Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Misceláneas
Revista Periscopio
1970

* La semana pasada, en Afrika, su siempre abúlica y aristocratizante audiencia se sacudió en dos etapas. La primera, cuando RITA PAVONE, 25, entró del brazo de Teddy Reno —marido y manager—, balanceándose como cuando cantaba 'Ay, qué ricas son las papas'. Invitada, trepó al escenario. Habló de su pequeño hijo: "un bebé cosi lungo". Ponderó el Royal Command, que le sirvieron: "è scotch?". Reno, más humorista, habló de las virtudes de Rita: "buena compañera, mejor mamma". Sin embargo excedió los límites de la confianza, cuando aceptó: "...pero lo que es más importante: la mia moglie es una fuente inextinguible de divisas que, por supuesto, sirven para la estabilidad económica de la pareja". Alguien del público, festejó la humorada: "¡Bravo, muchacho!" También alguien del público, aprovechó la batahola: Tato Bores subió al escenario y tomando de la cintura a la Pavone, la deslizó largos minutos alrededor de la pista. Remataron la noche con una delirante exhibición de chistes y canciones.
Periscopio Nº 33
05-05-1970

Casos Argentinos
Laboristas

«Quién duda de que los partidos políticos argentinos han muerto? Sólo sus dirigentes, y por conveniencia. Saben que si el general Onganía firmó su "certificado de defunción": hace cuatro años, en algún momento volverá a recurrirse a ellos: es un método conocido. Por el momento, viven en una clandestinidad pública, aunque quizás añoren la falta de sus edificios y comités, transferidos al Ministerio de Educación por una Ley de 1966.

Para un manojo de ciudadanos terminó la añoranza el jueves pasado, cuando se inició la demolición de la casa de Cerrito 366, Buenos Aires. Allí, luego de alojarse en el pasaje Seaver y la calle Bartolomé Mitre 955, instaló su cuartel central el Partido Laborista, en noviembre de 1945. En esos días, un coronel de 50 años, vestido de civil, llegó a inscribirse; le habían reservado la ficha número uno, que él, Juan Domingo Perón, esgrimió sonriente bajo la mirada de Luis F. Gay y Cipriano Reyes.

Sin embargo, la hora más gloriosa del local fue el 14 de diciembre, cuando desde sus balcones se proclamó la fórmula Perón-Quijano. Debía celebrarse el acto en la plaza de la República; una tribuna se alzaba, para los oradores, al pie del obelisco. La muchedumbre —que llenaba tres cuadras de la avenida 9 de Julio, una cantidad nunca vista en la historia del país— derrumbó la tribuna.

Según La Prensa, "muchos concurrentes vestían indumentarias que habitualmente no se observan en Buenos Aires, luciendo simples camisetas y cubriéndose de la llovizna con arpilleras". Hacía calor esa tarde; cada veinte metros emergía de la ola humana un palo con una camiseta atada encima. "Sube la papa, sube el carbón, y el 24 sube Perón", entonaba el gentío. Sólo a las nueve, y en la sede del Partido Laborista, empezó la ceremonia.

"El Líder no podrá sacarse el saco porque padece de un resfrío", anunció el locutor. Perón, un impermeable sobre el goteado traje blanco, se asomó al balcón, a la selva de antorchas —diarios encendidos—, al mar de ovaciones. Sin embargo, leyó su discurso —con anteojos— desde el interior del local, junto a la ventana.

