Revista Periscopio
07.07.1970 |
Un lema casi perogrullesco ("cada minuto es hora de cierre en alguna
parte del mundo") los obsesiona. Sepultados por los rollos de
noticias y el ruido ensordecedor que vomitan los teletipos, los
periodistas de agencias son esclavos de una feroz carrera por llegar
antes. El tiempo los devora, les niega hasta el imprescindible
diálogo profesional frecuente en otras tareas informativas, el
aparte capaz de aclarar un detalle o circunscribir un concepto.
Desde que el normando de sangre portuguesa Charles Havas fundara en
1832 la primera empresa distribuidora de noticias, hasta hoy, en que
los satélites de comunicaciones han eliminado su principal enemigo
—el fadding producido por las manchas solares—, el problema ha sido
siempre el mismo: llegar antes que la competencia con la mayor
cantidad de información.
Tanta celeridad tiene sus inconvenientes. El principal es el riesgo
de caer en el ridículo. En 1962 alguien copó la línea de teletipos
de la DPA, con oficinas centrales en Hamburgo, y logró difundir la
noticia de que Nikita Kruschev, en ese momento enfrascado en una
recepción diplomática, había muerto. Un tiempo antes AP había dado
como hecha una entrevista entre Moisés Chombe y Dag Hammarskjold,
que no se produjo porque el avión que conducía al secretario general
de las Naciones Unidas fue derribado o cayó (nunca se supo) en un
confuso episodio.
Otras veces, el afán de primicias ha perdido a los cronistas.
Complotado con un alto dignatario eclesiástico para que saliera a un
balcón y mostrara un pañuelo en señal de que el Papa había muerto,
un reportero de AFP se anticipó en veinticuatro horas al efectivo
deceso de Pío XII: ocurrió que hacía mucho calor en Ciudad del
Vaticano y un prelado se asomó para tomar un poco de aire fresco y
secarse el sudor. Pero el record en este campo, como en otros menos
desgraciados, lo ostentan las agencias internacionales
norteamericanas, que durante la invasión a Cuba, en abril de 1962,
informaron en el lapso de pocas horas sobre la muerte en acción de
Raúl Castro, el suicidio del Che Guevara y el enloquecimiento de
Fidel, alcanzado por una esquirla.
Los frecuentes errores, no siempre involuntarios, que comprometen la
confianza de los clientes, han forzado a las agencias a dar
instrucciones precisas para evitar apresuramientos. La costumbre de
utilizar múltiples fuentes de información, cada vez más generalizada
en los medios periodísticos, contribuyó a elevar el nivel de la
competencia. Hoy son pocos los diarios o canales de TV que confían
sus servicios noticiosos extranjeros a una sola agencia. Muchas
veces el cablero refrita varios despachos de distinta procedencia
sobre un mismo tema, algo que valoriza y complementa la información
lata con elementos analíticos de fondo.
De ahí que ahora se busque no sólo la primicia, esa mala consejera,
sino también el comentario económico o el panorama político capaz de
dar cuenta de la situación global de un país o de una región al
margen de las urgencias que provocan las grandes conmociones.
LA VIEJA HAVAS
Hasta 1873 los argentinos se enteraban de lo que ocurría en Europa
cuando llegaban los barcos de ultramar. Ese año se instaló en Buenos
Aires, actualmente uno de los nudos mundiales de telecomunicaciones,
la Agencia Havas, cuya continuidad periodística es hoy la France
Presse. Se recibía en Morse, con un lápiz y un papel. El volumen del
tráfico no superaba los dos o tres cables diarios, generalmente
mutilados, indescifrables, que publicaba La Nación, el primer
abonado local.
Para entonces ya se había superado la época heroica de la paloma
mensajera (medio utilizado por el alemán Paul Julius Reuter, primero
empleado de Havas y luego fundador de su propia agencia), del simple
correo o del heliógrafo (señales luminosas transmitidas mediante
espejos ubicados en colinas y utilizando el lenguaje Morse).
