Frente a las crecientes maniobras de desabastecimiento, mercado negro, acaparamiento y especulación, el gobierno dice estar dispuesto a tomar enérgicas medidas. Pero, en los últimos meses, la experiencia dice que el formidable aparato de inspectores no ha pasado de la clausura de algunos almacenes y mercaditos. El control del Estado ha sido, por ejemplo, incapaz de impedir, como el mismo gobierno lo reconoció, que cientos de miles de pollos y millones de huevos se evadieran de nuestras fronteras, y que ahora nos los quieran revender como si fueran de producción extranjera.
En contraste con esa inoperancia, las maniobras más importantes de desabastecimiento descubiertas hasta ahora (aceite de Molinos, enlatados de Noel, lubricantes de Shell, etc) han sido consecuencia de denuncias de los trabajadores. Esto indica el único camino efectivo para combatir el mercado negro y las maniobras especulativas: sólo mediante el control obrero de los libros de contabilidad, la producción, los stocks y las ventas de las grandes empresas y los mayoristas, será posible terminar con el desabastecimiento y la especulación.
El secretario general de la CGT, en la entrevista que mantuvo ayer con el general Perón, parece haber propuesto la formación de "brigadas obreras de control de suministros y abastecimientos". No se ha dicho claramente cómo se organizarían estas brigadas, su extensión y sus poderes. Desde ya planteamos que estas brigadas serían extraordinariamente positivas si se organizaran democráticamente, en fábricas y oficinas, en base a las internas, delegados y activistas que quieran participar y, también, si tuvieran plenos poderes para controlar tanto a su patronal como a los comercios, mercados y depósitos de la zona, organizando también a los vecinos para que se sumen al control, ¡Pidamos a la CGT que las brigadas se organicen con esos criterios! Es decir, que se implante un efectivo control obrero y popular.
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Carta a un compañero que
fue a la plaza
Compañero:
Usted que estuvo en Plaza de Mayo el miércoles 12 por un momento revivió
el viejo clima de los actos peronistas de antaño. Fue un momento nada más.
Después comprobó que el pasado no volverá.
La cosa empezó poco clara. Por la mañana Perón anunció
sorpresivamente que si no le hacían caso iba a renunciar. Al medio día
sonaron las sirenas y el delegado le vino a informar que había que ir a
la Plaza. En otros casos fue el propio patrón el que le dijo:
"vaya tranquilo después vemos como hacemos con el día". Por
la portátil después escuchó que a esta huelga medio rara también se
plegaban todos los patrones del país. Y usted pensó que eso no le
gustaba nada, porque lo que era bueno para usted no podía ser bueno
para ellos.
Por la calle pudo ver otras cosas raras. La mayor parte de los compañeros
se volvían para sus casas. En algunos lados llegó a ver a algunos
matones que querían obligar a la gente a los empujones a subir a los
micros, como ocurrió en Santa Rosa o en la Bernalesa.
Así y todo siguió adelante y se trepó a un micro. Allí encontró
mucha otra gente como usted que decía: "parece que el Viejo quiere
renunciar, hay que ir a defenderlo". Entonces se afirmó bien en el
asiento y se pasó media hora gritando: " ¡Perón! ¡Perón!
"
Cuando llegó la Plaza estaba llena hasta la mitad. Adelante de todo había
unos muchachones con unas banderas verdes que era la primera que veía,
eran de la Juventud Sindical. Después empezó a ver a grupos de compañeros
en ropa de trabajo que no llevaban banderas ni tampoco cantaban. Estaban
serios, esperando que al hablar Perón les aclarara su preocupación.
Fue distinguiendo a cada grupo por la fábrica, el gremio o el sector al
que pertenecían. Le llamó la atención la gran cantidad de empleados públicos
que había, así como bancarios y empleados del seguro. Uno de ellos le
dijo: "Ahora vas a ver, según me dijeron en mi gremio, Perón va a
anunciar un aumento de salarios".
