Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

 

Misceláneas
1970

 

Revista Periscopio
13 de enero de 1970

El alboroto estalló minutos antes, cuando Marta Minujín, 28, decidió proyectar sobre una pantalla varios slides que la mostraban corriendo por las calles de Nueva York, pésimamente fotografiada. El teatro Payró, de apenas 150 localidades (en San Martín y Córdoba, Buenos Aires), congregó a más de 500 exaltados, la tarde del martes 13; es difícil que olviden lo que allí sucedió. El Festival de la Vida — Light Show, nombre con que fue bautizada la mojigatería, cayó en el ridículo. Mientras feroces altoparlantes atronaban con música india, tubos misteriosos exhalaban incienso.
Un camarógrafo de televisión preguntó qué significaba esa "ve" que hacían Ios hippies con los dedos; amor, le contestaron. La sabiduría del obrero restalló como un látigo: "¡Ma qué amor ni amor! Esa es la ve de la victoria que usaban los ingleses". Cuando se inició la exhibición de figuras del Kamasutra, ciertas damas se retiraron soponciadas; al final del aquelarre se fumigó la sala con DDT. Peque Solari, locutora del Canal 13, alcanzó a dialogar con Marta:
—¿Qué es esto?
—La vida, esto es la vida.
¡Y que lo digas!

Revista Periscopio
20.01.1970

GENTE JOVEN
EN LAS HUELLAS DE VIOLETA RIVAS

Por momentos parece una heroína de historietas. A veces, solamente una actriz de cine, pero de un film de piratas, claro. Tiene ojos hermosos y dientes desparejos; tal vez por eso prefiera sonreír con las pestañas y hablar con el cuerpo. Ondulando dentro de sugestivas blusas y pantalones de jersey, Roi Escudero, 23, amenaza con convertirse en "una de las primeras figuras de la canción popular".
Su pequeña historia, relatada por ella misma a Periscopio, dice así: "Pasé demasiado tiempo, años, intentando hacer cosas que, en realidad, no me interesaban demasiado. Primero me dediqué a la pintura, después me hice modelo y luego ensayé con la decoración; pero ninguna de esas actividades llegó a absorberme. Cuando realicé mi primera exposición (en Nordiska, durante 1968) me di cuenta de que mis propios cuadros ya no me interesaban. Es que llegaban al público después de meses de haber sido realizados, y yo en ese momento ya era totalmente distinta. Todo eso me parecía injusto. Como modelo la cosa fue más divertida, pero no me bastó. Algunas notas de moda, como la que realizamos en Cartagena, con Jorge Damonte, fueron gratificantes. Mi criterio como profesional era elitista, hasta que hace un año, por casualidad, fui a un baile en el Club Huracán, donde cantaba Sandro, y resultó una noche inolvidable: aprendí cosas que antes desconocía. Advertí que allí estaba la verdad. Esos jóvenes, vestidos sin ningún tipo de inhibiciones y bailando más allá de cualquier moda, me hicieron dar cuenta de que ellos serian los destinatarios de mis futuras actividades. Por eso trato de ir a esos bailes con frecuencia, pues allí se hace legible una serie de fenómenos que, para quienes pretendemos hacer algo, y sobre todo cantar, no podemos desconocer. Para mí es como una escuela, es estar en contacto con quienes quiero comunicarme. Por supuesto, sin subestimarlos. He visto por televisión cantantes que interpretan temas escritos por y para infradotados. Claro que tampoco me interesa ser una cantante seudointelectual, para conformar a la gente que vive en un radio de veinte manzanas, como hace Marikena Monti".
Por ahora el éxito de la Escudero sigue siendo como modelo publicitaria. Dentro de pocos días su atractiva silueta venderá, desde las pantallas de TV, el último producto de Ford: se trata de un corto en el que hace pareja con el modelo francés Claude. Ambos regresan en un elegante Fairlane después de pasar la noche juntos. Es ahí donde ella ha logrado injertar su nuevo arte: una de sus composiciones, Cuando caiga la noche, sirve de fondo musical, cantada por ella misma. Ahora espera ansiosamente la reacción popular: "Yo reúno las condiciones necesarias para captar al público —se jacta—; fíjense que desde el surgimiento de Violeta Rivas no apareció otra estrella femenina con tanta popularidad. Ahora las exigencias son mayores y se busca un tipo más sofisticado de cantante, por eso me tengo fe". No hay dudas que la Escudero tiene condiciones de diva y que sabe dónde está el secreto: como la Rivas en sus comienzos, también se fotografía en fiestas junto a un cantante de moda. El de ella se llama Donald.
Revista Periscopio
13.01.190

 

 

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Roi Escudero
Roi Escudero


 

 

 

 

 

Minujin
Minujin: todo por no trabajar

 

 

 

 

 

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