Revista 7 Días
09 de agosto de 1966
por Ángela Mirey
Fotos: Osvaldo Dubini |
Durante varias semanas, el tema principal de
discusión en oficinas, peluquerías, cafés, talleres y recreos
estudiantiles fue la película "Darling''. Hasta psicoanalíticas
mesas redondas desmenuzaron la personalidad egocéntrica, ávida,
insatisfecha, sin frenos y sin rumbo fijo de esa oscura modelo que
entre amores y amoríos llegó a ser princesa y "mujer ideal" de tapa
de revista. Y mientras algunos descubrían en la "muchacha Darling"
un símbolo de la joven actual, imperturbables sociólogos y alarmados
padres registraban un súbito alud de chicas argentinas que en
modelos y modales parecían identificadas con la protagonista del
discutido film, poniendo así crudamente sobre el tapete la cuestión
de cómo es, cómo vive, y hacia dónde va la mujer joven de hoy.
"7DÍAS" recogió esa inquietud colectiva y entrevistó a un centenar
de espectadoras entre 18 y 25 años, a la salida de cines céntricos y
suburbanos donde se proyectaba "Darling", haciéndoles una pregunta a
quemarropa: "¿Nuestras jóvenes se parecen a la protagonista del
film?". Las respuestas negativas fueron abrumadoras, y la máxima
expresión de semejante rechazo la dio Esther F., 22 años, estudiante
de Ciencias Económicas: "Esa pregunta me resulta casi ofensiva". Sin
embargo, una vez superada la barrera de su reacción negativa, las
jóvenes encuestadas admitieron conocer a bastantes chicas con
indudables rasgos "a lo Darling", aunque todas vieron en la
protagonista del film un caso extremo y por demás especial. Pero
Amelia L., 24 años, experta en belleza, se atrevió a confesar un
sentir general a todas: "Es difícil no sentirse aludida y molestada
por lo menos en algún momento de la película, aunque evidentemente
los detalles anecdóticos sean ajenos a la experiencia de la inmensa
mayoría de las muchachas".
La psicóloga Nora Sturm explica por qué nuestra encuesta encontró
tanto rechazo entre las espectadoras: se sienten hondamente
impactadas al ver con lente de aumento un conjunto de rasgos que en
la realidad concreta se dan atenuados y dispersos. "La chica Darling
es inconstante, voraz, incapaz de dar o de recibir profundamente. Es
un personaje alienado: vive representando para conservar una figura
ante sí misma. No establece ninguna relación duradera ,aunque el
miedo a la soledad la lleva a buscar cualquier compañía. Huye tanto
de aburrimiento como de la soledad, y prefiere el "amor-juego",
exhibiendo rebeldía y hartazgo frente a la familia de tipo
tradicional. Realiza la típica carrera de la muchacha bonita,
narcisista, que desde pequeña está acostumbrada a llamar la
atención: publicidad, fotos, papeles insignificantes en el cine que
le brindan acceso a un mundo fastuoso y falso. Ofrece la imagen
aparente de la triunfadora, pero en el fondo no alberga otra cosa
que la soledad, frustración y fracaso total. No constituye un
personaje arquetípico con el que se puedan identificar masivamente
las jóvenes. Pero muchos de sus rasgos -predominantemente la
insatisfacción- se da en las jóvenes de clase media y formación
intelectual".
¿Solo un sector social?
Parecería entonces que las "darlings" argentinas se limitaran a
ciertas minorías de la clase media. Pero la escritora Silvina
Bullrich las encuentra también -o especialmente- en la clase alta:
"El tipo 'darling' es un fenómeno exclusivo de las grandes
capitales: era bastante común hace treinta años en la clase alta, y
sin duda lo ha de seguir siendo; posiblemente se dé ahora también en
la clase media. Desde la guerra del 14, muchos valores han perimido
y se ha acrecentado enormemente la importancia del dinero como valor
central de la vida. Añádase a ésto que muchos tabúes sexuales han
perdido vigencia: la 'darling' del film es sensual, y no encuentra
razón para no serlo a su capricho. Todo ésto explica la soltura con
que las 'darlings' de la realidad siguen los caminos más fáciles y
manejan sus encantos. En un país como el nuestro, el trabajo rinde
muy poco a la mujer, y no debe extrañar que abunden las 'darlings'
que buscan a la vez halagos sensuales y económicos precisamente
junto a los hombres que pueden brindárselos"
Tita Merello también hace una amplia división general entre "las
jóvenes protegidas, mimadas, con todas las ventajas a favor, y las
jóvenes que siempre han conocido el desamparo, la lucha y el
sufrimiento". Pero agrega: "La inmensa mayoría de nuestras muchachas
está formada por esa juventud que se dobla sobre los libros y se
quema las pestañas para aprender y ser útil, o que muy de madrugada
va a las fábricas a trabajar como aprendizas. La mayoría de los
jóvenes, mujeres o varones por igual, lleva una vida de esfuerzo y a
veces de real sacrificio".
