Por CARLOS ANDALO - Fotos: EDUARDO FRIAS
El próximo 17 de abril Mendoza ocupará la atención de lodo el país. Alrededor de 300 mil mendocinos revelarán su voluntad política en la elección de un nuevo gobernador. Ese día, con el proceso electoral mendocino se habrá puesto en marcha un nuevo ensayo político que probablemente volverá a repetirse en 1967 cuando se realicen las elecciones de gobernadores en varias provincias argentinas.
Pero un conocedor agudo de la idiosincrasia mendocina no se asombraría de esa experiencia electoral. Mendoza se caracterizó por ser distinta no solo en el aspecto político, sino también en lo social y económico. Cuando Irigoyen gobernaba al país, Mendoza protagonizaba las ideas progresistas del radical Carlos Lencinas, gobernador allá por el año 20, y creador del movimiento que lleva su nombre.
Cuando cae Yrigoyen y el conservadorismo comandado por el General Uriburu, se apodera de la política nacional, Mendoza tiene su propio conservadorismo, distinto a sus correligionarios porteños y bonaerenses: éstos descendían de patricios, los mendocinos no ocultaban su origen inmigratorio. El actual peronismo mendocino tiene también diferencias con el de los grandes centros industriales, ya que se nutre del campesino rural.
Diversa es también su gente, curiosamente apacible, poco estridente, amante del trabajo, sin conflictos. Mientras en Buenos Aires se protagonizaban en estos últimos meses explosivas contiendas políticas y gremiales, Mendoza no registraba una sola perturbación gremial que pudiera ser calificada de "inquietante". "Somos un pueblo al que le gusta la paz, y el trabajo. Aquí no hay perturbaciones", suelen repetir con persistencia al viajero.
Acaso el boxeador mendocino Nicolino Locche, sea, deportivamente, un ejemplo notorio, ya que se caracteriza por su técnica defensiva, sin aparatosidad ni violentos ataques ofensivos.
Mendoza, también se sabe "distinta" económicamente, por cuanto es una de las provincias argentinas que vive de sus propios recursos, orgullosa de no haber tenido que recurrir nunca al Gobierno Nacional para pedirle algo.
Pero si Mendoza no cambia su estructura económica se alineará detrás de Tucumán, y quizás lo que hoy no pide lo tenga que pedir mañana. Si esto se llega a producir, sólo le quedará la posibilidad de añorar el pasado con nostalgia.

Gansos y pericotes se unen
¿Podrán asumir ese cambio las actuales tendencias políticas mendocinas, que el próximo 17 de abril entablarán una lucha por el poder? El primer hecho que se registra es que durante varios años el poder fue de los conservadores. ¿Por qué? Alberto Day (abogado, 33 años, candidato de los Radicales), explicó: "Los conservadores siempre ganaron con el fraude". Consultado el Ministro de Obras Públicas, Daniel Vicchi (30 años) dijo: "Es verdad que tuvimos siempre a Mendoza haciendo algo de fraude, pero los radicales también lo hicieron en sus provincias", Pero el fraude no puede ser la única explicación para entender el ascenso permanente de los conservadores al poder. Day explicó: "Mendoza es una
provincia de gente propietaria o que aspira a serlo, busca por ello seguridad, tranquilidad y garantía de trabajo. En algún momento, esta gente 'ha visto seguridad en los conservadores". Este es el núcleo del problema, ya que el conservadorismo mendocino se alimenta de una gran clase media independiente que busca elementos de seguridad.
La vieja disputa entre conservadores y radicales —que sin duda todavía perdura— no fue obstáculo para realizar una maniobra política ,cuyo objetivo consistía en no permitir el ascenso del peronismo. Todo consistió en reformar algunos artículos de la Constitución Provincial, especialmente su artículo 120 que señalaba la elección directa de gobernador y vicegobernador. El nuevo artículo señala que ambos cargos serán elegidos por un Colegio Electoral. De esta manera, si gana el conservadorismo los radicales le entregan sus
votos, y al revés si el triunfo cae en el radicalismo.
El Movimiento Popular Mendocino (neoperonista) calificó el instrumento de "maniobra fraudulenta". "El intento fracasará—expresó Alberto Seru García, candidato a gobernador de dicha agrupación—. Hay votos que encauzados vencerán, como los de la Democracia Cristiana, la UCRI y el MID".
Para Daniel Vicchi (conservador) "la alianza de conservadores y radicales no es ortodoxa pero es realista". Alberto Day (radical) dijo: "Por encima de todas las discrepancias, Mendoza enseña que es posible una alianza para enfrentar al peronismo. Nada tenemos contra los peronistas, con quienes hemos votado leyes en conjunto en la Cámara, pero a Juan Perón no lo queremos".
El conservadorismo (que logró derrotar en sus propias filas la corriente golpista) postula al diputado nacional Emilio Jofré, quien no está revestido de la popularidad del actual gobernador Francisco Gabrielli. El radicalismo confía en la joven figura del doctor Alberto Day, ahijado político de Leopoldo Suárez, y de amplia actuación pública y política en Mendoza. Detrás de Day emerge toda la administración Illia y dos hombres claves de su gobierno: los mendocinos Facundo y Leopoldo Suárez, presidente de YPF y Ministro de Defensa respectivamente.
Este es el panorama político de las próximas elecciones en una provincia que hace suponer no tiene violencia ni problemas, dominada por una visible manía de purificación. Sin embargo, su orgullo y altanería tienen una justificación, ya que ha logrado desarrollar grandes extensiones de viñedos en una zona agreste y vital. Actualmente posee 188 mil 734 hectáreas de ese cultivo o sea el 71,12 por ciento de la superficie total de viñedos existentes en el país.
Sin embargo, la obsesión de la vid puede provocar con el tiempo serios trastornos en la estructura económica. Si no se toman medidas preventivas Mendoza puede caer en el mismo caos de Tucumán debido al cultivo exagerado de la caña de azúcar. "Tucumán es para nosotros una luz roja, debemos dejar de una vez la agricultura (el 80 por ciento de los viñateros son pequeños propietarios con campos de hasta 20 hectáreas), e Iniciar la industrialización como hace 20 años la emprendió Córdoba". Así se expresó el doctor Ernesto Corvalán Nanclares, del Movimiento Popular Mendocino. Daniel Vicchi, dijo: "Mendoza ya no puede jugar la economía regional a una sola carta. Hay que diversificar los cultivos". El mismo gobernador añadió: "Hay dos problemas básicos que solucionar: la diversificación y la iniciación de la industria". Para los radicales, sin embargo, estas inquietudes sólo son buenos deseos. Hay algo de verdad en ello, ya que los organismos técnicos mendocinos vienen señalando e! problema desde hace tiempo. "El colono es un jugador de lotería ya que invierte según los rumores y planta a la deriva productos que luego no encuentran mercados", indicaron en el Instituto de investigaciones Económicas y Tecnológicas de Mendoza.

