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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ

Sábato y el rey de España
Sobre antihéroes y tumbas
El golpe. Los militares. Alfonsín. El juicio.
Aquí, el análisis de Ernesto Sábato.
Revista Somos
Abril 1985
un aporte de Riqui de Ituzaingó


Ernesto Sábato

 

 

 

Con definiciones sobre el golpe y el golpismo, la democracia argentina y el futuro del país, Ernesto Sábato habló con SOMOS después de haber recibido el premio Cervantes, el más importante galardón literario de habla hispana. Refiriéndose a la distinción y evocando la figura de Cervantes, Sábato dijo: "Qué emoción siento ahora, en el final de mi existencia, al ser protegido por su generosa e innumerable sombra". Sobre antihéroes, sobre tumbas y sobre este crucial 1985 argentino, esto dijo Sábato:
-Estamos en democracia, pero frágil. ¿Significa esto que tanto la libertad como la economía se desarrollan frágilmente? 
—En cuanto a la libertad, es absoluta. En todos los órdenes. Se nota a primera vista en la cultura, en la comunicación. Cada uno puede decir lo que le parezca. Incluyendo el insulto al presidente. . . Hay quienes se toman también esas libertades. En cuanto al tema económico la
situación es compulsiva. Y de ello nada tiene que ver el gobierno actual. La dictadura militar destruyó prácticamente el país. Produjo el caos, aparte de los innumerables crímenes cometidos que son de dominio público. Cada vez que hubo malestar por cuestiones políticas o económicas, surgió la tentación oscura de esperar otra cosa y decir: "Acá lo que se necesita es orden". Y esa tentación aparece en la raza humana en general, es la expresión típica. Está probado que ni para eso sirven las dictaduras. Volviendo al tema económico, yo creo que nadie va a poder pagar la deuda externa. Eso hay que sacárselo de la cabeza. Ni los argentinos, ni los brasileños ni los mexicanos, ni los polacos podrán pagar esas gigantescas deudas. Se está tratando de pagar los intereses pero nada más.
-Alfonsín acaba de denunciar riesgos de golpe de estado. ¿Le sorprendió?
—En la Argentina estamos tratando de resolver todo en paz y en libertad pero ya ve, recién empezamos la democracia y ya los señores culpables de la funesta dictadura están queriendo conspirar para echarla abajo. Estamos tratando de resolver en paz los problemas, pero para ello necesitamos no meses sino años. Necesitamos consolidar la democracia política y económica. Quiero una democracia social, donde la libertad esté unida a la justicia social. Para eso, lamentablemente necesitamos dinero, mucho dinero. Si tenemos tiempo se va a resolver. Los que no nos den tiempo serán los culpables de una tragedia todavía peor.
-¿Piensa que es muy importante la culpa de civiles en estos intentos?
—Los civiles han participado muy a menudo en la preparación de golpes militares. Ahora mismo, hay varios civiles que, por otra parte, la opinión pública los tiene perfectamente detectados, cualesquiera sean las demostraciones hipócritas que ahora hagan de lealtad a la democracia. Civiles que están complotando contra la democracia. . . Eso es cierto. No son solamente los militares los culpables. Hay una tendencia muy desarrollada en cierta clase de opinión, en el sentido de que si uno habla contra las dictaduras militares se piensa que se está hablando en contra de las Fuerzas Armadas. Y no es así. Hablar en la Argentina sin más ni más contra las Fuerzas Armadas sería injusto, cuando se piensa que la tradición de estas Fuerzas Armadas fue de libertad e independencia. Lo que deseamos es que esa tradición de nuestro Ejército sea reconstituida. Para eso es necesaria la justicia.
—¿Cree que la oficialidad joven está convencida de la necesidad de ese cambio?
—En general todo militar honrado cree en sus principios. No sé cuáles ni cuántos serán, y si son jóvenes o viejos. No necesariamente los jóvenes son los depositarios de la honradez. Pero es cierto que debe de haber cantidad de hombres de las Fuerzas Armadas que desean la restauración del honor del Ejército.
-En estos rumores de golpes ¿puede influir la casi habitual pérdida de memoria que sufrimos los argentinos?
