Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


JUVENTUD RADICAL
¿La JP de Alfonsín?
Revista Somos
23.03.1984

Igual que hace 10 años la JP a Perón, hoy los cuadros más intelectuales y combativos de la Juventud Radical —con la Junta Coordinadora al frente— luchan por imponer su proyecto político al gobierno de Alfonsín. Qué hay y quiénes se mueven detrás del debate ideológico que, con la bandera de la movilización popular, se produce en el alfonsinismo.
Alfonsín llegó a los 100 días de gobierno sabiendo que no sólo tiene que afrontar los riesgos del desgaste que supone el ejercicio del poder, sino también que en su propio partido existe una sorda lucha interna entre los distintos sectores que buscan ganar su espacio de acción. Esta última lucha se presenta con mayor claridad dentro de los cuadros juveniles, donde se discute cuál es la corriente que verdaderamente interpreta el pensamiento de Raúl y donde se evidencia el avance de la Junta Coordinadora Nacional, el nucleamiento más combativo del alfonsinismo.
Igual que el peronismo hace 10 años —pero también con características distintas— el presidente de los argentinos se ve "apurado" por los encuadramientos juveniles que quieren ponerle al gobierno su propio ritmo y su propio techo ideológico. A raíz de los hechos producidos en las últimas semanas, no es ingenuo preguntarse si tras su proyecto de movilización popular, la JR no está en un proceso de peronización. Hoy por hoy, las puntas de esa polémica parecen inagotables.

LA COORDINADORA. La juventud radical no está abroquelada detrás de una conducción única y en estos momentos la batalla interna que vienen desarrollando las distintas corrientes juveniles conforman la principal polémica abierta en los cuadros alfonsinistas. A 100 días de gobierno, las líneas más importantes que se mueven entre bambalinas en la JR suman casi media docena, pero la más importante de todas es la Junta Coordinadora Nacional. Una rápida pasada de lista por los nucleamientos internos revela lo siguiente.

Junta Coordinadora. Sus jefes son Marcelo Stubrin, Leopoldo Moreau, Federico Storani y Eduardo Changui Cáceres, entre otros. En febrero último realizaron un plenario nacional en Mar del Plata donde se constituyeron como una "organización de cuadros en toda la República". Trabajan organizados en frentes de tareas —barrial, sindical, estudiantil, mujeres— y cuenta con una férrea estructura en la Capital Federal, algunas zonas del Gran Buenos Aires y Santa Fe, y tienen muy buenas relaciones con Germán López y con el equipo que trabaja detrás de Antonio Mucci en la cartera laboral. Se dice que los hombres de la Coordinadora virtualmente controlan el Ministerio de Acción Social, y algo de eso puede haber, teniendo en cuenta que uno de sus más conspicuos dirigentes —Enrique Coti Nosiglia— es el secretario de Acción Social. Versiones nunca desmentidas explícitamente dicen que por lo menos medio centenar de militantes de la Coordinadora —todos profesionales universitarios recién recibidos— estarían a punto de terminar en Francia un curso de manejo de información, planeamiento y acción psicológica en dependencias de los servicios de inteligencia franceses. "Los alumnos de los expertos franceses —escribió en La prensa Jesús Iglesias Rouco— se incorporarían a la SIDE a mediados de este año, probablemente en sustitución de los noventa militares que semanas atrás fueron despedidos del organismo de la calle 25 de Mayo."
Toda esta información, más las versiones que comenzaron a correr después de la renuncia del periodista Hugo Gambini de la agencia oficial de noticias Télam, estarían indicando —según admiten fuentes radicales— un plan de la Coordinadora para ocupar ciertos puestos claves de la "comunidad informativa", plan que se concretaría a partir del relevo de Antonio Tróccoli (uno de los últimos balbinistas de peso) de su puesto de ministro del Interior por el candidato natural de la coordinadora: el ahora embajador itinerante Hipólito Solari Yrigoyen.
