Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Marta Minujin
"Dicen que estoy loca..."
Revista Siete Días Ilustrados
02.09.1968

Esta sacerdotisa pop ensaya, como siempre, nuevas fórmulas para desconcertar al mundo. Y lo consigue.

Todo es paz y sosiego. Ha cesado la música ensordecedora, la conmoción. Ya no se flota en el aire, nuevamente se pueden calcular la velocidad y las distancias. Ya no se prenden y se apagan poderosísimas y casi diabólicas luces. Ya no hay luz negra, ni piso fosforescente, ni imágenes descomunales que modifican sus tonos y formas. Ya no se proyectan globos rojos deformados, parecidos a corazones palpitantes o a gigantescas gotas de sangre. . . Ni puntos, ni rayas, ni círculos, ni arañas, ni búhos, ni espuma de mar que se agita al ritmo de despiadados lamentos lanzados por voces que reclaman derechos prohibidos. O piedad. Ya nadie espera en la puerta del Instituto Torcuato di Tella (al 900 de la calle Florida, en Buenos Aires), su turno para experimentar nuevas sensaciones, y han desaparecido también esos treinta duendes despeinados que, extrañamente vestidos y adornados por singulares collares y anteojos, trabajaron —tal vez por primera vez en su vida—, en un extravagante y oscuro bosque que durante diez días perteneció a Marta Minujin.
Ella descansa ahora en un bar de la esquina. Está tomando un café doble. Parece no haber saboreado jamás otra cosa: toda huesitos, toda brazos y piernas. Casi continuamente se sacude con las manos su finísimo cabello rubio, se lo revuelve hasta convertirlo en una especie de nido de pájaro. Los anteojos tienden a caerse de su nariz, sus ojos celestes y saltones se ríen, sus delgadísimos labios también. ¿Está contenta? No se sabe. Ni ella lo sabe. ¿Qué es lo que sabe? Muchísimas cosas. Y nada. ¿Qué es lo que quiere hacer? Todo y nada. ¿Qué es lo que hizo hasta ahora?

AROMAS Y LUCES
—Hice colchones, construcciones, y gané un premio, me fui a Nueva York. Regresé. Gané el premio Gughenheim y luego el premio Di Tella. Y luego una beca de la embajada de Francia. . . Pero nunca he ganado más de lo que consume mi trabajo. Es decir. . . me pagan los materiales. . . Nunca tengo dinero. Hace poco Romero Brest me invitó a que regresara a la Argentina para hacer algo. Hacía un año y medio que no volvía. . . ¿Sabe por qué? Porque no tenía ni un peso para el pasaje. . . Entonces Romero Brest me envió el dinero, y se me ocurrió importar las situaciones recibidas a través de los medios de comunicación. Por eso la exposición se llamó Importación-Exportación. No gané ni gano nada. No tengo dinero ni para tomar un taxi. Todo lo que hago lo hago porque es el único sentido que tiene mi vida. Porque si no hago este tipo de cosas, ¿qué puedo hacer? En mi vida nunca hice nada por dinero. Lo único que quiero es que me dejen hacer cosas. El dinero me interesa para poder hacer lo que me gusta. Cuando llegué a los Estados Unidos nadie me conocía, ahora todos escribieron artículos sobre mí: Time, Life, The New Yorker, Newsweek ... Quiero hacer lo que me gusta y quiero que los demás sientan lo que yo siento.. . ¡Hoy descubrí la vereda de mi casa! Mi mundo varía constantemente. Ahora es el clima producido por los medios de comunicación, y próximamente será una película multisense. La llamé así porque multiplica los sentidos. La gente irá al cine y de pronto se encontrará actuando en la pantalla, con los actores. Es un método totalmente nuevo: televisión proyectada en una pantalla grande, en colores, mezclada con la filmación y agregada a personas en forma tal que el público se verá reflejado en la pantalla. Además, habrá aromas y luces... La gente actuará aún sin desearlo... Bueno, ahora me voy a Nueva York; regresaré en mayo y me quedaré aquí dos años. Regresaré con mi marido porque se le acabó totalmente el dinero. No sé cómo vamos a vivir este año, pero la película la voy a hacer. Ahora llego y no tengo ni para pagar el alquiler. .. Pero no importa, de todas maneras no me interesa trabajar para vivir, sino hacer lo que me gusta.

