Revista Siete Días Ilustrados
04.03.1974 |
Escribe Rubén Pesce: el tango tiene su historia.
"Milonguita", el mitológico tango de Samuel Linnig y Enrique
Delfino, fue estrenado el 10 de mayo de 1920 por la actriz María
Esther Podestá. Esthercita, la arrepentida heroína que cambió por
seda el percal, fue una muchacha de certificada belleza -algo
tornadiza, es cierto- que nació y murió, efectivamente, en ese
rincón de Buenos Aires hecho famoso por los populares versos
canyengues.
En los dos primeros versos del imperecedero tango de Linnig y
Delfino (¿Te acordás, milonguita? Vos eras/ la pebeta más linda e'
Chiclana. . .) se confunden ya realidad y novelería. Así nació un
nuevo personaje para la mitología porteña. Que además tiene su
nombre propio o real: "¡Esthercita!. . . Hoy te llaman Milonguita".
Y asimismo fue luego beatificada por el vate Enrique Cadícamo en un
tango al cual, por supuesto, también le puso música Enrique Delfino:
Santa Milonguita tenía los ojos/ tan grandes y claros que hacían
suspirar. . .
Otros tangos contemporáneos la mencionan y otros más cuentan
historias parecidas, con constantes similares en sus versos: la
muchacha linda y buena, arrastrada por las luces del centro o el
gotán; el barrio que la añora, el deseo de ella de volver a él, pues
"daría toda su alma por vestirse de percal"; el sometimiento a la
vida nocturna y pecaminosa del cabaret, entre 'humo, champagne y
tango, siguiendo a su bacán. Es el tema de la "costurerita que dio
aquel mal paso", de Evaristo Carriego. En otros tangos, la misma
protagonista puede ser "galleguita", "provincianita" o "francesita".
Hermanas suyas —o colegas, nunca se sabe— suelen contonearse por los
tangos Milonguera, Milonga fina, Muñeca de carne, Flor de Fango,
Muñequita, Margot. Otra muchacha de barrio, pero "piba mimada de la
calle Pepirí", aparece en Mano cruel. Y, por último, en Sos de
Chiclana, los hermanos Navarrine hablan de una vecina de Esthercita:
Hermana entera sos de aquella Esther/ a quien los hombres trataron
tan mal. . .
Unas, inocentes, rodaron engañadas; otras, por propia voluntad, por
el deseo de "entregarse a las farras y delicias del gotán"; "vos
rodaste por tu culpa y no fue inocentemente, berretines de bacana
que tenías en la mente. . .", dicen los versos tangueros.
El tango Milonguita fue estrenado el 10 de mayo de 1920, en el
Teatro de la Opera, incluido en el sainete Delikatessen Haus, de
Samuel Linnig y Alberto T. Weisbach, por la actriz María Esther
Podestá, una de las intérpretes más completas de la escena
argentina, heredera de un apellido glorioso y hoy injustamente
relegada. Se lo entregaron —según afirma— Linnig y Enrique Delfino
como recién escrito y un día antes del estreno del sainete. Delfino
la hizo ensayar primero en el piano y por la noche ya lo pasaba con
la orquesta, que entonces estaba bajo la dirección del maestro
Francisco Paya. No recuerda MEP que los autores le hablasen de su
fuente de inspiración para el tango, pues entonces todo se hacía con
premura, sin tiempo que perder, para estrenar una obra tras otra.
"Recuerdo, sí, que canté el tango con mucho temor, pues apenas lo
sabía; pero el éxito fue tan grande esa primera noche, tanto
conmovió al público —memora— que tuve que repetirlo tres veces, lo
que me sirvió para aprenderlo definitivamente... En Delikatessen
Haus yo era Blanca, una joven perdida que dirigía la orquesta de
señoritas de ese bar alemán. Tocaba el violín en el clásico
palquito. En el desenlace de la obra, en el segundo cuadro, cantaba
el tango. En seguida lo entonó todo Buenos Aires. Al mes siguiente
—sigue recordando la Podestá—, mientras nuestra compañía (Vittone-Pomar)
iba a cumplir con su temporadita anual en el Politeama de
Montevideo, ocupó el escenario de la Opera la famosa Raquel Meller;
entonces, aprovechando la popularidad de Milonguita, la Meller lo
interpretó en forma de tango dramatizado. . . Cuando a mi vez yo
volví a la Opera", en una revista incluimos un número donde yo hacía
una imitación de RM, cantando la canción más aplaudida de su
repertorio: El Relicario. . . Al tango lo llevé triunfalmente por
América en nuestra gira inmediata. En México, al cantar Milonguita,
la orquesta me saludó sorpresivamente con los toques de Diana, según
acostumbraba el público a pedirlo cuando gustaba un artista. . . Al
querido y talentoso maestro Delfino, un día le escribí una carta
protestándole amablemente porque siempre que hablaba de Milonguita
recordaba la interpretación de la Meller, olvidándose de quien lo
había estrenado, que después de todo era una artista argentina. .
.", remacha la Podestá.
