Hace quince días, un hecho insólito perturbó el tedio dominical del
Barrio Norte: ante una docena de azorados transeúntes, en French al
2800, se desmoronó con estrépito un edificio en construcción de 15
pisos. Desde entonces, una ola de controversias —no resueltas aún—
se desató en Buenos Aires, ¿Cuáles fueron las causas del ominoso
derrumbe? Es que resulta difícil imaginar cómo en pleno siglo XX,
cuando la tecnología de la construcción es una de las más avanzadas,
puede desatarse un daño de tal magnitud.
Teóricamente, cualquier profesional de primera categoría —ingeniero
o arquitecto recibido— es capaz de realizar un edificio mayor de
cuatro pisos (un maestro mayor de obras sólo puede hacerlos
menores). El único requisito exigido por la Municipalidad es una
supervisión de planos a cargo de la Dirección de Fiscalización de
Obras de Terceros: el resto (ejecución de la obra, selección de
materiales) queda librado a la responsabilidad y pericia del
profesional.
La competencia comercial, sin embargo, puede dar por tierra con
todas las premisas técnicas. Durante los últimos cinco años, la
superficie construida en Buenos Aires se cuadruplicó: los 900 mil
metros cuadrados cubiertos en 1965 ascendieron, en 1969, a más de
cuatro millones. La colosal demanda del mercado y la necesidad de
abaratar los costos para aumentar los beneficios produjeron una
disminución implacable en la calidad de las construcciones: las
paredes se convirtieron en tabiques (despertarse con la radio del
vecino llegó a convertirse en costumbre) y los patios de aire y luz,
en chimeneas.
Es posible que la primera etapa del trámite municipal transcurra sin
tropiezos; en general, los planos están correctamente diseñados. Los
problemas empiezan cuando hay que ejecutar la obra. "Los ingenieros
deberían controlar el desarrollo de los trabajos diariamente
—explica el arquitecto Richer. Subdirector de Fiscalización de Obras
de Terceros—, pero muchos de ellos alegan que no pueden pasarse el
día entero en la obra." Cuando sucedió el derrumbe de la calle
French, el ingeniero David Baner —responsable de la construcción—
disfrutaba de sus vacaciones en Punta del Este.
Según el Código de Edificación, los Inspectores de Obra municipales
deben realizar controles periódicos para asegurarse de que el
edificio esté ubicado dentro de la alineación que marca el Código, y
para controlar la fidelidad de la construcción a los planos
aprobados por la Municipalidad. El inspector debe, además, concurrir
a la obra por lo menos dos veces por año, para verificar la
exactitud de las tareas. Pero, para 4 mil obras sólo existen 150
inspectores; la responsabilidad se recompensa con 21 mil pesos por
mes. "Tener un inspector por cada obra —se abatió un funcionario
municipal, que prefiere ocultar su nombre— serviría solamente para
aumentar la coima."
"Atención —previno hace tres meses el ingeniero Arturo Bignoli,
durante una conferencia que pronunció en el Centro Argentino de
Ingenieros—, estamos haciendo las construcciones de hormigón mal,
muy mal; nosotros y nuestros conciudadanos nos exponemos a peligros
y riesgos graves. En la Argentina, durante 1969, han caído más
edificios o partes de ellos que aviones." Fue casi una premonición,
aunque nada mágica para quien sabe que, por ejemplo, uno de los
vicios más difundidos entre los peones es agregar agua
indiscriminadamente al cemento, para facilitar la tarea de
hormigonado.
Ante el derrumbe de la calle French, muchos pensaron que la caída se
había producido por la debilidad del terreno. Los constructores
hicieron un sondaje previo, pero entonces no fue posible encontrar
nada. Algunos expertos aseguran, sin embargo, que las napas
subterráneas de la ciudad de Buenos Aires son muy movidas. Hasta
ahora no existe un mapa completo con las corrientes de agua del
subsuelo: "El sondaje no es obligatorio —se disculpa el arquitecto
Richer—; cualquiera puede hacerlo, pero no es un requisito
indispensable para construir. Y para que la Municipalidad pueda
hacer su propio sondaje, hay que esperar que la propiedad se
renueve. Eso tarda años".
"Nosotros no podemos aventurar qué es lo que realmente pasó en la
calle French —continuó Richer—. Pero ya hemos designado una comisión
de tres miembros para que realice el peritaje correspondiente." La
Municipalidad inició, además, un estudio que permita controlar la
industria de la construcción con mayor eficacia. Aunque tardías, es
posible que las medidas municipales ayuden a prevenir catástrofes
como la de quince días atrás, Claro que muy poco puede hacerse sin
la colaboración de los profesionales responsables.