LECHUGAS Y POLLOS
"Quiero un templo permanente, enorme, inmenso, en el cual pudiesen entrar las masas... Un sitio como el Luna Park, donde las sensaciones puedan ser muchas y distintas, donde pudieran participar miles y miles de personas.. ."
ADRIANA: ¿Para poder tirarles cucuruchos de helado, o harina, o pollos?
—No, ya no lo hago más. .. Hasta me he olvidado del sentido que tenía todo eso... Además, cambio de personalidad. . . Además, me olvido de todo... Recuerdo así, en forma vaga, el más importante de todos los happenings, el episodio de los pollos. .. Fue en un estadio de fútbol del Uruguay. Desde un helicóptero tiré al público harina, lechuga y pollos. . . ¡Fue muy divertido!
ADRIANA: Y bastante agresivo. ..
—Sí, porque yo estaba convencida de que la agresión era una forma de participación. Además, como imagen, daba una cosa muy feliz. Había 30 gordas que abrazaban y besaban a la gente, había coristas, había musculosos que levantaban a las gordas. .. Y luego estaba yo, en un helicóptero, lanzando harina, lechuga y pollos. . . Lo hice porque era el momento del happening, y happening significa distintas imágenes juntas, actuando simultáneamente. Por ejemplo: las gordas y la harina son imágenes desconectadas-simultáneas... Luego hice La Menesunda, un circuito de aislada participación: el público entraba de a uno, y era sometido a 14 situaciones diferentes: aroma, colores... ¡Hasta se los maquillaba y modificaba su personalidad! Luego, en Nueva York, metí a todo el mundo en una galería de arte, y los críticos que asistieron se vieron obligados a tirarse desde un tobogán... Fue de lo más divertido porque caían sobre una inmensa imagen de Virna Lisi (8 metros de Virna Lisi) que, desnuda, envuelta en nylon transparente, los esperaba. Y ellos tenían que caminar sobre sus pechos. Pero ése era mi mundo de antes...
ADRIANA: ¿Nunca trató de descubrir las motivaciones que la impulsaron a realizar ese tipo de cosas?
—No, ni creo ni necesito del psicoanalista. Muchos fueron los analistas que quisieron conocerme, pero al final todos terminaron diciendo que yo no necesitaba analizarme. No, porque vivo en la medida de lo que hago, y cuando no hago nada, termino. He pasado períodos de tremendas depresiones. Seis meses de depresión. Eso ocurre cuando no consigo dinero para financiar mis ideas...
ADRIANA: Ideas muy originales, por cierto...
—Y yo soy argentina. Asimismo, no creo que la nacionalidad de un producto le otorgue originalidad. En la Argentina armamos televisores de una determinada marca, pero la Argentina no inventó el televisor. Inventó la boleadora, no la televisión... Por lo tanto, hablar de la originalidad de los argentinos es falso. La originalidad no puede existir en un mundo de comunicación. Los argentinos lo son cuando lo son. Cortázar, Borges, son originales. Yo soy original y estoy muy bien informada... Pero eso no tiene nada que ver porque no creo que se necesite ser informada para ser original. Yo soy original... porque soy original.

