Revista Primera Plana
03.09.1963 |
Altos ejecutivos de la industria cervecera argentina estiman que las
empresas tienen inmovilizados cerca de 2.000 millones de pesos de su
activo fijo, por la inversión efectuada en envases de vidrio. Este
cálculo surge del hecho de que la industria cervecera produce 13
millones de litros de cerveza por año y debe efectuar una inversión
de cerca de 100 a 130 millones de pesos en envases para poder
comercializar el producto.
Ante este panorama, un joven ejecutivo, Eleodoro Juan Frers (41
años, casado, gerente de ventas de Cristalerías Rigolleau), luego de
un exhaustivo estudio de las novedades mundiales sobre envases,
impulsó a la empresa a la que pertenece a lanzar al mercado
argentino la botella "one-way" (sin retorno), inventada en el año
1959 por la firma Owens-Illinois de USA y que tiene la
característica de anular la costumbre tradicional de devolver el
envase.
En el estudio realizado se contempló también el problema de costos
emergente de la clasificación de envases, la limpieza y
esterilización de las botellas, la reposición por rotura, los
espacios que se utilizan para conservar los envases vacíos, el
manipuleo, el costo y la reposición de los cajones, los fletes de
retorno, los gastos administrativos que resultan de llevar una
cuenta de "envases en comodato" etcétera. Así se llegó a la
conclusión de que actualmente cerca del 50% del costo del producto
terminado es absorbido por estos rubros.
Al ser entrevistado por PRIMERA PLANA, Frers, contemplando su
colección de botellas "one-way", indicó que este nuevo modelo además
de eliminar casi totalmente los costos mencionados, ofrece otras
ventajas: aumenta considerablemente la velocidad de llenado al
utilizarse envases nuevos y de igual tamaño; se simplifica en alto
grado el proceso de lavado, al recibirse el producto totalmente
limpio y casi esterilizado; el uso de cajas de cartón no sólo reduce
drásticamente la mano de obra aplicada al manipuleo sino que también
conduce a un mejor aprovechamiento de la superficie de los depósitos
y a una disminución de los accidentes ocasionados por el manipuleo
de cajones; incrementa el actual radio económico de ventas al
eliminarse los fletes de retorno; la velocidad de reparto se puede
acortar en más del 50 % al no tener el fletero que cargar los
envases vacíos; disminuyen los problemas de personal, durante las
épocas de receso, al requerirse menos mano de obra para la totalidad
del proceso.
Los directivos de Rigolleau han decidido dar este paso porque
estiman que el nuevo envase permitirá, como pasó en otros países,
abarcar con franca ventaja los actuales mercados de envases de
hojalata, el de botellas retornables y el nuevo e importante campo
que se abre para el envasamiento de jugos naturales que, según la
tendencia mundial, son los más fuertes competidores de las bebidas
sin alcohol.
En USA, donde se calcula que un aumento del 10 % en el volumen de
ventas de bebidas sin alcohol en el término de 3 a 4 años representa
un ingreso de cerca de 100 millones de dólares anuales para los
fabricantes de envases, la aparición de las botellas "one-way" fue
el comienzo de una intensa contraofensiva que desataron los
fabricantes de vidrio para recuperar parte del mercado que habían
perdido por la aparición de los envases de hojalata.
Para reconquistar parte de este mercado consumidor, que se elevaba a
35.000 millones de medidas en 1961, los vidrieros invirtieron en
propaganda 1,2 millones de dólares (cuatro veces el gasto de 1960)
que les significó, según la Glass' Containes Manufacture, aumentar
sus ventas en un 48,2 por ciento. Los fabricantes de envases de
hojalata invirtieron a su vez, para contrarrestar esta ofensiva
comercial, la suma de once millones de dólares en publicidad (más
del doble del gasto de 1960), lo que les permitió aumentar sus
ventas en un 49,6 por ciento, significando todo esto una merma del
17,4 por ciento en el mercado de botellas retornables.
En el rubro de la cerveza, este conflicto comercial significó que
las botellas "one-way" redujeran a 31,8 % la venta de envases de
hojalata, aumentando la propia en un 11,2.
Respecto de los costos, las estimaciones hechas en este mercado
indican que sobre la onza de cerveza las botellas retornables
inciden en 0,68 centavos de dólar, las botellas "one-way" en 0,77
centavos y las latas en 0,96 centavos de dólar, lo que significa que
estos dos últimos artículos cuestan 21 a 23 % más, pero como los
costos de mantenimiento de las botellas retornables se estima entre
el 6 y 7 %, la diferencia neta se reduce al 15 ó 16 %.
En la Argentina, los costos de venta calculados para los envases "one-way"
de 700 centímetros cúbicos son 5,90 pesos (para vidrio blanco), 5
pesos (para vidrio verde) y 5,45 pesos (para el vidrio ámbar), en
tanto que las botellas retornables se elevan a 8 pesos, 6,30 y 7,20,
respectivamente. Al comparar los costos con los envases de hojalata
se observa que para una capacidad de 185 centímetros cúbicos, la
incidencia de 6 pesos de la hojalata se reduce a sólo 2,90 pesos, en
vidrio.
El gerente de Estudios de Mercado de Rigolleau, Nicanor Zapiola
Guerrico (41 años, arquitecto, casado, 6 hijos), entiende que la
forma elegida para la botella "one-way" es netamente funcional,
habiéndose llegado a una expresión de la belleza por el camino de la
ciencia; es más el resultado de una expresión de ingeniería y de
cálculo de costos, que de una voluntad de forma, aunque el objetivo
estético también se haya logrado.
Zapiola manifiesta que este nuevo envase fue aceptado sin reservas
por el ingeniero Basilio Uribe, presidente de la comisión de
admisión de la Primera Exposición Internacional de Diseño
Industrial, por llenar plenamente las condiciones de posibilitar la
producción en serie y ser, al mismo tiempo, funcional, estético y
atrayente.
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Los nuevos envases "one-way" de Rigolleau fueron aceptados
sin reservas en la Primera Exposición Internacional de
Diseño Industrial |
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