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crónicas del siglo pasado

 


Los herederos del Che



Revistero

 



Mena: el primer uturunco


Joe Baxter


Presunto organigrama del PRT rosarino: los temporales dueños del cónsul
(clic para ampliar)


Rojas (FAP)


Conferencia del ERP en Córdoba


Jorge Masetti (foto superior)
Reinaldo, su hermano (foto inferior)


Bebe Cooke


El Kadre (FAP)


Verdinelli

 

El fenómeno de la guerrilla, como se sabe, no es obra de un día: los insurgentes no brotan como las plantas; apenas si son frutos de ciertas condiciones, de dilatados procesos. Tampoco es un fenómeno de esta década. A Martín Güemes, el país lo reverencia como uno de los héroes de la Independencia; en Cuba, sus actuales habitantes ensalzan a Fidel Castro y a sus camaradas de Sierra Maestra como los próceres de una nueva emancipación. Otras formas, otros métodos, sacuden a Iberoamérica. La Argentina, que aparentaba estar fuera del contexto que sacudía a Bolivia, Colombia o Venezuela, ahora alberga un brote de inusitada violencia. Tanto que el Gobierno ha debido lanzar una Ley Antisubversiva.
Pero, ¿quiénes son los guerrilleros argentinos —esos herederos de otro argentino, el mayor símbolo de la revuelta iberoamericana, Ernesto Che Guevara—, qué orientaciones tienen, qué pretenden, cómo actúan, de dónde provienen, hacia dónde van; se emparientan, acaso, con otros rebeldes?
No son las únicas interrogantes que se plantea el hombre de la calle. PRIMERA PLANA advirtió la necesidad de cubrir una orfandad informativa; entonces, varios cronistas se empecinaron en hallar toda la información posible —también la imposible—, persiguieron datos, se procesaron; al mismo tiempo, se buscó la voz de los líderes clandestinos, y hubo conversaciones con quienes de una forma u otra han rozado el tema.
Todo ese material, un verdadero mamotreto —así como un slide inédito del Che (la única foto color de él que se ha publicado en la Argentina)— cayó en manos de dos redactores que, luego de clasificarlo, le dieron forma de historia, la misma que se brinda a continuación:
Estaba proscripta una mayoría, la peronista, aunque varios ilusos todavía pensaban que había llegado al poder bajo el ala de Arturo Frondizi. Corre 1959, el país aún sueña con las perspectivas desarrollistas, la burguesía supone que ha llegado su hora. Pero, en el Norte, en Tucumán, ya pocos son capaces de creer; el asesinato de un obrero azucarero decide a un grupo de hombres: suben al cerro de Cochuna, una prominencia selvática y a veces nevada, inician la guerrilla rural.
El gallego se convirtió, entonces, en el Comandante Uturunco. A veinte kilómetros de la capital —que guardaba al discutido Gobernador frondizista Celestino Gelsi—, veinte hombres capitaneados por el porteño (hijo de un español Enrique Manuel Mena incendian una gomería, luego atracan una camioneta, despojan a sus ocupantes. "Somos guerrilleros, no bandidos —insisten—; devolveremos los relojes el día de la liberación." Pero pocos se enteran de esa experiencia, folklórica e idealista.
El 24 de noviembre atacan un cuartel de bomberos, roban un destacamento policial; dos días después repiten la hazaña en la Comisaría de Alto Verde. La represión los persigue, capturan a algunos; el grupo se divide: uno, a cargo del Comandante Uturunco (Mena); el otro, al mando del Comandante Puma
(Félix Serravalle). En la Nochebuena, en Frías, un pueblito de Santiago del Estero, tres oficiales levantan los brazos ante la amenaza de una ametralladora de madera; los audaces, que llevan inscripta en la manga de sus camisas la sigla mpl (Movimiento Peronista de Liberación), cargan con cinco pistolas reglamentarias, seis revólveres calibre 38, quinientos proyectiles y 750 pesos de los viejos.