CASAMIENTO Y HUMO
"Hasta mi vida es original, hasta mi casamiento fue original. Me casé hace siete años (tenía 17), y lo hice a escondidas, falsificando la edad.. . Después, como a los tres años, se lo conté a mis padres y les mostré la libreta de casamiento. Claro, ellos no sabían nada porque yo me había ido sola a París. Pero él venía a visitarme y vivíamos juntos... en una forma así, esporádica... Después nació Facundo, que es adorable y ahora tiene tres años. .. Y como mi marido tampoco tiene dinero, porque es un estudiante de Economía, la única persona que nos ha ayudado y nos ayuda a vivir —porque de lo contrario nos moriríamos de hambre — es mi padre. El es quien ha pagado el pasaje a Facundo para que me visite en los Estados Unidos... Allí no tenemos mucho espacio. Vivimos en un altillo, pero nos arreglamos. . ."
ADRIANA: ¡Qué extraño que usted se haya casado! ¡Qué extraño que usted haya tenido un hijo! Se me ocurre pensar que usted no debería creer en la familia.
—Yo no creo en la familia. Pienso que la familia va a terminar por desaparecer. Estoy en contra de la institución y en contra del establecimiento. Si me casé fue porque me hacían la vida imposible, desde ir a un hotel hasta tener un hijo. Y yo no quería que en un mundo estructurado para la existencia de la familia. Facundo fuese un desdichado... Me tuve que adaptar, pero no por eso perdí mi libertad. Vivo como si no tuviese marido, pero lo tengo y lo quiero. Vivo como si no tuviese familia, pero la tengo y la quiero. Vivo como quiero vivir, y trato de hacer lo que quiero hacer... No siempre puedo hacer todo lo que verdaderamente quiero hacer, porque si no lo puedo hacer como quiero entonces prefiero no hacerlo. Es decir: existe en mí una especie de docilidad, porque las ganas de realizar cosas son más grandes que las ganas de renunciar a mis proyectos. Es decir, yo quiero hacer las cosas, pero existe un montón de limitaciones, principalmente desde el punto de vista económico, o por razones técnicas... En el Di Tella, por ejemplo, me sacaron el humo.. . Me lo sacaron porque estropeaba los aparatos y cuestan carísimos. .. Pero yo quería el humo, porque hubiese sido la primera vez que se usaba en un ambiente. Hice muchas cosas que nunca se habían hecho. La cabina telefónica, por ejemplo. La cabina telefónica es genial, pero tuve mala suerte porque no la reprodujeron masivamente. Es una cabina perfecta que hice construir en los Estados Unidos (costó ocho mil dólares) un montón de plata...

PERSEGUIDA Y DESCALZA
"Me gustaría ir a la India o a Egipto o a alguna playa, porque lo que más me gusta es tomar sol. Me encanta la buena vida, ver cosas lindas, comprarme linda ropa... Toda la ropa que tengo la consigo en canje. La cambio por cosas y es sumamente original, porque es inventada por gente muy nueva. Harper's Bazaar, Vogue, Pierre Cardin, Yves Saint-Laurent, son la vejez. La mía en cambio, es una moda extraída de los hippies, pero para una élite sofisticada. .. Es que yo veo a todo el mundo en Nueva York, desde los estudiantes de la Universidad de Columbia —que luchan para que no les quiten el gimnasio a los negros—, hasta Ralph Brown que está con el Black Power, hasta Norman Mailer, quien ayuda a McCarthy, aunque a mí McCarthy no me gusta. .. En una palabra, veo a toda esa gente, gente muy pobre como los hippies... En agosto me iré a Chicago a una convención. Vamos a vivir en carpas, para plantear un cambio de estructuras en cuanto a formas de vida. Pero plantearlas, nada más, porque no las podemos imponer... Por sobre todas las cosas, estoy a favor de la no violencia. Porque la guerra de Vietnam es una brutalidad. Cualquier tipo de violencia es una brutalidad. En el caso del Black Power la violencia es la única solución. Por eso, cuando murió Martin Luther King, a mí no me importó nada, porque él no aportó ningún beneficio a la gente de su raza. Yo estoy con Stokely Carmichael, que es genial y además tiene 23 años ...
ADRIANA: Y en la Argentina, ¿con quién está?
—Este país me produce pánico. Me doy cuenta de que el clima de Buenos Aires no es propicio... ¿Sabe usted que no me dejan entrar en algunas confiterías céntricas? ¿Y sabe por qué? Por el modo que estoy vestida, y porque una vez entré acompañada por unos chicos descalzos... No nos dejaron entrar porque no nos adherimos a los convencionalismos y rigideces impuestos por nuestra sociedad. ¿Usted vio algo de malo en Importación-Exportación? Sin embargo, vinieron de la Intendencia Municipal para verificar si hacíamos danzas obscenas... ¡Y todo porque bailábamos danzas de la India! Este es ¡un país temible, temible. .. Si fuera por mí no regresaría, pero sola no puedo vivir... Además, tengo miedo de convertirme en una especie de nómade. Por otra parte, creo que hay aquí mucha gente inteligente y se pueden hacer cosas. Pero créame: en Buenos Aires me siento muy agredida. La gente me persigue por la calle, voy a un bar y no puedo tomar un café. Algunos me dicen "oligofrénica, loca", o me preguntan por qué me visto así. Hoy, un señor me dijo que llamo demasiado la atención, y que me retire. En cambio, en Nueva York puedo ir descalza por la calle sin ningún problema. Yo creo que la libertad tiene que ser total, desde la manera de vestirme hasta la manera de actuar. Yo soy yippie, que es distinto de hippie... Aunque digo que soy yippie pero es mentira. Simplemente... aferro las cosas de los demás y las trasformo. Aferró las cosas de los yippies que me convienen: la desaparición de la familia y la no violencia, por ejemplo. O, si no, agarro las cosas del Che Guevara. Después agarro algunas cosas de Mao porque me convienen, pero no soy comunista, porque el comunismo también me parece institucional. Es decir: hay muy poca gente que me guste totalmente. Muy pocas ideologías que comparto totalmente. Para encauzar una totalidad, lo único que puedo hacer son estas cosas. Hace poco, para demostrar que cada grupo social está condicionado por las instituciones de la moda, las finanzas, la política y el arte, reuní en cuatro cocktails distintos y consecutivos a las personalidades más importantes de cada campo, en la casa de la marquesa de Cuevas, en Nueva York... Y filmé a cada grupo durante diez minutos. El cine es hot, uno se mete en el cine y participa totalmente, por eso es hot. En cambio la televisión es un medio cool, de poca información. La gente que es hot, como Louis Armstrong, no tiene éxito en televisión. Ahora me voy a meter en el cine, en el medio hot... Y la gente va a entrar en el cinematógrafo desprevenida y le van a cambiar el color de la ropa, la van a obligar a moverse de una determinada manera... Mi cabina de televisión, en cambio, era cool...