De cualquier forma, algunos indicios llevan a pensar que la relación de los grupos de la Coordinadora con Alfonsín no es todo lo buena que sus dirigentes pregonan. El Presidente rechazó a principios de año una propuesta hecha por Federico Storani —en nombre de la Coordinadora— para que Alfonsín renunciara a la titularidad del partido, obedeciendo la letra de la Carta Orgánica de la UCR. El tiempo siguió transcurriendo y hoy la Coordinadora se considera la columna vertebral del tercer movimiento histórico, y en ese carácter quiere ubicar a sus hombres al frente de La Comisión de Movilización que se creará próximamente en la UCR para ayudar al Comité Nacional.
Si la concentración del viernes 23 sale como sus dirigentes se lo propusieron —juntar por lo menos 70.000 personas— es previsible que la Coordinadora aumente su presión política sobre el gobierno con la idea de homogeneizar los elencos del oficialismo para "cumplir con el mandato del 30 de octubre".
Para los dirigentes del nucleamiento —a los cuales Iglesias Rouco puso en la picota al denunciar que serían ellos los encargados por la SIDE de "vigilar la democracia en cada manzana de la Capital y el Gran Buenos Aires", cumplir con el mandato del
30 de octubre parece ser, ante todo, descabezar la cúpula sindical y continuar la ofensiva oficialista para no permitir la recuperación del peronismo. Con esa óptica, la Coordinadora tiene definida su principal herramienta de presión política: la movilización callejera de los cuadros alfonsinistas y ser el eje de las concentraciones masivas que, de ahora en más, desarrolle el oficialismo.
Convergencia Nacional. Es el otro grupo que —-en la Capital Federal— sigue en importancia a la Coordinadora y que resultó heredero directo de la Juventud Radical Revolucionaria que enfrentó a la Coordinadora desde su fundación. Sus principales dirigentes son Guillermo Tello Rosas (diputado nacional), el doctor Luis Rodríguez Fontán y Mariano Blanco. Se mueve bajo la propuesta de ser "la herramienta que Alfonsín necesita para instrumentar la unidad nacional". Tiene hombres en el gobierno: Guillermo Juan, Alberto Estrifeso, Enrique Di Benedetti (concejales). Rodríguez Fontán (subsecretario de Obras y Servicios Públicos) y Bernardo Acosta (en el directorio del IMOS), entre otros.
Cuando se le pide que explique cuáles son las diferencias con la Coordinadora, el líder de la agrupación, Tello Rosas, suele decir: "Primero, no somos gorilas. Segundo, nuestro desarrollo parte de la militancia política hacia el frente social, incluida la universidad mientras que la Coordinadora nace de la universidad y viene hacia el partido, en la vieja concepción jurista. No somos atinada, somos protodo, dentro y fuera del partido.
'Convergencia' alienta en este tramo de la interna alfonsinista pelear el lugar de privilegio a la Coordinadora por lo general en lugar de hablar del tercer movimiento histórico prefiere hablar de que Alfonsín es el tercer líder de masas que tiene el movimiento nacional en lo que va del siglo. Según sus voceros, de los 28 comités de seccionales de la Capital, Convergencia controla 20, algo que —lógicamente— desmienten los miembros de la Coordinadora, quienes afirman contar con 60 de los 84 delegados de esas seccionales.

JR Renovación y Cambio. Es un grupo de militancia radical enfrentado a la Coordinadora en el seno del Movimiento de Renovación y Cambio, desde los tiempos del enfrentamiento de Alfonsín con Ricardo Balbín. Sus principales dirigentes son González Pastor y Ameztoy, que tienen poder en algunas parroquias de la Capital Federal y que se llaman a sí mismos "los históricos". Su propuesta también es desarrollar el alfonsinismo como fenómeno nuevo en la sociedad argentina y darle forma de movimiento político propio. Trabaja con un frente gremial y otro barrial, pero su poder de convocatoria no ha crecido demasiado en los últimos tiempos.