Pero el trofeo de guerra sirve de poco; carecen de respaldo, no tienen recursos económicos, ni siquiera existe un sostén logístico. En febrero, al trepar el cerro, Mena cae en manos policiales; allí comienza una odisea, el peregrinaje por numerosos, sórdidos presidios. Uturunco ganará una hernia inguinal: no ha de cumplir los siete años que le otorgan los tribunales Conintes. Antes escapará, viaja secretamente a Cuba; el Che lo recibe a los abrazos, pero no se entienden: Mena quiere una guerrilla con medios nacionales, Guevara ya decidió hacerla con cubanos. Volverá a su país, trabajará en el Sindicato de Luz y Fuerza, será sorprendido por el cáncer el 14 de junio de 1970: sus restos están enterrados en el cementerio de Ezeiza.
Mena, en su gloriosa época de Uturunco, confiaba en que otros estallidos provinciales acompañaran su intento de rebelión. Pero su espera fue vana. Tanto 'Alaska' en Salta, como 'Nazareno' en otra parte de Santiago del Estero y 'Moro' en Jujuy postergaron la iniciación de la lucha. Y se frustró esa avanzada, esos 150 peronistas que se juramentaron derribar a Frondizi y traer a su líder al Río de la Plata.
Por entonces, el exiliado se encontraba en Caracas; desde allí, temeroso de que la guerrilla desvíe su curso ideológico, manda a un hombre de confianza. Es que John William Cooke, el Bebe, un antiguo Diputado y director de la revista De Frente, se había convertido en el asesor político de los flamantes guerrilleros. Todavía Fidel Castro no se había proclamado marxista, pero igual Perón ordena que "se debe controlar la cosa, no sea que el Bebe empuje a los muchachos hacia el lado de los bolches". 
Por su parte, el tradicional Partido Comunista —como siempre— vivía de los frentes inconclusos ("democráticos burgueses", acusan sus réprobos), prefería el pacto, afirmaba que "aún no estaban dadas las condiciones".
Quizás, entonces, tenía razón. A fin de cuentas, los uturuncos pierden su partida, y el Conintes hace una de sus más memorables cosechas. El mérito se debía a la siembra; antes de que los guerrilleros escalaran el Cochuna, se incorporó un militante de lengua larga. Es el mismo que, más tarde, se incluye en el intento de Jorge José Ricardo Masetti y, por supuesto, también denuncia.
A pesar del enviado personal, la jerarquía peronista —establecida en Buenos Aires— rechaza la intemperancia de los uturuncos, les niega colaboración. "Si yo volviera a participar en un grupo guerrillero, propondría que luego de tomar el fusil no se hablara nunca más de política", confesó más tardé uno de los detenidos de entonces. Vistos a distancia, los sueños uturuncos no fueron nada más que eso; sin embargo, son el primer antecedente de la guerrilla actual, nadie pude negar su trascendencia. El mismo Che Guevara, cuando pasó por Buenos Aires con rumbo a su destino fatal, Bolivia, eligió Mena como apellido falso de su pasaporte: era su homenaje a Enrique Manuel, el gallego, el Comandante Uturunco.
EL CAMBIO PERONISTA
Ya desperdigados esos iniciadores, el espectro de las organizaciones insurrectas se reduce a las células comandadas, en Mendoza por un ex oficial del Ejército (Ciro Ahumada), algunos militantes cordobeses acaudillados por un activo jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista y varios gajos porteños, escindidos del peronismo blando. Nadie se plantea aún la forma de resolver su protesta; el terrorismo aparece como una vía transitoria. La subversión organizada no existe.
A fines de 1959, comienza a temblar el peronismo porteño; se esboza el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) compuesto, entre otros, por Gustavo y Alberto 'Pocho' Rearte, Horacio Spina y el jeque Héctor Villalón, a quien sus adversarios suelen llamar el "Jorge Antonio del proletariado combatiente". Tres años más tarde, esos justicialistas independientes han cobrado estatura, se inclinan por la acción directa pero sin encontrar el rumbo: en julio del '62, un confuso tiroteo entre agentes y peronistas rebeldes genera una tenaz persecución. Luego, Felipe Vallese, un obrero metalúrgico, desaparece en el misterio policial; combatía más al dócil Augusto Vandor —amigo de Frondizi en esos tiempos— que a las personas que lo borraron del mapa. Al margen de estas desavenencias, se producía una transformación en la conciencia del obrero argentino. Ya, en enero de 1959, los tanques deben voltear las puertas del Frigorífico Lisandro de la Torre para desalojar a sus ocupantes; más tarde, en Monte Chingolo y en Zarate, los trabajadores incorporan otros elementos a sus recursos de protesta: enfrentan a la Policía con el respaldo de la población civil, incluidos mujeres y niños. Se quebraba la verticalidad, se descubría una actitud independiente de las jerarquías establecidas: en mayo de 1969, las huestes obreras provocan el 'cordobazo', nacen a otra época.
