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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ


Elecciones, apatía y desgarramientos
Nueve millones de ciudadanos irán el 18 a las urnas para la más importante consulta electoral realizada desde 1958; ahora con la perspectiva de la renovación presidencial de 1964

VEA Y LEA
1962


Guillermo Acuña Anzorena

Crisólogo Larralde

Andrés Framini

Teodoro Bronzini

Julio Cueto Rua

 

 

 

Nueve millones de ciudadanos irán a las urnas el 18 de marzo. Son los comicios más significativos de los realizados en el país desde 1958. La renovación de diputados nacionales permitirá una nueva confirmación parlamentaria, ya adelantada por la provincia de Santa Fe que lleva tres legisladores laboristas para este nuevo período, y la renovación de gobernadores que hará posible el acceso de mandatarios opositores en provincias que por su agitación electoral están en condiciones de decidir las elecciones presidenciales de 1964. Esta perspectiva fundamental está presente en la gran movilización política a lo largo de esta campaña proselitista, en los muchos conciliábulos que se suceden a diario y en la estrategia que parece guiar los planes tendientes a las conjunciones o frentes de partidos.
En contraste, la masa ciudadana no demuestra mucho entusiasmo. Los actos políticos se vienen desarrollando con poca concurrencia y los dirigentes admiten como hecho consumado una implacable apatía del electorado, fenómeno que en realidad viene observándose desde la campaña de 1960. Las explicaciones no incursionan muy a fondo en las causas, pero es cosa sabida que se habla de crisis en los partidos políticos tradicionales, de indiferencia ante las promesas de los candidatos y ante las bases programáticas de las agrupaciones, así como de falta de hombres capaces de interpretar cabalmente a las masas. Un medio que hoy frecuentan los dirigentes políticos para penetrar la muralla apática, es el de la televisión. Por ese medio la propaganda va dirigida a amplios sectores de la clase media. El "jingler" de la publicidad comercial ofrece matices humorísticos que los partidos no desdeñan. Uno de esos dibujitos exhibe al candidato demócrata, doctor Cueto Rúa, invitando a bailar a una muchacha que representa a la provincia de Buenos Aires, y la chica confiesa: "¡Qué bien me lleva este hombre!". La misma propaganda de la UCRI, con el hombre de la voz de gramófono que se queda pegada al oído, parece haber sido aconsejada por un experto en publicidad de tipo subliminal. En los actos públicos los candidatos reducen sus discursos y ya no se hacen despliegues de fundamentos programáticos ni se prometen tantas cosas. Toda la campaña del candidato a gobernador bonaerense de la UCRI, doctor Acuña Anzorena, trata de convencer de que en caso de triunfar promoverá un diálogo con todos los sectores políticos sobre la base del plan de desarrollo. Antes de su fallecimiento, el candidato de la UCRP, Sr. Larralde, proponía como cosa central la participación de los obreros en las ganancias de las empresas y en lo político el levantamiento de las proscripciones en el ámbito provincial. Los conservadores prometen orden y los socialistas democráticos un saneamiento moral y financiero. En la provincia de Buenos Aires un tema como el de la reforma agraria que viene dando mucho que hablar desde la época del gobernador Mercante, ha sido calificado estos días de "inútil monserga" por un candidato no conservador. La muerte del Sr. Larralde —inesperada y lamentable— ocurrida el 23 de lebrero, complica el panorama electoral de la provincia y priva a la UCRP de su figura de mayor gravitación popular. 

