limitados a un área determinada?
—Los gremios tienen un fin propio que es el sindicalismo, como aspiración a la conquista del poder. Los sindicatos en sí mismo, aparentemente, se proponen solamente mejoras de tipo económico inmediato, pero el sindicalismo como movimiento social y filosófico se propone la conquista del poder. Es la misma función que ejercitó la burguesía durante la Revolución Francesa. Cuando una clase social es poderosa y culmina aspira a llegar al poder. La burguesía en la Revolución Francesa, económicamente fuerte, aspiraba a llegar al poder político. Como las clases dominantes no lo compartieron, el movimiento burgués tomó el poder.
—¿El movimiento obrero cómo puede lograr la conquista del poder sin afectar la institucionalización del país?
—Si el movimiento obrero se propone finalidades nacionales y es democrático, coincide en la institucionalización, pero si el Estado le cierra todas las puertas coincide en la toma del poder.
—Uno de los cambios profundos determinados por la nueva Ley Universitaria es introducir el voto obligatorio y no voluntario, para que todos los estudiantes elijan sus delegados. En su opinión, ¿sería conveniente que también en los gremios el voto fuera obligatorio y no voluntario como es actualmente en muchos sindicatos?
—En el movimiento gremial puede ser sumamente útil que también se decrete el voto obligatorio de los obreros. Eso depende de la percepción del problema político por los propios obreros.
—¿La dificultad para entenderse entre los jóvenes y los gremios puede explicar que todavía no hayan podido cubrirse en su secretaría general de la Presidencia las secretarías de la Juventud y la secretaría Gremial?
—Desde luego que el divisionismo de la juventud ha incidido en la imposibilidad de designar un secretario de la Juventud y esa función ha sido asumida en principio por la Secretaría General y ahora por la Secretaria de Gobierno a cargo del coronel Vicente Damasco. En cuanto a la designación de secretario Gremial, ha sido demorada hasta que el movimiento gremial dé la posibilidad de elegir un hombre que consulte todas las tendencias del movimiento.

¿INGRESO LIBRE O NO?
—Doctor Solano Lima, volviendo a la Universidad. Cuando el país determina sus necesidades puede decir que necesita tantos médicos, o químicos, o ingenieros, etc. ¿Esa determinación nacional es compatible con el ingreso irrestricto a las facultades, que en alguna medida permite que cada uno estudie lo que quiere? ¿No es esta actitud de ingreso libre una forma del dejar hacer, del liberalismo que tanto se ataca?
—La función de la Universidad es moderadora y debe regular el desenvolvimiento de las carreras. Si hay plétoras de abogados y de médicos deben tomarse medidas para orientar a la juventud hacia las carreras de índole tecnológica a fin de que presten una mayor utilidad a la Nación, Y esto se puede hacer ayudando con más acento a los que se ocupan de carreras técnicas que a los que se ocupan de carreras como la medicina o abogacía. Y por otra parte creando planes de estudio que alarguen la extensión de la carrera y la hagan más difícil para que de esa manera el estudiantado se vuelque a carreras más cortas.
—¿Todo sin aplicar limitacionismo en el ingreso a cada facultad?
—De ninguna manera.
—¿Usted está de acuerdo con el ingreso libre?
—Estoy de acuerdo.
—Doctor, cada egresado de la Universidad le cuesta al país 16 millones de pesos, ¿cuál es en su opinión lo que el egresado le debe al país al terminar su carrera?
—Su obligación es contribuir a la grandeza nacional. No ausentarse del país. Tomar participación en todas las obras y procesos de desarrollo nacional, de manera tal que su esfuerzo se sienta como beneficioso para el país.
—La mayoría de los estudiantes universitarios proviene de hogares de clase media, ¿cómo se propone usted aumentar el porcentaje de estudiantes que provengan de familias obreras?
—El aporte obrero es creciente. Cada día hay más hijos de obreros en la Universidad. 
—Ese porcentaje oscila en el 1 por ciento...
—Cuando se dictaron las primeras medidas de justicia social a partir del año 1946 creció el porcentaje obrero en las Universidades, y lo que determina que los hijos de los obreros no puedan llegar a la Universidad es simplemente un problema de orden económico, porque los hijos de los obreros y los padres inclusive tienen mucha ansiedad por obtener títulos universitarios. Por otra parte, se necesitan facilidades por la desconcentración de los sectores de enseñanza en todo el país y en hacer más viable económicamente la presencia de los estudiantes en los altos estudios.