—Los argentinos somos tan nacionalistas que creemos que hasta nuestros defectos son únicos en el mundo. La falta de memoria es universal. Vaya a Alemania, por ejemplo. La memoria es muy corta. Siempre en todo el mundo ha sido así. A propósito de falta de memoria, el presidente de esa gran nación norteamericana se propone visitar las tumbas de los SS o de las guardias de asalto. Para qué hablar solamente de la Argentina.
-¿Qué piensa del juicio a los comandantes?
—Se ha iniciado un juicio histórico. Por primera vez en la historia del país y América latina miembros de las Fuerzas Armadas van a ser juzgados por esos crímenes. En la Argentina tenemos esperanza de que los innumerables crímenes que han cometido tanto en el orden económico, como en el político y humano, sean castigados. No se podrá castigar a todo el mundo. Desde luego, en la democracia la Justicia manda a la cárcel solamente a quienes se les puede probar que tienen que ir a la cárcel. Sabemos que la falibilidad humana en muchos casos eso no es posible ser. Pero la Justicia de la democracia no puede proceder de otra manera. Se pide castigo a todos los culpables. ¿Cómo hacerlo? Hay que probar. Sin pruebas no se puede castigar a nadie. Hay un único sistema frente a éste, que es el de la guillotina y los tribunales populares. Dios nos libre de esos tribunales. No queremos esa justicia.
-Hay rumores de que el típico golpe argentino podría venir enguantado de blanco. Se dice que algunos buscan la "bordaberrización", esto es, el desplazamiento de Alfonsín sin alterar el orden constitucional. ¿Es posible?
—Mire, los crímenes cometidos por la dictadura militar en 8 años son tan horrendos, la destrucción del país, de la industria, de la economía, la deuda que pasó de 5 mil millones de dólares a 50 mil millones de dólares en el mismo tiempo. Ese escándalo financiero, el deshonor que trajeron sobre las Fuerzas Armadas, estos hechos hacen imposible la idea de un golpe de Estado en la Argentina. Hay golpistas en Buenos Aires, lo que es difícil es que haya golpe. Los golpistas son hombres ominosos que están soñando no solamente con la restauración de la tiranía sino con evitar los juicios que están en marcha, tanto en lo económico, como en los crímenes de sangre. La Justicia está en marcha. Pueden seguir soñando estos señores, pero esto es irreversible. El tema del golpe civil es un hecho que ha sucedido en muchas partes del mundo. No necesariamente un golpe tiene que ser abierto, para destituir a todo el mundo. También puede ser un golpe interno. El golpe frontal es cosa impensable en la Argentina. Por lo menos un golpe que trate de desplazar al presidente Alfonsín.
-En su último discurso, Alfonsín parecía un hombre angustiado. . .
—Tengo la convicción de que él es un hombre muy firme, aparte de los atributos que todos le conocen que son: su honradez, su bonhomía, su espíritu democrático a muerte. Nadie lo obligó a ordenar el enjuiciamiento de las juntas militares. Alfonsín es un hombre muy valiente. No creo que la palabra angustia sea la más indicada para calificar el estado de ánimo de Alfonsín. Yo no diría angustiado. Preocupado, sí. Y triste.
-Dos dirigentes gremiales, Triaca y Baldasini declararon en el juicio no tener noticia de que durante la dictadura se practicara la guerra sucia o hubiera existido represión. ¿Cómo le cae a Ernesto Sábalo esa negativa?
—Estoy informado aunque sin muchos detalles. En principio me resisto a creer semejante enormidad. Que máximos dirigentes sindicalistas argentinos digan semejante cosa. . . como presidente de la CONADEP, en la estadística que hicimos sobre la base de 52 mil páginas de documentación, ante nuestra sorpresa, ya que pensábamos que la mayor parte de los desaparecidos eran chicos estudiantes, nos encontramos con que el más alto porcentaje de desaparecidos eran obreros. Sindicalistas. De manera que si se han dicho estas palabras es una enormidad histórica que será juzgada por la historia como se merece. Si esto es cierto me parece asombroso. Es demasiado. Si esto es cierto creo que van a merecer la condena de la historia.
Esteban Peicovich y Eduardo Meglioli.
Fotos: Octavio Lara