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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ


Borges, los testigos y la ESMA
Revista Somos
julio 1985
un aporte de Riqui de Ituzaingó


Víctor Basterra

Jorge Borges

 

 

 

"Siento que he salido del infierno", fue lo que dijo Jorge Luis Borges cuando salió de la Cámara Federal el día lunes, después de haber escuchado el testimonio de Víctor Melchor Basterra, acaso el más relevante de la semana, tanto por su contenido como por su duración: 5 horas.
El día lunes, entre los invitados especiales, había uno algo más especial que los habituales: Borges. Invitado por la fiscalía, el escritor presenció por primera vez una audiencia después de charlar durante media hora con el fiscal Julio César Strassera. "¿Serán condenados estos señores, los militares?, le preguntó Borges a Strassera, y el fiscal le contestó: "Yo estoy seguro de que son culpables y haré todo lo posible para que sean condenados". Después, Strassera le pidió que le autografíe un libro y, al salir, Borges confesó que el fiscal le había parecido "una persona honesta y muy simpática". De ahí fue hacia la sala de audiencias y escuchó parte del más extenso testimonio, el de Víctor Basterra.
Basterra estuvo detenido en la Escuela de Mecánica de la Armada desde el 10 de agosto de 1979 hasta el 2 de diciembre de 1983, es decir, hasta ocho días antes de la asunción del actual Gobierno.
Contó que fue detenido en su domicilio de Valentín, Alsina y que se lo llevaron junto a su esposa, Dora Laura Seoane, y la hija de ambos, María Eva, de sólo dos meses de edad. "En la ESMA fui torturado y sufrí dos paros cardíacos. Por el primer paro me atendió un médico llamado Jorge Vázquez, al que le decían Caballo Loco, y por el segundo me atendió un médico que lo llamaban Tony y que les dijo, que, dado mi estado de salud podían seguir torturándome, pero con prudencia. Las razones que dieron para mi detención fueron que hacía captación ideológica a través de mi tarea de obrero gráfico y de dirigente sindical de base''
Pero acaso lo más relevante del testimonio de Basterra fue cuando contó las tareas que se le habían, asignado en la ESMA. "Me dijeron que la única manera de salvar mi vida era aceptando trabajar en la sección documentación, donde la tarea consistía en fabricar documentos falsos, tanto para miembros del grupo de tareas como para otras personas que ellos me indicaban".
Basterra acompañó su testimonio con fotos que él mismo había tomado en la ESMA en la sección documentación. Cuando el tribunal le preguntó cómo hizo para quedarse con ese material, el testigo explicó que, con el tiempo, se le permitió de tanto en tanto hacer una visita a sus familiares en La Plata. "Era ahí cuando yo sacaba el material de la ESMA, escondido entre mis ropas, y la iba guardando en casa de familiares y amigos. Fue así como me armé un archivo que en agosto de 1984 presenté en el juzgado de instrucción numero 30 a cargo del doctor Juan Cardinali, cuando inicié la querella contra los responsables de mi secuestro y tortura".
El testigo recordó que, entre otros, había confeccionado una serie de pasaportes ilegales que, según supo más tarde, habían sido entregados a Licio Gelli, jefe de la logia masónica Propaganda Dos. Entre las personas que trabajaban con él en esa parte de la ESMA, Basterra nombró a Roberto Barreiro, Daniel Oviedo, Daniel Merialdo y Carlos Muñoz. El último, Muñoz, fue el testigo más importante de la jornada del martes.
Carlos Muñoz —un periodista que estuvo detenido en la ESMA entre el 22 de noviembre de 1978 y el 10 de febrero de 1980— aseguró que más de 5.000 personas pasaron por ese centro de detención y que, la gran mayoría, habían sido asesinadas.
Aseguró haber reconocido, entre sus captores, al teniente de fragata Alfredo Astiz. Contó que trabajó en la parte de documentación y reveló la existencia de un plan en la ESMA para falsificar moneda chilena. "La idea —dijo—fue del capitán Luis D'lmperio y el objetivo era hundir la economía chilena. El grado de locura entre los marinos era tal que no sólo decían que la idea era factible sino que, además, era factible ya que había presupuesto del COARA (Comando de la Armada Argentina). Pero fue imposible llevar a cabo la idea ya que las máquinas que se usaban para falsificar documentos no servían para imprimir billetes". Muñoz contó también que en la ESMA se microfilmaban los datos sobre los detenidos que él había tenido acceso y que en una oportunidad pudo ver una lista de 5.000 presos clandestinos y que la mayoría tenía, al costado del nombre, la letra T". que significaba traslado o asesinato, y una minoría la letra "L", que quería decir libertad.
El día martes el defensor del general Viola, doctor José María Orgeira, pidió que se cite a declarar al premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, a raíz de unas declaraciones que hizo recientemente en Barcelona, en las cuales Pérez Esquivel asegura que "todavía los militares argentinos mantienen secuestradas a personas desaparecidas".
Al cierre de esta edición de SOMOS se daba por segura la presencia, en calidad de testigo, para el día viernes 26, del político uruguayo Wilson Ferreyra Aldunate, a raíz de algunos desaparecidos uruguayos. Por su parte, el fiscal Julio Strassera presentaría, la próxima semana, pruebas y testimonios sobre la muerte de personas que en su momento, fueron presentadas como "muertas en enfrentamientos", pero que en realidad habrían sido secuestradas.
D. A.
Informe: Néstor Montes 
Fotos: Gerardo Horovitz