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crónicas del siglo pasado

 


Automovilismo
Carlos Ruesch en Paraná
el solista de los 'chivos'

UN PILOTO CON POTENCIA, SEGURIDAD Y FINEZA SE IMPUSO A UN LOTE ANÉMICO DE SPORT PROTOTIPOS QUE SUFRIERON TODA CLASE DE INCONVENIENTES. NI GARCÍA VEIGA SE PUDO LIBRAR DE ELLOS. SOLO RUESCH Y MARITO GARCÍA (¡CUIDADO CON EL DE RAMALLO!) RECORRIERON LOS SESENTA CIRCUITOS SIN PROBLEMAS Y ASÍ LLEGARON: 1-2 PARA LOS CHEVROLET, AMOS DE LA CATEGORÍA.


Revistero

 



Marito García y Eduardo Copello


García Veiga

 

 

Anclando en cuarta a fondo desde el final de la recta principal hasta poco antes de la tercera curva a la izquierda, viajando con la cola afuera como queriendo besar los guardrail, con ímpetu y seguridad, Carlos Ruesch elaboró su segundo triunfa de la temporada, que lo coloca en el peldaño inmediato del campeonato, a espaldas de García Veiga y teniendo como socio en la persecución del arrecifeño al actual Campeón Argentino. Su desplazamiento tuvo un ritmo continuo. En la primera serie mandó, en la segunda tuvo un mano a mano con García Veiga que concluyó con el despiste de éste y su posterior ingreso a boxes con la cubierta delantera derecha en llanta y en la tercera dejó hacer el gasto a los demás, viajando a 5.500 vueltas y conformándose con un quinto puesto parcial que lo aseguraba como ganador por suma de tiempos por casi dos minutos y medio sobre Marito García.
Ruesch fue el solista indiscutido. García Veiga brilló en la segunda serie, quedándose con el record absoluto del circuito, pero eso no fue suficiente. El cordobés funcionó con usina propia y tuvo todas las luces prendidas... En realidad, ya de verlo andar el sábado con el auto "suspirándole" a los "fierros" de contención y capturando el mejor tiempo de clasificación, la boleteada se inclinaba a su favor... Aun a pesar de que el Nene es un cheque certificado. Aun a pesar de la inspiración de Nasif Estéfano sobre un auto cuyo motor no siempre tiraba en los ocho cilindros y que sin embargo le dio suficiente voleo como para empatar el tiempo de García Veiga.
PRIMERA SERIE
Desde el primero hasta el último milímetro, toda la serie fue para Carlos Ruesch. Girando metódicamente en 1 minuto 28 segundos y fracción dejó atrás a los doce rivales que se habían alineado en la largada. Muy pronto la fila india comenzó a enflaquecer. El primero en ingresar a boxes fue Ángel Monguzzi. El sábado había cortado una biela y en carrera no logró alcanzar un régimen de marcha satisfactorio. A pesar de armarse los motores iguales, Monguzzi tiene todos los fluidos a su favor como para que nunca le toquen los fierros fieles. Luego Marincovich, que revoleaba la cola en su Ford-Misano, modificado en la carrocería (pero no en las posibilidades). Inmediatamente Gradassi, con un soporte de tensor roto. Zunino, en su debut con el Huayra, copiando el defecto de Pirín, entró en boxes a las once vueltas. En la siguiente, Pairetti dejó el auto abandonado en mitad del circuito con un pistón perforado y se cruzó con Douglas Kitterman justo en mitad de la "tormenta" de cinco minutos que indefectiblemente lo acompaña luego de cada abandono por alguna tontera...
En fin, el barbado Ruesch llegó al final de la corta contienda con sólo siete coches alineados a su cola y con García Veiga (2º) a más de 22 segundos de distancia. Detrás de ellos Nasif Estéfano con un motor colocado la noche del sábado al domingo, que no tiraba lo suficiente como para pelear la punta, pero sí como para preocupar un poco a García Veiga, ya que hacía doblar al Matetón con las puertas, en una clara demostración de que su auto es uno de los que mejor viran. Luego Copello, con muy pocos caballos en su "flaco" Tornado; Marito García, con el pasa-rueda tocándote las cubiertas traseras al largar muy cargado de nafta; Cupeiro, con problemas en el tren delantero que hacía su auto inmanejable; Urruti, que no podía llevar a su Huayra derecho porque la rueda delantera izquierda no estaba balanceada (el sábado había perdido la rueda de ese lado y fue a parar cerca de la puerta de entrada al autódromo en una carrera a campo traviesa) y Vianini, también con problemas en el tren delantero.
SEGUNDA SERIE
Lo más rescatable: los duelos Ruesch-García Veiga y Estéfano-Marito García. Los primeros, enloqueciendo los cronómetros hasta la octava vuelta. El Nene había logrado escapársele a Ruesch cuando se encontraron con Zunino. En el sexto viraje el sanjuanino le tapó la cuerda al de Arrecifes y no le alcanzó la pista. Se fué al pasto y por allí anduvo más de trescientos metros, logrando subirlo al pavimento con maestría, pero a la cola de Ruesch. A la vuelta siguiente la cubierta derecha —golpeada en el fuori pista— se pinchó en mitad del velocísimo segundo viraje, obligándolo al medio trompo... A los boxes, muchos minutos perdidos y adiós ilusiones.
En el segundo duelo, Nasif llevaba las de perder en los tramos rectos, pero cuando se comenzaba a doblar encimaba las posiciones de Marito. Así siempre, hasta que de puro guapo le ganó el lado de la cuerda en la última curva del circuito y comenzó a alejársele. La escapada no fructificó porque antes del final se le voló un casquillo de válvula.
La serie concluyó con Ruesch y García en los primeros puestos, Copello tercero —con problemas en el embrague que se solucionaron en el tiempo de reparación— y Urruti en cuarto lugar, todos con 20 vueltas. 
TERCERA SERIE
Nada quedaba ya por ver. García Veiga que busca el desquite y se adjudica la última batería con la pierna derecha acalambrada, contractura muscular que lo obliga a tirarse del auto al suelo del parque cerrado con gesto de dolor. Pronta atención médica y todo no pasa de un susto. Urruti que hace bramar a la gente cuando en la cuarta vuelta captura el segundo puesto. Cupeiro que sigue ampollándose las manos en la conducción de su "proto" y Copello, Marito García y Ruesch (en ese orden) cuidando los porotos ganados en las series anteriores. 
Final como todos los finales, con abrazos, felicitaciones, despedidas hasta la próxima carrera y también lamentaciones... Las más escuchadas: los que quieren cambio de motor. Monguzzi suspiraba por el de Cupeiro. Estéfano por el de García Veiga: "Con ese motor arriba de mi coche me hago un picnic". Los mecánicos de Pairetti, por cualquiera de los GM que andaban girando: "Dicen que las carrocerías son malas y que por eso recalientan. Si llegamos a tirar un "chivo" arriba de nuestros aparatos vamos a ver si recalientan y si pierden las carreras"... Los ánimos están cansados.
el grafico
1970