Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


La zarzuela que no quería morir
Revista Periscopio
17-02-1970

CURIOSIDADES
LA ZARZUELA QUE NO QUERIA MORIR
"Señor, ¿me podría decir cómo es una zarzuela?", preguntó por teléfono una voz con indudables acentos juveniles. No era la primera vez que el boletero del Teatro Avenida recibía una llamada semejante y comenzaba a sospechar en una tomadura de pelo. Sin embargo, todos los que habían hablado antes lo hicieron con una cierta sinceridad conmovedora. La noche del primero de enero, señalada para la presentación de la resobada Luisa Fernanda, de Romero, Fernández Shaw y Moreno Torroba, se reveló el misterio: en la platea, no sólo estaban los miembros de la raleada colectividad española, fieles habitués de la catedral del género chico en Buenos Aires, sino también una multitud de jóvenes con barbas, patillas, melenas, blusas, minifaldas, jeans y otros atuendos más estrafalarios. Al llegar la mazurca de "Las sombrillas", la corearon con tanto entusiasmo que estuvieron a punto de desarticular el espectáculo y romper los tímpanos de las primeras figuras y de las comparsas. Hace dos semanas, con motivo de la presentación de 'La del soto del parral', el fenómeno volvió a repetirse.

 


¿UN ARTE CAMP?
Si para Asdrúbal Salinas, casado, 3 hijos, coordinador y asesor de espectáculos, quien con Vicente Chas Madariaga se ocupó de organizar esta temporada estival de zarzuelas, las recaudaciones siderales se explican porque "desde hace muchos años la gente
esperaba una calidad singular en el género chico", para un joven cantor beat de undosa melena y ademanes refinados, el acontecimiento tiene otra explicación con ribetes de psicoanálisis: "Los adolescentes —pontificó a la salida del teatro—, sumergidos en el arte camp, necesitan regresar a la estética de sus antepasados próximos para descubrir en lo naif, cosas inéditas que justifiquen su vida".
Curiosidad por lo desconocido, o nostalgia del pasado, la verdad es que en pocos días, la zarzuela arrasó con todas las recaudaciones: "La última semana de Luisa Fernanda (nueve funciones), cinco millones y medio fueron depositados en la taquilla —aclara Salinas, mientras toma aliento en las lustrosas oficinas del Maipo, donde tiene asentado su real—. En cambio, en esta misma sala, doce funciones de revistas tan sólo recaudaron algo más de dos millones de patacones antiguos".
La vertiginosa ascensión actual de uno de los géneros más populares en los últimos tramos del siglo XIX y en buena parte del presente se incubó a principios del año pasado cuando Proartel tomó en sus manos varias salas de Buenos Aires y creó su Departamento de Teatro. El Departamento de Televisión (productor del Canal 13) se encargó de preparar cuidadosamente las estrategias de la promoción. Pero —salvo el Odeón, con el binomio Lapacó-Barreiro— ni el Ídolo, ni el Dante, ni el Avenida, produjeron las recaudaciones esperadas con avidez. "Entonces pensamos en España y en la zarzuela —suspira nostálgico Salinas, mientras recorre los pasillos del Maipo respondiendo, a diestro y siniestro, los saludos de inquietantes coristas en ajustadas mallas— porque siempre gustó en la Argentina desde los tiempos de Sagi Vela, Sagi Barba o Hertog, cuyo brillo todavía no se ha empañado."
La primera experiencia española del Departamento de Teatro se llamó Manuela Vargas. En setiembre del año pasado, los taconeos de la "bailaora" depositaron en las cajas del Avenida 21 millones de antiguos pesos. "Sin embargo —penó el asesor Salinas—, una serie de rubros, entre otros los pasajes ida y vuelta de la diva y sus acólitos, tan sólo nos permitieron cambiar dólares por pesos sin perder un punto."