De todos modos, al editarse el tango en su portada se especificó
"estrenado con éxito en el Teatro de la Opera". Se deslizaron
algunas dudas con respecto a esta versión, aduciéndose que el tango
se había estrenado el año anterior (1919) y tal vez en Montevideo.
Asimismo, habría sido grabado antes por Carlos Gardel (Disco
Nacional Nº 18028, matriz 326), pero según la discografía gardeliana
de Boris Puga (Montevideo, 1970), dicha grabación fue realizada en
1920. En cuanto a lo otro, debe contraponérsele la anécdota que el
mismo Delfino contaba: Milonguita nació de un paseo con Linnig por
la calle Chiclana, yendo en busca de inspiración para un tango que
debían incluir en el sainete, de modo que apuntalase su éxito como
sucediera con 'Mi noche triste', en abril de 1918, en el sainete
'Los dientes del perro', de González Castillo y Weisbach. (El tango
era de Pascual Contursi y Samuel Castriota). Linnig conoció a
Delfino cuando éste actuaba con el violinista Agesilao Ferrazzano en
el foyer del Teatro Opera, durante los intervalos. Una noche le
habló de la necesidad del tango para el estreno y lo llevó en un
mateo hasta la calle Chiclana. Allí le hizo esperar como dos horas,
a la luz de una hermosa luna, hasta la aparición de una hermosa
muchacha que regresaba a su casa. El poeta, al parecer, la conocía y
también conocía su historia. En ella se inspiraría para escribir la
letra del tango que Delfino debía musicar. Más tarde, el tango ya
signado por el éxito, Delfino realizó una grabación del tema en los
Estados Unidos, adonde había ido con Osvaldo Fresedo —bandoneón— y
Tito Roccatagliata —violín— contratados para grabar una serie de
discos con el nombre de Típica Select.
Todo esto en cuanto al tango. Pero, ¿qué hay de verdad en la
existencia real de la Esthercita inspiradora? ¿Es la misma que aún
evocaba Cadícamo en su Apología tanguera?: Por vos se fue Milonguita
/ de Chiclana hasta Corrientes...
Por la avenida Chiclana, de Parque Patricios, ahora asfaltada, pero
conservando viejas casas y veredas, corre aún la historia de la
muchachita que dio un mal paso, paseó su belleza juvenil por el
cabaret y murió después de una decepción amorosa, la del abandono
del hombre que la había arrancado de su humilde casita. José Barcia,
presidente de la Academia del Lunfardo, fue el primero que intentó
una investigación sobre este personaje, que habría sido una tal
Esther Torres, con domicilio en Chiclana 3051 (después rectificó por
el 3149). Posteriormente, otros dos integrantes de la Academia del
Lunfardo, en sendas comunicaciones, dieron al parecer con la
verdadera protagonista. El escritor Ricardo M. Llanes citó los
recuerdos de una vecina, "de bien disimuladas canas", que dio el
auténtico nombre de Milonguita: María Esther Dalton.
"Con María Esther éramos muy amigas —declaró la vecina al escritor—.
Vivía ahí al lado nuestro. ¡Pobrecita! Ahí la velamos. ¡Hubiera
visto cuando a la mañana vino el fúnebre! De golpe, no más, se
amontonó todo el barrio... Ahora, en diciembre, se van a cumplir 39
años". Esto se publicaba en 1958; luego, la muerte se habría
producido en 1919.
Sin embargo, otra posterior comunicación a la Academia, del
investigador Juan Carlos Etcheverrigaray, aportaba el acta de
defunción de María Esther Dalto (sin n), fallecida el 10 de
diciembre de 1920, a los quince años, de meningitis, soltera,
argentina, hija de Sabino Dalto y de Filomena Russo, italianos,
domiciliados en la casa de Chiclana 3148. La certificación del
deceso la firmaba el doctor Genaro Giacobini, que la atendiera en su
domicilio. Estos datos plantean tres problemas: la diferencia del
apellido (es seguro que fuese sin n por la procedencia italiana y
que la vecina lo recordase o pronunciase mal), el año 20 en vez del
19 (también podría fallar la memoria por un año) y los quince años
de edad (precocidad que algunos justificaron). En resumen:
Milonguita sería María Esther Dalto, fallecida en diciembre de 1920.
En 1921 aparece un tango titulado La muerte de Milonguita, letra de
Héctor Bonatti, música de Francisco Canaro (que firmaba Ronaca). Lo
grabó primero Ignacio Corsini (Disco Nacional Nº 203, Matriz 478) y
luego la orquesta Roberto Firpo (D. N. Nº 693, M. 530). El 25 de
agosto de 1922, el personaje es resucitado en otro sainete de Samuel
Linnig titulado Milonguita, estrenado en el Teatro Nacional por la
compañía de Pascual Carcavallo. La protagonista, Esther, estaba a
cargo de la actriz Margarita Poli (la que cantara 'Mi noche triste'
en el 18), quien en el cuadro segundo, el del cabaret, entonaba otro
célebre tango: Melenita de oro, de Linnig y Carlos V. G. Flores. En
el mismo cuadro, mientras la orquesta ejecutaba Milonguita, ella
recitaba "inmóvil, ausente la mirada, con una gran expresión de
dolor, como evocando todo su pasado de chica, los primeros versos de
la canción". Aquí, la protagonista termina llorando "amargamente",
pero el sainete finaliza en seguida, no con la muerte de ella, sino
redimida por otro hombre que siempre la quiso.
