CURIOSIDADES
LA ZARZUELA QUE NO QUERIA MORIR
"Señor, ¿me podría decir cómo es una zarzuela?", preguntó por
teléfono una voz con indudables acentos juveniles. No era la primera
vez que el boletero del Teatro Avenida recibía una llamada semejante
y comenzaba a sospechar en una tomadura de pelo. Sin embargo, todos
los que habían hablado antes lo hicieron con una cierta sinceridad
conmovedora. La noche del primero de enero, señalada para la
presentación de la resobada Luisa Fernanda, de Romero, Fernández
Shaw y Moreno Torroba, se reveló el misterio: en la platea, no sólo
estaban los miembros de la raleada colectividad española, fieles
habitués de la catedral del género chico en Buenos Aires, sino
también una multitud de jóvenes con barbas, patillas, melenas,
blusas, minifaldas, jeans y otros atuendos más estrafalarios. Al
llegar la mazurca de "Las sombrillas", la corearon con tanto
entusiasmo que estuvieron a punto de desarticular el espectáculo y
romper los tímpanos de las primeras figuras y de las comparsas. Hace
dos semanas, con motivo de la presentación de 'La del soto del
parral', el fenómeno volvió a repetirse.
¿UN ARTE CAMP?
Si para Asdrúbal Salinas, casado, 3 hijos, coordinador y asesor de
espectáculos, quien con Vicente Chas Madariaga se ocupó de organizar
esta temporada estival de zarzuelas, las recaudaciones siderales se
explican porque "desde hace muchos años la gente
esperaba una calidad singular en el género chico", para un joven
cantor beat de undosa melena y ademanes refinados, el acontecimiento
tiene otra explicación con ribetes de psicoanálisis: "Los
adolescentes —pontificó a la salida del teatro—, sumergidos en el
arte camp, necesitan regresar a la estética de sus antepasados
próximos para descubrir en lo naif, cosas inéditas que justifiquen
su vida".
Curiosidad por lo desconocido, o nostalgia del pasado, la verdad es
que en pocos días, la zarzuela arrasó con todas las recaudaciones:
"La última semana de Luisa Fernanda (nueve funciones), cinco
millones y medio fueron depositados en la taquilla —aclara Salinas,
mientras toma aliento en las lustrosas oficinas del Maipo, donde
tiene asentado su real—. En cambio, en esta misma sala, doce
funciones de revistas tan sólo recaudaron algo más de dos millones
de patacones antiguos".
La vertiginosa ascensión actual de uno de los géneros más populares
en los últimos tramos del siglo XIX y en buena parte del presente se
incubó a principios del año pasado cuando Proartel tomó en sus manos
varias salas de Buenos Aires y creó su Departamento de Teatro. El
Departamento de Televisión (productor del Canal 13) se encargó de
preparar cuidadosamente las estrategias de la promoción. Pero —salvo
el Odeón, con el binomio Lapacó-Barreiro— ni el Ídolo, ni el Dante,
ni el Avenida, produjeron las recaudaciones esperadas con avidez.
"Entonces pensamos en España y en la zarzuela —suspira nostálgico
Salinas, mientras recorre los pasillos del Maipo respondiendo, a
diestro y siniestro, los saludos de inquietantes coristas en
ajustadas mallas— porque siempre gustó en la Argentina desde los
tiempos de Sagi Vela, Sagi Barba o Hertog, cuyo brillo todavía no se
ha empañado."
La primera experiencia española del Departamento de Teatro se llamó
Manuela Vargas. En setiembre del año pasado, los taconeos de la
"bailaora" depositaron en las cajas del Avenida 21 millones de
antiguos pesos. "Sin embargo —penó el asesor Salinas—, una serie de
rubros, entre otros los pasajes ida y vuelta de la diva y sus
acólitos, tan sólo nos permitieron cambiar dólares por pesos sin
perder un punto."
IMPORTADOS Y NACIONALES
Por el camino de la Vargas, transitó Lola Flores, primero, pero no
consiguió levantar las cifras del borderó, "porque está demasiado
gastada en Buenos Aires y su espectáculo dejaba mucho que desear'".
La Contrahecha, en cambio, hizo presentir cuáles serían las pautas
de un posible boom, al hacer saltar los niveles de una recaudación
perezosa.
A fines del año pasado, ya estaban en viaje a Buenos Aires las
primeras figuras del Teatro de la Zarzuela de Madrid y de la
Compañía Colsada, "el elenco de revistas más publicitado de España",
según la tiple cómica Noemí Real, casada, en curioso sonsonete, con
el maestro Dionisio Riol, director general y musical de los
espectáculos, y coempresario, con Nino Cubero, de compañía. Entre
otros, el barco de la carrera, transportaba también a la soprano
Mari Carmen Ramírez, al tenor Francisco Saura y al primer actor y
director de escena, José María del Val.
