Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


CONSTRUCCIONES
DECADENCIA Y CAIDA
Revista Periscopio
03.03.1970

 
Video de 1970 de Buenos Aires

Hace quince días, un hecho insólito perturbó el tedio dominical del Barrio Norte: ante una docena de azorados transeúntes, en French al 2800, se desmoronó con estrépito un edificio en construcción de 15 pisos. Desde entonces, una ola de controversias —no resueltas aún— se desató en Buenos Aires, ¿Cuáles fueron las causas del ominoso derrumbe? Es que resulta difícil imaginar cómo en pleno siglo XX, cuando la tecnología de la construcción es una de las más avanzadas, puede desatarse un daño de tal magnitud.
Teóricamente, cualquier profesional de primera categoría —ingeniero o arquitecto recibido— es capaz de realizar un edificio mayor de cuatro pisos (un maestro mayor de obras sólo puede hacerlos menores). El único requisito exigido por la Municipalidad es una supervisión de planos a cargo de la Dirección de Fiscalización de Obras de Terceros: el resto (ejecución de la obra, selección de materiales) queda librado a la responsabilidad y pericia del profesional.
La competencia comercial, sin embargo, puede dar por tierra con todas las premisas técnicas. Durante los últimos cinco años, la superficie construida en Buenos Aires se cuadruplicó: los 900 mil metros cuadrados cubiertos en 1965 ascendieron, en 1969, a más de cuatro millones. La colosal demanda del mercado y la necesidad de abaratar los costos para aumentar los beneficios produjeron una disminución implacable en la calidad de las construcciones: las paredes se convirtieron en tabiques (despertarse con la radio del vecino llegó a convertirse en costumbre) y los patios de aire y luz, en chimeneas.
Es posible que la primera etapa del trámite municipal transcurra sin tropiezos; en general, los planos están correctamente diseñados. Los problemas empiezan cuando hay que ejecutar la obra. "Los ingenieros deberían controlar el desarrollo de los trabajos diariamente —explica el arquitecto Richer. Subdirector de Fiscalización de Obras de Terceros—, pero muchos de ellos alegan que no pueden pasarse el día entero en la obra." Cuando sucedió el derrumbe de la calle French, el ingeniero David Baner —responsable de la construcción— disfrutaba de sus vacaciones en Punta del Este.
Según el Código de Edificación, los Inspectores de Obra municipales deben realizar controles periódicos para asegurarse de que el edificio esté ubicado dentro de la alineación que marca el Código, y para controlar la fidelidad de la construcción a los planos aprobados por la Municipalidad. El inspector debe, además, concurrir a la obra por lo menos dos veces por año, para verificar la exactitud de las tareas. Pero, para 4 mil obras sólo existen 150 inspectores; la responsabilidad se recompensa con 21 mil pesos por mes. "Tener un inspector por cada obra —se abatió un funcionario municipal, que prefiere ocultar su nombre— serviría solamente para aumentar la coima."
"Atención —previno hace tres meses el ingeniero Arturo Bignoli, durante una conferencia que pronunció en el Centro Argentino de Ingenieros—, estamos haciendo las construcciones de hormigón mal, muy mal; nosotros y nuestros conciudadanos nos exponemos a peligros y riesgos graves. En la Argentina, durante 1969, han caído más edificios o partes de ellos que aviones." Fue casi una premonición, aunque nada mágica para quien sabe que, por ejemplo, uno de los vicios más difundidos entre los peones es agregar agua indiscriminadamente al cemento, para facilitar la tarea de hormigonado.
Ante el derrumbe de la calle French, muchos pensaron que la caída se había producido por la debilidad del terreno. Los constructores hicieron un sondaje previo, pero entonces no fue posible encontrar nada. Algunos expertos aseguran, sin embargo, que las napas subterráneas de la ciudad de Buenos Aires son muy movidas. Hasta ahora no existe un mapa completo con las corrientes de agua del subsuelo: "El sondaje no es obligatorio —se disculpa el arquitecto Richer—; cualquiera puede hacerlo, pero no es un requisito indispensable para construir. Y para que la Municipalidad pueda hacer su propio sondaje, hay que esperar que la propiedad se renueve. Eso tarda años".
"Nosotros no podemos aventurar qué es lo que realmente pasó en la calle French —continuó Richer—. Pero ya hemos designado una comisión de tres miembros para que realice el peritaje correspondiente." La Municipalidad inició, además, un estudio que permita controlar la industria de la construcción con mayor eficacia. Aunque tardías, es posible que las medidas municipales ayuden a prevenir catástrofes como la de quince días atrás, Claro que muy poco puede hacerse sin la colaboración de los profesionales responsables.

 

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