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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ


Aviones
Justicialista del aire


 

 

REALIZACIONES concretas del Primer Plan Quinquenal en la industria aeronáutica argentina han sido los aparatos "Calquin", de bombaro liviano, el "Ñandú", de caza nocturna, el "Colibrí" y el "Boyero", estos dos últimos en la rama civil y muy especialmente el avión a reacción "Pulqui II", justamente considerado como uno de los modelos más perfectos en su género, mundialmente hablando. Felizmente no se detuvieron ahí las conquistas industriales del país y ahora el Segundo Plan Quinquenal nos pone frente a una grata realidad: El I.A.35. avión de uso múltiple, diseñado y construido por técnicos y obreros argentinos. Se trata de un bimotor completamente metálico, con tren triciclo rectátil y penaje vertical doble. La parte motriz la componen dos motores I. A. R. 19 C "El Indio", construido en el país, siendo su hélice de tres palas marca Rotol de paso variable. La envergadura del aparato es de 19,6 m., largo máximo de 13,98 m.. altura máxima del fuselaje 1,86 m., ancho máximo del fuselaje 1,06 m. peso vacío 3 500 kg.; peso con carga normal 5700 kg.; velocidad de crucero máxima 363 km. por hora; velocidad ascencional 38 m. por segundo; velocidad de aterrizaje 114 km. por hora; techo práctico 6.500 m.; alcance1.500 km. y carrera de aterrizaje (sin obstáculos) 413 m. Puede ser utilizado como bombardero de entretenamiento, instrucción y entrenamiento avanzado, exploración y reconocimiento, transporte liviano de pasajeros o de carga y avión sanitario. Fué en oportunidad de la reciente visita que realizó el primer magistrado, general Juan Perón, a la ciudad de Córdoba cuando se procedió ai bautismo del .I. A. 35. La llegada del general Perón al I.A.M.E. fué todo un acontecimiento. Hizo su entrada en un automóvil "Institec", descubierto y revistó 250 chatitas "Justicialistas" recientemente construidas por Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado, ubicándose en el palco instalado frente al flamante avión "Justicialista del Aire". El Administrador del I.A.M.E., brigadier Ferro Sessarego invitó al general Perón a apadrinar la ceremonia del bautismo del I. A. 35. Acompañado del titular de la cartera de Aeronáutica, brigadier mayor San Martín y del Ministro de Defensa Nacional, general de división Sosa Molina, el primer magistrado procedió entonces a bautizar el nuevo aparato con la rotura en la trompa de la máquina, de la clásica botella de champaña Luego, el capellán del I A.M.E bendijo el I. A. 35 y el general Perón saludó al piloto, primer teniente Jorge Conan Doyle, designado para probar la máquina en su vuelo oficial. Después de decolar el I. A. 35 —duró escasamente 30 segundos el despego del aparato— su piloto se mantuvo en constante contacto radial con la torre de control, dando a conocer todas las performances que iba cumpliendo. Hizo el avión tres pasadas; una de ellas a 330 kilómetros por hora —su velocidad de crucero-— y a 150 metros de altura; otra a 230 kilómetros por hora y la restante a la velocidad mínima de 150 kilómetros por hora y a una altura de 100 metros. Nueve minutos después el I. A. 35 aterrizó sin novedad, siendo llevado en andas su piloto hasta el palco oficial, donde el general Perón abrazó el primer teniente Conan Doyle en medio de los entusiastas vivas y aplausos de la masa trabajadora del I.A.M.E Luego del vuelo inaugural del I. A, 35, inició su decolaje el Pulqui I, cumpliendo un pasajera alta y otro a baja velocidad. Dos minutos después decoló el Pulqui II, haciendo varios pasajes a distintas velocidades, uno de ellos a 940 kilómetros por hora. También los pilotos de ambos Pulquis, primeros tenientes Rosen y González, fueron felicitados por el general Perón, a quien el Ministro de Aeronáutica brigadier mayor San Martín hizo entrega de dos maquetas, una de ellas correspondiente al I. A. 35 y otra al automóvil "Justicialista" Super Sport con carrocería plástica. El público reclamó insistentemente la palabra del Jefe de Estado, quien destacó la importancia que para el país tiene la fabricación de sus propios elementos motorizados de trabajo, considerando al I.A.M.E. el centro de la industria pesada de la Nueva Argentina.
Evidentemente el desarrollo y la expansión de la industria están garantizados con los máximos recursos del Estado.
revista Coche a la vista
1953