* La semana pasada, en Afrika, su siempre abúlica y aristocratizante
audiencia se sacudió en dos etapas. La primera, cuando RITA
PAVONE, 25, entró del brazo de Teddy Reno —marido y
manager—, balanceándose como cuando cantaba 'Ay, qué ricas son las
papas'. Invitada, trepó al escenario. Habló de su pequeño hijo: "un
bebé cosi lungo". Ponderó el Royal Command, que le sirvieron: "è
scotch?". Reno, más humorista, habló de las virtudes de Rita: "buena
compañera, mejor mamma". Sin embargo excedió los límites de la
confianza, cuando aceptó: "...pero lo que es más importante: la mia
moglie es una fuente inextinguible de divisas que, por supuesto,
sirven para la estabilidad económica de la pareja". Alguien del
público, festejó la humorada: "¡Bravo, muchacho!" También alguien
del público, aprovechó la batahola: Tato Bores
subió al escenario y tomando de la cintura a la Pavone, la deslizó
largos minutos alrededor de la pista. Remataron la noche con una
delirante exhibición de chistes y canciones.
Periscopio Nº 33
05-05-1970
Casos Argentinos
«Quién duda de que los partidos políticos argentinos han muerto?
Sólo sus dirigentes, y por conveniencia. Saben que si el general
Onganía firmó su "certificado de defunción": hace cuatro años, en
algún momento volverá a recurrirse a ellos: es un método conocido.
Por el momento, viven en una clandestinidad pública, aunque quizás
añoren la falta de sus edificios y comités, transferidos al
Ministerio de Educación por una Ley de 1966.
Para un manojo de ciudadanos terminó la añoranza el jueves pasado,
cuando se inició la demolición de la casa de Cerrito 366, Buenos
Aires. Allí, luego de alojarse en el pasaje Seaver y la calle
Bartolomé Mitre 955, instaló su cuartel central el Partido
Laborista, en noviembre de 1945. En esos días, un coronel de 50
años, vestido de civil, llegó a inscribirse; le habían reservado la
ficha número uno, que él, Juan Domingo Perón, esgrimió sonriente
bajo la mirada de Luis F. Gay y Cipriano Reyes.
Sin embargo, la hora más gloriosa del local fue el 14 de diciembre,
cuando desde sus balcones se proclamó la fórmula Perón-Quijano.
Debía celebrarse el acto en la plaza de la República; una tribuna se
alzaba, para los oradores, al pie del obelisco. La muchedumbre —que
llenaba tres cuadras de la avenida 9 de Julio, una cantidad nunca
vista en la historia del país— derrumbó la tribuna.
Según La Prensa, "muchos concurrentes vestían indumentarias que
habitualmente no se observan en Buenos Aires, luciendo simples
camisetas y cubriéndose de la llovizna con arpilleras". Hacía calor
esa tarde; cada veinte metros emergía de la ola humana un palo con
una camiseta atada encima. "Sube la papa, sube el carbón, y el 24
sube Perón", entonaba el gentío. Sólo a las nueve, y en la sede del
Partido Laborista, empezó la ceremonia.
"El Líder no podrá sacarse el saco porque padece de un resfrío",
anunció el locutor. Perón, un impermeable sobre el goteado traje
blanco, se asomó al balcón, a la selva de antorchas —diarios
encendidos—, al mar de ovaciones. Sin embargo, leyó su discurso —con
anteojos— desde el interior del local, junto a la ventana.
Un año después, el Partido Laborista se resistía a integrarse en el
movimiento único que Perón ordenó formar: su decadencia fue veloz y
rotunda, tanto como su apogeo. El exilado de Puerta de Hierro acaso
haya sentido nostalgia al saber que el edificio donde hizo su debut
político dejará paso a un hotel de veinte pisos.
revista Periscopio
19.05.1970
ENIGMAS
UN REVUELO DE FALDAS
Los fabricantes de telas y ropas femeninas esperan que én Buenos
Aires, con el invierno, las maxifaldas ganen la batalla contra las
minis, pero tendrán que armarse de paciencia —y lo saben— porque la
mujer argentina no se decide, todavía, por uno u otro largo.