AGUA NEGRA
"Se marcaba un número y se llamaba a alguien... y de pronto todo cambiaba: subía agua negra y uno
se encontraba encerrado mientras subía el agua, encerrado y rodeado de agua negra. Mientras tanto, las luces del cielo raso se graduaban según la intensidad de la voz, y casi simultáneamente se reflejaba el rostro de quien hablaba desde una pantalla de televisión instalada sobre el piso de la cabina, y mientras tanto una máquina fotográfica sacaba una foto de ese rostro televisado, y soplaba un viento muy fuerte en el rostro de esa persona, y mientras tanto un grabador grababa la conversación y la trasmitía... Era genial, ¡lástima que la compañía de teléfonos no quiso instalarla en teléfonos públicos! Entonces la expuse en una galería de arte... Se hizo famosa mi cabina, salió en todas las revistas... Se llama minuphone. Pero eso era antes. Ahora voy a hacer multi-sense..."
Ella también es multi-sense es una mujer con inteligencia de mujer y fantasía de niña. Y el mundo es una tremenda confusión. No hay claridad. Y todo se mezcla como las luces, el humo, las imágenes, los aromas que Marta Minujin utiliza para crear sensaciones en la gente y para que la gente se impregne con su aroma, se confunda con sus luces, sus imágenes y sus humos, para que sienta lo que ella siente y se trasforme en lo que ella es... Entonces ella no se sentirá diferente de los demás. Y ya nadie la criticaría, nadie la perseguiría, nadie la obligaría a lanzar helados al obelisco en señal de protesta, o a espolvorear sensaciones... Seríamos todos iguales. Seríamos todos multi-sense.

Reportaje realizado por Adriana en la Revista Siete Días Ilustrados, 02.09.1968

 

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Minujin
Luz negra, piso fosforescente, ritmo de despiadados lamentos
Minujin
"Este país me produce pánico, me siguen por la calle gritándome oligofrénica... ¡pero yo soy yippie!"

 

 
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