Mientras se gestaba la crisis dentro del peronismo, la guerrilla rural albergaba a otros dueños. En 1962, en el periódico Compañero —dirigido entonces por Mario Vallota— aparece una proclama del Ejército Guerrillero del Pueblo. Su principal firmante era el Comandante Segundo, nada menos que el periodista Masetti (ver recuadro). El pueblo casi no se enteró de la novedad; en cambio, los servicios de inteligencia desplegaron sus redes: en poco tiempo se supo que los integrantes del EGP provenían de la juventud del Partido Comunista y de las filas universitarias. Sin embargo, la guerrilla de Masetti nunca llegó a la guerra, ni siquiera tuvo una escaramuza; sorprendida en su preparación, delatada, no pudo adelantar su furia (como el Che en Bolivia). Illia ya era Presidente.
Mientras se teñían las montañas de sangre, algunos grupúsculos porteños perfeccionaban sus objetivos. Tacuara, un movimiento nacionalista —casi una moda, preocupado por la influencia de los judíos—, sufre un cambio: su milicia, orquestada por José 'Joe' Baxter —un teletipista—, se vuelca hacia el peronismo de izquierda. En mayo del '65, convulsiona a Buenos Aires: trama el sangriento asalto al Policlínico Bancario (14 millones de pesos viejos). La operación comando tarda en descubrirse, los responsables mayores consiguen escapar. Baxter se convertirá, entonces, en un personaje enigmático, imposible de ubicar en algún lugar del mundo; se sabe, eso sí, que alguna vez llevó bajo su brazo Rebelión en Tierra Santa, un verdadero manual de la guerrilla urbana, escrito paradójicamente por el judío reaccionario Menahen Beguin. Ese libro, también Baxter habrían de servir de mentores a una incipiente organización uruguaya: los Tupamaros.
Pero el marxismo, para los peronistas, aún era materia desechable, foránea. Aún valía para mentar que Perón representaba la "tercera fuerza". Sin embargo, se comienza a plasmar la simbiosis: en Argel, 1965, Ernesto Guevara pronuncia un discurso en el Segundo Seminario Económico de la Organización de la Solidaridad Afroasiática: "¿Cómo puede significar «beneficio mutuo» vender a precios de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimientos sin límites a los países atrasados, y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente? Los países socialistas son cómplices de la explotación imperialista." El Che, luego de charlar con Nasser y Mao Tsé-tung —entre otros— se convertía en un símbolo del Tercer Mundo; su desaparición temporal, el misterio, nutre la leyenda, comienza a tejerse un nuevo plan de lucha para América latina.
Al mismo tiempo, en Buenos Aires, una poderosa explosión en la calle Posadas contrae el celo de los investigadores: se hallan señales del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), que había orientado el trotkista Hugo Mario Bressano (Nahuel Moreno). En junio de 1966, Guevara —maquillado, rubio, bajo el nombre de Adolfo Mena— ingresa—en Buenos Aires; irá a Córdoba, hará contactos en el Delta. Para entonces, las FF. AA. se aprestan a liquidar a Arturo Illia.
DE DONDE SON LAS SIGLAS
Hasta ahora, los grupos más eficaces y asiduos en la noticia han sido cuatro: FAL, FAP, FAR y ERP. Con operaciones más restringidas se puede incluir a los Montoneros, MRA (Movimiento Revolucionario Argentino), ELN (Ejército de Liberación del Norte) y el FRP (Frente Revolucionario Peronista). Otros grupos, organizaciones y comandos se agregan a la lista: en total, durante 1970 han cometido alrededor de 250 acciones, se incautaron de unos 600 millones de pesos viejos, más de tres docenas de ametralladoras. Pero estas cifras no sirven de aproximación, son simples ejercicios contables sobre datos conocidos, adolecen de fallas: algunas veces, los guerrilleros no precisan el monto de sus robos ni la cantidad de armas secuestradas; otras, la Policía —cuando se trata de los botines más voluminosos— prefiere guardar la información.
