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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ

Mil millas Argentinas 1951
Juan Gálvez, caso único
en el mundo automovilístico
Revista Coche a la Vista
enero 1952

 

Las "Mil Millas Argentinas 1951", esa tradicional y siempre magnífica competencia que organiza anualmente el Avellaneda Automóvil Club, cobró en esta oportunidad extraordinaria importancia, más que de costumbre. Es que no era para menos, no sólo iba a ser la última carrera del año en ruta, sino que iba a servir para que uno de los tres afamados volantes que venían luchando "cabeza a cabeza" por el título de campeón de carreteras de 1951, Marcos Ciani, Juan Gálvez v Jorge Descotte, entablaran un emocionante duelo de hombres y máquinas para alcanzar ese preciado título.



 

 

Todo esto y muchas cosas más colaboraron para que la trascendental prueba de ruta, que tuvo por escenarios los caminos de la Provincia de Buenos Aires, se viera ampliamente prestigiada. Esas "muchas cosas más" son los 119 corredores que hicieron efectiva su inscripción, lote en el que no faltaba nadie; al lado de los consagrados Oscar Gálvez, Musso, Blanco, Peduzzi, los ya nombrados Juancito Gálvez, Ciani, Descotte, Marchini, Marimón, Marcilla, Lo Valvo, De Dios, etc., estaban los otros, los que iban en busca de esa consagración y todos, absolutamente todos coincidían en una cosa, en que como la carrera era corta, la velocidad tenía que ser muy alta y de entrada nomás había que salir con el "fierro a la tabla" y así se hizo.
Antes de hablar de la competencia en sí, permítasenos decir algo de ese verdadero mago del volante que es Juancito Gálvez. Como si fuera poco la extraordinaria hazaña cumplida recientemente cuando al vencer en el Gran Premio "Reelección", se clasificó a la vez ganador por tercera vez consecutiva de un Gran Premio. El formidable "as", secundado magníficamente por su hermano "Cholo", no sólo se adjudicó por un margen considerable, a lo campeón, las "Mil Millas Argentinas 1951", sino que conquistó y también por tercera vez consecutiva el título de campeón de carreteras. Los comentarios son muchos en torno a este hermoso triunfo de Juancito. Hay personas que se preguntan asombradas si el excepcional campeón tiene "un pacto con el diablo", si su coche "vuela", etc., etc. Pero esos son los menos, los que quieren buscar en lo sobrenatural lo que, hurgando un poco y conociendo otro poco, pueden hallar en la vida real. La opinión de la mayoría y la nuestra también es una sola: estamos frente a un volante de excepción y a un mecánico y preparador para quien no guarda ningún secreto un automóvil. Sus triunfos consecutivos lo dicen bien a las claras, Juan Gálvez es, sencillamente un campeón, un caso único en el mundo del automovilismo de ruta.
Y dicho esto vamos a las "Mil Millas Argentinas 1951". De los 119 inscriptos, cinco no se presentaron y dada la señal de largada, de los 114 restantes fueron Juan y Oscar Gálvez los que asumieron de entrada el control del lote. Descotte, dispuesto a llevarse el título de campeón se erigió en seguida en formidable rival que es y aunque Juan pasó por Cañuelas primero, el hombre de Villa Carlos Paz punteaba por tiempo, seguido de Juan, 3º De Dios, que ya mostraba su excelencia en el volante, 4º Oscar Gálvez, 5º Petrini, 6º Emilliozi y 7º Ciani. Sin embargo, al paso por Las Flores, un bravo corredor que venía acelerando más y más, Agustín Aguaviva, se encarama en el primer lugar por tiempo, desalojando a Descotte, que se retrasa por fallas mecánicas siempre segundo estaba Juancito Gálvez; 3º De Dios y 4º, en gran repunte, Ciani; le seguían luego Lo Valvo, Oscar Gálvez, Moss, Marchini, Fernández Walker y Blaquier.
En Azul, a 310,600 km de la largada, Juan Gálvez, que pasó como una exhalación recupera el puesto de puntero por tiempo. Oscar se detiene y pide aceite en toda la ruta, su máquina no andaba como el quería. Petrini avanza al segundo lugar y se retrasa De Dios. Allí, desertó uno de los candidatos al título, Marcos Ciani. El promedio era fantástico y no era para menos se corría, aunque de noche, por caminos de asfalto. En Irene, donde terminaba el asfalto precisamente, la media horaria de Juancito era de 161,956 km.
En la tierra mejora la posición Oscar, que se coloca 3º, seguido por Blaquier, Marimón y Descotte. Sin embargo desde atrás venía apurando De Dios y en tal forma lo hizo que por Coronel Pringles pasó al segundo lugar y en General Lamadrid desplazó a Juan Gálvez del comando del lote. El avance de De Dios era magnífico y se apreciaba su gran calidad de volante; por Olavarría le sacó a Juan 2 minutos y fracción; 3º estaba Marimón y luego Aguaviva, Blaquier, Descotte, Marcilla, Peduzzi, Petrini y, repuntando, Descotte, que en 9 de Julio pasaba al tercer puesto.
Pero estaba visto que Juan Gálvez volvería a comandar el lote en el camino y por tiempo. Ello ocurrió también en 9 de Julio en un impresionante "rush" del campeón y de allí en adelante se acentuó su ventaja sobre los demás volantes, en tanto aumentaba más el avance de Caparros y se colocaba tercero. En el 4º lugar corría Blaquier, 5º Marimón; al 6º puesto había retrocedió Descotte, y seguían luego Aguaviva, Emilliozi, Blancote Iraizoz. Ya en Chivilcoy, Juan Gálvez ostentaba una ventaja sobre De Dios de 10 minutos, y, más tarde en San Miguel del Monte, ampliaba esa luz a 21 minutos. El campeón se desempeñaba como siempre, en forma segura, y así también llegó a Bernal, con el triunfo prácticamente asegurado, victoria que hallaría su cristalización minutos más tarde, cuando "Córner", desde el avión "Perón-Evita", y realizando los mismos que los demás muchachos de "Organización Sojit", con Luis Elías a la cabeza, una brillante transmisión, anunciaba que el puntero entraba en la última recta; instantes después caía la bandera a cuadros proclamando a Juancito Gálvez una vez más vencedor de la gran carrera, por amplio margen, sobre el segundo que siguió siendo De Dios. A Oscar no lo abandonaba su mala suerte, y una vez más, aunque mostró su excepcional calidad, ante fallas mecánicas insalvables, debió abandonar en 9 de Julio, sumándose a los muchos bravos que quedaron a la vera del camino. En cambio pudo darse el gusto de terminar la carrera y bastante bien colocado, el querido maestro Ernesto H. Blanco. En síntesis podemos decir que las "Mil Millas Argentinas 1951" fué como siempre una carrera veloz, donde muy pocos pudieron seguir el tren impuesto por el puntero -entre los que lo aguantaron podemos destacar a esa valiente dama del volante Delia Borges, que llevando como copiloto al conocido corredor Manuel Arrouge cumplió una exitosa actuación- y que la ganó en perfecto estilo un campeón entre campeones: Juancito Gálvez. Dicho esto sólo nos queda expresar que lamentamos profundamente los accidentes ocurridos en el desarrollo de la competencia, nota luctuosa que empañó el brillo de esa fiesta automovilística.

 

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