Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Menotti - Lorenzo
Un partido que, por ahora, juegan otros
Revista Siete Días Ilustrados
17 de febrero de 1977


Video del partido Argentina vs. Hungría en La Bombonera (1977)

Ya es inminente el partido más esperado de los últimos tiempos: Selección Nacional contra Boca Juniors, en Mar del Plata. Simultáneamente, parecen llegar a su climax las tensiones de una polémica que se ha creado desde afuera de los equipos, entre las virtudes como técnicos de César Luis Menotti y Juan Carlos Lorenzo y sus merecimientos para dirigir al conjunto argentino en el Mundial '78. Qué piensan al respecto ambos protagonistas. En qué coinciden. En qué difieren.

El espinoso tema comenzó, aunque sin la trascendencia que tiene ahora, apenas Boca Juniors conquistó su segundo cetro consecutivo en 1976; continuó ante las últimas, opacas actuaciones del seleccionado nacional en nuestro propio medio y ha alcanzado su máxima repercusión en los últimos días a través de los resultados y las actuaciones que lograron ambos equipos en el actual torneo que se disputa en Mar del Plata, y que los enfrentará el miércoles 16.
Menotti o Lorenzo parece ser la cuestión, y, como suele ocurrir en estos menesteres, semejante alternativa para el cargo de conductor del equipo argentino que intentará ser campeón ante su propio público, en el Campeonato Mundial de 1978, nació de las complejas inquietudes de aquellos cronistas especializados que se caracterizan por conmover con facilidad a muchos crédulos dirigentes y también al propio público.
Todo ha nacido desde un circunstancial exitismo y se ha manejado, hasta el momento, con versiones sin asideros concretos. Aún más, ninguno de los personajes que las han echado a rodar han dado su nombre, y habían fracasado todos los intentos de diarios
y revistas por lograr trasmitir lo que piensan Menotti y Lorenzo al respecto, pese a la inocultable tensión con que ellos ven desenvolverse este pernicioso proceso, muy típico en las proximidades de compromisos importantes del seleccionado nacional.
LA REALIDAD. Siete Días logró debatir y esclarecer, con Menotti y Lorenzo, la intimidad de lo que ocurre: un apasionante enigma que desvela tanto en Mar del Plata como en Buenos Aires, y quizá también en el interior del país, desde que Canal 13 inició las emisiones de su programa "Argentina, rumbo al Mundial".
El encuentro con Menotti se produjo el martes último en las inmediaciones del Hotel Alfar de la ciudad balnearia pocas horas después de la decepcionante actuación de su equipo ante el local Aldosivi. Allí tuve que enfriar el juego en los primeros minutos, ante un Menotti abatido e inquieto, pese a las incendiarias miradas que le disparaban tanto las damas experimentadas como las adolescentes que por ahí rondaban.
Por suerte, poco a poco la charla fue disipando el nerviosismo inicial y pudimos entrar en el tema que yo quería tratar. "Para empezar —dijo—, quiero explicar algo. Yo no estoy molesto con las críticas que recibo, porque, ya lo dije, y lo siento así, estoy probando y nada más. Pero. . . lo que sí me saca de las casillas es que se larguen a rodar versiones falsas acerca de que estoy cuestionado por AFA, de que tendré que compartir la conducción del cuerpo técnico del seleccionado y que me pidan todos los periodistas un encuentro con el señor Lorenzo para hablar de fútbol."
—¿Qué me puede decir de eso?
—Con respecto a lo primero, todo es falso. Porque hace muy pocos días el señor Cantilo —el presidente de la AFA— me expresó su total apoyo y porque desde el primer día en que me hice cargo del seleccionado exigí mi total independencia para adoptar las decisiones que yo crea convenientes. En cuanto a dialogar con el entrenador de Boca no comprendo las ansiedades de cierto sector del periodismo y no veo la utilidad que ello puede deparar. Nos respetamos mutuamente, pero Lorenzo y yo, en fútbol, somos como el agua y el aceite.
LOS RIESGOS. Ante su evidente percepción de cómo se ha ido desarrollando este singular proceso y desde dónde se ha originado, no pude menos que preguntar:
—Si usted se dio cuenta desde un primer momento que esto podía pasar, ¿por qué aceptó los riesgos de hacer jugar al seleccionado en un torneo donde también intervendrían River y Boca?
—Porque era la única manera de agrupar a los jugadores con utilidad y seguir probando con vistas a la gira que haremos por Europa en marzo. Sé perfectamente que con mi decisión me metí en la boca del lobo, porque si mi equipo llega a perder contra River o Boca, seguramente dirán que sus técnicos tienen más capacidad que yo, pero no me importa. Yo estoy en algo más importante, que es llegar a 1978 con el mejor conjunto posible que se pueda formar.