Hacia 1925 Michel Iriart, 50, 3 hijos (argentino, graduado como
capitán de tanques en el Ejército de de Gaulle, durante la Segunda
Guerra Mundial, y actual director de France Presse en Buenos Aires),
jugaba en la vieja redacción de Havas, dirigida por su padre. Tras
el paréntesis bélico —estuvo en la Segunda División Blindada del
general Leclerc, en la invasión a Normandía, y luego en Austria y
Alemania—, volvió a la rebautizada agencia cuando en ella trabajaban
ochenta personas, un verdadero derroche de material humano, hoy
innecesario por el avance de la técnica.
Según Iriart, "las noticias de la Bolsa son el origen de todo esto".
En el siglo pasado enormes fortunas dependían de la celeridad de una
información sobre cotizaciones, algo que actualmente se ha
uniformado, diluyendo las diferencias y poniendo los datos al
alcance de todos. "Cuando yo empecé a trabajar —recuerda Iriart— se
recibían 25 palabras por minuto con unos aparatos inmensos, y había
que descifrar cada cable; ahora llegamos a 60 o 75 y pronto
alcanzaremos las 100 palabras."
Inclinado hacia "las noticias de interés humano", desconfía de las
primicias. "Nueve de cada diez son falsas", dice. Y ejemplifica:
"¿Cuántos miles de palabras inútiles se habrán escrito sobre el
secuestro de Aramburu?; lo único cierto es que no se sabe nada".
Buenos Aires es una de las principales oficinas de las 154 que AFP
tiene distribuidas por el mundo. Sirve a todos los diarios
importantes de la Capital Federal menos La Prensa, que utiliza con
exclusividad los despachos de United Press, y proyecta importar
material filmado a través de la Radiotelevisión Francesa. El
torrente informativo que canaliza diariamente sólo cesa durante tres
horas de la madrugada; cuando hay acontecimientos de importancia la
transmisión se mantiene permanentemente abierta, como ocurrió el
pasado 8 de junio, con motivo del cambio de Gobierno en la Casa
Rosada. "Nos felicitaron desde París —sonríe Iriart—, pero lo mismo
hacen todas las centrales; es para estimularnos."
EL IDIOMA NEUTRO
William Heath, 34 (nativo de Nuevo México, Estados Unidos, y
destacado en Buenos Aires por la Associated Press), considera que el
principal problema que debe resolver una agencia internacional es
encontrar un lenguaje comprensible para todos sus lectores. "Algo
que pueda ser leído por un Premio Nobel y por el último lechero de
Arkansas", reza un socorrido proverbio periodístico.
En América latina el conflicto es más grave. Porque el idioma que se
habla en las distintas latitudes no sólo difiere del castizo español
de Madrid. Además, varía notablemente desde México y los países del
Caribe hasta la Argentina, Uruguay o Chile, pasando por zonas como
Colombia y Perú, donde también adopta matices característicos. En la
búsqueda del castellano promedio, que evite onerosas traducciones en
cada nación latinoamericana, se ha llegado a un híbrido comprensible
por todos pero muchas veces inexpresivo. Uno de los recursos es una
nutrida lista de palabras prohibidas; es suficiente que un vocablo
tenga un significado procaz en alguna región del continente para que
ingrese en el índex.
Para Heath "el periodismo argentino es más formal y conservador,
desde el punto de vista técnico, que el norteamericano, pero el
volumen de información extranjera que suministra resiste cualquier
comparación con los medios más desarrollados del mundo".
Instalada en Buenos Aires hace 53 años, AP, juntamente con Reuters y
la UP (que no contestó el cuestionario de Periscopio porque incluía
una pregunta sobre las relaciones que mantiene con el Gobierno de
los Estados Unidos), integra el grupo de agencias noticiosas
internacionales de primera magnitud, tanto por la extensión de sus
servicios como por la vastedad de los campos que abarca. El día que
cayó Onganía envió la cantidad record de 150 cables fechados en
Buenos Aires, complementados con 16 radiofotos. Es una de las
primeras empresas que adoptó la vía satélite mediante la reserva de
un canal con Nueva York abierto las 24 horas del día y se precia de
aunar tres de las mejores virtudes periodísticas: velocidad,
precisión y fidelidad. Sin embargo, para Heath todo andaría mejor si
en las oficinas de AP hubiera muchos redactores argentinos: "Se
interesan más por la tarea —admite—; yo no sé por qué pero en
Estados Unidos los colegas trabajan las noticias con menos
dedicación."