Corriente Nacional y Popular. Es otro de los grupos herederos de la vieja Juventud Radical Revolucionaria. En la Capital Federal se ligaron a la Intransigencia Popular de Rubén Rabanal e hicieron pie en algunas facultades, bajo la sombrilla de Franja Morada. Sus principales dirigentes son Miguel Ponce, José Petruzo, Roberto Hermida y Samuel Herrmann. Su propuesta política está mucho más cerca de Línea Nacional que del alfonsinismo. Rescatan su condición de no gorilas y sus abanderados son Moisés Lebehnson y Crisólogo Larralde. Según algunos dirigentes, este sector está dispuesto a entablar lucha ideológica contra los "excesos de la Coordinadora", un lugar común al que recurren dirigentes de muchas tendencias del oficialismo. Este grupo sería el principal impulsor de un frente anticoordinadora, con los sectores de la JR que no comparten la política del nucleamiento encabezado por el grupo de combativos diputados.

Lealtad y Lucha. Es la expresión juvenil de la antigua Línea Nacional y se le critica en el partido cierto oportunismo porque, levantando la bandera de Alfonsín, hace su tarea de captación con las posiciones políticas del balbinismo. Su principal dirigente es Rafael Pascual y aspira a demostrar su poder de convocatoria en la marcha del 23. En Lealtad y Lucha milita el hijo de Antonio Tróccoli y, en ciertos círculos radicales se asegura que, el ministro del Interior y el presidente de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Pugliese, son sus mentores ideológicos.

JP Y JR. Aunque los propios interesados insistan en minimizar la lucha interna que hoy existe en la intimidad radical, lo cierto es que el tradicional enfrentamiento entre alfonsinistas y balbinistas quedó totalmente superado por la disputa que se vive en Renovación y Cambio. Alfonsín aspira a concretar la formación de un tercer movimiento histórico y sabe que el principal motor impulsor de esa idea es la juventud. Y en ese mismo frente juvenil, precisamente, es que la lucha interna se refleja con mayor intensidad aunque todos los sectores se atribuyen el papel de ser tos "legítimos intérpretes del pensamiento de Raúl" (Alfonsín).
La Coordinadora sacó ya una ventaja notoria y —quieran o no sus integrantes— recurrió a un arma tradicionalmente usada por el peronismo: la movilización. Durante los 15 días previos al viernes 23, las paredes de Buenos Aires reflejaron la lucha de los distintos sectores por hegemonizar la movilización hacia Plaza de Mayo. Con un país diferente, con una conciencia colectiva también diferente, lo cierto es que esa puja trae el recuerdo de los enfrentamientos entre las distintas líneas de la Juventud Peronista en la década pasada, cuando peleaban pared a pared, calle a calle, en una puja casi fanática por demostrar quién tenía la hegemonía en aquello de movilizar a las masas para defender el gobierno popular. Hoy, incluso muchos de aquellos elementos básicos del folklore peronista —las pancartas, el bombo, un lenguaje combativo y antiimperialista— forman parte de las concentraciones radicales, que ya no se conforman con la abrumadora presencia de la clase media argentina. Ahora hay, también, carteles de sindicatos y federaciones universitarias o gremiales que marchan apoyando al Presidente.
En la estructura del gobierno, también algunos aspectos hacen recordar a la tenacidad con que la Tendencia revolucionaria de la JP trató de controlar puestos claves de la administración, luchando palmo a palmo con los sectores más gorilas o conformistas. Es cierto que hay —también— diferencias abismales, decisivas, entre aquel gobierno que servía de escenario para la disputa interna de la JP y este que sirve de marco a la lucha interna de la JR. Una de esas diferencias es que ahora no existe la violencia de entonces, no se habla de las formaciones especiales, y la subversión ya no está en la calle o en los despachos.
En el Congreso alguien acuñó una frase que todavía levanta polémicas: "Los de la Coordinadora son los montoneros de Alfonsín. Si ahora no los para, se le cortaran solos, con un proyecto político distinto". Jesús Rodríguez, uno de los más conspicuos miembros de la Coordinadora —diputado nacional, 28 años, el parlamentario más joven de la UCR, licenciado en Economía— negó ante el cronista una afirmación semejante y dijo: "Los montoneros nacieron 30 años después que el peronismo, en cambio la Coordinadora creció con Alfonsín. En las últimas elecciones la JR demostró ser la antítesis de montoneros, ya que la consigna básica fue somos la vida, mientras la tendencia peronista gritaba Perón o muerte. Ellos tenían un sistema militarista y nosotros somos civiles a ultranza. Además, existen diferencias de medios y de fines. . .".