Hasta el momento, hace lo que quiere; sin embargo, la maxi prevalece
en escaramuzas en las lides nocturnas y en reuniones sofisticadas, e
inclusive ya se zambulló en la calle Florida. El término medio de la
falda a la rodilla, en cambio, no parece haber prendido, si bien es
posible apreciar la aceptación salomónica de la 'mixi', es decir, la
combinación de maxiabrigo con minifalda.
Son aquí y en todas partes las más jóvenes las adictas a la moda
corta. "Aunque me tildaran de la última ridicula del mundo, jamás
dejaría la minifalda", dice con vehemencia María Elba Mamberto, 21,
secretaria. Loló Fernández Cart, 16, estudiante, es más despectiva:
"La maxi es una solución para chuecas y un abrigo para friolentas".
En Francia la lucha por la longitud de los ruedos se maneja con
cifras definitorias y dramáticas: mientras en noviembre y diciembre
las grandes tiendas habían vendido tapados largos a un ritmo
previsto —alrededor de un 15 por ciento—, la maxifalda no
proporcionó mayores ingresos en la primavera y el verano, fuera de
ciertos artículos júnior, de estilo: los impermeables, por ejemplo.
Pero a las faldas largas nadie las quiere; sólo un 5 por ciento de
las
maxis —sobre un 15 en stock— ha encontrado compradoras; claro que en
Francia la primavera, según los sociólogos, influye para que las
mujeres se sientan más atraídas por la comodidad. El asunto, como se
supone, atrajo a las encuestas; la realizada por Sofres e Ifrop, a
pedido de la Federación Francesa de las Industrias de la Vestimenta
Femenina, comprobó que un 82 por ciento de las francesas opta por la
falda corta con el beneplácito del 84 por ciento de los hombres.
Una de las razones principales de las adictas a la mini, es la
sensación de libertad que les produce; algo que no comparte en
Buenos Aires el inefable Eduardo Angel Bergara Leumann, 38, para
quien la libertad es "una cuestión de cabeza y no de piernas"; cree
que la maxi ya está impuesta "y con justicia porque representa una
impasse de sobriedad y probablemente de mayor femineidad".
HABLEMOS DE MEDIAS
Si la maxi llega a imponerse, ¿qué ocurrirá con las medias? Esto no
deja de ser un problema para la tan popularizada enteriza (hasta la
cintura) que ostenta una vasta gama de denominaciones: Can-Can,
Medias-lip, Media-Bombacha, Pantyhose, Sliphose. Todo parece indicar
que no, para tranquilidad de los manufactureros, que se han lanzado
a una campaña competitiva; es que a pesar del erotismo masculino y
del tabú del portaligas, las mujeres no transan, aunque se venda
tres veces más cara que la media común. Alentados, los fabricantes
creen que podrán llegar más lejos con las medias Tight o
Body-Stocking, que cubren todo el cuerpo, como una malla. Aun en el
caso del triunfo de la maxi, el mercado de las enterizas no se verá
afectado, pues una variante de la falda larga es el tajo de la
cintura a los pies. Para Bergara Leumann hasta cabe otra audacia: la
maxi-verde, transparente.
Sin embargo, sería ingenuo desestimar la embestida de la maxifalda
que se muestra en decenas de desfiles de modelos; así, en una
muestra en el Centro Cultural del Teatro San Martín, al abrirse la
Semana de la Moda, se vieron 75 faldas y una sola mini. Más
llamativo que eso fueron todavía las interpretaciones en las que se
enredaron sociólogos y modistas, poco antes, sobre la versatilidad
femenina; algunas, indescifrables, como la del psicólogo Juan José
Berruezo, para quien la moda es "una cuestión de piel"; otra: "La
cosmética reduce las diferencias entre las clases sociales". La
acuñó Giselle Zapac (55), sobrina de Helena Rubinstein.
PERISCOPIO Nº 36 • 26/V/70
Ir Arriba
|
|
|
Tato bores y Rita Pavone |
|
|
|
|