Revista Siete Días Ilustrados
02.09.1968 |
Alrededor de 150 hombres de la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos ocupan, en exclusividad, un sector de la base militar en
Mendoza. Aviones supersónicos parten todas las mañanas hacia Miami y
Panamá y regresan antes de caer el día. Oficialmente, realizan
estudios meteorológicos
-¡No puede ser! ¡No puede ser que no se sepa. . . !
Ninguna de las personas entrevistadas por SIETE DIAS podía creer que
se ignorara en el resto del país la presencia en Mendoza de una
misión permanente de la United States Air Force.
Todos los días, al anochecer y hasta pasada la medianoche, decenas
de norteamericanos transitan plácidamente las principales calles de
la capital de Mendoza. Así pues, al cabo de tres años, el mendocino
se acostumbró a su presencia. Taxistas, mozos de bar, comerciantes,
estudiantes, todos los miran con indiferencia, a veces con
amabilidad. "Los aviadores y soldados de la USAF son ya tan
conocidos como el Cerro de la Gloria", se bromea.
Sin embargo, cuando SIETE DIAS incursionó en la opinión mendocina,
encontró que todos sospechan de los norteamericanos: "Vaya a saberse
lo que están haciendo aquí. Ellos dicen que estudian meteorología
..." La mayoría de los entrevistados evitó dar su nombre y otros
simplemente se negaron a hacer declaraciones. Por eso, los enviados
de este semanario debieron, a menudo, ocultar su identidad para
obtener detalles de la labor de esa misión militar. Hasta las
autoridades de la base de la IV brigada aérea fueron esquivas al
hacer declaraciones y remitieron a los redactores al Comando en Jefe
de la Aeronáutica, en Buenos Aires.
A PUERTAS CERRADAS
La misión norteamericana ocupa tres hangares —uno de ellos de
moderna construcción— en el sector noroeste del aeropuerto
internacional de El Plumerillo, a unos 7 kilómetros de la ciudad de
Mendoza. El acceso se logra por un camino de tierra cubierto con
alfalfa seca, al que se llega por la nueva autopista que conectará
con la ruta 40, a San Juan. Para entrar es necesario franquear una
tranquera; allí aparecen siete grandes antenas disimuladas por los
álamos que circundan el sector reservado para la USAF.
Según un piloto argentino, quien pidió que se reservara su
identidad, el grupo USAF comparte los terrenos de la IV brigada de
la Fuerza Aérea Argentina y utiliza los hangares e instalaciones que
le fueron adjudicados con carácter de exclusividad.
Pero, ¿la misión militar norteamericana levantó edificios propios?
Respondió afirmativamente: "En particular, instalaciones destinadas
al mantenimiento y equipos para control de sus aviones, que tienen
características y performances muy especiales".
Al mencionársele versiones sobre la existencia de un radiofaro
instalado por la misión de la USAF y de uso exclusivo, dijo que los
norteamericanos "tienen innumerables equipos de apoyo terrestre para
la aeronavegación, los cuales, debido su especialización y
características de equipamiento de los aviones que utilizan, no
sirven para las máquinas argentinas".
Las instalaciones utilizadas por los estadounidenses fueron ocupadas
en cumplimiento de un convenio firmado entre la aviación militar
argentina y la norteamericana, en 1965, cuando era comandante en
jefe el brigadier Conrado Armanini; intervino también el ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto, cuya cartera ejercía Miguel Ángel
Zavala Ortiz.
SIETE DIAS recorrió el perímetro del aeropuerto y también un sector
—el único posible— de la base norteamericana; no advirtió la
presencia de ninguna bandera del país del norte. Sin embargo, el
piloto entrevistado aseguró que el personal argentino tiene
restringido el acceso al sector del grupo USAF y que existen zonas
cuya entrada está terminantemente prohibida a toda persona que no
integre la misión norteamericana. Esta prohibición también incluye a
los militares argentinos.
La misión norteamericana utiliza para su labor aviones de
reconocimiento a gran altura denominados RB-57-D modificado. Existen
dos aparatos en Mendoza y salen todas las mañanas con destino a
Miami y Panamá; regresan por la tarde después de 9 horas de vuelo.
El Jane's Air Craft Book —publicación anual que contiene las
novedades aeronáuticas de todos los países en lo referente a nuevos
modelos— informa que esa máquina tiene dos turbinas de 10 mil libras
de empuje (4.536 kg), fabricadas por Pratt y Whitney, en Gran
Bretaña. La distancia entre alas es de 32,31 metros y puede ser
modificada, según el uso.
También operan en la base de la USAF aviones de trasporte que cargan
material especial para uso de la misión. El programa —según el
piloto entrevistado— se denomina Picada Rápida; y agregó: "Se dice
que los vuelos del programa fueron contratados para efectuar
relevamientos aerofotogramétricos y exploración de minerales
radiactivos".