LA COMPUTADORA-JEFE
"La rapidez es esencial, pero de nada sirve si el material no es de
máxima calidad; aquí no se trata de vender más jabones que el otro."
José María Orlando, 41, uruguayo (director ejecutivo de Reuters para
América latina), fue categórico: "Lo más importante es la selección,
el enfoque, el montaje, y no los cinco o diez minutos de adelanto
sobre la competencia".
Según él se trata de distribuir el mejor servicio dentro de los
recursos disponibles, sin mirar a los costados para ver si alguien
se adelanta, una tarea que, además, suele demorar el trabajo.
Reuters es la única agencia que en su oficina de Buenos Aires
ordena, traduce y reescribe la información recibida de su central
antes de enviarla a los suscriptores del continente. Las demás se
limitan a dar curso al servicio redactado por la mesa
latinoamericana de su oficina cabecera, alterando sólo la numeración
y, en algunos casos, las prioridades.
"Procesamos el servicio aquí —explica Orlando— por considerarlo más
lógico y conveniente; este sistema se trasunta en una serie de
ventajas derivadas del mejor conocimiento del lenguaje y las
preferencias locales por parte de nuestros periodistas."
En la oficina de Londres funciona una computadora que selecciona y
da curso a los cables según su importancia, recurriendo a un número
de código adjunto. De esa manera se automatiza una de las tareas
básicas del jefe de turno, encargado de controlar todo el tráfico y
demorar o anticipar las noticias según su trascendencia; se ahorra
tiempo y se gana en eficiencia: nadie ignora que hasta el
profesional más avezado puede incurrir en errores manejando
volúmenes incontrolables de información.
En el verano de 1916, Roy Wilson Howard, de 32 años, gerente general
de la United Press Association —fundada por Edward Wyllis Scripps el
19 de junio de 1907—, desembarcó en Buenos Aires. Medio año antes
había recibido en su despacho de Nueva York este telegrama:
"¿Venderían ustedes a La Nación el material de los corresponsales de
guerra de la UPA y los comunicados oficiales?". Aunque no le gustaba
mucho la proposición —Howard pretendía vender el informativo
completo—, convencido por William W. Hawkins, cerró
trato por cable; inmediatamente designó a Charles P. Steward para
que atendiera ese servicio, desde Buenos Aires mismo.
En este viaje, Howard firmó con Jorge Mitre, director del nuevo
cliente, un contrato por diez años para aunar los despachos de los
corresponsales de la United Press Association y de La Nación y
vender ese servicio conjunto a los diarios sudamericanos.
Sin embargo, imprevistamente, tres años después las relaciones
quedaron truncas: Mitre había intentado apoderarse del mercado de la
VPK-La Nación, en confabulación con Macedo Soares, director de O
Imparcial, de Río.
El 1º de julio de 1919, United Press vende su primer servicio al
matutino La Prensa: un despacho de París anunciando la firma del
tratado de Versalles. Con el tiempo, el diario de los Paz llegaría a
pagar 550.000 dólares anuales por el servicio de noticias, quizá la
suma más importante que cualquier diario del mundo haya pagado a una
organización informativa.
LAS AGENCIAS CHICAS
Junto a los grandes monstruos de la prensa mundial sobrevive y se
desarrolla —aunque todas lo niegan, en base a subsidios
paragubernamentales— un núcleo de empresas periodísticas de menor
tamaño cuyo peso ha crecido notablemente en los últimos años.
ANSA, con sede en Roma, tiene como abonados a Clarín, La Nación, La
Razón y Crónica, algunos diarios de Mendoza y Rosario, el Canal 7 de
televisión y Radio Rivadavia.
Fundada en 1945, concentró su esfuerzo, como la mayoría de sus
colegas, en formar una red de informaciones interna que luego se
expandió a Europa y al resto del mundo. Las condiciones impuestas
por la competencia la obligaron a desarrollarse en sectores más o
menos postergados por otras agencias, como los deportes, los asuntos
culturales y las noticias de cine y espectáculos, que le permitieron
ganar clientes ávidos de material complementario. El contraataque no
se hizo esperar y dio impulso a una nueva etapa, en que extendió sus
actividades a los terrenos que abarca hoy toda empresa informativa
internacional: política, economía, cultura.