EN TORNO DE LA PROSCRIPCIÓN
A veinte días de las elecciones no pueden hacerse vaticinios más o menos seguros. El clima de conjeturas va manteniendo una expectativa constante, sobre todo, en lo que hace a los distritos metropolitano y bonaerense donde resultan más parejas las relaciones de fuerza. Las proscripciones y el acomodamiento táctico de las fuerzas proscriptas para sortear la dificultad influyen, indudablemente, no sólo en lo que hace la expectativa del peronismo, sino, también, en las otras agrupaciones con posibilidad de triunfar. Inclusive, existiría siempre la cuestión pendiente de que pueda disponerse una proscripción de aquellos partidos que prestan sus siglas para dar cabida a los sectores impugnados. Quienes alientan esos temores mencionan los casos de San Luis y Santa Fe. En la primera provincia se cuestionaron por la vía de la justicia electoral las listas peronistas de Unión Popular y como no se pudo ir a comicios se dispuso votar por los demócratas, que constituían el partido opositor más fuerte. En cambio, en Santa Fe, donde los peronistas aparecían divididos, se les permitió la concurrencia a elecciones. Muchos se preguntan si no permanece abierta la posibilidad de la proscripción y afirman que el gobierno la juega como un instrumento, aunque se reconoce que en Catamarca, donde el oficialismo podía convenirle la proscripción, los populistas tuvieron acceso a las urnas. Es un tema que hay que manejarlo en el terreno de las conjeturas, pero admitir sin embargo, que es un factor que contribuye, en gran medida, a la desorientación del electorado en tanto éste no tenga abiertas las vías naturales para organizarse.
Algunos hechos como la Conferencia de Punta del Este y la posición asumida por la delegación argentina en el problema Cuba, promovió la crisis conocida que culminó con la ruptura de relaciones, actitud que mostró en contradicción al presidente con sus afirmaciones en su discurso de Paraná. Todo el proceso obligó a los partidos políticos a fijar posición frente a un tema que, evidentemente, les resulta espinoso, como lo demostró la UCR del Pueblo en una ocasión anterior, en que para determinar su actitud ante Cuba, demoró siete horas en una reunión plenaria de su comité nacional presidido por el doctor Balbín. En esta misma ocasión la UCRP da una declaración remitiéndose a sus conocidos siete puntos programáticos, que es una reiteración, en general, dentro de la cual el aspecto internacional constituye un punto más. Lo interesante frente al proceso Cuba, es que los radicales, defensores tradicionales del principio de no intervención y de autodeterminación, podían aparecer en esta campaña electoral alineados en la posición oficialista —al parecer ésta fue la preocupación de la UCRP, aunque personalmente el candidato Larralde defendió el principio— y lo mismo les ocurrió a los sectores de izquierda. Un ejemplo es la declaración del partido Socialista Argentino de Vanguardia que defiende por supuesto la no intervención pero que pone a salvo en un párrafo su distanciamiento del gobierno. De resultas de todo el proceso la UCRI, sobre todo queda en situación desairada y sus dirigentes soslayan el tema Cuba.
La cuestión tiene trascendencia en la Capital Federal y en Buenos Aires, particularmente, en lo que se refiere al Gran Buenos Aires. En el distrito metropolitano la posición pro-fidelista impulsó en 1961 el triunfo de la candidatura del doctor Palacios a senador nacional, que obtuvo sobre esa base el apoyo de influyentes sectores de base peronista. Queda expuesta como punto de observación en el programa comicial, en tanto, en torno de la cuestión, si no se producen formales agrupamientos partidarios, se producirá una movilización que muchos sectores —aun los menos inclinados a tratar públicamente el asunto Cuba— tendrán que aceptar.

TENDENCIAS EN EL SENO DEL PERONISMO
El nudo de estas elecciones como el de otras, pero esta vez con matices reveladores de nuevas perspectivas, es el peronismo. Se plantea la necesidad de analizar el proceso peronista y se plantean también las limitaciones que existen, en tanto son múltiples las líneas de fuerza que están actuando en el orden interno, que no alcanzan a verse con claridad. Resulta evidente que prevalece en el peronismo la tendencia concurrencista. En 1960 la masa adicta aceptó de buen grado la posición votoblanquista, pero actualmente las directivas en tal sentido que llegaron de Madrid fueron calificadas con la sugestiva denominación de "autoproscripción", desencadenándose protestas en las bases que determinaron un clima francamente crítico. La mejor demostración de que el electorado peronista se pronunciaba por la concurrencia la dieron las elecciones últimas, particularmente la de Santa Fe. Cuando se reestructuró a mediados del año pasado la dirección local del peronismo como Frente Justicialista, las primeras instrucciones que se dieron estuvieron encaminadas a promover en las juntas promotoras de distritos, elecciones de autoridades a organizarse, en definitiva, con vista a las elecciones. A fines de 1961 comenzó a hablarse de candidatos y empezó la puja conocida. El consejo coordinador mostraba una sugestiva independencia en relación con Madrid: propuso candidatos y desde allá se aceptaron sin objeciones. Cuando se llegó a dirimir el problema de la fórmula gubernativa bonaerense se iniciaron las complicaciones. El doctor Bramuglia aparecía como aspirante serio al primer término de la fórmula en una lista que cambiaba a diario, y que incluía a otros seis aspirantes, por lo menos. La candidatura a vicegobernador no ofrecía resistencia: todos los sectores estaban de acuerdo en que el hombre era el dirigente textil Andrés Framini.

