MODELOS
EL GANCHO DE LO INUSUAL
Los días de semana el espectáculo comienza a las siete y se extiende
hasta las nueve; los sábados, en cambio, se inicia a las ocho y las
luces se apagan a la una de la madrugada. Dentro de ese horario, con
sólo pasar por Lavalle al 600, se puede contemplar a Franco Neri,
26, Gustavo Navarro, 24, Héctor Furnari, 23, José María Mastronardi,
30, Carlos Alberto Roig, 24, Marta Moyano, 21, y Amalia Ayerza, 23:
encerrados en una vidriera, en los altos de la camisería Rigar's,
exhiben los productos de la fábrica, imitan poses con forzada
reminiscencia egipcia y torturan cuerpo e imaginación para romper la
casi obligada monotonía de la muestra.
"Es mucho más efectivo que la publicidad: los días de semana, en las
dos horas que tenemos a los modelos, pasan 15.000 personas; los
sábados, 50.000. Cuando inauguramos el negocio publicamos avisos en
La Nación, ¿quién los leyó? En cambio, todo el mundo comenta esto",
se alegra Armando Gostanian, 37, copropietario del negocio. La idea,
en realidad, no es nueva: en Europa hace años que se la lleva a la
práctica con mucho mayor audacia que en Buenos Aires; Gath & Chaves
también suele congregar gente frente a sus vidrieras con el mismo
recurso.
Claro está que para poder llevar a cabo este tipo de promoción hay
que tener un local que se preste, y confianza en la efectividad de
lo inusual. Para los modelos, la idea les abre nuevas perspectivas:
algunos de los que. muestran camisas son recientes egresados
de la escuela regenteada por la Asociación Argentina de Modelos. "Al
principio la Policía nos exigió permiso municipal. Pero en la
Municipalidad nos dijeron que esto no es un espectáculo ni nada que
se le parezca; así que no tuvimos ningún problema", señala
Gostanian.
"Es una experiencia hermosa —exagera Amalia Ayerza que, aparte de
exhibir cuerpo y camisas, invierte su tiempo en la Facultad de
Ingeniería—; una cosa es trabajar para cincuenta o cien personas, y
otra muy distinta para gente que pasa constantemente." El trabajo,
al parecer, depara satisfacciones personales y, para llevarlo a
cabo, se necesita la concurrencia de esotéricas dotes intuitivas:
"Hay días en que una siente que debe estar seria, y otros en que se
hace imprescindible demostrar simpatía", confiesa la Ayerza.
En el sector masculino las cosas parecen agradables. "¿Inhibición?
Ninguna —confiesa Mastronardi, que dejó la aviación civil por el
nuevo oficio, quizá más rentable y definitivamente más seguro—. Uno
hace lo suyo igual que en cualquier parte." Sin embargo, los fines
de semana algunos muchachones se congregan al pie de la vidriera
para poner en duda —acaso estimulados por los refinados movimientos
que intentan los modelos— la virilidad de los exhibidores. Todos lo
toman como un gaje del oficio. "Aquí —los defiende el patrón— no hay
homosexuales. No quiero que la gente se haga ideas equivocadas.
Además, no me interesa la clientela equívoca."
Mientras tanto, impertérritos, sus empleados siguen mostrando
camisas poco ortodoxas, amparadas bajo los rótulos "pop" y "de
vanguardia". No abren juicio: seguramente les basta embolsar los
1.500 pesos nuevos cada 30 días, monto de sus honorarios
14/IV/70 • PERISCOPIO Nº 30 • 35
Nacha
Sorpresivamente, una noche de la semana anterior, el café concert La
Fusa, vitrina del sofisticado mundo de Punta del Este, albergaba una
espectadora insólita: MERCEDES VILLADA ACHÁVAL, 60. Junto a un grupo
de amigos, la viuda del ex Presidente siguió las canciones de Nacha
Guevara, con mirada dura y rictus de desagrado. Antonio Gasalla,
participante en el show, comentó más tarde a Nacha: "¿Viste que
estaba la mujer de Lonardi?" La diva respondió: "¡Lástima no haberme
dado cuenta! Porque si no le cantaba Las damas de beneficencia!"
Periscopio, 03.02.1970
FERROCARRILES
SI SUBEN LAS TARIFAS, ¿DONDE QUEDO LA ESTABILIDAD?
—Uno a Ituzaingó, ida y vuelta.
Extendió como siempre el billete de 100 pesos y esperó, también como
siempre, que le devolvieran dos.
—Me da de menos, jefe. Son 121 pesos.
—¿Desde cuándo?
—Desde esta misma mañana, jefe.
Miles de argentinos se enteraron así, el jueves pasado, que las
tarifas ferroviarias habían sido elevadas una vez más: 25 por ciento
para distancias largas, 15 para la zona urbana; las cargas no
sufrieron alza.
''Reconozco que debió informarse a su debido tiempo", admitía el
Ministro de Obras y Servicios Públicos en la noche del martes, al
anunciar la fatal noticia. Diarios, radios y televisoras divulgaron
el sorpresivo aumento, que iba a regir 28 horas más tarde; pero no
todo el mundo lee diarios, escucha radio, mira televisión.
Sin embargo, no conviene detenerse sólo en esta cuestión formal,
porque sale desdibujado el hecho importante: la suba de los precios.
El Ministerio acudió a la eterna justificación: disminuir el déficit
de la EFA, que araña los 80.000 millones anuales. Hace lustros que
se pide a los usuarios ese sacrificio, sin que el cáncer ferroviario
mejore: ¿no llegó la hora de buscar otro remedio? Además, el
incremento de las tarifas es una manera de confesar que no existe la
estabilidad de que se ufana el Gobierno.
Un funcionario del Mitre adornó el alza con este argumento: se
uniformaron las clases (no las sociales, obviamente) ; al
establecerse el boleto único, tenemos clase única. ¡Quién sabe! En
el Roca, por ejemplo, los que viajan en coche de segunda (asientos
de madera) pagan igual que los ocupantes de vagones con asientos de
cuero verde. En el San Martín, la clase única impera desde un año
atrás; en el Lacroze, desde su fundación.
Eso sí: las terminales han sido pintadas, y florecen los carteles
indicadores de las sendas por donde los peatones deben ganar la
calle. En el Lacroze se imponen multas de 500 pesos a los que crucen
las vías en busca del subte o los colectivos. Los Gobiernos del
último decenio suelen enfrentar huelgas ferroviarias; ninguno pensó
que quizás algún día haya huelga de pasajeros.
Revista Periscopio
23.12.1969
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