Más vale, entonces, internarse en las corrientes políticas que parecen gobernar a los principales grupos subversivos :
• FAL (Frente Argentino de Liberación) : El Movimiento M 5 proclama el 5 de abril de 1969 su antimilitarismo: "El Ejército es sirviente del imperialismo". Se dice una organización "patriótica" que lucha "por todos los sectores democráticos y progresistas unidos... en defensa de las masas populares". No hace referencias a Perón ni al peronismo. En un reportaje publicado en el semanario 'Marcha' del Uruguay, uno de sus miembros define su ideología "como el marxismo-leninismo, el socialismo científico, la ideología revolucionaria del proletariado. Califica a su grupo de "pro cubano y nacionalista que tiende al internacionalismo". Añora un partido revolucionario y busca formar el "hombre nuevo por el que luchó y murió el Che Guevara"; supone, también, que "el antiimperialismo logrará la unidad en la acción de sectores heterogéneos".
Según trascendidos, el FAL nace en 1966 bajo la inspiración de Carlos Malter Terrada y Sergio Bjellis; al parecer, luego del plan guevarista ("Crear no uno, sino muchos Vietnam") y la creciente difusión de los Tupamaros en la Banda Oriental y del MR 8 en Brasil, tres grupos rebeldes se cobijan bajo una misma sigla. Dos son de origen marxista —algunos miembros habrían sido entrenados en La Habana—, pertenecen a la escindida juventud del Partido Comunista y a las ramas disidentes del Movimiento Revolucionario Peronista (MRP), capitaneado por Gustavo Rearte. Se dice que este último comando debía estar preparado para prestar apoyo logístico al Che en Bolivia; el fracaso del médico argentino y las desavenencias entre ellos habrían desatado el primer cisma en las filas del movimiento.
Se cree que no superaría los 200 la cantidad de militantes, aunque es vox populi que la organización posee sucursales en la mayoría de las provincias; entre sus golpes más conocidos figuran el asalto al vivac de Campo de Mayo (5/4/69), el robo a una subcomisaría en El Empalme, Tucumán (30/12/69), el secuestro del cónsul paraguayo Waldemar Sánchez (24/3/70), el robo de una avioneta para lanzar volantes sobre la localidad rosarina de Villa Diego (15/10/70), el copamiento de una emisora cordobesa (13/10/70), la ocupación de una comisaría de campaña en El Timbo, Tucumán (13/10/70).
En un sonado operativo policial en Mendoza, el 27 de octubre del año 1970, cayeron 12 adscriptos al FAL; con ellos, también, armas, bombas y material del grupo. Entre éstos, un informe de 65 carillas; allí, según las versiones oficiales de entonces, se establecían las órdenes para militantes, consejos, se tocaban una infinita variedad de temas que oscilaban desde interpretaciones de política internacional hasta formas de adiestramiento, vigilancia, conducta y modo de gastar el dinero.
• FAP (Fuerzas Armadas Peronistas): En setiembre de 1968 cae el "Comando Montonero 17 de octubre" en Taco Ralo (Salta); cuatro meses más tarde se conoce un documento, luego de un asalto a la guardia del barrio Sargento Cabral en Campo de Mayo. Propicia un "Ejército del pueblo para enfrentar al Ejército de la represión". El comunicado termina con el lema peronista: "Al pueblo sólo lo salvará el pueblo.
Caiga quien caiga y cueste lo que cueste, venceremos". El anuncio se atribuye al "Destacamento Gerardo Ferrari", que lleva el nombre de un ex seminarista rosarino que había abandonado su vocación para casarse y enrolarse en las filas de las FAP. El 13 de junio de 1969, según las FAP, "al dirigirse a un destacamento para realizar una expropiación de armas, es baleado por una comisión policial".