—¿No le tiene miedo a los resultados adversos y a la impaciencia que los mismos pueden provocar?
—Claro que sí, pero ¿qué puedo hacer? Lo único que me resta es confiar en la memoria y la inteligencia de los aficionados y en el criterio con que los dirigentes de la AFA enfocan este proceso. Digo esto porque creo que nadie ignora que antes de fin de año me quedé con casi medio equipo por las trasferencias que se produjeron hacia el exterior, y que ahora estoy trabajando con otros futbolistas. Para colmo, aquí en Mar del Plata, en los primeros partidos" no pude contar con Houseman, Luque y Valencia por estar suspendidos.
—¿Esas ausencias son fundamentales?
—En parte, sí. Houseman es pieza vital, porque aporta su imprevisible cuota de creatividad en cualquier momento del partido; Luque, porque es el centrodelantero hecho, que hace goles y se tira bien a la raya izquierda abriendo cancha. Si él hubiera jugado ya, creo que Bertoni hubiera rendido mucho junto a él haciendo ala y penetrando en diagonal rumbo al arco cuando uno de los dos se abriera hacia la raya. Ahora, al margen de ellos, para mí, otras ausencias son más que fundamentales. Me refiero a las de Kempes y Brindisi. El primero, por su poder de definición; Brindisi, porque es el mediocampista con mayor capacidad para el gol de todo el fútbol argentino.
—Sin embargo, Menotti, usted utilizó a Brindisi en un solo partido de los tantos que jugó el seleccionado...
—Es cierto, pero tenía mis motivos. Uno era que yo esperaba que Miguel recuperara su nivel, porque, si usted recuerda, él vino moralmente abatido del Mundial de Alemania. El otro motivo de que no lo utilizara en los primeros períodos de prueba fue que yo ya lo conocía a la perfección por haber estado juntos más de tres años en Huracán, Conmigo, Miguel no necesitaba probar nada. Lo único que tenía que hacer era esperar el momento oportuno para ingresar al plantel.
—Como ahora ya no cuenta con él ni con Kempes, ¿ha pensado en la posibilidad de repatriarlos para el Mundial?
—Eso recién lo sabré el año próximo cuando llegue el momento de evaluar quiénes pueden integrar el elenco definitivo y quiénes no, y qué me hace falta. Por hoy, hablar de esto es prematuro.
—Ya que hablamos de Huracán y de estas pruebas, ¿es cierto que con los mediocampistas que trajo a esta ciudad va a intentar algo parecido a lo que hizo ese equipo en 1975, sin tener un definidor fijo?
—Sí. Es una de las variantes que estoy observando. Casi podría decir que es la más fácil a emplear, porque reforzamos así el medio juego y el control de la pelota. También estoy probando, ante la ausencia (por ahora) de Luque, con otro definidor fijo, como es Bravo —de Talleres de Córdoba—, para después optar por lo mejor para cada distinto tipo de partido. En lo que usted me pregunta, anduvieron bien en las prácticas Valencia, Ardiles y Villa, juntos, apoyados desde atrás por Gallego, y con Felman y Bertoni por las puntas. Jugaron una barbaridad y llegaron fácil al arco. Habrá que ver si siguen así después.
EL EQUIPO. Ante ese primer esbozo de entusiasmo por parte de Menotti, mencionando una integración que aún no apreció el público local, no me quedó más alternativa que internarme en un interrogante casi obligado:
—¿Cuándo podremos ver en acción a ese bloque que me acaba de mencionar?
—No lo sé todavía. Por ahora probé a Ardiles y Villa junto a Bravo con la idea de contar con éste o con Luque para el gol. Y en el partido contra Newell's Old Boys anduvieron muy bien. Contra Aldosivi, Bravo jugó con Ludueña y Valencia, y a pesar de que juegan juntos en Talleres no pasó nada. Entonces, ya me surgió otra incógnita: ¿fue un mal partido o siempre es así? Como ya ve, todavía no puedo decidir nada.
—¿No será que reserva al bloque para darle una sorpresa a Lorenzo?
—Usted es muy mal pensado. No hay nada de eso. Ya le dije que no me interesa ese tema.
—Hablemos entonces de lo que le interesa. Es decir, del equipo. ¿Cómo lo ve, línea por línea?
—Por ahora más o menos, Con Gatti estoy salvado. La línea de 4 defensiva es lo que me preocupa. Está lenta, con poca recuperación y con vacilaciones. Quizá se "deba a que falta estado físico. El medio, con Gallego, Ardiles y Villa me gustó bastante, de acuerdo a lo que produjeron contra Newell's. De la delantera de punta no me quejo, porque funciona de acuerdo a quien actúe en el medio.
—¿Es cierto que después de la gira se incorporarán al plantel Fillol, Pavoni, Bochini, Ortiz, Juan José López y Mastrángelo?
—Yo nunca dije nada de eso. Alguno habrá deducido semejante posibilidad, porque Bochini y Ortiz ya estuvieron en el equipo. Con respecto a ellos dos, podría ser en cuanto recuperen su nivel. De los demás ni lo he pensado.
—Mire que se hablaba especialmente de los dos últimos ...
