Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


FILMS
Es difícil empezar a ser nada más que un niño

Revista Confirmado
07.05.1965

CRONICA DE UN NIÑO SOLO. Argumento: Jorge Zuhair y Leonardo Favio. Fotografía: Ignacio Souto. Montaje: Antonio Ripoll. Ambientación: María Vaner. Música de Corelli y Marcello. Productor: Luis De Stefano. Prod. asociado: Walter Achugar. Intérprete: Diego Puente. Dirección: Leonardo Favio.

Los niños están solos. Su entrada en el mundo es una dura aprehensión del lenguaje, de los objetos, de la extraña esfera, para ellos, de los adultos. El puente entre la subjetividad del niño y la del adulto es difícil de transitar, sin una sensibilidad consciente y a la vez afectiva, capaz de comprender el asombro, la piel indefensa de una personalidad en formación. Esta comunicación tan difícil, aun en quienes poseen el amor, se hace dramática cuando el niño se abre a la experiencia en un medio hostil, hostigado por la miseria y la sordidez.
Crónica de un niño solo es, en primer lugar, el testimonio sincero y sin concesiones sentimentales de una soledad impuesta por el abandono y la incomprensión, en partes iguales y acumulativas. Es la historia de un niño encerrado en su soledad, y de sus esfuerzos desesperados por escapar de un mundo adulto indiferente, socialmente nocivo hasta en sus intentos de corrección.
El film describe con exactitud una experiencia infantil, desde el deformante reformatorio, severo y traumatizante en su régimen carcelario, hasta la fuga del protagonista hacia una villa miseria donde la libertad se neutraliza en medio de un ambiente igualmente nocivo para su desarrollo. Una virtud notable y rara de Leonardo Favio ha sido documentar no sólo las realidades negativas de un medio social y las
de instituciones correccionales —más que inoperantes, destructivas—, sino revelar, desde adentro, el sentimiento infantil frente a un abandono que es también un acosamiento.
Crónica ha encontrado, para este documental cruel, el estilo justo que requería su sinceridad; su narración es sobria, concentrada y sin desviaciones discursivas, moralistas o sentimentales. La acentuación en lo esencial da relieve a la minuciosa descripción del reformatorio, a las confidencias de los asilados en el dormitorio, a la obsesionante escena del gimnasio, y el castigo del protagonista. Son secuencias predominantemente visuales, en un tiempo lento hasta la exasperación, cortado por breves confidencias y el silbato ominoso de los celadores.
Este laconismo sugiere al espectador una carga emotiva y consciente más intensa y significativa que la posible dispersión anecdótica.
Leonardo Favio inaugura su carrera de director-autor con sensibilidad y fuerza poética, demostradas en escenas difíciles como la inicial en el dormitorio, la pelea entre los niños, la visita de los padres o la delicada secuencia del río, donde la sórdida humillación y la crudeza se rescatan por la pureza dramática del enfoque.
Crónica no carece de defectos narrativos, de lagunas subsanables por un mayor ajuste técnico. Pero es, ante todo, uno de los films argentinos más valiosos de los últimos tiempos por su franqueza y pasión, por su valentía en descubrir problemas sociales fundamentales, sin caer en retóricas ni esquematismos.
Para Leonardo Favio, conocido como actor, éste es un comienzo promisorio no sólo como testimonio creador. Al dar término a una empresa difícil, tal vez polémicamente ardua y aventurada en lo económico, señala al cine argentino uno de sus caminos necesarios: la inmersión crítica en la realidad del país.
Crónica de un niño solo obtuvo el premio de la crítica y la mención especial del Gran Jurado en el reciente Festival de Mar del Plata. Algo inesperado. Pero justo.

 

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Crónica de un niño solo
 
 

 

 

 

 

 

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