El resto del elenco, la coreografía y decorados, fueron espigados
entre los elementos argentinos o españoles con largos años de
añejamiento en el país.
No obstante las evasivas ("Es un tema muy complejo para tratarlo en
una simple conversación"), el coordinador Salinas deja deslizar como
al desgaire algunas cifras: "Las primeras figuras redondean
semanalmente 7 mil dólares (dos millones y medio de los pesos
obsoletos). El maestro Riol se limita a decir que los cachets de los
artistas residentes en Buenos Aires, "se ajustan rigurosamente a los
convenios sindicales y se pagan religiosamente todos los domingos
por la noche". Y como los artistas se van muy contentos, es de
presumir que los salarios están por encima del mínimo estipulado.
Todas las evoluciones, saltitos y zapatetas de los 30 bailarines han
sido imaginados por el coreógrafo Goyo de Cádiz, un flamenco que
asegura haber presentado conjuntos de "cante y baile" hasta en Rusia
antes de afincarse en Buenos Aires.
¿ADONDE VAN LOS PESOS?
El Departamento de Teatro de Proartel, como empresario de sala, este
verano embolsará el cuarenta por ciento de todo lo recaudado, con la
condición de ocuparse de los gastos generales y del complicado
andamiaje técnico-publicitario.
Por su parte, los empresarios de compañía Riol y Cubero se quedarán
con el sesenta por ciento restante, del cual deberán deducir los
sueldos, salarios, gratificaciones y gastos extraordinarios del
elenco. "Todas las arcas saldrán ganando —profetizó un integrante de
la compañía—: aquí el ingreso del dinero es cuestión de segundos, y
su egreso, también."
"Este verano —se engolosina Paquita Barreta, quien está en la
zarzuela desde hace 32 años— hicimos más dinero que mi padre en toda
su existencia." Su padre, un primer actor del "género chico" y de
operetas, no sólo le enseñó los secretos del escenario sino que la
condujo hasta el Avenida, "donde hice mis mejores experiencias".
El maestro Riol no logra compensar con la avalancha de dinero que
surge de las taquillas, el desagrado causado por las críticas
negativas de la prensa. "En última instancia —dice y se consuela a
medias— me interesa la reacción del público, de ese público que se
queda 20 minutos esperando un bis después de haber caído el telón."
Sentado en una de las desoladas butacas del Avenida, mientras vigila
uno de los ensayos, el director confesó a Periscopio: "Debemos ser
la comidilla de Buenos Aires, porque hay que tener un ángel de la
guarda muy grande para lograr un éxito sostenido con 36 grados de
calor, en una sala sin aire acondicionado: si yo fuera público, no
vendría"'. Noemí Real, su mujer, una argentina radicada en España
hace 25 años, subraya con una sonrisa y un
dejo de admiración, las aseveraciones de su marido.
Esta semana, cuando llegue a Buenos Aires el maestro don Federico
Moreno Torroba, subirá a escena de nuevo Luisa Fernanda. "Por eso la
bajamos en pleno éxito —susurra el coordinador Salinas—: había que
crear el debido suspenso y hacer que el público se quede con las
ganas, porque le aseguro que muchos se quedaron sin verla." Se pasea
exultante y luego se detiene debajo de una inmensa y dorada espada
de utilería. Entonces imagina el delirio que habrá de desatar la
presencia del anciano maestro. "Tendremos que cuidarlo —dice y
sonríe— porque don Federico tiene 83 años y si aún goza de buena
salud, uno no sabe lo que son capaces de hacerle los fans
enardecidos."
FINAL DE JUEGO
Cuando el otoño comience a dorar las hojas de las árboles de la
Avenida de Mayo, no sólo habrá concluido la temporada de zarzuelas
más sorprendente de las últimas décadas, sino que cantantes,
bailarines, maquinistas y demás integrantes iniciarán un periplo
latinoamericano.
"Primero iremos a los países limítrofes —se entusiasma la Barreta—,
Uruguay y Chile. Más tarde seguiremos al Perú, Venezuela y quién
sabe si no llegamos a Miami, donde hay muchos cubanos, y a Nueva
York, donde la colonia puertorriqueña es inmensa."
Noemí Real presume que la gira se extenderá más de un año, y sueña:
"Es muy posible que terminemos en algunos de los venerables
festivales españoles, en agosto de 1971. Después de Buenos Aires,
todo es posible".
17/02/70 • PERISCOPIO Nº 22 • 51