"Aunque éste es un trabajo de velocidad —razona Eduardo Pollak, 58,
1 hijo (director de ANSA BAires)—, yo no estoy de acuerdo en que el
éxito o el fracaso se mida por la rapidez de las noticias; es
preferible llegar un poco después con material más completo, mejor
averiguado."
Ignacio Domingo Mazzitelli, 57, 2 hijos (jefe de redacción de OPA),
opina por su parte que los factores básicos para triunfar son la
equidistancia y el sentido de la oportunidad. "Fuimos los primeros
—se enorgullece— en dar la entrada de la URSS en Checoslovaquia;
llegamos tres horas antes que cualquier otra agencia y seguimos
informando profusamente sobre el tema a pesar de la interrupción de
las comunicaciones decretada en Praga: nuestro corresponsal tenía el
teletipo en su habitación del Hotel Internacional y pasó
desapercibido para los funcionarios encargados de impedir su
funcionamiento." La agencia alemana dispone además de un recurso
original: tiene en su central de Hamburgo una computadora
electrónica que retiene y archiva ordenadamente el material de los
últimos seis meses. Cuando hace falta un back-ground, sobre
cualquier tema, a propósito de una noticia del día, el redactor
recurre a la memoria del aparato y dispone al instante del todos los
datos necesarios.
En 1865, Reuters distribuyó en Europa la noticia del asesinato de
Lincoln, una semana antes. Se valieron de una botella, que el
cronista arrojó al Canal de la Mancha con el mensaje dentro.
Instalada en 1961, la filial Buenos Aires de la empresa española EFE
es la más nueva de todas las agencias extranjeras. Su delegado,
Ernesto Bonasso, argentino, 61 (periodista de raza que ha recorrido
el mundo de redacción en redacción), prefiere el personal adiestrado
en diarios y revistas al que se forma en el sistema rígido que
impone el ritmo de los teletipos. "Las noticias hay que vivirlas",
le gusta decir. En cuanto al idioma, considera que los españoles
están abandonando sus tradicionales tendencias retóricas y se van
acercando al ideal, que según su criterio es el periodista porteño.
"El uso que hacemos del castellano en nuestro país —sostiene— se
adapta más a la función informativa, es más conciso."
En otro nivel de importancia pugna por sobrevivir a los precios
siderales
de las telecomunicaciones Interpress Service, algo que ha dejado de
ser una quijotada romántica para convertirse en una de las fuentes
más serias de información económica y política latinoamericana.
Financiada desde Roma, ha sido sucesivamente acusada de servir los
intereses de los Gobiernos italiano, chileno, y alemán; sobre ella
pesa la sospecha de estar enrolada en una corriente izquierdista de
la democracia cristiana. Su directora, Mabel Figueroa, 32 (nacida en
Salta y radicada desde sus primeros años en la provincia de Buenos
Aires), detesta lo que denomina "periodismo brillante". "Lo
importante —sentencia— es pensar bien; para nosotros, pero también
para el lector." Y añade: "América latina existe siempre y no sólo
cuando hay un golpe de Estado o un secuestro".
Quizá sin imaginarlo estaba señalando un enorme vacío próximo a
desaparecer : la ausencia de una empresa continental de noticias.
Bajo el nombre de LATIN se está formando una agencia internacional
sobre la base del aporte de trece importantes diarios conservadores
de Sudamérica, entre ellos El Nacional (Caracas), O Globo (Río), El
Tiempo (Bogotá), Excelsior (México), Jornal do Brasil (Río), El
Comercio (Lima), O Estado (San Pablo), El Mercurio (Santiago),
Diario Popular (San Pablo) y El Comercio (Quito).
Durante dos años funcionará bajo la administración de Reuters, que
facilita la red de telecomunicaciones, en período de formación. A
fin de mes visitarán Buenos Aires sus fundadores para tentar a los
gigantes de la prensa argentina, hasta ahora remisos a la idea, y
fundamentalmente a dos familias clave: los Peralta Ramos y los
Gainza Paz.
Si el proyecto se concreta, LATIN sería la primera agencia
internacional que nace como tal, sin derivar de la expansión de
redes informativas nacionales. Aunque América latina ¿qué es?.
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Reuter e hijo
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