Revista Periscopio
17 de febrero de 1970 |
EL ROMBO DE IKA-RENAULT
"La idea surgió en México, se aprobó en Francia y se decidió
aplicarla en la Argentina. Nunca creímos que los argentinos pudieran
hacer en sólo cinco meses un trabajo que en otros países tardaría
aproximadamente cinco años." El elogio deparado a la Argentina, algo
raro en estos tiempos, proviene de Jean Gabriel Terramorsi, director
de Merchandising y Publicidad Internacional de la Régie Nationale
des Usines Renault.
Los trabajos realizados no fueron cosa sencilla. Hubo que modificar
los locales de los 250 concesionarios ika-Renault desparramados a lo
largo del país. La Nueva Identificación, cuyo objetivo es simbolizar
las actividades de una empresa "dinámica, progresista, moderna y
seria", tiene como motivo central el Rombo Renault. Este, diseñado
de acuerdo a normas internacionales, lleva los colores blanco, negro
y amarillo.
En tres meses fueron adaptados los locales de todos los
concesionarios de Capital y Gran Buenos Aires. En dos meses más se
completarán los del resto del país. El objetivo se está cumpliendo:
presentar siempre, y por todas partes, el mismo rostro "romboidal".
LA CIUDAD
SALVESE QUIEN PUEDA
"Dos más dos son cuatro; éste debe ser el lema del pueblo
argentino."
La frase la pronunció el Intendente Manuel Iricíbar, un general
retirado de 58 años, en octubre último. Entonces entregaba
departamentos, en Flores Sur, a 1.300 familias desalojadas al
prolongarse la Avenida 9 de Julio, entre Belgrano e Independencia.
Era la primera etapa del proyecto que ampliará el vital conducto
hasta la aristocrática Libertador, por el Norte, y la industrial
Caseros, por el Sur. Hacia 1972, los viejos edificios que aún la
aprietan habrán sido derruidos y la 9 de Julio será —por fin— el
"pulmón" de la ciudad.
Con su frase, el Alcalde pretendía, sin duda, que las primeras
víctimas de la piqueta comulgaran con su realismo a todo trance: el
ejemplo, no importa a qué costo, debe servir como divisa a los
"nuevos argentinos".
Es que el arranque había sido difícil. Al anunciarse, en 1967, que
se continuaría con los trabajos de la 9 de Julio, los vecinos
afectados se empeñaron en áspera campaña de protesta. Vivían
arracimados en inquilinatos antiguos, "conventillos" sin mejoras
durante treinta años, cuando Mariano de Vedia y Mitre condenó a
muerte los edificios que debían dejar paso a "la avenida más ancha
del mundo". Esa gente vivía mal, es cierto; pero pagaba alquileres
bajos y estaba a un paso del centro. Una red de baratillos y
quioscos mantenía a muchos jubilados.
Erradicarlos fue una proeza de Iricíbar (y del presupuesto), pues
sólo la demolición demandó 1.300 millones de pesos moneda nacional.
Las expropiaciones sumaron otros 1.000 millones, y una cifra similar
la erección de los monobloques de Flores Sur, en la calle San
Pedrito, entre Crisóstomo Álvarez y Balbastro.
Tres meses atrás, el Intendente daba otra vuelta de tuerca: una
legión de encuestadores levantó el censo de las familias de la zona
que irán a engrosar la legión de desalojados. En está etapa les toca
a unas 1.500, cuyos juicios de expropiación ya están en trámite.
Mientras tanto, las flamantes computadoras de la Municipalidad
devoran millares de datos para fijar indemnizaciones que los
propietarios, en su mayoría comerciantes, seguramente no aceptarán,
Periscopio quiso conocer el censo y las estadísticas que lo
acompañan, pero fue en vano; las autoridades han tendido un velo de
misterio sobre el tema, lo que aviva la desconfianza de los vecinos.
La semana pasada, Iricíbar firmaba la Ordenanza 24844, que ordena el
avance de Independencia a Caseros.
LA PIQUETA FURIOSA
Para los próximos desalojados, la Comisión Municipal de la Vivienda
tiene departamentos terminados en Flores Sur y el sector C del
Barrio Almirante Brown, frente a la autopista Ricchieri. Algunos
irán al Lugano I, un complejo de edificios de 14 pisos, cuya
construcción está adelantada. Totalizado el plan de nuevas
viviendas, habrá capacidad para 12.000 familias; por el momento, sin
embargo, sólo se podrá alojar a 3.808. Los más humildes tendrán como
opción Ciudad General Belgrano, un centro de 3.024 casitas perdido
en La Matanza.
El plan contempla, además, el ensanche de las avenidas San Juan e
Independencia; allí las expropiaciones demandarán unos 1.000
millones de pesos "viejos" por cuadra. Para Iricíbar, la mayor
concentración porteña está en el sector Sur, donde circulan
diariamente 64.000 vehículos, contra 34.000 en el Norte. Concluida
la 9 de Julio, cesarán —se cree— los problemas de circulación que
ahogan el tráfico con Avellaneda y su zona de influencia.
Es fácil advertir que el problema de la vivienda se agravará a
medida que avancen las obras: suman centenares los edificios que
caerán bajo la piqueta, y aunque Iricíbar prometió que ésta no
volverá a funcionar sino cuando ese problema social esté resuelto,
son muchas las dudas que flotan en el aire.
El Intendente suele espetarles a los medrosos inquilinos:
—Hace dos años, ustedes nos miraban como enemigos, ¿no es así?
Para borrar tal impresión, la Comuna tendrá que ofrecer adecuadas
compensaciones, después de los nuevos lanzamientos. Y hoy por hoy,
nada está claro.
Todavía es mayor la impresión de inseguridad —de aventura— que
trasciende del ambicioso plan de remodelación integral del Barrio
Sur, ya empantanado en cuestiones de intereses y sospechas. El
jueves pasado, el Secretario de Gobierno, Héctor F. Guevara —a cargo
del Municipio durante el veraneo del titular—, intentaba desvirtuar,
en conferencia de prensa, la impugnación de la empresa consultora
escogida por el jurado y luego relegada por decisión de Iricíbar.
Guevara luchó como un toro, pero sólo consiguió poner en evidencia
la extraña disparidad de criterio entre el Lord Mayor y los jurados
que él mismo designó.
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Extensión de la 9 de Julio en el año 1965
(los nombres son los actuales) |
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Extensión de la 9 de julio en 1940
(los nombres son los actuales) |
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