El 30 de octubre, Alfonsín llenó un vacío de liderazgo notorio en la escena política nacional, recogiendo votos de la izquierda, la derecha y el centro, en una experiencia electoral casi inédita en el país. Con el gobierno en marcha, no parece arriesgado decir —incluyendo el margen de error que siempre supone usar compartimientos estancos para etiquetar a los movimientos políticos— que la Coordinadora conforma el ala izquierda del alfonsinismo y que sus integrantes quieren poner ya en marcha el proyecto del tercer movimiento histórico. Esa idea viene cobrando fuerza, aunque en Renovación y Cambio todavía no se dilucidó el debate ideológico sobre cuál deberá ser el perfil definitivo del alfonsinismo en los próximos años. En una reunión entre correligionarios, se le escuchó decir al diputado Adolfo Stubrin: "Todavía estamos en la etapa de conformación de la ideología. Por ahora seguimos el criterio de Alfonsín de describir los problemas del país y darles solución práctica. Pero también seguimos la idea de Yrigoyen de que lo nuestro no es solamente un partido sino fundamentalmente un movimiento; un movimiento que busca ser la mayoría pero que no tiene el propósito de superar a la democracia".
Cómo afrontar problemas concretos con soluciones prácticas y eficientes, que no saquen los pies del plato de la democracia parece ser también otra cuestión en discusión dentro de los despachos oficiales. En las últimas semanas corrió la versión de que los miembros de la Coordinadora que integran el Concejo Deliberante, habían presentado un proyecto para que piquetes de Franja Morada y de la JR controlen los precios en ferias y mercados de Capital y Gran Buenos Aires. La bancada radical en el concejo está integrada por 38 miembros de los cuales 10 tienen menos de 35 años y 6 pertenecen a la JR. El presidente del cuerpo es un notorio integrante de la Coordinadora: Leopoldo Suárez hijo, a quien se le escuchó decir sobre las brigadas de control de prados: "Eso es una barbaridad, porque el control depende de la Secretaría de Comercio y no del Concejo". Por lo que se sabe, existe a consideración del cuerpo un proyecto de la Comisión de Abastecimiento para regular los precios a través del abaratamiento de los productos de la canasta familiar en las ferias municipales, "lo que traería aparejado también una rebaja en el resto de los comercios", se escuchó decir en el viejo edificio de la calle Hipólito Yrigoyen. El sector juvenil fue también quien impulsó la modificación del reglamento escolar, mediante el cual son ahora los alumnos —por votación secreta— quienes elegirán el abanderado. Un concejal peronista, que prefirió mantenerse anónimo para no agitar las aguas, le dijo confidencialmente al cronista mientras bajaban por una escalera del edificio: "Los de la JR son los más impulsivos en las sesiones y a veces los más veteranos de su propio partido tienen que calmarlos. Son muy estudiosos, presentan los proyectos muy afiladitos, pero en cualquier momento sacan los pies del plato de Alfonsín. Los de la Coordinadora parece que se quieren, a veces, llevar por delante a sus propios compañeros de bancada. . ."
Cuando el tema era comentario obligado de la calle, un cronista entrevistó a Juan Radonjic, secretario de la JR de la provincia de Buenos Aires, miembro de la Coordinadora y secretario de la Comisión de Industria de la Cámara Baja:
—¿La Juventud Radical saldrá a controlar los precios?
—No hay nada de eso. Una cosa es la actividad del partido y otra cosa es la tarea del gobierno. Por lo tanto, no le corresponde a los miembros juveniles del partido instrumentar mecanismos propios de la acción de gobierno.
—¿Usted afirma entonces que no saldrán a controlar precios?
—El tema no fue tratado ni discutido. Todo lo que se pueda hacer para ayudar al partido se hará, pero siempre diferenciando con claridad lo siguiente: la actividad partidaria-ideológica por un lado, y la labor específica de gobierno por el otro. Esto último no recae en nuestras manos.
—¿Existe ahora un diálogo entre la Juventud Peronista y la Radical?