Aparentemente, los norteamericanos no ocultan sus actividades, pero
extrañamente siempre emprenden sus vuelos carreteando la pista de
sur a norte. A nivel popular se dice que "levantan vuelo hacia esa
zona para evitar que se los vea desde la ciudad".
El sábado 17, SIETE DIAS se instaló en el bar del aeropuerto y
observó —después de prolongada espera— la llegada de un avión
carguero C-124, el más grande trasporte del mundo, matrícula 40639;
empujado por sus cuatro reactores, pasó delante de las plataformas
comerciales y militar y se estacionó junto a un par de RB-57-D;
enseguida llegaron cinco camiones cisterna con acoplado y conectaron
sus mangueras a la máquina. El aparato permaneció no menos de tres
días en Mendoza y ninguna información oficial se suministró sobre su
llegada y estadía.
Cuando el redactor comentó al taxista Vicente Fernández (50 años,
Kaiser Carabela patente 476) la presencia de la máquina, el taxista
respondió: "Sí, de día no descargan nada; pero de noche . . .". Y,
en efecto, se pudo averiguar que del poderoso C-124 fueron
descargados —esa noche— varios vehículos y llevados directamente a
los hangares de la base de la USAF. En esos vehículos venía "gran
cantidad de equipamiento para el grupo norteamericano", según
información extraoficial.
Un suboficial de la Fuerza Aérea Argentina, quien también quiso
mantener el anonimato, dijo que "todo lo que hacen los
norteamericanos es muy raro", y si bien no pudo asegurar cuál era la
labor que allí desplegaban, recalcó que "oficialmente hacen estudios
de meteorología". Aclaró que traen aparatos electrónicos y grandes
bultos que permanecen embalados mientras están a la vista. Aseguró
que son muchos los argentinos de la IV brigada aérea fastidiados por
esa presencia, opinión imposible de confirmar.
QUIENES SON
En la boite Bongo —reducto nocturno de oficiales y suboficiales de
la USAF—, en el barrio céntrico de Mendoza, el sargento Eddie J.
Olivas, de Oklahoma, relató que la misión está integrada por
personal reunido de distintas partes del mundo y que muchos de
ellos, aunque todos de la USAF, no se habían visto nunca antes.
Contradijo lo averiguado en medios oficiales de la FAA, al asegurar
que formaban parte de una "fuerza de auxilio y socorro, dependiente
de la ONU y que utilizaban aviones viejos". Seguidamente se interesó
por la Argentina y sus gaúchos.
En la base de la United States Air Force en El Plumerillo trabajan
entre 130 y 150 estadounidenses, entre oficiales, técnicos,
suboficiales y soldados. Ese personal —según el convenio suscripto
en 1965— no se encuentra bajo jurisdicción militar argentina y tiene
prerrogativas diplomáticas. Permanece 6 meses en Mendoza; algunos
han vuelto después de otras misiones.
Los norteamericanos no viven en la base. Los oficiales y algunos
técnicos ocupan los departamentos del edificio Kelton, 9 de Julio
1050, y otros se alojan en los hoteles Sussex y Lamicella, en el
centro de la capital mendocina; en cambio, los suboficiales y
soldados habitan el Motel Demo. Sin embargo, muchos entrevistados
sostuvieron que, además, los altos oficiales y técnicos alquilan
departamentos y discretos chalecitos de la periferia.
Los militares estadounidenses no usan sus uniformes cuando pasean de
noche, por las calles céntricas de Mendoza. No obstante, en un
sector disimulado del hotel donde se alojan, SIETE DIAS vio los
trajes verde oliva, de fajina, dispuestos en la azotea, secándose al
sol. Tampoco participaron oficialmente del acto que se realizó en
Mendoza el 17 de agosto último, con motivo del aniversario de la
muerte del general San Martín.
Cuando se intentó hablar con alguno de ellos —en una de sus
habituales reuniones en la whiskería Silver Club, en la galería
Plaza— se mostraron reticentes. Entre sorbo y sorbo de whisky y
vodka-cola, solían hablar de sus lugares de origen y bromeaban en el
castellano recién aprendido. Cambiaron rápidamente de conversación
en cuanto se procuró indagar sobre su labor en Mendoza.
LOS MENDOCINOS
Seguramente son las contradicciones las que despiertan curiosidad en
los mendocinos. SIETE DIAS sondeó la opinión popular, entrevistando
a un centenar de ellos, y tropezó con un puñado de respuestas
parecidas. Estas son las más significativas:
• No se cree que el grupo USAF haga sólo estudios de meteorología.
• Existe una molestia por la presencia de los militares
estadounidenses; algunos sostienen que como pagan en dólares y "les
cobran cualquier cosa, los comerciantes aprovecharon para aumentar
los precios de sus mercaderías".
• Hubo asombro cuando se dijo que, a nivel popular, en Buenos Aires
se desconoce la presencia del grupo USAF en Mendoza.