El gran salto
Todo mendocino aspira a tener su pequeña finca de menos de 11 hectáreas, aspiración que ahora deberá ser sofocada. El problema reside en la falta de agua aprovechada, ya que Mendoza tiene cinco grandes ríos, y sólo uno de ellos está aprovechado: el río Atuel. De esta manera se han cortado las posibilidades agrícolas ya que para expandir la producción sería necesario incorporar nuevas tierras bajo riego, para lo cual es indispensable precisamente ampliar el sistema hídrico actual. Por esta misma razón fracasó el intento de implantar en la provincia el azúcar de remolacha.
Al problema de irrigación y contención de aguas puede agregarse la mentalidad tradicional de muchos bodegueros que no reinvierten sus ganancias, lo cual encarece los costos y entorpece la industrialización. Igual fenómeno se registra en la industria de la fruticultura, localizada principalmente en la ciudad de San Rafael. Los expertos han recomendado —para evitar la superproducción de uvas y vinos — mejorar la calidad en base a cepajes finos, de baja producción y de fruto cotizado.
El cambio consiste, al parecer, en abandonar el obcecado cultivo de la vid, y encarar la industrialización en todas sus dimensiones. Mendoza tiene petróleo, monopolizado por Yacimientos Petrolíferos Fiscales, y una industria minera, que, aunque recién iniciada, cuenta con grandes yacimientos del "Plan Cordillerano".
YPF, por ejemplo, tiene previsto para mediados de este año, alcanzar una explotación diaria de petróleo de 15.000 metros cúbicos. De esta manera pasaría a ser la primera provincia petrolera del país superando a Santa Cruz que produce 14.246 metros cúbicos diarios. El petróleo significa para Mendoza un monto mayor de ingresos, en concepto de regalía, que los que produce la industria de la vid. Es significativo que el mendocino Facundo Suárez, presidente de YPF, arribara a su provincia a fines de 1965 munido de 200 millones de pesos para abonar los sueldos y aguinaldos de la administración pública. No obstante, el espíritu "separatista" de los mendocinos está vigente. No entienden cómo sus riquezas naturales sean retiradas sin dejar más que una pequeña proporción de salarios. Tampoco entendieron cómo Facundo Suárez les cuestionara el proyecto Ley Provincial 3110, por el cual se decretaba la construcción en la provincia de una petroquímica junto a la destilería de Luján de Cuyo. Suárez arguyó que muchas empresas privadas y públicas intentan construir campos petroquímicos, por lo cual se está produciendo un crecimiento desordenado y anárquico que no responde a la planificación integral hecha por YPF. Algunos, más cáusticos, señalan grandes deficiencias técnicas en el proyecto, por lo cual —dijo un experto en Buenos Aires— "se trataría de una simple campaña pre-electoral, o una aspiración demasiado adulta para Mendoza que todavía tiene que iniciar etapas primarias de desarrollo".
¿O es que Mendoza entiende el federalismo así?
De producirse el gran salto de la industrialización, con la Intensificación de la exploración y explotación petrolera, y el desarrollo acelerado del Plan Cordillerano minero, Mendoza cambiaría sus esquemas político, económicos y sociales. ¿Asumirán los mendocinos el cambio? Contradictoriamente, no obstante su economía retrasada, los mendocinos han demostrado tener madurez política.

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