Es interesante destacar dos cosas en este sainete de Linnig.
Primero, un prólogo en verso, donde dice:
Escuchad... Erase una vez... ¡Mas no! No es un cuento,
esta historia tan vulgar, de una mujer perdida;
es un alma que el poeta recoge entre ciento
como una piltrafa tirada en la vida.
Luego, la descripción de la escenografía del primer cuadro: "El
patio, húmedo y sucio, de una vieja casa de San Cristóbal Sud, donde
viven, en una promiscuidad miserable, varias familias. A foro, sobre
la calle Chiclana, la cantina de Cirú, visible desde el patio. . .
En el patio, como un detalle de pureza y de lujo, dentro del sucio
ambiente humano, contrastan las enredaderas de rosas y jazmines del
país que trepan florecidas por los viejos troncos de una parra. . .
A la izquierda, el zaguán, que comunica con el primer patio". Hay
datos precisos en esta descripción; lo que resulta imposible saber
es si Linnig (falleció en 1925) estuvo en una casa determinada,
donde vivía Esthercita; también se ignora el conocimiento exacto que
tuvo del personaje o de su historia. Todo impresiona como un
conocimiento directo del tema y del ambiente, como también lo
insinuaría el relato de Delfino.
¿Sería Chiclana 3148 el domicilio de Milonguita? Actualmente ese
casa está habitada por la familia de Enrique Ballina, su propietario
desde 1938. Está completamente refaccionada y en su nuevo frente
figura en relieve el año 1923. La casa original constaba de tres
habitaciones al patio y sala a la calle, que se conservan. El fondo,
donde había anteriormente una higuera y una pileta, ha sido
trasformado en otro lugar de estar. El patio, ahora techado, tenía
parral, y en él se conserva un viejo farol de pared. El zaguán
también está remodelado. . . Años atrás, un señor le propuso a
Ballina comprarle le propiedad, diciendo que para él tenía muchos
recuerdos: "Aquí murió mi hija", agregó. Pero se le negó la venta. .
.
Lo curioso es que, interrogando a la gente más vieja del barrio, la
mayoría asegura que la casa de Milonguita es la "de rejas", que
corresponde al número 3132 de Chiclana. Así lo dice también una
antigua moradora del barrio, doña Elena, de 81 años, que vive al
3000. Y doña Dora Clara Mattos, domiciliada a la vuelta, por la
calle Salcedo, quien hacia 1918 vivía al lado de la casa de
Esthercita y aún recuerda "el día del velorio". Otra vecina de mucha
edad recuerda que un hombre que se detuvo a charlar con ella años
atrás le habló de la belleza de Esthercita y que lucía unas largas
trenzas. Una compañera de esta vecina, entre coqueta y divertida,
afirma: "La pebeta más linda de Chiclana era yo".
En Chiclana 3132, la vieja casa con rejas a la calle y parral en
toda ella, vive Domingo Bianco, quien también dice que siempre
señalaron esa casa como la de Milonguita. Una vecina agrega que en
la esquina de enfrente existió un cabaret, donde se habría
"iniciado" la muchacha. Pero, como se aprecia, el tiempo se ha
llevado los más seguros testigos. . . En Salcedo al 3200 habita una
vieja familia de apellido Dalto, muy conocida en el barrio porque en
ella hay dos médicos. Las dos mujeres ancianas interrogadas se
niegan a aportar datos. Una de ellas hace callar a la mayor, cuando
ésta arriesga: "Sí. . . eran parientes lejanos. . ." Es que, en
efecto, esa vinculación la ha señalado otra vecina. . . Pero,
seguramente, un viejo prejuicio hace que las señoras Dalto se
encierren en un justificado mutismo. Quizá sea un buen epitafio para
esta nota recordar los versos de Héctor Bonatti para el tango 'La
muerte de Milonguita', por ser menos difundidos, característicos de
la poesía popular melodramática de la época, y por nombrar
curiosamente a la protagonista como María Esther y no solamente
Esthercita: Se marchitan las flores del fango, / enlutado ya está el
cabaret... / Ya no se oyen las quejas del tango: / Milonguita del
mundo se fue. / Fue su vida una eterna congoja; / muchas lágrimas ya
derramó. / Como flor que la muerte deshoja / de sufrir Esthercita
dejó. / Nadie ya María Esther te agasaja, / tu ambición con tu
muerte se fue... / Suplantó ya tu blanca mortaja / los encajes de
aquel cabaret. / Muchas flores tendrás a tu lado; / quien te quiere
te las llevará... / De sufrir Esthercita Iras dejado: / ¡fue tu vida
una lágrima más!
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María Esther Podestá quien cantó por primera vez en una obra
de teatro, el tango Milonguita (en la foto en 1920 y 1974)
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En alguno de estos pasos retozó la popular Esthercita |
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