LAS IDEAS NO MUERDEN
—Uno de los requisitos de la nueva Ley Universitaria es el respeto a la libertad de ideas en la cátedra. ¿Cómo explicaría usted ese concepto en la práctica?
—Esto es compatible con un mundo civilizado, un mundo en desarrollo cultural.
—¿Doctor, cómo se compatibiliza esta libertad de ideas con medidas como las tomadas en la Aduana que impiden la introducción en el país de determinados libros, especialmente los que llevan la palabra marxismo en el título?
—Esa es una discrecionalidad del Estado, que en ciertos períodos se acentúa de acuerdo a cuales sean las necesidades del país. La censura que se establece sobre los libros puede ser demasiado severa o puede ser demasiado liberal. Yo creo, por ejemplo, que el estudio de la doctrina marxista no puede prohibirse. Por otra parte, para mí el estudio de Marx y el marxismo es como el estudio de Aristóteles y sus doctrinas. Se las puede estudiar. Se pueden obtener beneficios de su estudio, pero son inaplicables al mundo actual.
—Usted cree, como aquel personaje del Ñato Desiderio, que los "libros no muerden", ¿pero no hay personas que creen que las ideas son peligrosas?
—Las ideas nunca son peligrosas. Son peligrosas cuando se esgrimen para destruir al Estado por determinadas personas, pero en ese caso no son las ideas sino las personas.
—Hay quienes estiman que nuestro país oscila, peligrosamente, entre los exaltados de la violencia y los acomodaticios de la resignación, entre los mitríacos —como los definió Natalio Botana por su afición a la violencia por la violencia misma— y los rinocerontes, como los pintó lonesco por su piel impermeable a todo cambio, ¿cuál es su opinión?
—No me convence ni me seduce esta distinción. Yo diría otra cosa. Que el mundo oscila entre la Justicia Social y el principio de Libertad. Que el gran esfuerzo de los intelectuales de esta época es el equilibrio entre los dos conceptos. Que la Justicia Social no abrume a la Libertad o que la Libertad no haga imposible la Justicia Social. Ese precisamente es el valor del Justicialismo, que ha encontrado una solución a este problema. Yo creo que con el tiempo, desarrollando las tesis del general Perón, se llegará a encontrar esa tercera posición, que es en el campo de las ideas un hallazgo, puesto que las dos cosas son justas. La Justicia Social es indispensable, pero también la Libertad, porque la Justicia Social no podría hacer felices a los hombres si no fueran libres. Hay que buscar el equilibrio entre estos dos extremos.
—Doctor Solano Lima, a lo largo de este reportaje usted se sonrió muy poco, ¿cuando lo llaman el hombre del equilibrio se sonríe?
—Cuando yo pienso suelo estar serio, porque lo exige la misma concentración del pensamiento. Cuando yo me sonrío es porque no creo en la tesis del contrario.

POLITIZACIÓN Y VIOLENCIA
—En la última campaña electoral, el general Perón como candidato dijo que en el país había mucha politización pero faltaba cultura política, ¿comparte usted ese diagnóstico?
—Exactamente. El problema de la Argentina es un problema cultural, por eso es tan importante la Universidad, y si se quiere hacer una revolución en el país como lo han preconizado el Justicialismo y otras fuerzas, se debe partir de la revolución cultural. Una revolución que no se hace en los cerebros, en los espíritus, no es una revolución; puede ser un golpe de estado, un motín, cualquier cosa, pero no una revolución. Yo supongo que la revolución se hace en la inteligencia primero y en los hechos después.
—Una de las tónicas dominantes de la actualidad nacional es la violencia y muchas veces esa violencia nació primero en la teoría y después en la acción, ¿por qué?
—La inteligencia forzada ante los procesos objetivos puede ser que recurra también a la violencia, porque además de la violencia física está la violencia moral, y nosotros reconocemos también la existencia de esa violencia. A veces la violencia moral engendra como consecuencia la violencia física.
—¿Y cuando la violencia persiste bajo un gobierno libremente elegido?
—Puede haber distintas razones. Hay motivaciones sociales, hay simplemente espíritu de delincuencia y puede haber también una gran incomprensión de los sectores sociales frente a las fuentes de la violencia, es decir de los orígenes de la violencia. Una vez que la violencia se desata, para volverla a comprimir y reducir a sus protagonistas al orden jurídico cuesta mucho porque hay que destruir convicciones profundas e irritaciones causadas por la injusticia. Pero de todas maneras yo creo que la violencia, que es un mal de toda la sociedad mundial, porque hay más violencia en otros países que en la Argentina, no conduce a nada provechoso cuando existe en el país un gobierno popular que puede ser intérprete de todos los anhelos populares. Nosotros estimamos que esta violencia que se ejerce en la Argentina no tiene razón de ser, no tiene justificación ni en la doctrina ni en los hechos..

JUVENTUD, DIVINO TESORO
—¿Cómo definiría el papel de la juventud?
—Tiene un papel protagónico. Tiene responsabilidad en un proceso crítico. Hay instituciones del pasado que están sometidas a un examen y hay instituciones que deben ser preservadas. Por otra parte la juventud tiene la posibilidad de imaginar nuevas soluciones y nuevas instituciones. Es muy fecundo para el país que la inteligencia juvenil juegue en todo esto su papel. Que sea también un papel protagónico.
—Creo que fue Churchill, también conservador, quien en alguna oportunidad dijo que la juventud era una cosa demasiado seria para dejársela a los jóvenes, ¿usted qué opina?
—Puede examinarse esa afirmación como una broma de Churchill. De todas maneras yo prefiero que la juventud tenga a su cargo a la juventud.
—Doctor, ¿qué edad tiene? 
—72 años.
—¿Fue siempre tan joven como ahora?
—Siempre fui igual. He sido un hombre muy combatiente y muy combatido. Pero he llegado a un estado de experiencia política que me permite mantenerme sereno frente a los acontecimientos, no temer a los hombres y acojer las ideas cuando son buenas, generosas y fraternas.
—Doctor, una última pregunta y espero que no le moleste porque hace a su intimidad: se rumoreó que usted volvía a casarse, ¿es cierto?
—Casarse es un problema y un enigma a resolver. Cuando lo tenga delante veré qué hago.
—No lo desmiente ni lo afirma, simplemente posterga la contestación...
—No existe el problema actualmente. Eso es lo que digo.
—Muchas gracias, doctor Solano Lima.
HORACIO DE DIOS 
Fotos- Eduardo Frías
4/04/1974
Revista Gente y la actualidad

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