Entre las encuestadas por "7 DÍAS", varias chicas de clase media
acomodada señalaron sus abrumadores horarios de estudio, clases
teóricas, exámenes parciales y finales. Una de ellas, Laura R., 21
años, dijo con desafío: "Nosotras podríamos ser 'darlings' sólo en
domingo y cuando no hay examen en perspectiva...". Y Marcela F., 18
años, estudiante de Bellas artes: "Además, somos, somos lo bastante
inteligentes como para querer ser felices. ¿Usted cree que una mujer
como 'darling' puede ser feliz?".
A su vez, Rosita, 23 años, peinadora, e Hilda, 22 años, manicura,
coincidieron en señalar: "Cuando se es muy joven se puede vivir un
poco al azar,, pero después de los veinte años ya se tiene un plan
de vida, y, de todos modos alguna dirección, siempre hay"
Los casos "darling" que "7 DÍAS" pudo recoger en su amplia encuesta,
estadísticamente dan la razón a la psicóloga Sturm y a la escritora
Bullrich en cuanto a ser más abundantes en los sectores más
acomodados y presentar a menudo rasgos de intelectualización.
Pero también hay algunos dentro de los sectores menos favorecidos
económicamente. Margarita, 23 años, empleada, nos cuenta: "En mi
oficina hubo una chica que trabajó unos meses. Siempre salía con
hombres mayores que tenían auto y que gastaban mucho en las boites.
¡Llegaba a la oficina con los ojos pegados de sueño! Pero duró poco.
No le gustaba trabajar, y quién sabe qué familia tendría".
Curiosamente, muchas de las jóvenes que entrevistamos hacen hincapié
en que la protagonista del film parecía no tener padre, y de la
madre apenas si da una imagen fría y fugaz. La familia parece tener
mucha importancia para el equilibrio interno de numerosas muchachas
argentinas de hoy. Elena J., estudiante de publicidad, 20 años,
señala: "La familia a veces es inaguantable, una a menudo amenaza
con irse a vivir sola, pero no pasa nada. Puede haber rebeldía, pero
también hay un apoyo, por más defectos que encontremos a nuestros
mayores, y aunque nos propongamos no imitar con nuestros hijos los
errores que cometieron con nosotras".
Aunque recién se hayan cumplido 30 años, ya se advierte un cambio
frente a las chicas que van de los 18 a los 25 años. Pinky lo siente
así cuando analiza a sus hermanas menores. Como Tita Merello, Pinky
atiende un nutridísimo correo, y conoce a nuestra juventud: "La
joven de hoy tiene una cierta indiferencia, una cierta frialdad,
hacia los demás. va a lo suyo, y el qué dirán le importa poco o
nada. Es menos hipócrita, más natural, en la esfera sexual. Hay
avidez de experiencias, y en todo aspecto se nota en ella más
inquietudes que en las chicas de antes. Lo que la chica de hoy busca
es realizarse, no ya sólo en el hogar, sino en la ciudad, en el
mundo. Trabaja en todos los rubros, y con solvencia. No es por
competencia con los varones sino que necesita ser independiente. En
síntesis, esta generación tiene más posibilidades de realizarse,
aunque no sé si de ser más feliz que antes. En todo caso, sí de ser
más intensamente feliz de a ratos.
Un grupo de psicólogos hizo hace poco una encuesta entre ochenta
mujeres jóvenes de distinta extracción social y de diverso nivel
educacional. Se les propuso elegir la "palabra clave" entre una
serie de diez: éxito, dinero, felicidad, amor, hogar, paz, trabajo,
fe, sabiduría, y eternidad. Del conjunto, 27 jóvenes eligieron
felicidad; 21 optaron por amor; 17 por éxito; 5 escogieron trabajo;
otras 5, dinero; y ninguna eligió paz o eternidad. Tal encuesta
resulta sintomática: las jóvenes de hoy son activas, aunque a veces
no sepan cómo encauzar esa actividad y la desperdicien en agitación
inútil; tienen grandes deseos de ser felices, pero no confunden la
felicidad con el amor, valor importantísimo pero ya no único de sus
vidas.
Por las avenidas céntricas y por las calles de barrio avanzan las
jóvenes de hoy, con sus botitas y sus faldas cortas, desenfadadas,
vibrantes, despeinadas, un poco llevándose la vida por delante, tal
como aparece "Darling" por las calles de Londres al comienzo del
film. Pero esas jóvenes no son "darling" más que en la apariencia:
saben lo que quieren o por lo menos quieren saberlo y no aceptan
fáciles trampas; luchan por realizarse, y vislumbran que la
felicidad no se da de regalo; están aprendiendo, un poco a tientas
pero cada día más profundamente a conciliar en sí mismas lo femenino
y lo humano; y ya empiezan a darse cuenta de que el verdadero nombre
de la independencia es responsabilidad.
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La "supuesta" chica Darling argentina
aún no ha entrado en la vorágine de la protagonista del film
que sacude al país |
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"buscamos un 'príncipe', pero nos casamos para querer"
"creemos ser suficientemente
inteligentes como para querer alcanzar nuestra felicidad" |
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