Antes, sin embargo, se habían filtrado otras evidencias: el 6 de enero, en Villa Piolín, el "Comando Eva Perón" repartió juguetes entre los niños pobres, mientras un camión con altoparlantes sostenía: "No nos adjudiquen influencias extrañas... recorran la larga lista de mártires peronistas que han caído a lo largo de estos 14 años y sabrán quiénes nos instigan". Exigen el retorno de Perón, evocan a Raimundo Ongaro, reclaman hombres para el movimiento.
Otros hechos destacados de las FAP: el 12 de abril, el "Destacamento Felipe Vallese" asalta la Jefatura Nacional Marítima del Tigre. Prometen que "estas armas que hoy capturamos no se oxidarán en manos del pueblo". El 27 de julio de 1970, el "Destacamento Eva Perón" toma por asalto Radio Rivadavia; querían dar a conocer sus opiniones sobre los últimos sucesos que habían sacudido al país: La Calera, muerte de Pedro Eugenio Aramburu, el arribo de Roberto Levingston al poder. El comunicado nunca sale al aire, pero igual trasciende; peronistas hasta la muerte, los miembros de las FAP "saludan el estilo combativo de los compañeros Montoneros que ajusticiaron a un reconocido enemigo del pueblo, manifestamos que son integrantes del Movimiento Peronista". Se sabe, también, que accionan en células de tres a cinco hombres, que tratan de golpear y huir. Para ellos, "no hay Yenan sin 17 de octubre, ni Revolución Cultural sin alpargatas".
A pesar de la confesión sobre la posible sociedad FAP-Montoneros, hay matices que los separan; en unos impera la ideología política, en los otros un enfoque espiritualista de un marcado nacionalismo católico y revolucionario. También se distinguen por los emblemas: las FAP esgrimen un escudo justicialista en el extremo superior derecho y la estrella federal de 8 puntas con la sigla FAP en el centro; los Montoneros, por su parte, presumen un sello ovalado con su PV (Perón Vuelve) en el interior.
Poco se sabe sobre los dirigentes de las FAP. Hay sospechas sobre ex oficiales del Ejército, de neto corte peronista por supuesto; esa teoría desvirtúa, en cambio, la influencia de personajes como Evar El Kadre, Néstor Raúl Verdinelli y José Luis Rojas (todos detenidos), considerados simples peones de un complicado engranaje.
• FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias): El lema que los identifica aclara cualquier duda: "Hasta la victoria siempre" (Che Guevara). Garín, una localidad cercana al Tigre, ocupó un lugar en los diarios: había sido copada (30 de julio del '70) por FAR, debutaban los admiradores del Che. En el comunicado que emitieron, luego del golpe, sueñan con "la unidad de las Organizaciones Revolucionarias Hermanas que ya han comenzado a recorrer la senda de la liberación y con las que concluiremos, un día no lejano, en la vanguardia capaz de encabezar al pueblo en la conquista del poder". Pelean, como el médico argentino, "movidos por un profundo sentimiento de amor al hombre y a la vida". Al recordar su agresión, al cabo Fernando Sulling ("en defensa propia", aclaran), lamentan los "daños y molestias causados por nuestros comandos (la disculpa es a la población), pero ellos son el costo inevitable de la rebeldía liberadora".
Se suceden, luego, el atraco a un camión blindado (121 millones) en Yocsina (Córdoba), en marzo del '71: luego un tren que transportaba caudales y, el 29 de abril, en una ruta de la localidad de Pilar vacían un camión del Ejército y matan al teniente Marcos César Asúa. En esa maniobra, atribuida a los comandos Che Guevara y Eva Perón, roban 193 pistolas calibre 45 y 344 cargadores de repuesto; a la guardia, además, se le sustrajo tres pistolas, dos ametralladoras Pam y tres fusiles ametralladoras Fal. La muerte del teniente acelera la Ley antisubversiva.
No es casual que los nombres de Guevara y Eva Duarte ya caminen por la misma senda; las FAR, devotas del Che en sus orígenes, se han enrolado en las filas peronistas.
• ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) : Todo comienza cuando existía el Partido Revolucionario de los Trabajadores; entonces, el líder era Nahuel Moreno, un teórico del trostkismo. En 1963, brota contra la conducción ortodoxa la queja del Vasco Ángel Bengoechea, un propulsor de la línea dura. Dos años más tarde, una poderosa explosión en la calle Posadas terminó con la vida del Vasco; sus seguidores se llamaron a silencio.
Pero, otra vez, se cernía la división: ahora, se agrupan tras el diario 'La verdad' (con Moreno a la cabeza) y 'El combatiente', que con su nombre incita a la acción armada. Pronto se galvanizan las diferencias: los activos apoyan a la CGT de los Argentinos, toman como modelo a Lenin, a Mao, a Guevara. Una de las primeras consignas del grupo señala la importancia de formar falanges paramilitares y enseñar el adiestramiento político.
El 16 de abril de 1970 aparece por primera vez un brazo armado de 'El combatiente': se llama ERP. A esta altura, se advierten tres líneas en el movimiento: a) la proletaria; b) la castrista (proponen acción inmediata); c) la leninista, insiste en politizar a los militantes antes de lanzarlos al combate.
En poco tiempo, la tendencia castrista ganó una mayoría de adeptos. El 13 de marzo de 1971 se produce una reunión cumbre; estalla otra rivalidad, esta vez dentro de la misma corriente castrista. Prieto y Santucho suponen, entonces, que la totalidad de los fieles está lista para la acción; el resto de los dirigentes creen que apenas un 1 por ciento puede aspirar a esa tarea. Por fin, triunfa la tesis más radicalizada.
El ERP acomete numerosos golpes, en su mayoría de vasta repercusión publicitaria. No actúa sólo en Buenos Aires, sino que prefiere enfilar sus acciones en el Nordeste de la República. Ha de cosechar mayores réditos en Rosario: el 24 de mayo rapta a Stanley Sylvester, cónsul inglés en la ciudad santafecina y gerente del Frigorífico Swift. Durante una semana, el británico empresario permanece en manos de los guerrilleros; por fin, vuelve sano y salvo a su residencia de Fisherton. A cambio de su libertad, la compañía obló 25 millones de pesos viejos en alimentos, repartidos entre 300 operarios.
Más tarde, en Córdoba —ver primera PLANA N° 440—, convoca a una conferencia de prensa clandestina. Muchos han querido ver, en ese acto, un signo de división entre las tropas del ERP; otros, más insidiosos, sueltan la especie de que el movimiento sería un organismo paralelo a los servicios de seguridad. Nadie, sin embargo, consiguió probar nada. 
MOVIMIENTOS
CARP (Comando Acción Revolucionaria Popular); ELN (Ejército de Liberación del Norte); ENR (Ejército Nacional Revolucionario); EPG (Ejército Popular Guerrillero); ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo, brazo armado de PRT); FAL (Fuerzas Argentinas de Liberación); FAP (Fuerzas Armadas Peronistas); FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias); FRA (Frente de Liberación Americano); FRN (Frente Revolucionario Nacional); FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano Popular); FRP (Frente Revolucionario Peronista); GEL (Guerrilla del Ejército Libertador); MAR (Movimiento Armado Peronista); MFAR (Milicias del Frente Armado de Resistencia); MRA (Movimiento Revolucionario Argentino); MRP (Movimiento Revolucionario Peronista) PAR (Peronismo de Acción Revolucionaria); PV (Perón Vuelve, Montoneros),
COMANDOS
Agrupación Raquel L. Gelín (CARP); Comando Córdoba (ELN); Héroe de fa Resistencia Domingo Blajaquis (ERN); Adolfo Bello, Ángel Bengoechea, Luis N. Blanco, Juán José Cabral, Camilo González, Che Guevara, Raquel Gelín, Ricardo Masetti, María Dolores Pacheco, Tejada Pinto, 25 de Mayo (del ERP); Raquel Gelín, Emilio Jáuregui, Operativo técnico Máximo Mena (del FAL); Destacamento Eva Perón (FAP); Alejandro Baldú (FAR); H. L. Díaz, Néstor Martins, Felipe Vallese (del CEL); Hilda Guerrero de Molina (MRA); Unidad Básica de Combate Eva Perón (Montoneros).
OTROS
Argentino Revolucionario Popular, Compañero Brunetti, Ejecutivo Emilio Maza, Guerrillero 8 de Octubre 1967, Simón Bolívar, Movimiento Renovación Fidel Castro contra la Entrega y la Explotación.