IMPORTADOS Y NACIONALES
Por el camino de la Vargas, transitó Lola Flores, primero, pero no consiguió levantar las cifras del borderó, "porque está demasiado gastada en Buenos Aires y su espectáculo dejaba mucho que desear'". La Contrahecha, en cambio, hizo presentir cuáles serían las pautas de un posible boom, al hacer saltar los niveles de una recaudación perezosa.
A fines del año pasado, ya estaban en viaje a Buenos Aires las primeras figuras del Teatro de la Zarzuela de Madrid y de la Compañía Colsada, "el elenco de revistas más publicitado de España", según la tiple cómica Noemí Real, casada, en curioso sonsonete, con el maestro Dionisio Riol, director general y musical de los espectáculos, y coempresario, con Nino Cubero, de compañía. Entre otros, el barco de la carrera, transportaba también a la soprano Mari Carmen Ramírez, al tenor Francisco Saura y al primer actor y director de escena, José María del Val.
El resto del elenco, la coreografía y decorados, fueron espigados entre los elementos argentinos o españoles con largos años de añejamiento en el país.
No obstante las evasivas ("Es un tema muy complejo para tratarlo en una simple conversación"), el coordinador Salinas deja deslizar como al desgaire algunas cifras: "Las primeras figuras redondean semanalmente 7 mil dólares (dos millones y medio de los pesos obsoletos). El maestro Riol se limita a decir que los cachets de los artistas residentes en Buenos Aires, "se ajustan rigurosamente a los convenios sindicales y se pagan religiosamente todos los domingos por la noche". Y como los artistas se van muy contentos, es de presumir que los salarios están por encima del mínimo estipulado.
Todas las evoluciones, saltitos y zapatetas de los 30 bailarines han sido imaginados por el coreógrafo Goyo de Cádiz, un flamenco que asegura haber presentado conjuntos de "cante y baile" hasta en Rusia antes de afincarse en Buenos Aires.

¿ADONDE VAN LOS PESOS?
El Departamento de Teatro de Proartel, como empresario de sala, este verano embolsará el cuarenta por ciento de todo lo recaudado, con la condición de ocuparse de los gastos generales y del complicado andamiaje técnico-publicitario.
Por su parte, los empresarios de compañía Riol y Cubero se quedarán con el sesenta por ciento restante, del cual deberán deducir los sueldos, salarios, gratificaciones y gastos extraordinarios del elenco. "Todas las arcas saldrán ganando —profetizó un integrante de la compañía—: aquí el ingreso del dinero es cuestión de segundos, y su egreso, también."
"Este verano —se engolosina Paquita Barreta, quien está en la zarzuela desde hace 32 años— hicimos más dinero que mi padre en toda su existencia." Su padre, un primer actor del "género chico" y de operetas, no sólo le enseñó los secretos del escenario sino que la condujo hasta el Avenida, "donde hice mis mejores experiencias".
El maestro Riol no logra compensar con la avalancha de dinero que surge de las taquillas, el desagrado causado por las críticas negativas de la prensa. "En última instancia —dice y se consuela a medias— me interesa la reacción del público, de ese público que se queda 20 minutos esperando un bis después de haber caído el telón."
Sentado en una de las desoladas butacas del Avenida, mientras vigila uno de los ensayos, el director confesó a Periscopio: "Debemos ser la comidilla de Buenos Aires, porque hay que tener un ángel de la guarda muy grande para lograr un éxito sostenido con 36 grados de calor, en una sala sin aire acondicionado: si yo fuera público, no vendría"'. Noemí Real, su mujer, una argentina radicada en España hace 25 años, subraya con una sonrisa y un
dejo de admiración, las aseveraciones de su marido.
Esta semana, cuando llegue a Buenos Aires el maestro don Federico Moreno Torroba, subirá a escena de nuevo Luisa Fernanda. "Por eso la bajamos en pleno éxito —susurra el coordinador Salinas—: había que crear el debido suspenso y hacer que el público se quede con las ganas, porque le aseguro que muchos se quedaron sin verla." Se pasea exultante y luego se detiene debajo de una inmensa y dorada espada de utilería. Entonces imagina el delirio que habrá de desatar la presencia del anciano maestro. "Tendremos que cuidarlo —dice y sonríe— porque don Federico tiene 83 años y si aún goza de buena salud, uno no sabe lo que son capaces de hacerle los fans enardecidos."

FINAL DE JUEGO
Cuando el otoño comience a dorar las hojas de las árboles de la Avenida de Mayo, no sólo habrá concluido la temporada de zarzuelas más sorprendente de las últimas décadas, sino que cantantes, bailarines, maquinistas y demás integrantes iniciarán un periplo latinoamericano.
"Primero iremos a los países limítrofes —se entusiasma la Barreta—, Uruguay y Chile. Más tarde seguiremos al Perú, Venezuela y quién sabe si no llegamos a Miami, donde hay muchos cubanos, y a Nueva York, donde la colonia puertorriqueña es inmensa."
Noemí Real presume que la gira se extenderá más de un año, y sueña: "Es muy posible que terminemos en algunos de los venerables festivales españoles, en agosto de 1971. Después de Buenos Aires, todo es posible".
17/02/70 • PERISCOPIO Nº 22 • 51

 

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Maestro Riol, barítono Gavari y soprano Ramírez, el milagro español, coordinador Salinas, tiple Real
Sapere, Sánchez


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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