VIAJE A MADRID Y NUEVA FORMULA
La primera escisión seria se produce cuando los gremialistas, representados en la directiva peronista, objetan a los políticos la elección del candidato a gobernador. Hasta entonces las fisuras entre políticos y gremiaIistas, que ya existían, no se habían puesto en evidencia. Al discutirse las candidaturas se produce la crisis y ella explica el viaje de Framini a Madrid, que regresa con la mayúscula sorpresa de una nueva fórmula: Framini-Perón. Los partidos que integran el Frente Justicialista presentan listas con Perón de candidato a vicegobernador en Buenos Aires y de candidato a diputado nacional en la metrópoli. Esas listas, como se presumía, fueron impugnadas por la justicia electoral aduciendo que Perón no figuraba empadronado y que sobre él pesaban causas judiciales. La impugnación, por supuesto, no produce en las filas peronistas mayor impresión. El siguiente suceso es una carta de Perón traída a Buenos Aires por uno de los dirigentes que había viajado a Madrid, en la que el ex presidente señala que frente a la impugnación la única respuesta debe ser la abstención. El clima se hace entonces sumamente confuso. Las discrepancias entre políticos —en esta emergencia algunos se pronuncian por la "autoproscripción"—- y los gremialistas, se convierte en un pleito entre abstencionistas y concurrencistas, sin que hubieran desaparecido las diferencias de fondo. Otro viaje a Madrid, esta vez de un grupo de gremialistas que se pronuncian por la concurrencia, promueve una rectificación de Perón en favor de la concurrencia, con la promesa de instrucciones que aclararían el panorama.
¿Qué determina el cambio de Perón? ¿La presión concurrencista desborda a Perón y lo obliga a adoptar otra actitud? Es lo que surge de los hechos, pero la conclusión, si se quiere mirar el panorama en perspectiva, indicaría que por primera vez en el curso de estos años en los que ha prevalecido invariablemente la "orden", el peronismo se ha dado una autonomía obligando a Perón a ajustarse a las nuevas condiciones. Sin embargo, no es imprevisible que se produzcan divisiones, ni tampoco es imprevisible una "orden" que para muchos está pendiente, en favor de un candidato no peronista, hablándose al respecto de las posibilidades del doctor Vicente Solano Lima, del conservadorismo popular, que como se sabe hace poco estuvo en Madrid, guardando al regreso un llamativo silencio sobre los resultados de sus conversaciones con Perón.

TÁCTICAS POR LA CAPTACIÓN DE ELECTORES
Pero si bien interesa en la conformación del panorama la actitud del electorado proscripto y de sus dirigentes, también interesa penetrar en la influencia que esa táctica puede tener en relación con otros partidos. Al radicalismo del Pueblo en la provincia de Buenos Aires, le preocuparía que el peronismo se presentara unificado y esa preocupación la comparte el partido oficialista. La división puede favorecer tanto a uno como a otro radicalismo. En otras palabras: todos los candidatos esperarían votos del peronismo para engrosar sus caudales. Recientemente —lo que resulta muy singular— el intendente de Mar del Plata, señor Teodoro Bronzini, candidato a gobernador por el socialismo democrático, manifestó en conferencia de prensa que esperaba confiadamente obtener votos del peronismo. De alguna manera esa confianza, por lo menos en parte, inspira a los demócratas cristianos que han ensayado sin éxito en las recientes elecciones de Formosa la alianza con los peronistas, incluyéndolos en los puestos prominentes de sus listas de candidatos. Esta circunstancia le ha valido a la democracia cristiana un desgarramiento interno que asoma con características de crisis interna insuperable. No obstante, los dirigentes del partido esperan que la alianza tenga éxito en La Rioja y la buscan también en Córdoba. El socialismo argentino de la secretaria Tieffenberg, que ahora utiliza el aditamento "de Vanguardia", ensayó en Santa Fe la alianza con el peronismo votando a los candidatos laboristas y espera que en la Capital Federal pueda darse la perspectiva de un apoyo concreto del justicialismo, indudablemente que para el caso de que hubiera proscripción o de que vinieran desde Madrid instrucciones expresas. La división del socialismo argentino hace complicado el panorama electoral en la capital y a la vez alienta esperanzas de la UCRI que tiene confianza en poder derrotar al radicalismo del Pueblo, que en los comicios de 1961 vio menguado su caudal de 1960. En el propio Socialismo Argentino de Vanguardia vienen surgiendo no pocas críticas a la posición adoptada en Santa Fe, en tanto se considera que la agrupación, al adherir al peronismo con todo su bagaje, lo hizo como "furgón de cola", perdiendo su autonomía programática.