Usted, que lee los diarios, buscó a grupos de compañeros de las fábricas
o los gremios que venían librando huelgas y conflictos pero no pudo
encontrar a ninguno. Un compañero presente se identificó como delegado
de Addidas, esa fábrica donde metieron a tantos obreros
presos y les aplicaron el Código Penal, pero dijo que de la fábrica no
había querido venir nadie. Tampoco vinieron de Propulsora Siderúrgica,
ni había docentes, ni tampoco periodistas, ni nadie que representara a
los sectores que estuvieron en lucha.
Los jóvenes que estaban adelante, cerca de los micrófonos, se la
pasaban gritando.
Todos deben haber pensado como usted, porque ese y un rato después,
cuando Perón apareció en el balcón, fueron los dos momentos en que
parecía un acto peronista de los de antes, de los que los pibes no
conocieron pero sintieron hablar. No por el número de gente, que en
realidad no fue tanta, sino porque los presentes eran en su mayoría
trabajadores, porque dejaron de mirar al de al lado con miedo de que
fuera un matón armado y porque volvieron a gritar con todas las
fuerzas: "Perón", esperando de él la palabra oportuna.
Así, con su mejor sonrisa, se dispuso a escuchar al Presidente. Usted
pensó todo lo que al otro día le iba a poder refregar a los compañeros
de la fábrica que siempre le hablan de lo mal que marchan las cosas.
Usted estaba seguro que lo anterior había sido un mal sueño y que recién
ese día 12 de junio a las 5 y media empezaba el verdadero gobierno de
Perón. Cuando se cansó de aplaudir, paró la oreja.
¿Qué quiso decir Perón? ¿Quiénes son los que lo atacan? ¿Quién es
el enemigo, la oligarquía y el imperialismo o los propios trabajadores
que luchan por mejoras? ¿Contra quién hay que pelear?
Todas esas preguntas se le cruzaron por la cabeza mientras escuchaba
hablar a Perón. No sólo le impresionaba la debilidad de su voz; mucho
peor era ver al General dando órdenes imprecisas al ejército.
Buscó con la mirada al compañero del gremio del Seguro, ese que estaba
convencido que se iba a anunciar un importante aumento, pero no lo pudo
encontrar.
Buscó a los que habían venido de lejos, de La Plata, pero por la cara
de ellos comprendió que se hacían las mismas preguntas sin respuesta
que usted. Escuchó a un delegado de la burocracia decir: "con este
discurso le vamos a poder parar el carro a los que andan jorobando en la
fábrica pidiendo aumento" y usted no pudo dejar de preguntarse si
Perón lo había llamado para pedirle apoyo o para frenarlo. Si, en
realidad, los que salieron ganando con el acto fueron los patrones o los
trabajadores.
Todo el entusiasmo desbordante que tuvo durante unos minutos se le enfrió
como si en el día más frío del año hubiera recibido un baldazo de
agua. Se fue callado, caminando despacio. Delante suyo otro compañero
caminaba apretando una portátil que repetía y repetía el discurso. En
un momento el que iba delante dijo: "Acá hay que dar leña. Hay
que armarse y salir a pelear". Usted se le acercó y un poco con
miedo le preguntó: "Pelear. . .¿contra quién?" El otro se
quedó callado, miró la radio y no supo qué contestarle. ¿Verdad que
fue así? .
La patronal,el gobierno y la burocracia defendieron el pacto
MARÍA ESTELA MARTÍNEZ DE PERÓN: "LA CULPA ES DE LOS
ESPECULADORES"
La concentración del 12 de junio en Plaza de Mayo y los discursos y
declaraciones que se pronunciaron en torno a ella tuvieron la finalidad
común de defender el ya deteriorado Pacto Social. Como esa defensa se
hizo con distintos matices, para sacar una conclusión general, hay que
analizarlos a todos.