CARTA DEL GRAL. PERÓN AL MOVIMIENTO PERONISTA SOBRE LA MUERTE DEL COMANDANTE 
ERNESTO CHE GUEVARA

Madrid, 24 de octubre de 1967.
Compañeros:
Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la 
causa de los pueblos que luchan por su liberación.
Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos 
aquellos que en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera luchan 
contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados 
con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable 
del imperialismo que con la complicidad de las oligarquías apatridas 
apuntaladas por militares títeres del Pentágono, mantienen a los pueblos 
oprimidos.
Hoy ha caído en esta lucha, como un héroe, la figura joven más 
extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: Ha muerto el 
Comandante Ernesto Guevara.
Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros; quizás el 
mejor; un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, 
renunciamiento. La profunda convicción en la Justicia de la causa que 
abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la 
categoría de héroe y de mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del 
peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo fuera cierto que en 1951 haya estado 
ligado al intento golpista, ¿qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un 
joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de 
Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la 
oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ¡¡Y 
vaya si el "Che" los enmendó!!
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo 
Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo 
personalmente di instrucciones a la cancillería para que le solucionaran la 
difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue 
así como salió hacia México.
Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben nuestros 
jóvenes, los jóvenes de toda América latina.
No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura. El imperialismo 
temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; 
otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me 
han llegado noticias de que el Partido Comunista argentino, solapadamente, 
está en una campaña de desprestigio. No nos debe sorprender esto ya que 
siempre se ha caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico 
nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos populares. De eso 
podemos dar fe los peronistas. La hora de los pueblos ha llegado y las 
revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El 
actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se pueden superar 
sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los monopolios 
inversionistas del imperialismo.
Las REVOLUCIONES SOCIALISTAS se tienen que realizar; que cada uno haga la 
suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben 
conectarse entre sí todos los movimientos nacionales; en la misma forma en 
que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio.
La mayoría de los gobiernos de América latina no van a resolver los 
problemas nacionales sencillamente porque no responden a los intereses 
nacionales.
Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es 
necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un 
programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la 
Revolución.
Y esta tarea, la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha 
será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos. Ellos tendrán la 
fuerza material circunstancialmente superior a las nuestras; pero nosotros 
contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la 
justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
El peronismo, consecuente con su tradición y su lucha, como movimiento 
nacional, popular y revolucionario, rinde su homenaje emocionado al 
idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto "Che" Guevara, 
guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del 
triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica.