LA INTEGRACIÓN DE FRENTES
Vistos todos estos movimientos que van girando alrededor del peronismo, queda por examinar un hecho que es saliente, distintivo en estas elecciones: la preocupación de los partidos por integrar como único medio de oponerse con posibilidades al gobierno. Esta inquietud, que ya existía, viene tomando cuerpo después de los triunfos oficialistas recientes en Catamarca, San Luis, Santa Fe y Formosa. La política "frentista" hasta ahora era un rasgo común a los partidos de izquierda, pero en estas circunstancias todas las agrupaciones en más o en menos, están comprometidas con otras o con sectores de otras, en conjunciones de fuerzas políticas. Tal vez no lleguen a concretarse todos los esfuerzos que están realizándose, pero ya parece indudable que se marcha por el camino de una polarización de fuerzas que puede producirse en 1964. Por de pronto el panorama de la gran multiplicidad de partidos que se viene observando desde 1957 está destinado a cambiar. Por ejemplo, ya parece evidente que en adelante, se reducirán las listas de partidos: 81 agrupaciones se presentaron a la justicia electoral bonaerense para oficialización de sus listas y más de 30 en la Capital Federal. Muchas de las agrupaciones que concurren en Buenos Aires tienen un carácter comunal, pero de todas maneras contribuyen al increíble mosaico político. Desde un punto de vista rigurosamente teórico, tal como el que sostiene el sociólogo Duverger, el sistema de mayoría y minoría conduce con el tiempo a la polarización de fuerzas políticas mientras que el de representatividad proporcional conduce a la multiplicidad. En el caso de nuestro país influyen, además, otras circunstancias que tienen que ver con el ensayo del sistema proporcional D'Hont, en 1957, que promovió la formación de innumerables pequeños partidos e inclusive con el proceso de la proscripción en cuanto la masa peronista con el votoblanquismo se colocó al margen, absteniendo su caudal de votos sin poner en peligro las chances de otras agrupaciones. La actitud concurrencista que se observa ahora puede determinar ese cambio que para los políticos se producirá inevitablemente para los comicios presidenciales.

LOS DOS RADICALISMOS
La misma UCRI, al abrir sus listas de candidatos a figuras extrapartidarias, impulsó ese giro a la conjunción de fuerzas. No ha sido fácil para el partido; están frescos los trámites arduos en Córdoba y La Rioja que han terminado produciendo fisuras internas. En las listas de la provincia de Buenos Aires aparece como candidato a diputado el comodoro Güiraldes, que actúa en el partido Federal, y en la de la Capital Federal, candidatos de tendencia conservadora y radicales del Pueblo, como los señores Tortora y Parry. La designación de estos dirigentes ha significado un serio impulso para la corriente "pro radicalismo unido", que permanece un poco subyacente y que puede, sin embargo, tener algunas expresiones concretas después de los comicios. En Córdoba la inclusión del conocido dirigente demócrata, doctor Mercado, es otro hecho de proporciones.
En el radicalismo del Pueblo la corriente "sabatinista" inspirada por el doctor Del Castillo aparece, como se ha revelado en el último congreso del sector, inclinada a la ruptura con el comité nacional y a pasarse a los sectores de izquierda que a su vez, inclusive el comunismo, giran en estos comicios muy próximos al peronismo a quien en definitiva podrían ir a parar los votos.
Como se ve, existe un acomodamiento de fuerzas que tendrán mucha importancia para el futuro político del país. Por de pronto, dentro de ese panorama, la clave electoral la darán los distritos metropolitano y bonaerense que en conjunto representan a más del 50 por ciento el 18 de marzo, y es en ellos donde todavía —hasta el último día— cabe esperar novedades que despejen las muchas conjeturas que están planteadas.

 

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