El 11 de junio es María Estela Martínez de Perón la que hace la
primera mención a los que conspiran contra esa política del Pacto
Social impulsada por el gobierno: ". . . vemos volver al escenario
del país a una clase inmoral, carente de sensibilidad nacional, que
denominamos 'los especuladores"'. Como medidas prácticas contra
ellos, la Vicepresidenta anuncia que el gobierno incautará las mercaderías
acaparadas y los sancionará severamente.
PERÓN ACUSA A LA OLIGARQUÍA Y AL IMPERIALISMO
Al día siguiente, a las once y media de la mañana, es Perón quien
continúa con la lista de acusaciones. En su alocución menciona a
"pequeñas sectas, perfectamente identificadas (...) que se empeñan
en obstruir nuestro proceso (...) saboteando nuestra independencia y
nuestra independiente política exterior" Es decir, igual que la
Vicepresidenta, Perón acusa a los agentes del imperialismo. A ellos
agrega a los "irresponsables sindicalistas y empresarios, que
violan el Acta de Compromiso Nacional y a "algunos diarios
oligarcas que están insistiendo en el problema de la escasez y el
mercado negro". Más adelante, se refiere directamente al
imperialismo cuando dice: "no hay que olvidar que los enemigos están
preocupados por nuestras conquistas, no por nuestros problemas. Ellos se
dan cuenta de que hemos nacionalizado los resortes básicos de la economía
y que seguiremos en esa tarea, sin fobia, pero hasta no dejar ningún
engranaje decisivo en manos extranjeras".
A la tarde, en Plaza de Mayo, Perón es más general: "nosotros
conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marchamos directamente
hacia ellos, sin influenciarnos ni por los que tiran desde la derecha ni
por los que tiran desde la izquierda".
LA CGT ACUSA AL IMPERIALISMO Y AL DIARIO "CLARÍN"
El mismo día 12 la CGT lanza un comunicado donde dice: "En esta
acción disociadora es evidente que el diario 'Clarín' entre otros,
como expresión de grupos minoritarios del FREJULI que han estado
permanentemente al servicio de la dependencia de los monopolios
extranjeros, se ha transformado en un elemento de provocación".
GABINETE ECONÓMICO: NI ESPECULACIÓN NI AUMENTOS SALARIALES
Al día siguiente, también el Gabinete Económico agregó su parte. En
su declaración, las luchas obreras por aumentos se ubican como uno de
los factores importantes de la crisis denunciada: "Contra esta acción
están los aventureros tanto sindicales como empresarios" "...
son los gestores internacionales que se quedaron sin negocios; son los
agentes de la anarquía. . ." Y más adelante se agrega: "son
los que promovieron en estas últimas semanas (. . .) la carrera de
precios y salarios". Por último, se señala que hay dos
soluciones: una, la mejor, el Acuerdo Social propiciado por el gobierno;
otra, aparentemente más fácil, es "dar aumentos de salarios del
40 ó 50 por ciento que serán devorados en pocas semanas y conducirán
al caos".
ROMERO: EN UNA BOLSA LA GUERRILLA, LA CLASE OBRERA Y EL IMPERIALISMO
Por fin, el viernes 15, a su regreso de Ginebra, el señor Adelino
Romero, secretario general de la CGT, agrega sus declaraciones. Para él
hay un sabotaje "que no vacila en adquirir formas criminales, ni en
instrumentar sin ningún escrúpulo la más bárbara violencia,
tronchando vidas humanas, privando a la población de artículos de
primera necesidad o agitando pretensiones que, aunque puedan ser justas,
exceden las posibilidades actuales del proceso que vivimos tras tantos años
de destrucción". Con esto. Romero mete en una misma bolsa a
sectores que él llama "violentos" (aparentemente a los
terroristas y tal vez a la izquierda); al imperialismo y los empresarios
que especulan y, finalmente, a las luchas obreras por aumentos de
salarios.