MASETTI: SU MEJOR ALUMNO
El 31 de mayo de 1929, en Lavalle 450, Avellaneda, la historia de América recibía un sacudón. Hubo alegría, es cierto, en el matrimonio Masetti; un hijo era un hijo, pero ya estaban acostumbrados: Jorge José Ricardo nacía, exactamente, dos años después que su hermano mayor, Reinaldo Alberto, y en el mismo lugar.
Jorge fue creciendo; le decían Coco. Cuando llegó el momento, ingresó en la escuela primaria: hasta tercer grado, estuvo en el colegio salesiano Nuestra Señora de la Guarda, en Bernal. Luego, pupilo en el colegio Don Bosco, en Ramos Mejía. Jorge era muy católico, como su madre; hasta dijo que quería ser cura, pero se le pasó. Terminaba sexto grado. En la Escuela de Artes Gráficas, de Martín García casi esquina con Montes de Oca, le enseñaron encuadernación y otras cosas. Jugaba al fútbol: era mal arquero, hincha de Racing. Hizo la conscripción en la Marina: dio la vuelta al mundo a bordo del guardacostas Pueyrredón; en el estrecho de Gibraltar, se cruzó con el Bahía Thetis, donde navegaba Reinaldo. Tenía carácter fuerte; mordaz, cuando quería serlo; inteligente. Decidió ser periodista: trabajó en Cabildo, Pregón, La Época (allí conoció a Dorita, con quien casaría); organizó y fue director de Cara y Ceca, una revista política que apareció tras la caída de Perón; hizo comentarios políticos en radio. Sus últimos trabajos en la Argentina: en los noticieros de Radio El Mundo y Canal 7. Tenía un hermano menor, Edgardo Américo. En su unión con Dora Jury, Jorge Masetti —nunca había tenido otra novia— fue padre de María Graciela, 16, y Jorge, 14.
El jefe de los gendarmes salteños, erizado, casi temblando, hablaba aún de "ese diablo de la barba roja". No quería oír que le nombraran al Comandante Segundo, aunque había pasado tiempo desde que el guerrillero se perdió en la selva, allí donde nunca se atrevieron las fuerzas que capturaron al grupo de insurrectos, en Salta.
Segundo se siente muy mal; le duele esa vértebra que se había luxado aquella vez. ¿Dónde era? ¿En Cuba o en Argelia? Bueno, jugando al fútbol. Además, está enfermo, tiene disentería. Es que nadie supo que antes de comer la carne de anta hay que sacarle 'esa' glándula. A su lado, un cordobés llamado Leal. Estaban separados del grupo; quedaron en encontrarse con Jouvé y Paúl, en dos días, para hacer contacto.
Gendarmería los había aislado, simplemente, esperándolos abajo; tenía que vencerlos. Paúl resbala por una ladera, se mata. Jouvé se acerca, le da sepultura, se demora: cuando llega al lugar de la cita, no encuentra a nadie. Todos estaban tan cansados, hambrientos; los prenden. El Comandante Segundo y Leal no ceden, trepan esa selva argentina. Nunca se supo de ellos. Los demás reciben bárbaras torturas. Fue Comandante Segundo (por don Segundo Sombra) un seudónimo que Jorge Masetti eligió, al conocerse el que tenía pensado utilizar Ernesto Che Guevara, cuando reingresara a su patria para hacer la guerrilla: Martín Fierro.
Masetti había partido para Cuba, en 1958, con 60.000 pesos asignados por Radio El Mundo: intentaría conseguir un reportaje a ese barbudo simpático que patoteaba desde Sierra Maestra: Fidel Castro, lo llamaban. Luego de conseguirlo, con los últimos 100 dólares, envió a un amigo hasta Miami, para que telefoneara a Buenos Aires. En la radio, le contestaron: "Sí, sí, dígale a Masetti que no se preocupe. Todo llegó bien". No era cierto. Regresó a la sierra, grabó otra nota, la trajo personalmente a Buenos Aires. El día en que Castro ingresó en La Habana, Masetti presentaba a la madre del Che por Canal 7. Fidel lo manda llamar. Se va, con mujer y dos hijos. En su primer viaje, antes de partir, le confiesa a Reinaldo: "Mira tengo que averiguar qué pasa allá. No sé si son comunistas, o qué". Ya en Cuba, funda y dirige Prensa Latina, una agencia de noticias. Los comunistas quieren infiltrarlo, se resiste, renuncia. En abril de 1961, luego de la invasión a Bahía de los Cochinos, Fidel lo llama. Orgulloso, había rechazado Embajadas, pero esta vez acepta. Poco después, nuevamente, abandona el cargo. Ya se ha separado de Dorita, convive con Concepción Conchita Dumois, su secretaria. Reinaldo, preocupado por él, lo visita en La Habana: la situación económica de Jorge es mala.
En 1964, Reinaldo lee una carta: es de Conchita, le anuncia el nacimiento de Laura María. Poco después, Jorge Masetti se iba, dejando una carta: pedía a sus hijos mayores que cuiden de Laurita. Su madre sigue escribiendo; Conchita dice que "Jorge ha ido a Rusia, para cumplir una misión". Posiblemente lo creyera, hasta que acepta: "Lo de Salta es cierto". Comandante Segundo era el último apodo: con el de Jorge Amor había cantado tangos, en el Club el Alba, de la calle Palaa, Avellaneda. Regresó a su país a su manera, desapareció. Reinaldo, periodista como Jorge, secretario de Redacción en el vespertino Crónica, pierde levemente su frialdad: "Si me preguntas, te tengo que decir que murió. Pero no me pidas que lo jure". Le importa, y mucho, recordar la carta que Jorge envió a Arturo Illia, cuando fue electo Presidente : "Ahí le cantaba, punto por punto, lo que le iba a pasar. Le pedía que renunciara antes de asumir, porque las elecciones habían sido sucias. Le dijo que si no lo hacía él, los mismos que lo habían puesto lo iban a sacar. Fue, casi, un horóscopo".
Con su cara angulosa o con esa rojiza barba de diablo, Jorge José Ricardo 'Coco' Masetti pasó por América. Amigo del Che, con él estará platicando. Ideólogos, discuten sistemas para un mundo mejor.
extraído de la revista Primera Plana
20/07/71