—Entonces es una versión muy especial. Yo nunca dije que fueran jugadores fundamentales. No comprendo entonces de dónde salió eso.
—Para terminar, Menotti, ¿qué puede significar una presunta derrota contra Boca en este torneo?
—No quiero ni pensarlo. Si sin jugar estamos como estamos, ¿se imagina qué puede pasar si el seleccionado pierde?
EL OTRO ARCO. En este proceso es ocupado por Juan Carlos Lorenzo, quien prefiere jugar de contragolpe, a menos que se le muestren las cartas de entrada. Como yo lo hice, en seguida iniciamos el diálogo, sin límites, "siempre que usted escriba esto tal cual lo estamos hablando."
Aceptada esta sorprendente condición —sorprendente, porque se supone que no existe otra alternativa en una entrevista— Lorenzo se dispuso, con total seriedad, a contener la ofensiva.
—¿Qué opina acerca de todo este complejo proceso que se vive acerca de un simple partido entre Boca y el seleccionado, y de la hipotética posibilidad de que se tenga que optar entre Menotti y usted para dirigir al equipo argentino en el Mundial 1978?
—Que es nada más que un circo creado por los intereses de un sector determinado y al cual no conozco. Lo que es comprensible es que por los éxitos de Boca el año pasado se espere con mucha ansiedad el partido. Pero lo que me parece perjudicial es que se echen a rodar malévolas versiones en momentos en que el entrenador nacional necesita la mayor tranquilidad para probar lo que intenta llevar a cabo. Por otra parte, a mí me molesta que se me nombre como posibilidad de cambios cuando ya está en marcha todo un proceso. Quisiera que usted subrayara esto: a Lorenzo lo único que le importa es Boca y sus posibilidades en el futuro torneo y la Copa Libertadores de América. Fuera de eso yo no tengo responsabilidades y no tengo que hablar con nadie, por más que, como ha ocurrido, vengan todas las revistas y diarios a pedirme charlas con tal o cual técnico. En una palabra, quisiera que entiendan que estoy en otra cosa.
—Ya que hemos aclarado su posición, ¿le puedo pedir su opinión acerca del seleccionado, de acuerdo a las veces que lo vio jugar y de la utilidad que pueda tener su próxima confrontación con Boca Juniors?
—Poca cosa me pide, ¡eh! Bueno, para que no digan que Lorenzo está al acecho vamos a intentar aportar algo. Creo que el partido es negativo en cuanto a la tranquilidad que en estos momentos necesita el seleccionado, pero también creo que le va a servir de mucho porque enfrentará a un equipo armado, con mucho anticipo y que le jugará en condiciones tan duras como las que padecerá en su gira por Europa. En lo que hace a mi opinión de lo que he visto, me parece que el seleccionado cuenta con excelentes jugadores que van a rendir a pleno cuando se vean frente a los grandes objetivos. Es decir, cuando pasen de los períodos de prueba y se jueguen con todo. Como Boca en los dos últimos campeonatos.
—¿Cuáles son, según usted, esos excelentes jugadores?
—Podríamos decir que todos, aunque es obligada la mención de algunas figuras desequilibrantes. Por ejemplo, Houseman, quien puede aportar la cuota de sorpresa que complementa el esfuerzo de quienes preparan la jugada. Está Luque, un centrodelantero muy eficaz que juega tanto solo como acompañado y que además sabe tirarse muy bien a la izquierda. Villa, un volante de ataque muy interesante, Benítez, un mediocampista ya completo. Ludueña, que es frío pero muy vivo. Y Gatti.
—¿Esos son los únicos jugadores que desequilibran en el fútbol argentino, o hay más?
—Podríamos agregar a Kempes, que es excepcional como definidor pero que ya no está; a Mastrángelo, el único puntero neto que nos queda, y a Juan José López, un gran armador que vive los noventa minutos del partido sin bajar por un instante la guardia.
EL REMATE. El partido contra o con Lorenzo, como se prefiera, había sido de trámite agradable por su admisión a tratar temas que yo consideraba poco menos que inaccesibles, pero no exento de sorpresas. La mayor se produjo cuando retornamos desde la playa San Patricio hasta el hotel Iruña donde se hospeda. Mientras recorríamos los últimos metros por la costanera —a varios kilómetros de donde está concentrada la selección— en medio de los apretujones entusiastas de grandes y chicos, allí, el coach dijo: "¿Sabe una cosa? A este Mundial espero verlo sin sufrir y en la mayor tranquilidad, sentado comodísimo en la platea y, si es posible, comiendo rosquitas. Ese es mi mayor deseo."
—¡Ah, sí! ¿Y qué piensa de Menotti?
—Que será la persona menos envidiada porque tendrá en la nuca la ansiedad de todo un país y porque se jugará en sólo veinte días toda su trayectoria. La verdad, ¡lo compadezco!.
Andrés Bufali (Desde Mar del Plata)

 

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