GOBIERNO, BUROCRACIA Y PATRONAL UNIDOS POR EL PACTO SOCIAL
De esta apreciable cantidad de declaraciones se desprenden dos o tres
conclusiones generales: primero, como decíamos al comenzar, que todos
estos sectores coinciden en la defensa del Acuerdo o Pacto Social. Por
eso el 12 de junio la CGT y la CGE, junto con el gobierno, coincidieron
en llamar a la concentración de Plaza de Mayo.
Haciendo un balance de todo lo dicho, se ve que los sectores que reciben
mayores acusaciones son la oligarquía, el imperialismo y sus agentes
nacionales. Sobre ellos cargan las tintas el Presidente y la
Vicepresidenta de la Nación, y también las declaraciones de la CGT.
Las luchas obreras por salarios son un elemento secundariamente
importante y no se las condena con la misma dureza que hay para los
otros sectores, aunque uno de los objetivos perseguidos por el gobierno
con todo esto sea frenarlas. Los dos discursos que más las mencionan
son el del Gabinete Económico y el de Romero que, incluso, llega a
admitir que "muchas veces son justas". La mano dura, por ese
lado, viene del Ministerio de Trabajo que se apresura a declarar
"ilegales" varios conflictos por aumentos salariales e intima
a levantarlos.
En cuanto, a la izquierda, prácticamente los únicos que le achacan
algunas culpas son Romero y Perón, pero, de conjunto, no es el centro
de los ataques.
En lo que hace a la Juventud Peronista hay una gran diferencia con lo
que fue el acto y los discursos presidenciales del 1º de Mayo y de
otras oportunidades. Mientras entonces todo se dirigió a darles tamañas
palizas políticas, en este caso no hubo ninguna crítica, ni siquiera
alguna mención burlona sobre su ausencia de la Plaza de Mayo.
Sobre el imperialismo, las menciones hechas han sido bastante veladas e
imprecisas. Las medidas que pesarán sobre él y sus presuntos agentes
especuladores y agiotistas serán las que insinuó la señora de Perón
y las que se están instrumentando con la nueva Ley de Abastecimiento y
a través de la Secretaría de Comercio.
Los motivos y los posibles resultados de esta política que el gobierno
ha inaugurado con el acto y los discursos, están analizados en el
editorial y en otros artículos de este número de "Avanzada
Socialista".
JP y Montoneros
Una derrota política
Imprevistamente, la JP y los Montoneros recibieron el miércoles pasado
una derrota política. De las peores, de las que se sufren sin luchar y
ofrecer resistencia.
Esa derrota tiene dos aspectos: uno, interno, ocurrido dentro del campo
del movimiento peronista, en la disputa entre la Tendencia y Perón y la
burocracia sindical. Otro es, como veremos, más grave y hace a la
pretensión de los Montoneros de ser vanguardia de la lucha
antimperialista y antiburocrática. Con la declaración leída a la
prensa por Firmenich el jueves 13, la Tendencia cometió un error de
caracterización política que la cuestiona en su fidelidad y
consecuencia programática.
El arma esgrimida permanentemente por los Montoneros frente a Perón y a
la burocracia sindical era su capacidad de movilización. Siempre
"coparon" numéricamente los actos del peronismo y parecía
que sin ellos Perón y la burocracia no podían nuclear una importante
cantidad de manifestantes. Esa imagen sufrió un rudo golpe el miércoles
12 pues la Plaza de Mayo se llenó a pesar de que los Montoneros no
concurrieron organizadamente ni participaron de la convocatoria. Pese a
su tremendo desprestigio los dirigentes sindicales, aún con métodos
burocráticos, tuvieron éxito en su cometido, lo que demuestra el
enorme peso de las estructuras sindicales y de las posibilidades de
movilización que ellas poseen.