—Es difícil ahora instrumentarlo porque no encontramos interlocutores válidos en la Juventud Peronista. La Juventud Radical, diría yo, en la provincia es la que avala al Consejo que preside Herminio Iglesias y con ella no se puede hablar.
—¿Por qué?
—Creemos que están en una actitud de oposición irresponsable y salvaje, manejándose en grupos que lamentablemente se están alimentando unos a otros para ver quién es más fuerte en la oposición al gobierno.

DE LA FRANJA AL FRENTE. Durante el debate de la ley gremial en Diputados, un
agudo observador dijo que los jóvenes diputados radicales parecían estar más en una asamblea universitaria que en una sesión parlamentaria. La observación tenía su trasfondo nada casual y lleva directamente a una pregunta algo difícil de contestar ¿cuál es el verdadero peso que Franja Morada tiene hoy en la estructura del gobierno y cómo se engarza con la Juventud Radical?
El 28 de junio de 1966 se produjo el golpe que derrocó a Arturo Illia y llevó al poder al general Juan Carlos Onganía. Los jóvenes radicales, la mayoría pertenecientes a familias integrantes del partido, comenzaron a analizar las razones de ese golpe y un interrogante les quedaba siempre sin resolver: cómo era posible que el gobierno cayera sin que nadie reaccionara, sin tener ningún tipo de apoyo. Allí nació el concepto de que sin movilización popular, no habría gobierno que pudiera resistir a los tumbadores de democracias. En plena ilegalidad, durante el primer año del gobierno de Onganía, se forma la Unión Nacional Reformista Franja Morada, donde se abre una nueva instancia de lucha entre radicales y no radicales (la izquierda comunista). El grupo de la UCR estaba encabezado por Federico Storani (hoy diputado nacional) y Luis Menucci, en La Plata; Ernesto Aracena en Córdoba y Carlos Muiño (presidente ahora del bloque de diputados radicales de Tucumán) y Rubén Chebaia (hoy intendente de Tucumán), entre otros. El enfrentamiento terminó en ruptura, separándose las fuerzas según el grado de influencia en cada lugar: en Tucumán predominó el radicalismo, en La Plata y Rosario la división fue pareja y en Córdoba los radicales quedaron en mayoría.
Paralelamente surgió el Movimiento Universitario Reformista Auténtico (MURA) de Santa Fe. Cuando se hicieron las elecciones de 1966 en los centros estudiantiles (clandestinos) ganó esa agrupación, donde los hoy diputados nacionales Luis Cáceres y Marcelo Stubrin eran sus hombres de punta y donde, además, militaban Ricardo Laferriere y Bernardo Saldure (hoy también diputados). En Buenos Aires nació, para la misma época, el MARU —Movimiento Auténtico por la Reforma Universitaria— que era dirigido por Leopoldo Moreau, hoy dirigente de primera línea de la Coordinadora y diputado nacional. Curiosamente, casi dos décadas después, los líderes de esa vanguardia estudiantil se juntaron en las bancas del Congreso y constituyen, de hecho, el ala más dura del alfonsinismo.
La Junta Coordinadora Nacional nació en una casa quinta de la laguna Setubal, cerca de la ciudad de Santa Fe una tarde de 1967. Sus tres primeros dirigentes fueron Luis Cáceres, Marcelo Stubrin y Ricardo Laferriere, quienes iniciaron el largo camino que hoy los une a la realidad más caliente del país. El trayecto de la Coordinadora fue muchas veces contradictorio, incluso para lograr el apoyo de Ricardo Balbín, entonces número uno del partido. En 1968 se hizo otro encuentro, en la misma casa de Setubal, de donde surgió otra conducción, esta vez integrada por Cáceres, Moreau y Miguel Molinero. En 1970 se realizó otro congreso en Villa del Dique (Córdoba), donde se produjo una gran disputa ideológica, ya que algunos miembros sostenían posiciones francamente revolucionarias para destituir al gobierno militar, mientras otros proponían exigir el llamado a elecciones libres sin necesidad de que hubiera un gobierno intermedio; finalmente esta última tesis fue la que triunfó. Uno de los animadores más notorios de la Coordinadora fue Sergio Karakachof (de La Plata), quien fue asesinado más tarde.