Un año después, el Partido Laborista se resistía a integrarse en el movimiento único que Perón ordenó formar: su decadencia fue veloz y rotunda, tanto como su apogeo. El exilado de Puerta de Hierro acaso haya sentido nostalgia al saber que el edificio donde hizo su debut político dejará paso a un hotel de veinte pisos.
revista Periscopio
19.05.1970

ENIGMAS
UN REVUELO DE FALDAS

Los fabricantes de telas y ropas femeninas esperan que én Buenos Aires, con el invierno, las maxifaldas ganen la batalla contra las minis, pero tendrán que armarse de paciencia —y lo saben— porque la mujer argentina no se decide, todavía, por uno u otro largo.
Hasta el momento, hace lo que quiere; sin embargo, la maxi prevalece en escaramuzas en las lides nocturnas y en reuniones sofisticadas, e inclusive ya se zambulló en la calle Florida. El término medio de la falda a la rodilla, en cambio, no parece haber prendido, si bien es posible apreciar la aceptación salomónica de la 'mixi', es decir, la combinación de maxiabrigo con minifalda.
Son aquí y en todas partes las más jóvenes las adictas a la moda corta. "Aunque me tildaran de la última ridicula del mundo, jamás dejaría la minifalda", dice con vehemencia María Elba Mamberto, 21, secretaria. Loló Fernández Cart, 16, estudiante, es más despectiva: "La maxi es una solución para chuecas y un abrigo para friolentas".
En Francia la lucha por la longitud de los ruedos se maneja con cifras definitorias y dramáticas: mientras en noviembre y diciembre las grandes tiendas habían vendido tapados largos a un ritmo previsto —alrededor de un 15 por ciento—, la maxifalda no proporcionó mayores ingresos en la primavera y el verano, fuera de ciertos artículos júnior, de estilo: los impermeables, por ejemplo.
Pero a las faldas largas nadie las quiere; sólo un 5 por ciento de las
maxis —sobre un 15 en stock— ha encontrado compradoras; claro que en Francia la primavera, según los sociólogos, influye para que las mujeres se sientan más atraídas por la comodidad. El asunto, como se supone, atrajo a las encuestas; la realizada por Sofres e Ifrop, a pedido de la Federación Francesa de las Industrias de la Vestimenta Femenina, comprobó que un 82 por ciento de las francesas opta por la falda corta con el beneplácito del 84 por ciento de los hombres.
Una de las razones principales de las adictas a la mini, es la sensación de libertad que les produce; algo que no comparte en Buenos Aires el inefable Eduardo Angel Bergara Leumann, 38, para quien la libertad es "una cuestión de cabeza y no de piernas"; cree que la maxi ya está impuesta "y con justicia porque representa una impasse de sobriedad y probablemente de mayor femineidad".

HABLEMOS DE MEDIAS
Si la maxi llega a imponerse, ¿qué ocurrirá con las medias? Esto no deja de ser un problema para la tan popularizada enteriza (hasta la cintura) que ostenta una vasta gama de denominaciones: Can-Can, Medias-lip, Media-Bombacha, Pantyhose, Sliphose. Todo parece indicar que no, para tranquilidad de los manufactureros, que se han lanzado a una campaña competitiva; es que a pesar del erotismo masculino y del tabú del portaligas, las mujeres no transan, aunque se venda tres veces más cara que la media común. Alentados, los fabricantes creen que podrán llegar más lejos con las medias Tight o Body-Stocking, que cubren todo el cuerpo, como una malla. Aun en el caso del triunfo de la maxi, el mercado de las enterizas no se verá afectado, pues una variante de la falda larga es el tajo de la cintura a los pies. Para Bergara Leumann hasta cabe otra audacia: la maxi-verde, transparente.
Sin embargo, sería ingenuo desestimar la embestida de la maxifalda que se muestra en decenas de desfiles de modelos; así, en una muestra en el Centro Cultural del Teatro San Martín, al abrirse la Semana de la Moda, se vieron 75 faldas y una sola mini. Más llamativo que eso fueron todavía las interpretaciones en las que se enredaron sociólogos y modistas, poco antes, sobre la versatilidad femenina; algunas, indescifrables, como la del psicólogo Juan José Berruezo, para quien la moda es "una cuestión de piel"; otra: "La cosmética reduce las diferencias entre las clases sociales". La acuñó Giselle Zapac (55), sobrina de Helena Rubinstein.
PERISCOPIO Nº 36 • 26/V/70

 

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las faldas
 
Tato Bores y Rita Pavone
Tato bores y Rita Pavone

 

 

 

 

 

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