Esta experiencia debe hacer modificar a los Montoneros una repetida
actitud pequeñoburguesa de subestimar y no tomar en cuenta a la
estructura sindical, actitud que hemos visto en la lucha de Propulsora y
que se repite frecuentemente en las huelgas donde la JP se niega a
apelar al sindicato con la excusa de que "allí está la
burocracia". Es cierto, pero el sindicato es hoy y aquí, pese a
sus tremendas limitaciones, causadas por la burocracia, el único
organismo que conservan los trabajadores. En su reemplazo no han surgido
otros organismos que puedan decretar una huelga en pocas horas y,
utilizando la camiseta de Perón, llenar la Plaza de Mayo.
Por otra parte, el documento montonero "Apoyamos la organización
del pueblo contra la oligarquía y el imperialismo" es, desde el título,
una larga acumulación de graves errores políticos. Allí se señala
que el objetivo fundamental de Perón fue denunciar las maniobras de la
oligarquía y el imperialismo contra las cuales ha dado una respuesta enérgica.
Que las "62" Organizaciones vandoristas, que son agentes del
imperialismo, llamaron a la concentración de Plaza de Mayo y que ello
confundió a los peronistas. Pero que después se sumaron a la
convocatoria sectores ajenos al vandorismo, entre ellos la CGT.
En este documento los Montoneros ratifican correctamente que los
enemigos principales son la oligarquía y el imperialismo, pero se
equivocan cuando afirman que el gobierno ha iniciado una "enérgica
respuesta" contra ellos. Mucho más exacto es decir que el gobierno
ha hecho un "enérgico intento" de fortalecer su política
tradicional tratando, por un lado, de poner coto al imperialismo y por
otro de frenar el desborde de las luchas obreras. El signo de Plaza de
Mayo no fue el comienzo de una cruzada antiimperialista sino la confusión
y la ambigüedad. Esto no niega que debamos luchar junto al gobierno
contra el enemigo imperialista. Pero la mejor forma de hacerlo no es
adulterando los términos del planteo de Perón, si no aclarando sus
limitaciones ante las masas.
Lo mismo, y esto adquiere una inusitada gravedad, es la cuidadosa
distinción que se esfuerza por hacer el documento montonero entre la
"burocracia vandorista de las '62' y sectores ajenos al vandorismo,
entre ellos la CGT". Que en la burocracia haya distintos sectores
no es ninguna novedad. Pero lo es, en cambio, este intento de salvar la
ropa y la imagen de la conducción de la CGT, en la que participan tanto
los dirigentes amigos de Gelbard como los que negocian en inglés con
los monopolios norteamericanos de la industria automotriz.
En la JP, que es capaz de llevar al muere un conflicto como el de
Propulsora por negarse siquiera a dialogar con la burocracia vandorista,
ha aparecido ahora, por primera vez tan nítidamente, un respeto por la
burocracia de la CGT que ha sostenido, más firmemente aún que la
patronal, los nefastos términos del Pacto Social. La clave está en que
también Firmenich, como lo aclara explícitamente en la entrevista,
sigue apoyando al Pacto Social.
Y conste que no hay en nuestra crítica ningún resabio sectario y
ultra-izquierdista. Nosotros, que en Propulsora sosteníamos que la
movilización debía llevarse adelante en los marcos del sindicato y
embretando a su conducción vandorista, en el terreno político
sostenemos que debemos actuar también junto a todos los sectores burocráticos
que estén dispuestos a combatir y movilizar a los trabajadores contra
nuestros enemigos fundamentales, que son la oligarquía y el
imperialismo.
Claro que eso, igual que en el caso del gobierno, no lo vamos a hacer al
precio de embellecer falsamente el rostro ni de la burocracia ni de la
política de Perón. No cejaremos de luchar por la democracia obrera ni
por el socialismo al plantearles acuerdos antioligárquicos y
antiimperialistas al gobierno y la burocracia.
Avanzada Socialista
Órgano del Partido Socialista de los Trabajadores
18-06-1974
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