Para muchos memoriosos del radicalismo, hubo un hecho que determinó el estrecho vínculo entre la Coordinadora y Raúl Alfonsín: la designación de Arturo Mor Roig como ministro del Interior de Alejandro Agustín Lanusse. "Balbín, Tróccoli y García Puente lo dejaron hacer, pero Alfonsín pidió que se le cancelara su ficha de afiliado. . . —comentó una fuente—, y desde entonces lo rodeamos a él. En ese momento Raúl, ayudado por Conrado Storani, comenzó el movimiento de renovación y desde entonces marchamos juntos".
Renovación y Cambio nació en 1972 y enfrentó a la fórmula Balbín-Gamomond en las internas radicales previas a la gran elección de 1973 y desde entonces Franja Morada tomó —en su mayoría— las banderas alfonsinistas, sentando las bases del proceso ahora en marcha.
Tal vez como producto del vuelco de la clase media hacia el alfonsinismo, Franja Morada se transformó hoy en un factor de poder político que trasciende el ámbito universitario y llega hasta la misma médula del poder, vía Juventud Radical. Controla en la actualidad la totalidad de las federaciones regionales universitarias y en Buenos Aires, además de presidir la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), dirige los centros estudiantiles de Medicina, Economía, Ingeniería, Arquitectura, Ciencias Exactas, Filosofía y Letras y Derecho. Las únicas facultades que no controla son Farmacia y Bioquímica, Sociología, Psicología, Odontología y Agronomía.
No obstante su aparente frente monolítico, Franja está integrada por dos corrientes: una es Renovación y Cambio-Junta Coordinadora Nacional, que orienta Andrés Delich (hijo del actual rector de la Universidad de Buenos Aires), y la otra es la Corriente Nacional y Popular, dirigida por Samuel Herrmann, que en el orden nacional responde al diputado Rubén Rabanal. Esta última es franca minoría, y la diferencia entre las dos tendencias reside en que la Corriente Nacional y Popular sostiene que Renovación y Cambio no levanta banderas antiimperialistas, nacionales y populares. Apuntan sus dardos contra el ministro Grinspun y afirman que los de la Coordinadora no critican lo que hay que criticar del gobierno.
Franja Morada, con todo, tiene hombres claves incrustados en los resortes del poder, dentro y fuera de la universidad. En primer lugar, está Andrés Delich, presidente de la FUBA e hijo del rector, como se dijo antes. Rey Leyes es otro de los ideólogos de Franja y preside el centro de Ingeniería, mientras que Lucio Schwarber dirige 'Contenido' el órgano periodístico de la agrupación. En el frente parlamentario están Marcelo y Adolfo Stubrin, Leopoldo Moreau y Jesús Rodríguez, verdaderos ideólogos de Franja y la Juventud Radical. En el Concejo Deliberante, su presidente, Leopoldo Suárez, hijo, es otro hombre de la agrupación, igual que el concejal Roberto Vázquez. Quienes conocen la entretela universitaria creen ver una marcada resistencia de los principales dirigentes estudiantiles para ocupar los cargos ejecutivos de la Federación Universitaria Argentina (FUA), que todavía no pudo integrarse a nivel nacional. Es que Franja Morada se ve ahora —dentro de los claustros— enfrentada a un difícil dilema: seguir apoyando a las autoridades respondiendo a la verticalidad oficialista, o pasar a la oposición interna con la cuestión del ingreso irrestricto.
Lo cierto es que —más allá de semejanzas o diferencias en los métodos y en el uso político del término movilizar— Raúl Alfonsín será quien ponga el techo ideológico al proyecto que la JR intenta ahora llevar adelante, impulsada mayoritariamente por la Coordinadora. Cuando esa medida se produzca, tal vez podrá conocerse con precisión hasta dónde, y en cuánto tiempo, Alfonsín está dispuesto a lanzarse al ruedo para quitar los velos de dudas y misterios que rodean su proyecto de construir en la calle y en el gobierno el mentado tercer movimiento histórico.
Tabaré Areas
investigación: Ana María Bertolini y Daniel Cecchini

 

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