• Coincidencias en sostener que en los últimos meses hubo un
incremento en el movimiento de aviones norteamericanos.
En el Hogar y Club Universitarios, en 9 de Julio y Rivadavia, SIETE
DIAS entrevistó a varios estudiantes. Un alumno de agronomía,
oriundo del sur de la provincia —advirtió que era dirigente, "aunque
ahora no hay movimientos estudiantiles"— dijo que nunca se trató en
asambleas la presencia de los militares norteamericanos. "Aquí no
hay posibilidades de hacer ni decir nada; de dos años a esta parte,
esto está lleno de policías y hasta creo que hay agentes de la CIA".
Con otro estudiante, sanjuanino, de 22 años, a punto de terminar sus
estudios de medicina, se produjo este diálogo: ¿Se trató alguna vez
la presencia de la base de la USAF en alguna asamblea estudiantil?
"No. Sólo se conversó a nivel individual porque a algunos les gustan
los avioncitos que usan ..." ¿No le inquieta la presencia de los
norteamericanos en Mendoza? "Me interesa saber qué es lo que hacen
aquí. Me preocupa, como argentino, que un extranjero esté haciendo
cosas que sólo él sabe". ¿Qué opinión tiene de los norteamericanos
que se encuentran aquí? "Para dejarlos lo mejor posible, diré que se
separan del ambiente, haciendo su propia vida, sin ninguna
atracción; no se vinculan con nadie porque parece que sólo les
interesa pasarla bien. Los veo, eso sí, acompañados por chicas de
mala reputación: ellas deben saber más que otros acerca de lo que
realmente hacen aquí". ¿Por qué no quiere que publiquemos su nombre?
"Mis actividades estudiantiles no me lo permiten; la idiosincrasia
del mendocino haría que mis compañeros me creyeran un charlatán y
eso no me beneficiaría para nada."
Otros estudiantes entrevistados por SIETE DIAS coincidieron en que
se sienten molestos por la presencia norteamericana, pero que "la
policía, infiltrada en todos los rincones de la Universidad, impide
que el tema se pueda tratar colectivamente. Esto es muy chico, somos
todos conocidos, estamos todos fichados. Además también nosotros
queremos terminar nuestras carreras".
En cambio Clemente Martín, casado, tres hijos, industrial,
fabricante de los frenos Sylvania, no tuvo reparo en dar testimonio
de sus observaciones: "Como entusiasta de la aviación —dijo— me
interesan los aviones que traen los norteamericanos"; aseguró que ya
había visto los B-57-D, muy parecidos a los U 2, en el aeropuerto de
Frankfurt, en octubre de 1967. "Últimamente llegó a El Plumerillo el
Victory II, de la Real Fuerza Aérea. Dio dos o tres vueltas sobre el
aeródromo y aterrizó en forma perfectamente normal. Pero después se
dijo que el piloto había roto los frenos. Al día siguiente llegaron
técnicos con grandes cajones, en los que traían repuestos y sus
guías para armarlos, según escuché." Advirtió, además, que la
cantidad de vuelos de la USAF aumenta cuando se anuncia algún
experimento atómico francés en el Pacífico. ¿En qué gastan el
dinero? "Yo los veo siempre comprando objetos regionales: ponchos,
botellas, muñecas de trapo; pero también bebidas fuertes, que
consumen mucho."
En la IV brigada aérea de Mendoza, SIETE DIAS dialogó, en la
División de Inteligencia, con el comodoro Van Thiessen. El militar
manifestó que por razones de dependencia no podía suministrar
información, que había que recurrir al Comando en Jefe de la Fuerza
Aérea. Sin embargo, después de leer el cuestionario que le fue
presentado, dijo que "ésta no es una base militar de los
norteamericanos, ya que sólo vienen esporádicamente. Están
realizando trabajos meteorológicos; éstos sólo se pueden hacer con
aviones especiales y a gran altura". Curiosamente, mientras tanto (a
media mañana del martes 20), desembarcaba de un DC 6 de la USAF el
general de aviación Henry Müller. Acompañado por otros jefes
norteamericanos, hizo una visita de cortesía a la base de Mendoza,
según se informó después oficialmente.
En el bar del aeropuerto, en ese mismo momento, se encontraban
alrededor de 10 aviadores estadounidenses vestidos con sus trajes
verde oliva de vuelo. Tomaban café. Los acompañaban algunos
camaradas vestidos de civil, que habían sido vistos por SIETE DIAS
en las calles de la ciudad.
El mozo del bar, que los atendía, contestó al comentario provocado
por el redactor: "Sí, señor. Yo los quiero mucho... Ellos traen
dolarcitos ... ¿Usted tiene dolarcitos?".
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En el Silver Club, los hombres de la USAF disfrutan de su
día franco
Jimmy hace las veces de barman ante la ausencia de camareras
El C124 rodeado por camiones tanques, preparado para
despegar |
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